El graduado

Ben pasa desapercibido en su propia fiesta de bienvenida, nunca ha follado y vive permanentemente cohibido. Es imberbe y mide 1,65m. Es un pipa de manual.

Una viejuna le echa el ojo, y después de seducirle con unas maneras que hoy en día mucha gente (mojigata) encontraría denunciables, se lo folla.

Me voy a tirar un triple pero yo diría que el mito de la Milf nace con esta peli. Ben empieza a afeitarse, el peso que sentía en su pecho se aligera y se liga sin quererlo a la hija, la cual está unas 1000 mil veces más buena que la madre. Pon una milf en tu vida, parece decirnos el film.

La peli decae en la segunda mitad al convertirse en una comedia romántica convencional. Sin embargo, la primera parte es buenísima: describe a la perfección a una clase media a la que solo le preocupa el estatus y coger el tono de piel adecuado en las fiestas de la piscina. Como en los mejores cuentos de Cheever, los personajes nadan en el vacío absoluto mientras persiguen fantasmas como el amor verdadero y lo moralmente aceptado.

La peli está grabada con dos duros y tiene más de 50 años. Aun así, igual que una buena milf, está llena de recursos y de sugerencias que la han hecho envejecer estupendamente. La banda sonora y la escena final en el bus, cojonudas. PLANAZO

Me quedo leyendo vuestras críticas, me quedo delante del cartel, esa pierna bajándose la media, Dustin ahí como bobo mirándola, nervioso, bloqueado ¿quién no se ha sentido así alguna o más veces? Los hombres, si somos los que llevamos la iniciativa, todo bien; pero como la iniciativa la lleve ella la cosa cambia: bloqueo y cara de tonto al canto.

Me quedo delante de esta película, escuchando la música de Simon y Garfunkel de fondo, para inspirarme, porque... tengo que decir algo, tengo que decir algo obligatoriamente sobre esta película.

¿Lo dejo pasar? Al fin y al cabo hay más días.
Pero no, ya he dejado pasar muchos días y siempre paso, y tengo que decir algo de una vez.
Así que me pongo a escribir.
Cuando vi esta película, una parte de mí dejó de ser tonta, y a otra parte de mí se le cayó la primera piel de cebolla: ¿así que hay muchachos tan tímidos y cortaos como yo? pensé.

Lo primero que recuerdo de esta película (yo tendría pocos adolescentes años) es el comentario de un amigo: ¡Vaya Alfa Romeo, qué pedazo de coche, menudo iba a bacilar yo con él!

El segundo comentario es de mi madre: no veas tú esta película ¿eh Fag?
El tercero de mi padre: es inmoral. Buena pero inmoral.

Cuando mi padre decía eso de "buena pero... inmoral", o "buena pero... indecente" es que la película era buena y eso que no era de Gary Cooper o de John Wayne, y donde el protagoniosta no es un héroe sino un antihéroe que se dice: de esos héroes que hace que a uno se le vayan yendo los complejos como a los árboles en otoño sus hojas, y hace que uno, como el árbol, conforme vaya llegando al otoño, se vaya desnudando poco a poco, hasta que, como la poesía de Juan Ramón Jiménez, se quede desnudo del todo: desnudo ante la vida, ante la sociedad, ante el trabajo, los amigos, la esposa, los hijos.

He escrito ya bastante, buena parte de ello no sabía que lo iba a escribir, pero sé que mañana volveré a querer a escribir sobre esta película, pero no podré porque el sistema de Fim Affinity no permite editar.
Pero bueno, igual (se me ocurre) pueda eliminar la crítica que hoy he hecho y volverla a escribir mañana, y pasado mañana, y al mes o al año que viene... porque creo que siempre me volverá a gustar hablar y escribir y ver a Katharine Ross.

Por cierto: una vez conocí a una chica que se parecía mucho a Katharine Ross. Quise salir con ella, pero no fue posible, porque, como en esta película, ella era diez o quince años mayor que yo, y yo... un pibe atolondrao, eso sí, con sonrisa de ángel, que decía mi madre.

