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El dilema

Intriga. Drama Jeffrey Wigand, científico y directivo de la famosa tabacalera norteamericana Brown & Williamson, descubre el secreto que la industria del tabaco oculta celosamente: las sustancias que crean adicción en los fumadores. Lowell Bergman, un productor televisivo, arriesga su carrera al invitar a su programa a Wigand, que ve cómo su vida se desmorona tras revelar la verdad a la opinión pública; pero nadie saldrá indemne de esta batalla contra ... [+]
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Críticas 72
Críticas ordenadas por utilidad
6 de junio de 2013
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran película de Michael Mann. Certera, tensa, extensa, impecable en su desarrollo e intachable en su estética. Una banda sonora memorable. Y un duelo interpretativo de díficil resolución; no se sabe si es mejor Pacino o Crowe. Personalmente me quedo con el segundo, que para mí es un actor mucho más versátil. Pacino en el fondo siempre hace lo mismo: se mueve todo el rato de un lado para otro haciendo muchos aspavientos y de aquesta pose igual te hace de mafioso que de policía que de periodista, como en este caso.

El argumento supongo que ya lo sabéis. Basado en hechos reales, es la historia de un periodista y su fuente, un científico que saca a la luz el uso por parte de las tabacaleras de sustancias fuertemente adictivas muy peligrosas para la salud cuyo principal objetivo es acelerar el proceso de dependencia al tabaco. La tabacaleras quedan como el culo y este señor como un héroe que, tras una ardua lucha consigo mismo, resuelve su dilema y revela al mundo el gran secreto.

Mi problema es que yo en este contencioso voy con las tabacaleras. A ver, no es que considere que son unas hermanitas de la caridad, ni mucho menos; pero el tabaco es un negocio y estos tíos hacen lo que pueden, y sobre todo, "lo que les dejan" para rentabilizar al máximo su negocio. Y ahí está el quid de la cuestión, en ese "lo que les dejan". Porque queda claro que lo hacen porque hay alguien que les deja hacerlo.

Yo eso es lo que no entiendo. Cómo, tras salir a la luz el uso de esas sustancias peligrosísimas en un producto de consumo masivo, los gobiernos siguen permitiendo su venta tan ricamente. Pones un negocio de hostelería o de venta de alimentos y tienes un día sí y otro no a los inspectores ahí para comprobar que no te has saltado la menor norma de higiene en el trabajo, pero llegan éstos, le meten veneno a mansalva a su producto... y ahí no entra ni un inspector, tú. Ya le pueden meter matarratas, que como es un negociazo vía impuestos, les dejan que vendan legalmente y sin el menor obstáculo la mierda que les dé la gana. Y los malos de la película son las tabacaleras? O por lo menos, son los únicos malos?

Y luego está "la pobre víctima", el fumador. Porque no olvidemos que todo este asunto tenía como finalidad última el terminar culpando a las tabacaleras de los cánceres que su producto provoca. Todo el mundo sabe a estas alturas que el tabaco es una droga fuertemente adictiva, que lleva sustancias peligrosísimas y supercancerígenas destinadas a que la nicotina llegue antes al pulmón y lo machaque con más brío. Y la gente sigue fumando igual. Desde cuándo nadie se ha echado para atrás al consumir una droga porque conozca los peligros que puede correr.

No, mire usted. Yo he sido fumadora un montón de años y un buen día me harté de ser esclava de un cacho de mierda liado en papel y lo dejé. Y jamás he echado la culpa a nadie de mi vicio; fui adicta porque me dio la gana y dejé de serlo cuando me dio la gana. Yo soy la única responsable de las consecuencias que mi adicción tuviera o pudiera tener en el futuro sobre mi salud, y abomino de todo intento de culpar a nadie más de lo que yo he hecho, porque he querido y cuando he querido.

Y por eso esta película, por muy impecable que cinematográficamente pueda ser, que lo es, me parece falsaria, deshonesta y tramposa. Lanza un mensaje peligrosísimo al espectador: no te preocupes, no es culpa tuya que fumes tres cajetillas al día de esa porquería que te metes en el cuerpo; la culpa es de los hijosdeputa que te han creado la adicción en contra de tu voluntad. Tú no sabías, tú no querías, tú eres un buen chico. Y un cuerno! Puede que ese mensaje valga en una sociedad infantiloide como la norteamericana, pero conmigo no cuela
Talía666
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1 de enero de 2014
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película aborda unos temas no tan originales como otros críticos afirman. Un hombre solo que sabe algo y se enfrenta al sistema ayudado por el periodista revolucionario (de esos que en la realidad casi ni existen). El desarrollo de la película es lentísimo 150 minutos se hacen demasiado para las pocas y predecibles cosas que ocurren.
Pablofg8
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8 de enero de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El dilema es la obra maestra oficial de Michael Mann, debido a los prejuicios que siguen unidos al cine de acción, ya que en conjunto, su carrera se muestra apasionante, incluyendo ese tríptico magistral que componen Heat, Collateral y Corrupción en Miami. Con estas, comparte en esta obra, que deja en parte la acción a un lado para mostrar un drama de crítica social e institucional, además de los recurridos recursos visuales del director, la descripción de dos hombres al límite de lo moral y al límite de la propia cordura, en un universo dominado por la testosterona de traje, por hombres grises de oscuras ambiciones obligados a asumir y a enfrentarse a las circunstancias y al propio sistema en el que están inversos y del que son en parte reponsables.

