U-571

Una moderna película de submarinos técnicamente apabullante y que en ningún momento te da tregua, transmitiendo todo tipo de emociones, si bien en algún momento se echa de menos algo de pausa en ese carrusel en el que la inverosimilitud de lo que se nos cuenta y cierta ausencia de desarrollo de los personajes es otro de los puntos negativos.

Es verdad, no obstante que por esquemático y convencional que sea todo, la peli tiene gran fuerza visual y te engancha de principio a fin y sabe inquietarte, aterrarte, conmoverte o alegrarte en los momentos adecuados.

Eso sí, en el fondo todo es demasiado comercial y arquetípico y aunque sea asimismo una película trepidante, cruda e impactante, como ha dejado escrito Roger Ebert y ha recogido Filmafinity, ello no impide que al final la mirada que se nos propone sobre la guerra hasta sea algo cursi.

Producida por Dino de Laurentis con equipo en su mayor medida italiano en Italia y Malta y en Cinecittá, aunque sea de nacionalidad norteamericana, la peli deja claro también lo importante que ha sido siempre la industria italiana en el conjunto del cine mundial y que de algún modo “el que tuvo, retuvo”.

Mira que me gustan las películas de submarinos, mira que, ésta, "U-571", está bien hecha técnicamente, mira que tiene todos los tópicos -con los que tanto disfruto- del género; la angustia ante las cargas de profundidad, las alarmas de inmersión, el torpedear a profundidad de periscopio, las inmersiones más allá de la zona roja del indicador de profundidad, el reventar de tuberías, manómetros y más medidores de aguja con cubierta de cristal, incluso, el escabullirse, bajo la línea de flotación del buque enemigo. Pero, lastimosamente, todo aquello, se sumerge, bajo el excesivo grado de peloteo hacia el personaje del teniente, que interpreta Matthew McConaughey (en el caso del cocinero, esto, alcanza el grado vomitivo), alrededor del cual, gira en exceso la trama. Todo aquello, se diluye, ante, ese tanto mirarse el ombligo, a veces, algo, tan habitual, en cierto cine bélico norteamericano...

..En este caso, además, que tomaron prestado, el episodio, de una acción real, llevada a cabo por submarinistas británicos... a quienes robaron la gloria.

Tengo un dilema a la hora de valorar U-571 (la U supongo que será "Under", ¿no?). Por un lado, es espectacular. Mostow crea una oda al género de submarinos con planos a la altura de las expectativas de la técnica de su época: planografía submarina, atrezzo inmersivo y efectos que, algunas veces chirrían, como en las grandes explosiones con cámaras aéreas, pero bien, en general. Y por otro, tenemos la gran culpable de que esta película roce valoraciones bajas en comparación con otras películas de submarinos: su verosimilitud.

La coherencia brilla por su ausencia. Chirría mucho que un grupito de ~10 hombres puedan manejar un submarino, cacharro al que acostumbramos a ver tripulaciones de más de 50 hombres (creo que me quedo corto) para manejar un submarino militar. Y luego están los hechos de la trama que ocurren de casualidad o pura suerte, como cargarte un Destructor con el mismo submarino dañado que acabas de robar. Que sí, que puede pasar, pero, ¿tantas veces?

En fin, he optado por tirar por lo alto, porque vuelvo a decir, el cine no es solo guion.

Las películas de submarinos son todas iguales, como las de astronautas o bomberos. Se enfrentan a los mismos problemas (falta de oxígeno, problemas técnicos) y a similares deslealtades(compañeros inseguros).

Una película más que casi parece un guión de como no hacer una película, tenemos el submarino, pero no tenemos guión, tenemos el contexto pero no una historia. Se desarrolla a martillazos llenos de tópicos torpedeados, todos sacados de una inexactitud tremenda con la intención de "honrar" a la gente de la Segunda Guerra Mundial.

Una buena manera de perder el tiempo y aprender algo de patriotismo, ni la roca tio.

Una historia a priori interesante que se queda en el camino: Volvemos a los estereotipos del americano guapo, bueno y listo (Matthew McConaughey). Supone que en esta operación los americanos (¡por supuesto!) logran hacerse con la máquina Enigma situada a bordo del barco que da título a la cinta y empleada por las Fuerzas Armadas del III Reich en sus comunicaciones, mediante una operación a caballo entre la aventura, lo militar y el espionaje. ¿Lo mejor de la película? Para mi: Harvey Keitel. Sobrio y eficaz.

La realidad histórica es que la operación realmente fue británica y tuvo lugar entre el 7 y el 9 de mayo de 1941 al sur de Islandia. Una vez más, el cine "made in USA" hace suyas historias que no protagonizaron sus compatriotas, exactamente igual que hicieron con «Objetivo: Birmania»