El cónsul de Sodoma

Nos encontramos ante una película que pretendiendo ser una de autor sobre Jaime Gil de Biedma, un auténtico transgresor de la burguesía barceonina es más un producto comercial basado en su vida. Si el director hubiese tomado como hilo conductor su vida social y política y reservando el acento para su vida sexual nos hubíesemos encontrado con la enorme figura que fue Jaime Gil de Biedma. Aparte de esto, no me la pude creer debido a la floja interpretación de los actores que encarnan Jaime Gil de Biedma, Juan Marsé y Carlos Barral entre otros. Exceptúo la magnífica actuación de Juli Mira en el papel del padre de Gil de Biedma.

Estamos ante una magnifica película que nos relata la vida interior de un personaje, Gil de Biedma, y su vida exterior a través de la sociedad barcelonesa de los años 60, 70 y 80 del pasado siglo. Es un cántico a la realidad misma de la vida a través de un personaje sincero y honesto que lleva a cuestas, como una vaporosa carga, sus diversas contradicciones personales y sociales. Un personaje, que sobre todo intenta vivir, en toda la extensión de la palabra, como el verdadero y único motivo de nuestra existencia, entendiendo este vivir desde la sinceridad y el amor a sus principios más íntimos. Ver esta película es ver nuestro sino como seres humanos "... Que la vida iba en serio/ uno lo empieza a comprender más tarde..." De los actores, todos muy en su papel, merecen ser destacados especialmente, Jordi Mollá y Bimba Bosé, creo que sus personajes y su actuación son la columna vertebral para entender la esencia de la película. El papel que desempeña el actor que representa a su padre (no se cómo se llama) es muy interesante también. Recomiendo sinceramente ver esta película pues tiene mucha sustancia interior para reflexionar.

En un mundo denso, cargado de porquería humana, Jaime Gil de Biedma busca sobrevivir y vivir una vida que no sabe realmente como ha de ser. Lo único que sabe es trasladar a la poesía lo que está viviendo. En ese tiempo del franquismo vivía en Barcelona una élite burguesa que en desacuerdo con la dictadura franquista producían distintas formas de arte que narraba la realidad pero que no iba mucho más allá en la lucha por una democracia, y el régimen, conociendo los casos, los dejaba existir, quizás porque esos artistas eran utilizados como una prueba para el mundo de la supuesta libertad que se vivía en España. Curiosamente la película presenta una acto de revolución en Filipinas y ninguna manifestación antifranquista en España. Hay muchas canciones, la mejor introducida en la historia es “Se va el caimán” cuando muere Franco, las otras parecen querer dar a la película una cierta “qualitè”, o a lo mejor se trata simplemente de vender la película en Francia ya que esta realizada al estilo francés, con largos planos y diálogos con profunda carga filosófica a lo “c’est la vie”. No me refiero a los fragmentos de textos de Gil de Biedma que me parecen perfectamente introducidos como parte de su pensamiento. La película puede resultar algo impactante de imagen, pero la presencia y la buena interpretación de Jordi Mollá suavizan la parte truculenta de la vida del poeta.

Fea película. Floja, desvaída, tiritando de indigencia. A pesar de la, se supone casi siempre, buena intención y cariño rendido al poeta admirado.
De la ironía autocrítica y majestuosa precisión del poeta pasamos a una recreación estirada, lánguida, fofa; sin fuerza, consabida. Del carácter y la retranca sabia de Jaime a un Jordi afinadamente caricaturesco, como dejándose caer, con una sensibilidad de alcanfor. Ahí está. Mucha naftalina, huele a viejo, a acabado, a muerte, el tono, el aire, la fotografía. Plúmbea, sin vida. Con, quizás lo peor, las apariciones estelares de los amigos escritores; una colección de frases tontas y poses ridículas, demasiado almibaradas y entregadas. Un loor a la cultura de museo, enjaulada, sin alma ni sangre.
Y el sexo, ese gran problema, ese lugar de escándalo, que enfada tanto. Mal. Por obvio y primario, como quererse bañar y solo mojarse los pies, un atreverse pero solo en lo superficial, en lo más manido, una apariencia que poco dice, un no sé qué de fallido, revirado y lastimero.
Todo mal cosido, famélico. Ni la historia familiar ni la deriva política ni los menudeos genitales ni las pasiones...
Yo solo me quedaría con el recitado de sus bellos poemas y con el esfuerzo sincero por poner en primer plano a un escritor tan decisivo, prestigioso y querido como tan poco leído a pesar de su verbo reconocible e íntimo.
Jordi lo hace suyo. Y eso es bueno, y malo. Lo lleva a su terreno; una afectación pedante que no acaba de pegar con la verdad de un autor nada blando ni melifluo.
Se agradece el empeño, el intento, aunque el resultado sea tan escueto, plano y triste.

Uno ve "Amadeus" de Milos Forman y en vez de sentir lo dramático de la creatividad de Mozart siente la impotencia envidiosa de Antonio Salieri por saber entender a un GRAN CREADOR con el que no se puede comparar después de haber sacrificado toda su vida. Así podemos entender mejor la personalidad y el genio creativo de Mozart.

La película tiene esa estética de película Nouvelle Vague de sus directores de los ochenta y por supuesto tiene bastantes indirectas filosóficas y metafísicas.

Gil de Biedma fue el mejor poeta de la Generación de los 50 en España ( desconocida para el gran público), era de clase muy alta, homosexual pero discreto durante el franquismo y una persona supuestamente atormentada y autodestructiva. Y sobre todo sublime, no hay mas que leer sus poemas más célebres y las decenas de tesis doctorales que salen cada año sobre su obra.

Es una obra fallida que apenas tiene trama, solo el drama de un gran poeta que al ser un directivo vive algo alienado y esta solo a pesar de relaciones esporádicas con sus amigos, y la contradicción entre sus ideas políticas de la izquierda sublime barcelonesa (nunca mejor dicho lo de pijoprogre) y ser un privilegiado durante el franquismo.

Hay partes interesantes como cuando mantiene relaciones íntimas con jovencitos del Tercer mundo a los que apenas ayuda, lo que pretenderá demostrar cierta mezquindad, y poemas famosos suyos con voz en off cuando está enfermo y siente que va a pasar su vejez solo.

El director da la sensación que quiere imitar a esas películas de la Nouvelle Vague intimistas de personajes literarios, pero uno nunca siente un hilo conductor fuerte con el que empatizar. El director va dando bandazos por donde sienta una corriente de viento y al final el personaje cae mal. Y lo que es peor: me dan igual sus niñerías de hombre potentado solo.

Cuando uno ve a Mozart en Amadeus: trabajando solo, inmaduro, enfermo, sin que valoren del todo su trabajo que solo él sabe lo genial que es, con una esposa egoísta, completamente vulgar, gritona y problemática y siente la envidia de Antonio Salieri uno se identifica con todos los personajes, todos son dignos, aunque piensen solo en ellos mismos (no puede ser de otra manera) y son infames a la vez.
Si se ayudasen mutuamente a todos les iría bastante mejor y apenas les costaría esfuerzo, pero eso no es propio del ser humano.

Las puestas en escenas son impostadas y las actuaciones también dejan algo que desear. La interpretación de Bimba Bosé tiene momentos de traca y Jordi Mollá cumple como puede pero parece que solo imitara los ademanes del postureo de un intelectual, cuando si algo era fundamental para Gil de Biedma era lo auténtico.

Hay películas que son fallidas desde antes de empezar, uno siempre se pregunta si un guion pasa por tantas manos como es que nadie avisa al director de que un guion no tiene base dramática para interesar a un espectador.