Lo que queda del día

Si tienes sensibilidad, si disfrutas con el buen cine independiente al género, esta película te cautivará. Tiene todos los ingredientes para colarse en tu cabeza. Actualmente forma parte de esos films míticos de los que no suele hablarse, pero que cuando buscamos se nos muestran como auténticas obras de arte.
Emma Thompson magistral. ¿Que voy a decir de Anthony Hopkins? Si no la conoces, tienes que verla, estoy seguro que te gustará.

Los años 30, en los que la guerra se estaba cociendo, son testigo de la confianza ciega de un mayordomo por su señor; un mayordomo cuyo principal cometido en la vida es el cumplir con su deber, que nada falle, que nunca ningún sentimiento florezca jamás. Anthony Hopkins es ese mayordomo, y Emma Thompson es la ama de llaves empeñada en que esa regla deje por una vez de cumplirse.
El resultado es una película emocionante, que nos hace testigos de un amor, de una pasión que no explota, que permanece bajo la piel de cada uno (quizá más en la de él que en la de ella), dejándonos una sensación de impotencia y un sabor de gran cine. La historia de amor, la contenida historia de amor está acompañada de una situación cargada de mensaje político, y de decenas de connotaciones éticas.
¿Por qué no expresan su amor? Es una pregunta que muchos en la vida real se habrán preguntado.

Bonita película, melodrama lento y pausado de sensibilidad, que habla del amor sin hablar explícitamente de amor, que habla de enamorados, sin que estos se declaren su amor, que habla del amor, pero en silencio. El amor que no se concreta, porque por un lado los deberes están por encima de sus sentimientos.

Una película de emociones contenidas. Una película que contiene una de las mejores escenas de amor silencioso (la escena del libro). Grandes interpretaciones, en especial Anthony Hopkins que está excelente, y una gran puesta en escena.

Una película que va de menos a más, hasta volverse memorable.

Sr. Steven, qué bien resume toda la película en una sola frase: “En aquellos tiempos era el mundo el que entraba en Darglinton Hall”. Tiene razón, y ahora lo echa de menos, ¿Verdad?

Esta preciosa película trata de recuperar el tiempo perdido, y nos relata la historia del Señor Stevens, interpretado por el grandilocuente Hopkins, y tirando de ironía, del desenfreno constante de sus sentimientos. Un loco de la vida, vamos. El típico mayordomo servicial, cuadriculado y leal, que escucha lo que tiene que escuchar, hace lo que tiene que hacer y siempre está donde tiene que estar. Posiblemente el ideal de la deshumanización por parte del trabajo.

Pobre Sr. Stevens, está sólo y no puede sentirlo, ¿quién lo salvará? Aquí es cuando Dios (en este caso Ivory) pone en el tablero a la Srta Kenton, la ama de llaves interpretada por Emma Thompson. Sus flores y su ráfaga de humanidad hacen recordar, o más bien revelan al Sr Stevens que hay algo más en este mundo que el trabajo.

El proceso mediante el cual evolucionan los sentimientos de los protagonistas es digno de llamarse primavera. Que esto coincida con la segunda guerra mundial hace que suene raro, pero no lo es. Y cómo lo interpreta Hopkins… Madre mía.

Además, dejando a un lado todo lo trascendental, la película muestra muy bien la alta nobleza, los planos amplios de las habitaciones, las tensiones entre personajes… Es curioso ver la farándula de la alta esfera en tiempos de la segunda Guerra Mundial, y justo es eso lo que le da a la película una buena excusa para potenciar la falta de sentimientos en el Sr. Stevens, y de paso, ponerle la salsilla que todo film necesita.

Como veis, esta película es de las que se cocinan a fuego lento, pero bien cocinadas. No hace falta que el señor Stevens saliera para ver el mundo, era el mundo, él solito, quien entraba a Darglinton Hall. Y ahora, Sr. Steven, lo echa de menos, ¿Verdad?

La mejor película de Ivory, para mi gusto. Una de los mejores trabajos de Hopkins, aunque eso es difícil de calibrar con semejante actor. Lo mismo puede decirse de Emma Thompson. El reparto también brilla (como el anciano padre de Stevens). Vi esta película hace bastante y siempre quedó en mi memoria. Cuando la pesco por TV vuelvo a deleitarme con sus escenas, como aquella magistral en la que la señorita Kenton "acosa" sentimentalmente al mayordomo Stevens. Además de contar una poderosa historia de amores reprimidos, a Ivory le queda resto para mostrar hechos no muy conocidos como la simpatía de algunos aristócratas británicos por el régimen nazi. Esta peli estará siempre en mi lista de películas favoritas.