Uno de los clásicos del cine norteamericano de los 60, la historia de un tímido estudiante recién graduado (Hoffman) que es seducido por la madre (Bancroft) de su novia (Ross).
"El graduado" pudo haber sido enfocada como una comedia entre agridulce y puramente dramática, sin embargo (y ahí radica quizás la clave de su éxito) está enfocada como un inteligente drama de conflictos y frustraciones. Tiene un argumento que, descerebrado daría hasta para una comedia de enredo y vodevilesca, pero su notable planteamiento dramático y sus justos rasgos de humor la hacen un film muy equilibrado y que cuaja muy bien en pantalla la plasmación de contradictorios sentimientos (culpa y amor, deseo y rabia).
Supuso el estrellato de Hoffman quien interpreta bien su papel pese a que no le considero el actor idóneo pues me resulta algo díficil de creer que la apetecible madurez de Bancroft se encapriche del escaso atractivo de éste. Por su parte, tanto Bancroft como Ross están perfectas.
Excelente e inolvidable música de Simon and Garfunkel y buen guión de Charles Willingham y Buck Henry, fue un escándalo coyuntural en su tiempo pero hoy se revela como una película considerable (lo peor es que el señor Nichols nunca ha vuelto a alcanzar semejantes cotas).

Mi padre tiene tres grandes películas preferidas.

Una de ellas es "El Graduado" (las otras son "Pretty Woman" y "El bar Coyote").

Después de muchos años echándole miradas inquisitivas al vhs y después al dvd en cuyos misteriosos interiores guardaba mi padre aquel importante patrimonio familiar, finalmente me decidí a echarle un ojo (no literalmente).

La cruel verdad es que me resultó ABURRIDA.

Los personajes, simplemente, no interesan. Y eso que Bancroft está genial como Señora Robinson, nada de extrañar por otra parte en esta estupenda actriz. Pero Señora Robinson es una tipa amargada, neurótica y necia que se sacude sus liendres existenciales a base polvetes a menores de criterio y que por tanto emite un mal karma que te feneces. Y qué decir del empanao Dustin: jamás unas gafas de buzo hicieron tanta justicia a una cara. Tras la irrupción de la hija de Señora Robinson sólo ocurre una cosa que valga la pena y que son: Simon & Garfunkel versioneando "Scarborough Fair". Lo demás, una cosa estúpida que quedaría mal incluso en cualquier comedia romántica actual americana.

Más tarde, el final pasa de pronto del pastel al pastelazo y eso le sube puntos.

En un balance general, la película puede simpatizar más o menos, pero es que es tan sumamente nada...

Ben Braddock ha vuelto a casa luego de graduarse, pero aun con un futuro incierto. En una fiesta organizada en su honor, el joven terminará por sucumbir al acoso de la esposa del socio de su padre, la tentadora señora Robinson, quien tiene además una hermosa hija, a quien Ben conocerá eventualmente, iniciando así un viaje catártico, de tropiezos, inseguridad e insatisfacción por la vida de las dos mujeres.

Una de esas cintas que ponen en el mapa la grandeza de un artista, en este caso la de dos, Dustin Hoffman y Mike Nichols, quienes construyen esta agridulce comedia, una obra emblemática de los 60s, que re definiría no solo el arte cinematográfico de la época, si no que también enseñaría el continuo avatar de la adolescencia, inmersa en aquella década de profundos cambios sociales.

Desde que inician las inmortales y cautivantes notas de “Sound of Silence”, nos adentramos en el ofuscante día a día de Benjamín Braddock, un joven sin aspiraciones y envuelto en el acoso constante de los adultos, de sus padres, de los amigos de estos, y en especial de la Señora Robinson, una insatisfecha madre de familia en busca de algo más que una diversión pasajera.

Con la ya mencionada gran partitura del dúo Simon and Garfunkel, el sesentero y nostálgico diseño de producción de Richard Sylbert, la innovadora fotografía de Robert Surtees, el admirable trabajo de Nichols en la dirección de actores, y el renombrado, afligido y tímido personaje encarnado por el gran Dustin Hoffman; hacen de esta cinta un viaje iniciativo por los hitos del séptimo arte. Un film jocoso, irreverente, y magnifico.

Pierluigi Puccini