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La rosa púrpura de El Cairo

Romance. Comedia. Fantástico Estados Unidos, Gran Depresión. Mientras Cecilia trabaja como camarera en Nueva Jersey, su marido se dedica a hacer el vago. Su única distracción es el cine, al que va una y otra vez para evadirse de la dura realidad y soñar con un mundo de champagne, trajes de noche y fiestas elegantes. Una noche, el protagonista de su película favorita, "La rosa púrpura de El Cairo", se fija en ella y atraviesa la pantalla para conocerla. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
27 de noviembre de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen nos regala una historia de amor imposible llena de originalidad más el encanto propio del director. Una película en la que el cine es el absoluto protagonista (incluyendo guiños a otras películas como 'Con faldas y a lo loco', 'Casablanca', etc.) dando siempre un cierto matiz mágico al conjunto. Los dos protagonistas lo hacen formidablemente bien, en especial Jeff Daniels asumiendo el rol de dos personajes iguales pero distintos. Y ya que estamos con las contrariedades, ésta es una película con ese toque Allen que hace que nos creamos lo más surrealista (tipo 'Zelig' por ejemplo) pero muy alejada de las clásicas tragicomedias neoyorquinas llenas de monólogos neurópatas. El final es tan duro como la vida misma, y reconozco que me impresionó y hasta sentí lástima, pero creo que la historia podría haber dado para muchísimo más. De todas maneras no hay que ser muy ducho en el tema para ver que es una buena película.
Condosco Jones
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9 de octubre de 2006
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Allen decide escribir la historia de esta camarera ingenua y soñadora que acude una y otra vez al cine para ver La Rosa púrpura de el Cairo, se encuentra ya de lleno en un período especialmente fértil desde el punto de vista creativo. Hace poco que Allen ha realizado la sorprendente Zelig, han quedado atrás ya las primeras películas del éxito y el prestigio. El cineasta americano ha encarado la década de los 80 con buen pie y puede tomar cualquiera de los caminos que ha trazado en esos últimos años. Y elige el de la comedia. Pero... Primero traslada la acción de la película a la época del glorioso blanco y negro. Opta una vez más por dejar vacante su puesto en el reparto. Y sí, La Rosa púrpura es una comedia, pero...

Allen escribe una historia de cine dentro del cine. Para el momento que desencadena la trama central de la película toma prestada/homenajea una idea que ya fue llevada a cabo en los años 20 por Buster Keaton. Un actor, al que da vida Jeff Daniels, se sale literalmente de la pantalla en la que se proyecta su película y recala en el mundo real ante la estupefacción de una reincidente espectadora, Mia Farrow, de la película. A partir de aquí se suceden las situaciones más absolutamente fascinantes del film.

Tanto a uno como a otro lado de la pantalla, los personajes entablan un verdadero pulso para tratar de solventar un desaguisado de los que hacen época. Los actores de la película tratan que el Jeff Daniels personaje vuelva a subirse a la pantalla para que continúe la trama. Los productores reales de la cinta, de que vuelva para garantizar el éxito económico de la misma. A todo esto, el personaje de Mia Farrow vive un apasionado romance con el Jeff Daniels de la película.

