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El precio de la verdad

Drama En 1999, Stephen Glass, un joven y prometedor periodista de Washington, cae en desgracia cuando se descubre que la mitad de sus reportajes son pura invención. Fue poco después de ser nombrado director de The New Republic, cuando Charles Lane lo despidió por haberse inventado un artículo que apareció con el título "Hack Heayen". Se trataba de un artículo apasionante y de rabiosa actualidad que describía minuciosamente las andanzas de un ... [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
15 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shattered glass es una película desigual: por un lado es un filme muy interesante sobre cómo se hace el periodismo actual... o, mejor dicho, el periodismo de siempre, porque es hecho por hombres, con ambiciones y propósitos personales, más allá de que se insista en otras cosas. Por otro lado es un filme pobre en cuanto a lo que se impone como historia, con una narración pobre, aunque con recursos actorales de buen nivel.
La anécdota es simple: un joven que posa de brillante y ejecuta su carrera periodística sin que nadie se entere de lo que realmente ha querido hacer en The New Republique. Sin embargo, su ascenso vertiginoso tiene también una terrible caída.
Como documento para estudiantes de periodismo creo que puede ser una valiosa lección. Como reflejo de lo que es un actual estado de las ambiciones de los jóvenes en las salas de prensa puede funcionar como una necesaria advertencia.
Valetamayo
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20 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que hoy, en el mundo de los bulos, las fake news y los periodistas politizados que dan informaciones falsas para perjudicar a su adversario político, inventarse historias para entretener a la población y publicarlas en un medio de comunicación puede parecer poca cosa, o incluso algo inofensivo, pero lo cierto es que el caso de Stephen Glass es uno de los escándalos periodísticos más conocidos de los medios americanos.
Billy Ray nos cuenta la historia de este peculiar reportero (que, a día de hoy, no trabaja como periodista, sino como abogado en una firma en Beverly Hills), y lo hace de una forma ciertamente extraordinaria. El guión es inteligente, certero, muy bien desarrollado y con un gran respeto por todos los personajes, incluido Glass, a quien retrata no cómo un jeta mentiroso y un fraude, sino como a alguien muy necesitado de admiración y revestido de un cierto infantilismo, pese a sus veintitantos años de entonces. Ese carácter infantil lo interpreta muy bien Hayden Christensen, que no siendo un superdotado de la actuación y habiendo llevado una carrera bastante desgraciada desde Jumper y hasta ahora, realiza un trabajo estupendo, lleno de matices y de humanidad (ver cuándo pide a Lane que lo lleve al aeropuerto o a su reacción cuando se le pide que identifique los artículos inventados o falseados). Además, el ajustadísimo metraje y el buen ritmo ayudan a que la película se vea sin problema y manteniendo en todo momento su interés, que es mucho.
Sin embargo, el amo de la película no es Christensen, ni tampoco Hank Azaria, o Chloe Sevigny, o una fugaz Rosario Dawson. El amo y señor de la película es un soberbio Peter Sarsgaard, que está simplemente extraordinario en la piel de Charles Lane, el traicionado editor de Glass. No hay que descubrir a estas alturas a un actorazo como Sarsgaard, pero en El precio de la verdad está maravilloso, lleno de fuerza, carisma y, sí, también mucha humanidad, la del amigo engañado y el periodista frustrado.
Tal y como dijo Javier Ocaña en su crítica para El País, está mejor escrita que dirigida. Billy Ray, que sólo ha rodado dos películas posteriormente (entre ellas el remake de El secreto de sus ojos), era un debutante en 2003, y la verdad es que se nota que no tiene aún madera de artesano ni de visionario ni de virtuoso de la cámara. Su realización es bastante televisa, con plano-contraplano todo el rato y sin aportar apenas ningún plano más elaborado. Además, tampoco ayuda la impersonal dirección artística, hasta el punto de que algunos decorados parecen reciclados de Cage & Fish, el despacho de abogados de Ally McBeal.
Pero sin duda, nos encontramos con una de las películas más certeras e infravaloradas de principios de los 2000, un feroz retrato del periodismo más falto de escrúpulos (aunque sus resultados ahora nos parezcan inofensivos) y una historia fantásticamente escrita e interpretada. Muy recomendable.

Lo mejor: El guión, fabuloso, y los actores, especialmente un magistral Peter Sarsgaard, sin olvidar al mejor Hayden Christensen que hemos disfrutado.
Lo peor: La realización es algo plana y los decorados tampoco son gran cosa.
Sibila de Delfos
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9 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante, dejando al descubierto las tripas de una redacción por dentro, las filias y fobias, envidias, afán de protagonismo, compañerismo.
El poder de lo sensacionalista frente al desprecio por la sencillez de la verdad.
Quizás el protagonista, se arrepintiera, pero siempre nos quedará la duda, después de ver como actúa.
maria
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22 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notables interpretaciones de Hayden Christensen (interpreta a Sthephen Glass, periodista que se inventa las historias), Peter Sarsgaard (interpreta al director de la revista Charles Lane, que descubre que se inventa las historias), Steve Zahn (interpreta al periodista de la competencia que descubre que el artículo "el paraíso del hacker" es una farsa), y Hank Azaria (que interpreta al antiguo director de la revista antes que Charles Lane le sustituyera).

Basda en hechos reales muestra cómo un periodista conseguía engañar a todo el mundo con sus historias, hasta que se le fue de las manos y empezaron a descubrir lo que pasaba.

Muy recomendable, sobre todo porque pasó en la realidad, y nos aproxima al mundo periodístico y al método que se sigue para comprobar datos.
Boromir
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11 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película cuenta como "Stephen Glass", redactor de una de las revistas más prestigiosas y respetadas de USA, "The New Republic", tiene que hacer frente a la acusación del redactor de otra revista, que le acusa de falsear uno de sus artículos, pudiendo repercutir en la credibilidad futura de esa publicación.
Hay un “fundamento" del mundo editorial que se repite en la película varias veces, y es la “comprobación de fuentes y datos”, tanto es así, que luego me fui derecho a comprobar mis críticas, je,a ver si encontraba algún dato equivocado, (no siendo así.)
Reconozco que me gusta jugar a ser escritor y crítico de cine y por eso me pareció interesante este film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tito
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