Blackhat: Amenaza en la red

Esperpento de película que se supone que es de acción y con intriga cibernética, que se queda a un peldaño inferior de la más mala de Jane Claude Van Danm. Los malos, además de torpes (pero muy malos), carecen de puntería al tiro con metralleta (mil tiros, ningún muerto) y los buenos son todos medalla de oro cum lauden del tiro con pistola (un tiro, un muerto).
Luego, el protagonista, se las sabe todas y solo con mirar la pantalla del ordenador te dice los números de la primitiva del 2016 al 2030.
Un espanto, lo que amenaza esta película es tu raciocinio.

Vaya por delante que no me considero seguidor acérrimo del cine de Michael Mann. Muchas son las voces que claman a favor de este realizador, postulándole como uno de los narradores más potentes del panorama cinematográfico de los últimos años. Para un servidor, su filmografía vive de altibajos pronunciados; y si bien he disfrutado de la épica clásica de "El último mohicano", la acción cruda de "Heat", el retrato casi documental que se narra en "El dilema", o el encanto del delirio pulp que era "Collateral", considero que el resto de sus títulos están impregnados de una acusada preocupación formal que le lleva a perderse buceando en conceptos básicos de la imagen, como la profundidad de campo por citar un ejemplo, dejando de lado el desarrollo psicológico y argumental de las tramas, o no atreviéndose a ahondar con verdadera profundidad en ellas.

"Blackhat", la última propuesta de Mann, parece un compendio de sus vicios y virtudes, tirando más por lo segundo que por lo primero. Una colección de elementos autorreferenciales que juegan en contra de la cinta. En primer lugar, a nivel visual, la película se muestra dubitativa, alternando pasajes donde el director sabe mostrar su maestría en el manejo de la lente, con otros de confusa ejecución en los que Mann pretende reinventar sin saber bien hacia donde orientarse, y siempre manteniendo los pies en el terreno de su estilo propio, para no asumir riesgos innecesarios. Por ello, la propuesta del realizador colapsa en un desconcertante ejercicio que se antoja más impersonal de lo que cabría esperar.

Sumido en esa confusión, el guión se contagia de esa falta de carácter, jugando a múltiples bandas sin terminar de dar con la tecla que marque el camino a seguir. Ni el thriller logra mantener la tensión, ni la acción nos lleva al borde de nuestras butacas presos de la emoción, ni se consigue crear la sensación paranoica de peligro tecnológico con ese tinte de realismo casi documental con el que se desarrolla historia. La narración se estrella en tierra de nadie y queda herida de gravedad por unos personajes mal perfilados, carentes de motivaciones profundas o de un plano más complejo a nivel emocional del que se puede desprender de la primera capa del relato, debajo de la cual sólo queda un simplismo preocupante que demuestra la falta de pasión de un film vacío en demasiados aspectos. Una carencia emocional que infecta al reparto contaminando la empatía de unos personajes que resultan insustanciales pese a las buenas intenciones de algunos de los intérpretes, como la siempre efectiva Viola Davis, o el intento de Chris Hemsworth y Wei Tang por trasladar la química que se despliega entre ambos a un espectador que, por desgracia, difícilmente conseguirá vincularse con una trama romántica que, además, resulta de lo más flojo de la película, al carecer de fundamentos sentimentales más profundos.

En definitiva, una película fallida en su intento por abordar una intriga conspiranoica que carece de la fuerza para arrastrarnos al interior del universo creado por Michael Mann, un director al que es de rigor exigirle un trabajo de mayor calidad capaz de devolverle el favor de aquellos que le posicionan como uno de los mejores directores del cine del nuevo siglo.

Para quienes no ubican el nombre del director Michael Mann, su trayectoria está marcada por los thrillers de intriga y suspenso, bien mezclados con acción y secuencias cargadas de adrenalina con un buen argumento en juego. Acá se insinúa, pero solo eso.

“Blackhat” (2015) si bien no es de lo mejor del realizador estadounidense, tiene buenos pasajes dentro de un film que como suele ocurrir en el sello Mann, se toma las cosas con calma y esta cinta de más de dos horas de duración así lo demuestra, con algunos bemoles ya que al parecer su época dorada es un recuerdo.

Chris Hemsworth demuestra otro esfuerzo por desmarcarse del rótulo de súper héroe y en esa tarea tiene una interesante mixtura con los asiáticos, tip que es un aporte en esta pasada, pero salvo “Rush” sigue apareciendo como el dios escandinavo en todos lados.

No obstante el aire oriental e informático que predomina en el film, el enganche pasa por otros factores como el protagónico o curiosidad por ocio, más que por adrenalina, profundidad de argumento u originalidad del mismo.

Puede que el casting haya sido cuestionable o el estilo hacker no sea lo de Michael Mann, pero también es injusto no reconocer la medida entretención que se puede ver. Todo esto decanta en un film regular; a ratos agotador, en otros interesante pero luego vuelve a desconcertar.

Recomendación:
Regular. Pareciera que se pudo hacer algo mejor. Lo tecnológico no se le da a Michael Mann

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com

Cual es el sello Michael Mann:
- Cámara en mano siguiendo el congote de su protagonista.
- Noches filmadas con cámaras de alta tecnología que hacen que se vea todo.
- Música atmosférica.
- Disparos que suenan cómo si atravesaran la pantalla.

Este tratamiento con un buen guión da resultados irresistibles en "Heat" y "El dilema", parcialmente en "Ali", pero si se emplean en una mal guión da lo mismo que su director tenga personalidad. Ese es el caso de este "Blackhat", que tiene momentos gloriosos, pero en malo.
Su trama sentimental es más pésimas que he visto desde la establecida por Tom Cruise y Thandie Newton.

Sala 2, 18:45 horas, comienzan los primeros trailers, empieza la película como si fueran los dibujos de Érase una vez el cuerpo humano pero dentro de los cables de un ordenador.
Pasan los minutos, la trama parece ser interesante y espero a que pase algo más apasionante.
Aparece Chris Hemsworth, esta vez no va vestido con capa y con martillo, pero no actúa nada mal la verdad.
Sigo esperando, de pronto un golpe de humor (para los que ya la han visto, momento ábaco).
Continuo esperando mientras escucho jerga de informáticos que solo entendía alguna que otra cosa (menos mal que al lado mía estaba mi amigo informático para explicarme algunas cosas).
Hablan unos chinos y leo los subtítulos, tampoco es que digan algo muy interesante pero intento prestar atención.
Comienza la acción, con cámara sujeta a una persona con Parkinson.
Pasan y pasan los minutos...tecleando por aquí, tecleando por allá, códigos para arriba, numeritos para abajo...no miré la hora en el móvil pero supuse que había pasado bastante tiempo y se acercaba el final del fillm.
Llega el desenlace, le queda poco tiempo a la película y noto que le sobraban al menos 20 minutos de metraje.
Escenas de acción con más violencia de la que esperaba y todavía el director sin comprar un trípode.
Minutos finales y The End, aparecen los créditos finales.
No tenía muchas ilusiones puestas en la película pero aún así esperaba algo más.
Esta película no pasará a la historia de las mejores películas de todos los tiempos pero sí que es un thriller que se deja ver y encantará a aquellos que les apasione la informática.