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Vida y muerte del Coronel Blimp

Drama. Comedia. Bélico En plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un anciano militar británico rememora su larga y excitante vida. Su larga amistad con un colega alemán o su desobediencia a las ordenanzas para ayudar a una bella compatriota en apuros sólo son dos episodios de una experiencia personal inolvidable. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
25 de julio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que comenzar mi crítica dejando clara mi admiración por Powell y Pressburger, los famosos "Arqueros". En su manera de concebir las imágenes, las planificaciones de escenas, el color (en los 40) y tantas otras virtudes que en esta película es difícil disfrutarlas. Primero porque no habían desarrollado al parecer, todas sus capacidades aún. Y segundo porque el guión, la trama, los personajes, no lo permiten. Entre sus películas las he valorado algunas con 7, 8, y 9.

Creo yo que es un caso de perfeccionamiento sobre la marcha del trabajo mismo. Al menos en las que vi hasta ahora. Ya en "Narciso negro" logran, a pesar de una parte media algo vaga y redundante, un clímax perfecto y apasionante. Siendo "The red shoes" una especie de clímax constante, aparte de ahondar más en personajes y sus sentimientos. Por último, en "Los cuentos de Hoffmann" ya llevan a cabo una exageración al máximo de su imaginación y capacidad para plasmarla en pantalla.

Pero volviendo a la película en cuestión...

El famoso "Súperflashback" es cierto que se agradece y se aprecia su vanguardista uso. Pero al ser sobre la totalidad de la trama, es muy fácil perder el hilo y, por lo tanto, el interés en lo que está ocurriendo.
Y yendo un poco más lejos, una vez resuelto no viene a aportar nada. No resuelve un misterio ni aclara una duda, ni provoca una sorpresa específica. Viene a pasar más o menos lo mismo que venía pasando y, en todo caso, la "sorpresa" que pudiera desarrollarse es la misma que se hubiera dado sin flashback.

La supuesta amistad recién se podría apreciar al final de la película, no creo que sea una amistad legendaria como se supone que debería parecer. Dándose situaciones bastante forzadas o al menos, que no se llegan a apreciar en pantalla. *1

Un tema que no es en realidad determinante de una buena o mala película pero que si hace muy difícil la apreciación es su ideología. Para empezar, la idealización infantil y hasta bella de la guerra. - "Este fin de semana podríamos salir a un bar, o podríamos ir a bailar... Hay una fiesta en lo de un amigo también. Y si no, ¡vamos a la guerra!".
Esta idea podría haberse dado tranquilamente en la película. Los soldados la pasan increíblemente bien y los detalles malos se los toman con chistes y risas. Eso sí, están siempre pulcros y felices y todo el mundo quiere ir a la guerra.

El palazo a los alemanes, constante y obvio, lo dejamos pasar porque es una película de propaganda y es claro que iban a hacerlo. Se hubiera agradecido que no fuera de forma tan pueril pero bueno...

Pero más asco que todo da la glorificación constante de los ingleses. Porque siendo los provocadores de cientos de guerras, en esta película lloran porque les respondieron el ataque y no se dejaron vencer con elegancia. O porque los demás no se toman la guerra como caballeros educados.

Esperaba encontrarme cosas de este estilo. Lo que me sorprendió es lo infantil de sus formas. Básicamente dicen en palabras. "Ah, los alemanes son muy malos. Nosotros los matamos pero con delicadeza. Matamos a las mujeres y niños pero no de a grupos tan grandes, o avisamos primero, o pedimos disculpas después..." La verdad no se entiende. Y al rato están glorificando el triunfo en Sudáfrica como si fuera que fueron a rescatarla y que la gente de allí simplemente les abrió las puertas. Además de otros comentarios como "No es un país extranjero, es Jamaica" o "A el se lo conoce como el rey sin corona de Arabia Saudita". Pero bueno, se ve que todos los lugares invadidos por los ingleses se sienten agradecidos de sus buenos modales y caballerosidad a la hora de matar.

Y por último, la "historia de amor". Sentí lo mismo que con la de amistad. En la amistad, claramente no solo se lo muestra más débil y fracasado al alemán, si no que el personaje de Candy se siente así. Lo mismo con el romance. ¿Qué es lo que ve en Edith que después no puede olvidar? Deben ser los ojos azules, la juventud y nada más porque en ningún momento ni siquiera se insinúa un enamoramiento ni nada parecido. El ama la guerra nomás y queda claro con sus siguientes mujeres que su deseo era alguna que lo espere devotamente en casa con las pantuflas y el jerez entre guerra y guerra y que admire su clase y como juega al polo. Perfecto pero entonces, ¿Qué romance nos quieren vender?