Pero si en aquellas cintas el arma de destrucción era la clásica pistola, en esta es el humo, la nicotina, por lo que la destrucción de la que estos son partícipes afecta a toda una sociedad como una onda espansiva. Pero además de la industria tabacalera esta cinta habla sobre el periodismo como arma de manipulación y/o de liberación de un pueblo que en parte sigue siendo tan manipulable como en tiempos anteriores. Pero El Dilema habla además de la verdad, de su importancia y de las cruzadas que son necesarias para alcanzarla. En este caso son esas dos personas, que si bien muchas veces pueden considerarse no inmorales sino amorales, son capaces de arriesgarlo todo con tal de conseguir y difundir esa verdad.

El acierto de El Dilema es lo que cuenta, pero desde luego también como lo cuenta. Sin venderse al sistema Mann imprime una personalidad propia a cada fotograma de forma que hace atractiva la historia para el gran público, con su inevitable uso de las panorámicas circulares, los planos secuencia, las imágenes quemadas y digitales.

Y como en sus otras obras maestras, porque lo son, el reparto es sencillamente perfecto, en el equilibrio y el realismo de sus secundarios y en la fuerza, valentía y entrega total de sus protagonistas. En este caso Al Pacino y Russell Crowe ofrecen uno de los duelos interpretativos más tensos, creibles, dramáticos y perfectos del cine contemporáneo, en una película que sin titubear es una de las obras cumbre de la pasada década y centenario.
jaly
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19 de enero de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película me ha parecido atípica. Los actores están muy bien, la dirección es correcta y el guión bastante compacto en sus dos partes.
Y lo de las dos partes es lo que tiene de atípico y más interesante incluso. La trama de la industria del tabaco, el dilema entre lo que como ciudadano Wigan (Crowe) debe moralmente hacer y lo que cómo padre de familia protector debe callar. Muy intenso, realista y dramático. Espionaje, secretos, acoso, mensajes velados. Pero dicha trama liderada por Wigan cuando está en su momento álgido, cuando era todo o nada, cuando las fuerzas del bien y las del mal estaban enfrentadas a tumba abierta pierde fuerza porque queda remplazada por otra: El dilema moral entre lo que el deber periodístico debe mostrar y lo que una empresa mediática debe censurar para sobrevivir a un proceso de venta es lo que prima.
Los que querían destaparlo todo ahora optan por callar, el que era animado por todos se queda solo cuando ya había dado el paso adelante, los que siempre habían tenido una carrera inmaculado en pós de la verdad se decantan por omitir.
Y a todos los entiendes. A Wigan, el hombre recto que no se olvida de que es un padre; a Bergman (Pacino), el probo periodista que no traiciona ni se traiciona; a Mike, que opta por callar porque se ve al final de su carrera, por engañar y luego sentir que ha le han dado de su propia medicina; a los ejecutivos de la empresa, que temen por la supervivencia de compañía (y de sus bonus); a la esposa, vil chupoptera que no quiere renunciar ni a su ritmo de vida ni a la seguridad de sus hijas,... Incluso puedes ponerte en la piel de los del tabaco: venden veneno, lo saben y la ocultan, pero la gente que lo fuma sabe a lo que se exponen. Aunque queda claro que un sólo camino es el correcto.
Una película buena tradicional hubiera seguido solo con uno de los argumentos, en este caso el primero, el del tabaco. La intriga hubiese aumentado centrándose en el juicio, las pruebas, los abogados, las dudas, las estrategias, las presiones.. Pero eso se olvida casi, no sabes cómo termina y el dilema sobre qué hacer entre el bien público y el privado pasa al mundo de la prensa, sobre el poder que tiene de opinión y el poder que pueden ejercer sobre ella.
Creo que está bien el ir más allá y enrevesar más el asunto, ver cuán largos pueden ser los tentáculos del poder y cuándo conviene ser diplomático. La película no se centra en un hilo, sino que se hace grande hasta extenderse entre toda la madeja. ¿Está bien?... La intención es buena aunque tal vez no remata del todo bien. Wigan queda demasiado en un segundo plano, olvidado, y la lucha de Bergman contra el mundo parece demasiado fácil y él demasiado probo y fantástico, en contraste con la cruda y realista lucha de Wigan.
En resumen: buena intención la de hacer correr la trama y ampliarla en lugar de centrala en un solo aspecto, muy ambiciosa; pero tal vez no se debiera haber abandonado la primera tanto para dar paso a la segunda que es algo ñoña.
edsangar
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1 de febrero de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "El Dilema" tiene lugar un intenso duelo interpretativo entre Al Pacino y Russell Crowe, actor por el que no había sentido hasta ahora ningún tipo de afinidad, pero que supera con creces al veterano Pacino. Realmente, en esta película Crowe se metamorfosea y se mete en el personaje de manera sorprendente, llegándote a absorber y a sumergirte de lleno en la película, a pesar de sus 160 minutos de duración (muy bien llevados, la verdad).

El estilo visual es bastante notable y el drama te mantiene en tensión durante todo momento, por no mencionar la calidad de muchos de los diálogos.

Es asombroso como Michael Mann ha seleccionado un tema cotidiano, de la calle, digno de cualquier canal documental y lo ha trasladado al cine, mezclando un cine comercial con un cine de alta calidad, en el que no tienen cabida ni los diálogos absurdos ni la violencia gratuita.
Mutiger
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