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Lo que el viento se llevó

Drama. Romance. Aventuras Georgia, 1861. En la elegante mansión sureña de Tara, vive Scarlett O'Hara (Vivien Leigh), la joven más bella, caprichosa y egoísta de la región. Ella suspira por el amor de Ashley (Leslie Howard), pero él está prometido con su prima, la dulce y bondadosa Melanie (Olivia de Havilland). En la última fiesta antes del estallido de la Guerra de Secesión (1861-1865), Scarlett conoce al cínico y apuesto Rhett Butler (Clark Gable), un vividor ... [+]
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Críticas 220
Críticas ordenadas por utilidad
25 de diciembre de 2017
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Épica superproducción ambientada en la Guerra de Secesión. Todo un icono del clasicismo que con su grandiosidad impresionó y emocionó al espectador. Una abrumadora historia de amor entre dos intensos personajes disímiles a una comunidad regida por estrictas reglas de comportamiento.

'Lo que el viento se llevó' es la crónica de una pérdida, la que padece la sureña Scarlett O’Hara (Leigh). Rica y caprichosa, el conflicto la aparta de su mundo de ensueño para que se adentre en la verdadera realidad. Rhett Butler (Gable) es la única persona en el mundo que la comprende y la quiere; y la que hará todo lo posible para llegar a conquistarla.

Visualmente espléndida y conducida por la inmortal banda sonora de Max Steiner, la obra sirve también para mostrar los horrores de la guerra. Un contexto bélico que quedó impecablemente definido en esa escena en la que Scarlett camina entre una multitud de heridos y muertos ante una andrajosa bandera sudista.

“Francamente, querida, me importa un bledo”. Y con esta frase, Rhett concluye su aventura amorosa. No fue el viento, el incendio de Atlanta o el ataque unionista a los campos de Tara lo que hizo que se llevara todo. Scarlett lo perdió todo por su incapacidad de amar. Filme inmortal.
José Manuel Barba Márquez
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9 de julio de 2013
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás para muchos no sea la mejor, pero yo la tengo entre mis favoritas, no sólo por su calidad artística, que la tiene, pero creo que junto a Casablanca es la película más popular de la historia del cine. Y ¿prqué es tan popular?, podría ser porque es una historia sencilla y narrativamente lineal, aunque de profundo calado dramático, porque tiene todos los ingredientes imprescindibles: amor, pasión, guerra, celos, vanidad y coraje ante las adversidades. Temas universales cercanos a cualquier cultura y condición social.

Esto es un espectáculo total creado por un megalómano productor, David O. Selznick el cual compró los derechos de la novela más popular en ese tiempo para filmar un melodrama épico sureño. Y que generación tras generación fue cautivando al más variopinto mosaico de espectadores, ya sea a través de la pantalla grande, su razón de ser (hubo muchas reposiciones), ya en el marco de la televisión, refugio al que se resistió a penetrar hasta 1976 en que la NBC pagó nada menos que 5.000,000 $, que era una pasta, por sus derechos de emisión, en España se resistió diez años más, se exhibió por primera vez en TVE el 27 de Junio de 1986, aunque ya corría meses antes en video.

Al ser una obra de productor, da igual que pasaran por la dirección, George Cukor, Sam Wood y la finalizara Victor Fleming, su estructura es impecable, con la maquinaria de la MGM engrasada a la perfección, legendaria música de Max Steiner, un reparto de lujo (el magnetismo entre Gable y Leigh), sin parangón en cuanto al glamour, extraordinaria dirección artística, una total epopeya americana, rivindicativo de la emancipación de la mujer mediante un fuerte personaje femenino como pocos, puede ser una de las claves de su éxito perpetuo.