Resumiendo, no se que le molestó a Churchill la verdad porque no hace más que glorificar Inglaterra y sus intereses bélicos. Y toda la película parece un largo sueño húmedo de un viejo inglés como él.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nico
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20 de agosto de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vida y muerte del coronel Blimp (The Life and Death of Colonel Blimp) es una película británica de 1943 dirigida por Michael Powell y Emeric Pressburger quienes también son autores del guión. La cinta, producida en plena Segunda Guerra Mundial, se enfrentó a los problemas de censura propios de una época tan conflictiva ideológica y políticamente.

Al abordar un tema tan sensible como el honor y correcta conducta de los combatientes en un conflicto bélico, las autoridades británicas consideraron que la película no proyectaba la imagen de una Inglaterra fuerte y poderosa. Con el agravante de que uno de los protagonistas, Theo Kretschmar-Schuldorff (Antón Walbrook), es un alemán ‘bueno’ que ha huido de su país e instruye al viejo general Clive Candy (Roger Livesey) en la nueva manera de enfrentar al enemigo prescindiendo de los viejos códigos de honor y caballerosidad.

La historia abarca un periodo de cuarenta años que va de fines del siglo XIX hasta los años cuarenta del siglo XX. Clive Candy es un joven oficial del ejército británico que por su destacada participación en la Guerra de los Boérs obtiene las máximas condecoraciones. En esta primera ‘edad’, caracterizada por el idealismo y el romanticismo de la juventud, se lanza imprudentemente a una empresa caballeresca a Alemania para limpiar el ‘buen nombre’ de Inglaterra.

Su imprudencia provoca un lío diplomático del que tendrá que ser rescatado por las autoridades británicas. Pero es en esta etapa en la que conoce a las dos personas que a la postre serán las más importantes en su vida: Edith Hunter (Deborah Kerr) y Theo Kretschmar-Schuldorff, el oficial del ejército alemán con el que se bate a duelo y, posteriormente, se convierte en su mejor amigo.

La segunda ‘edad’ de Candy transcurre, ya siendo general, durante la Gran Guerra y se caracteriza por la madurez del personaje que se manifiesta a través de su arrogancia y su pragmatismo. Es su etapa de plenitud y de máximos logros y honores. Durante esta época conoce a la que será su esposa, Barbara Wynne (interpretada también por Deborah Kerr), una enfermera inglesa voluntaria que presta sus servicios en el frente francés y que es sorprendentemente parecida a Edith Hunter.

Finalmente, la tercera ‘edad´ del general transcurre durante la Segunda Guerra Mundial y sorprende al personaje en plena vejez, desencantado y escéptico con la nueva forma de afrontar el conflicto bélico de parte de las autoridades de su país que no dudan en echar mano de cualquier recurso con tal de tomar ventaja del enemigo. Es en esta etapa en la que se plantea el tema más polémico de la película. El general sigue creyendo en los antiguos códigos de honor y caballerosidad de la guerra. Es su amigo Theo quien le hace ver el enorme riesgo de tal actitud ante un enemigo tan perverso como el nazismo.

Por lo demás, la película es muy disfrutable pues no está exenta de ese humor tan inglés que sólo los británicos saben impregnarle a sus obras. Otro acierto notable es el magnifico guión que se sustenta en un solo flashback mediante el que nos enteramos de toda la historia del general y que abre y cierra el relato de forma muy eficaz.

Las actuaciones de los tres personajes principales también son notables y, como siempre, los actores secundarios no se quedan atrás cumpliendo a cabalidad su cometido. Cabe hacer mención en particular de Deborah Kerr quien asume el rol de tres personajes distintos como musa del personaje principal en cada una de sus edades. Primero como Edith Hunter, el amor platónico del joven oficial Candy. Luego como Barbara Wynne, la esposa del general elegida por su sorprendente parecido físico con Edith y, finalmente, como Angela 'Johnny' Cannon, la joven recluta que sirve de chofer al general elegida entre 700 candidatas. ¿Y saben por qué razón? ¡Exacto, por su enorme parecido físico con Edith Hunter!

En resumidas cuentas, sumamente recomendable. Entretenida, divertida y muy bien hecha.

Jesús Magaña Estrada
pensaderopú[email protected]
Pensadero Público
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16 de agosto de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Powell y Pressburger (1943) dirigen una película interesante, tanto por su estilo como por su contenido discursivo. El filme reproduce un racconto precioso que parte después de los diez minutos, con el protagonista sumergiéndose junto a Spud Wilson en la pileta del baño turco, con su voz repitiendo "hace 40 años", introduciendo creativamente al espectador en el pasado del protagonista.

El entusiasmo juvenil del destacamento a cargo de Spud, el Teniente, contrasta con el pasado del racconto del protagonista: muchachos militares que se hacen jugarretas en pleno ejercicio de sus labores, se sonríen de forma entusiasta, se bromean con la herida del teniente y se muestran totalmente flexibles ante toda solemnidad ceremoniosa y castrense. Uno como espectador se pregunta por el estilo, por qué retratar un momento tan importante, serio, amenazante, preocupante y peligroso, como lo fue el año 1942 para toda Europa, y más aún para los países que estaban en la contienda más directa de la Segunda Guerra Mundial, de ese modo casi cómico. Instrumentos de viento de Big band inundan las escenas con notas alegres y graciosas.