Allen juega de nuevo a salto de mata entre realidad y ficción. Entre lo real y lo de mentira, se inclina descaradamente por lo segundo. No hay color en la elección y además allí puedes ir a fiestas en las que poder bailar contra mejilla. Una apuesta decidida por el blanco y negro.
cassavetes
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3 de mayo de 2009
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa seria la frase que se preguntaría una y mil veces Cecilia, la protagonista de una de las películas mas bellas que nos regalo el Sr. Allen. Tiene una melancolía llena de esperanza que es muy difícil de lograr en el mundo del cine. Por un lado te estruja el corazón la vida tan gris y penosa que tiene la protagonista, tan pobre en lo humano y en lo material que dan ganas de pasar nosotros por la pantalla para abrazarla y cuidarla. Y su única alegría, lo que le da algo de sentido a esa vida tan hostil es el cine. Allí Cecilia sueña, se desconecta del brutal afuera y puede pasar de ser Cenicienta a convertirse en la Princesa. Hasta que ocurre lo imposible, su galán favorito traspasa la pantalla para declararle su amor. Si, asi de poético. Quién no lo soño alguna vez? Cuántas veces salimos del cine enamoradas hasta las lágrimas de nuestros actores preferidos? Por Dios, que bella metáfora. Y en las manos del gran Woody, como un mago, le presta algo de vida a Cecilia y le muestra que nada es lo que parece ser. Pocos films logran ese estado de gracia tan perfecto sin caer en la tonteria exagerada. El reparto brilla como ninguno y Mia Farrow logra el mejor papel de su vida después de La semilla del diablo. Película maravillosa para llevarla por siempre en el corazón.
Srita davidlynch
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26 de mayo de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cecilia se conoce la vida y milagros de esos astros hollywoodienses, magnéticos y brillantes, que en sus interpretaciones “se salen” de la pantalla.
Mientras come palomitas absorta en su butaca, “se mete” por completo en la película.
Normalmente, es una manera figurada de hablar, pero vale de forma literal para este film, en el que una gran idea permite estructurar el acostumbrado festival de gags de Woody Allen.

Alonso Quijano, desenfrenado lector de libros de caballerías, traspasó el límite entre realidad y ficción y, convertido en don Quijote, salió a recorrer un mundo transfigurado por su delirante pasión.
Algo parecido le ocurre a Cecilia con las refinadas y glamurosas películas de la RKO durante la Depresión: para huir de una vida insoportable se refugia en la sala de cine siempre que puede. Devora una y otra vez las películas: se las sabe de memoria. Las protagonizan cultos arqueólogos aventureros —el sombrero siempre puesto— y aristócratas vividores que prueban el champagne en nightclubs de medio mundo.

La disolución de la frontera entre ficción y realidad convierte la pantalla en una puerta giratoria que permite el libre tránsito de personajes y espectadores.
La fusión de ambos planos se trata como un fenómeno natural, lleno de situaciones asombrosas, desarrolladas con un derrame de ingenio.

Lo original del planteamiento no es el previsible paso desde la realidad al otro lado, sino el de los personajes ficticios al lado de acá.

A la hora de manejarse por este lado de acá, la preparación de esos personajes estereotipados tiene bastantes lagunas, relativas a la legalidad de los billetes, el contenido de las copas, el manejo de los coches; a su ampulosa retórica de trotamundos, la inexistencia del sexo, los fundidos en negro que en su mundo suelen poner fin a los besos…, mil desajustes que se traducen en secuencias de incisivo “metacine cómico”.
(Y en una destacable escena de burdel.)

Realizada con imaginación e inteligencia antes de los efectos digitales, esta encantadora fantasía que canta cinematográficamente al cine consolida la maduración creadora de Allen.

(8,5)
Archilupo
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24 de mayo de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda se trata de un producto atípico en la filmografía de Allen. En primer lugar, no está él haciendo el personaje de siempre: el intelectual frustrado que no cree en nada ni en nadie. En segundo lugar, la película te invita a soñar como sólo el cine y la música lo pueden hacer. La mayoría de las películas de Allen te dejan un sabor amargo. Esta en cambio, si bien tiene un final triste, te transporta como pocas al mundo mágico del cine. Un párrafo aparte merece el homenaje a Fred y Ginger con uno de los momentos más mágicos que produjo el cine: "Cheek to cheek" cantada por Astaire y bailada por él y Rogers en la emblemática "Top hat". LLama la atención que algunos critiquen el hecho de que no sea posible que ocurra en la realidad lo que plantea el argumento cuando sin duda el cine tuvo siempre como una de sus características más notables el hecho de trasladarte a un mundo irreal en donde los sueños se hacen realidad. Una de las mejores películas de Woody Allen, probablemente la más original, y, sin lugar a dudas, muy disfrutable. ¡ Homenaje al cine dentro del cine !
HUSTON
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