En cualquier caso, tras 74 años trancurridos desde su producción no han alterado ni un ápice el placer, y la emoción con que contemplamos esta cúspide de las historias de amor sublimadas por el color, el Tecnicolor de esta película, otro de los ingredientes de su hechizo, el cielo rojo de Atlanta, la tierra de Tara, el crepúsculo junto al árbol sereno como espectador de acontecimientos. Me hubiera gustado decir algo original, pero si no lo he conseguido, al menos lo he intentado.
Antonio Morales
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8 de junio de 2005
27 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Hollywood quiso hacer CINE, hizo “Lo que el viento se llevó”. Todo el modo de entender de ese Hollywood que nos gusta está en esta superproducción, hasta el punto de que es un icono del clasicismo.
La historia de su producción es tan legendaria como la propia película. La película está firmada por Victor Fleming; pero la nómina de guionistas y directores que dieron cuerpo a esta película hablan del exquisito cuidado con el que fue planteada. Sam Wood, Val Lewton, Ben Hecht, o el mismísimo George Cukor pusieron su saber hacer en esta epopeya sureña que recorre en una historia llena de amores, odios, intrigas desde la preguerra a la postguerra americana. George Cukor fue el director inicial pensado para este proyecto, pero fue expulsado a las pocas semanas aunque continuo dirigiendo secretamente a todas las actrices. Circulan todo tipo de versiones sobre este misterio. Las más creíbles hablan de que Gable se encontraba desasistido por el director, inseguro ante una actriz tan intuitiva como Vivien Leigh, por lo que prefería a un Victor Fleming más centrado en él; otra versión habla de los inicios de Gable en Hollywood como chapero del que Cukor había disfrutado... En todo caso, no es una película de director, es una película de productor: David O. Selznick. Él y sus famosos “memorándums” dieron forma a todos los elementos que hacen de esta película un clásico inolvidable. Hasta el más mínimo detalle tenía su espacio en estos informes de obligado cumplimiento.
“Lo que el viento se llevó” es una obra maestra de principio a fin. Pese a lo extenso de su duración (casi cuatro horas), la película aguanta constantemente el ritmo, con un empaque visual reconocible (su fotografía y el diseño de producción de Menzies son turbadores) y tan pasional como la historia que narra. Todo esto acompañado de una suite hermosísima firmada por Max Steiner (incomprensiblemente no recibió el Oscar, que ganó finalmente “La Diligencia”) que encumbra y sostiene todos los imperecederos momentos de esta película. Son muchos en una película que como esta se queda en la memoria para siempre. Seguro que cada uno tenemos el nuestro; yo me quedo con la llegada de Scarlata a la estación de Atlanta: un primer plano, corta a un plano medio y a partir de este comienza la magia con un elegante movimiento de grua que va abriéndose sobre el abatimiento.
El reparto es excepcional. Nadie es capaz de imaginar a otro actor o actriz en cada uno de los personajes que sale en esta historia del viejo Sur. Vivien Leigh compone magistralmente el que quizá sea el papel femenino mejor escrito de la historia del cine; pero es tal la hondura con la que están retratados todos los demás, que a cualquier espectador le será fácil especular cómo actuará cada uno ellos.
“Lo que el viento se llevó” es una pieza única, de una magnitud que sabemos que nunca volverá a repetirse, pero que seguiremos visitando para llorar, para reír, para emocionarnos con un CINE escrito en mayúsculas.
Strhoeimniano
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20 de septiembre de 2008
26 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale, con respecto a Barley y a su crítica no tengo más que decir.
Sólo recomendar un re-visionado.

Será mi mitomanía, pero esta película no se puede poner en entredicho y menos menoscabar y/o menospreciar. Estamos hablando de la cumbre del cine.

Y contra lo que acostumbro (no se la voy a contar a nadie porque todos/as la habéis visto), seré breve:

No es cuestión de cinefilia... Es Dios reencarnado en (una de sus) CREACIONES.

Y a Dios pongo por testigo de que yo también soy testigo: Escarlata O'Hara es la protagonista del cine del siglo XX. No cabe duda, es una certeza matemática. Indestructible como un átomo.

Cuestionar LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ a estas alturas cada vez más bajas del séptimo arte es como cuestionar la teoría de la relatividad: nadie dice que la tierra deje de girar mañana sobre sí misma, pero es poco probable. Chitón, por favor, (y un poco de respeto), que seguramente esté interviniendo Dios, o quien sea, además de Vivien Leigh, en esta OBRA MAESTRA.
Valkiria
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11 de julio de 2007
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mis años adolescentes leí la novela incontables veces. El personaje de Scarlett, lleno de una fuerza y un coraje imparables con toda su carga de sentido común, de obstinación y de dureza, así como el galán por excelencia, Rhett Butler, encarnación del ideal de galanes de ficción, son verdaderamente hechiceros. No sólo en la novela, sino también en la película, aunque quizás yo habría elegido a algún otro actor que no fuese Clark Gable para interpretarlo. Ambos derrochan una vitalidad y una determinación a la hora de perseguir sus objetivos que destacan por encima de cualquier otro personaje.
La relación tormentosa y repleta de avatares que se va desarrollando entre ellos dos, con todo el trasfondo ideológico y sociocultural del profundo Sur estadounidense y la guerra de Secesión, en una sociedad basada en los terratenientes que poseían grandes plantaciones de algodón y esclavos, ofrece una trama fascinante. Cargada de emociones y barrida por los vientos del conflicto entre el Norte y el Sur, que borró de un plumazo el antiguo y cómodo estilo de vida basado en la economía algodonera y la explotación de los esclavos.
Margaret Mitchell, la autora de la novela, natural de Atlanta, nos ofreció su historia desde el punto de vista sureño. En medio de aquella sociedad anquilosada, Scarlett O'Hara sacó los pies del plato y se atrevió a perseguir sus objetivos con obstinación: su ilusorio y frustrado amor por Ashley Wilkes, prometido con su prima Melania; su afán por divertirse y disfrutar de su juventud pese a haberse quedado viuda de un hombre al que no amaba y con el que se casó por despecho hacia Ashley; su determinación de sacar adelante a su familia y su plantación cuando la guerra asola el Sur; su falta de escrúpulos a la hora de casarse con otro hombre al que no ama, simplemente para huir de la miseria y hacer todo lo posible por conservar Tara, su hogar. Testigo de todos sus vaivenes, sus esfuerzos, sus logros y sus meteduras de pata, está Rhett Butler, la única persona que realmente la conoce y la comprende y que está enamorado de ella tal como es, y que siempre procurará ayudarla en la sombra. Otra persona que será su más firme apoyo y que también la quiere por encima de todo, es Melanie, la esposa de Ashley, una mujer que es la encarnación de la bondad y que, para amargura de Scarlett (ya que le tiene celos por estar casada con Ashley) permanecerá siempre a su lado en lo bueno y lo malo.
Una colosal historia de amor, que se sitúa entre las más bellas de la historia y que ha sido recreada con gran brillantez en este gigante del cine. Una de las películas más esmeradas y bien construidas que jamás se han filmado.
Vivoleyendo
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