El precio de la verdad

Película de tono periodístico basada en los hechos reales de los pegotes y bulos que se inventaba Stephen Glass cuando escribía en el The New Republic de Whashington D. C para tener relevancia, estar en la ola, ser alguien de referencia en el sector del periodismo. Una cinta que cumple con su objetivo de trasladar qué ocurrió, además de explicar, no de manera muy compleja ni profunda, cómo funciona una revista de cierto prestigio como es la citada en este caso, en el aspecto de edición, corrección, contraste de información, fuentes, etc. Esa parte que revela cómo es el trabajo de un periodista de una máxima publicación es bastante interesante así como la investigación de cómo se descubrió todo el pastel.

Lo que no me terminó de convencer es el elenco de actores, sobre todo el protagonista, Hayden Christensen.

Lejos de las pretensiones de una película de tintes políticos, de investigación sobre unos hechos de grandes dimensiones; nada de eso se encuentra aquí. Se deja ver.

Yo dividiría la película en dos partes:

La primera mitad, en la que aún no se ha desvelado el meollo de la cuestión, es bastante aburrida y no transmite, Hayden Christensen no logró resaltar su personaje.

La segunda mitad en la que se ha desvelado las andanzas del personaje principal, resulta interesante, reveladora.

Y yo creo que hay muchos Stephen Glass por ahí en diversas profesiones, que por uno u otro motivo ladean la verdad, a veces hasta innecesariamente, yo conozco uno, pero contrariamente al personaje de esta película no le pasó nada, cuestión de jefes o de influencias, y son un pelígro cuando actúan sin ser descubiertos.

Muy buena, muy atrapante, tiene una interesante historia real y buenas actuaciones de jóvenes talentos.

La película cuenta la historia de un tal Glass, hombre que tuvo reputación en la revista the New Replublic, pero debido al cansancio, estudios simultáneos, prisas o necesidad de alarde profesional empezó a inventarse las noticias que vendía como escandalosas. Los afectados empezaron a quejarse y el director dejó pasar pequeñas noticias para defenderlo. Cuando las cosas subieron a mayores y se inventó una conspiración de piratas informáticos auspiciadas por empresas del sector, el director de la revista ordenó un control de las fuentes, datos, fechas y se llegó a la conclusión de que el periodista Glass había inventado la noticia, lo que quedó confirmado cuando el propio director acompañado de Glass fue al lugar donde decía él que se había producido la concentración de piratas y el director comprobó que era una pura superchería. Glass fue despedido del tirón y la revista siguió defendiendo los principios de aplicar filtros sucesivos en la comprobación de la verdad de sus publicaciones.

La historia en sí es interesante, pero el guión y el desarrollo del tema es un poco plasta. Los actores no son competentes y el director de la película tampoco. Abruma la cantidad de nombres, las mil y una llamadas telefónicas, las mil y una entrevistas, de manera que muy pronto el espectador se despista y empieza a desinteresarse. En este caso, siendo del máximo intereses la veracidad de la información periodística y la comprobación de las fuentes, sin embargo la cinta no está a la altura de las circunstancias.