El graduado

"El graduado" es sin duda uno de los grandes clásicos del cine, y una de las mejores películas de todos los tiempos. Mike Nichols nos ha dejado una verdadera obra maestra, con la que el espectador se engancha desde el principio al intentar averiguar como el joven protagonista va a llegar a encontrar una solución a la situación planteada.
La dirección llevada a cabo es valedora del Oscar que recibió. Mike Nichols hace que todo lo que ocurra encaje de manera precisa y sin resultar en ningún momento falso o impuesto.
Él contó con una gran actriz como es Anne Bancroft, para llevar a cabo un personaje realmente complejo; y ella realiza un trabajo increíble creando un personaje con una personalidad fuerte y capaz de hacer cualquier cosa por conseguir lo que quiere. Por otro lado arriesgó para que dos actores desconocidos en su momento, recrearan a los personajes jóvenes. Ambos hacen una pareja brillante durante toda la película. En el caso de Dustin Hoffman, su interpretación es fantástica, y en ningún momento se añora a Robert Redford; el cual iba a realizar el trabajo en un principio.
En fin, una gran película que es imprescindible de ver por lo bien creada que está, y también por el gran acompañamiento que tiene en su banda sonora, con canciones originales y ya míticas de Simon & Garfunkel.

"El graduado" va básicamente de eso, de una transformación de un joven tímido e inocente en un hombre valiente y dispuesto a luchar por lo que quiere pero en ese proceso de transformación se tratan otros muchos temas, algunos muy escabrosos y más en 1967 de cuando es la película.

Uno de esos temas escabrosos es el adulterio, el joven Benjamin, genialmente interpretado por Dustin Hoffman y cuyo personaje va creciendo a lo largo de la película es seducido por la Sra. Robinson, interpretada por Anne Bancroft que esta magnifica. La primera parte de la película es para mi lo mejor, la inseguridad de Benjamin que siente que esta haciendo algo malo pero que quiere hacerlo y como la Sra. Robinson lo maneja a su antojo, impresionantes los dos.

Después la historia se complica y no puedo contar mucho más sin destriparla, lo que si puedo decir para los que no la hayan visto es que se la recomiendo porque más allá de lo comentado antes la historia tiene giros muy interesantes hasta el final y aunque en mi opinión va decayendo algo y volviéndose un poco locura esta muy bien, y otros factores a tener en cuenta son la banda sonora que es genial, algunas escenas memorables y un desenlace de categoría, así que lo dicho, película muy recomendable.

Sólo se puede hablar bien de esta obra de arte. Empezaré con lo mejor: los planos. Qué planos tan maravillosos. Sobre todo el de la escena en la que Eleine descubre que Ben se acostó con su madre, y entonces se aleja la cámara de la señora Robinson dando a entender que se tiene que alejar de ella. Luego están las brillantes actuaciones y la banda sonora (tan repetitiva como encantadora). Y por último: la escena final. Esa que todo el mundo conoce aunque no hayas visto la película. La contaré en los datos de SPOILER.

Mike Nichols es un director con un bagaje cinematográfico irregular que abarca más de 30 años de carrera, sus trabajos en general se dejan ver aunque a veces pecan de ser artificiosos y algo vacuos, en la década de los 60 consiguió un rotundo éxito con esta película que se benefició de una determinada coyuntura social convulsa, venía precedida de otro gran éxito como fue “Quien teme a Virginia Wolf” y que le colocaron en el grupo de los directores más solicitados de aquella época.

Apoyándose en una adaptación de la novela de Charles Webb, esta película describe, entre la comedia sentimental y el melodrama costumbrista, la odisea de un muchacho universitario recién laureado y sobradamente ingenuo en el mundo de los adultos: una dama entrada en madurez (sensacional Ann Bancroft), pero atractiva y altamente sensual le seducirá, pero él caerá enamorado de su hija (Katherine Ross, la chica de “Dos hombres y un destino”); enamorados mutuamente, la madre hará todo lo posible por separarlos.

Pese a no ser una historia especialmente entusiasmante “El graduado” alcanzó inmediatamente un exitazo en todo el mundo, se convirtió en un título de referencia de los años sesenta gracias a su franqueza expositiva y a ese romper con todo (los tabúes, la burguesía, los padres, el sexo represivo, la iglesia), que coincidía con los movimientos juveniles del momento (Mayo del 68 en París). El tiempo ha sido inmisericorde con ella, en mi opinión, vista hoy, se me antoja una película astuta, pero elemental, y sus aristas más ácidas parecen algo oxidadas.

Pero el film hizo una estrella del joven Dustin Hoffman, actor camaleónico que siempre recordaré por su magistral trabajo en “Cowboy de Medianoche”, y no quiero finalizar este comentario sin referirme a la sensacional Banda Sonora de “El Graduado” que contiene unas cuantas canciones del dúo Simon & Gartfunkel que escribieron canciones legendarias para varias generaciones: “Mrs. Robinson, The sound of silence, Scarborough Fair” entre otras que forman parte de la memoria popular.

Hay películas que con independencia de sus valores estrictamente cinematográficos se comvierten en emblemas de una generación. Una de ellas es EL GRADUADO. Cuarenta y seis años después de su estreno el tiempo ha hecho mella en muchas de las razones que hicieron de EL GRADUADO algo más que una película. Pero lo que está fuera de toda duda, es que en el año 67, cuando se estrenó, supuso (junto a BONNY & CLYDE, también del mismo año) el principio de una revolución cinematográfica que se llevó por delante al viejo Hollywood para inaugurar una etapa extraordinaria en la que un grupo de jóvenes directores, Coppola, Scorsese, De Palma, Lucas, Spielberg, se adueñaron (desgraciadamente por poco tiempo) de la industria y, lo que es más importante, del público.