Al comenzar el racconto, si bien no hay una solemnidad palpable y sostenible en su extensión, sí se abandona esta comicidad juvenil para introducir al protagonista y sus hazañas. Desde allí en adelante, la película gana en profundidad, la música se hace más pausada y el ritmo de las actuaciones se desacelera. Qué provechosas escenas se comienzan a desencadenar desde allí en adelante. Resulta que Livesey logra interpretar a un tipo bonachón y honesto, en la medida que lo permitan las circunstancias históricas y bélicas por las transcurre. Qué encomiables las actuaciones grupales cuando el Coronel reaviva las más repulsivas emociones de Kaunitz al persuadir a la orquesta que toque Mignon: la defensa corporativa de los alemanes a Kaunitz y los pomposos modos en cómo expresan su molestia y los músicos de la orquesta que responden a los agasajos persuasivos de Clive.

Sin embargo, la gran escena, por su ceremonia y lo protocolar de su representación, es la que se desarrolla en el gimnasio del cuartel, momento en el que se conocen, al disputar el duelo, Clive y Schuldorff: de antes ya se nos muestra la conversación entre oficiales organizando el duelo, mostrándonos el orgullo alemán herido y la mesura dialogante de los británicos en la búsqueda de desembarazarse del duelo. Se nos muestra el proceso del duelo, su protocolo, el espacio más o menos circunscrito en que se debe desarrollar, las reglas de indumentaria y hasta las limitaciones del juez, para finalmente acabar con un ángulo cenital que se escapa del gimnasio para mostrarnos una Alemania bajo la nieve nocturna.

La trayectoria personal y militar de Clive nos induce, como historia de vida, a observar las condiciones geopolíticas del Reino Unido, desde su imperialismo rampante, en Sudáfrica, pasando por la Gran Guerra, hasta el desarrollo de, de facto al momento de estrenarse la película, la Segunda Guerra Mundial. Es interesante que los directores nos muestren, junto a la trayectoria del coronel británico, la de su amigo alemán Theo, igualmente militar, ya que se exponen los ánimos revanchistas del ejército alemán luego de la derrota de la Gran Guerra y los feroces castigos a Alemania por el tratado de Versalles para finalmente situar al espectador en el desarrollo mismo de la Segunda Guerra Mundial, con el nacismo en su apogeo militar.

De manera algo complementaria, las voces de las mujeres, si bien muchas a lo largo de la película, las más relevantes nos muestran una compostura criteriosa, analítica, reflexiva, filosófica y hasta política: Martha tiene muy bien observada y localizada la mesa en la que los camaradas alemanes discurren sobre política en el café; La esposa de Clive piensa en la enorme contradicción del carácter alemán o de la extraña involución que éste sufre al gozar de tantos ínclitos exponentes de la poesía y de la música para acabar en prácticas militares tan deshonestas y desalmadas, reflexión que muchos pensadores tendrán luego de las barbaridades del nacismo.

Resulta también curioso, y quizás para el espectador, anecdótico, la posible crítica que la película desliza al colonialismo británico: las cabezas de animales salvajes penden de las paredes de la suntuosa casa de Clive. Se podría inferir que en tiempos de paz, Candy va a gozar a las colonias británicas, en África, de la caza, matando a la fauna africana por gusto colonial, atesorando sus ''triunfos coloniales'' junto a los militares.

La película resulta moderna, con escalas cromáticas y fotografías al menos diez años adelantadas, con recursos narrativos y visuales novedosos para la década; actuaciones redondas y bien logradas y diálogos creativos, rápidos, ágiles, por un lado; reflexivos y pausados, por otro. Los ''hace 40 años'' en la pileta de los baños turcos tienen la fuerza evocativa para comenzar el racconto, como lo tiene ''y esto es un lago'' para culminar con entrañable intimidad la trayectoria del protagonista.
Pedroanclamar
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21 de agosto de 2022
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En una línea muy similar a lo que opina Candy sobre las estaciones de trenes vacías en medio de la Primera Guerra Mundial, a mí tampoco debería sorprenderme una película de Powell y Pressburger, más que nada porque ya vengo curado de espanto. Ya sea por el impactante uso del technicolor que The Archers han manifestado en algunas de sus otras películas —"The Red Shoes", "Black Narcissus"— o por un blanco y negro táctil e hilvanado en texturas naturales y orgánicas —"I Know Where I'm Going!"—, o por la intensidad emocional que, a diversos registros, los directores yacen como cimiento fundacional para construir sus edificios fílmicos, ya sabía que "The Life and Death of Colonel Blimp" iba a ser una experiencia, como poco, notable.

Sin embargo, a esta profundidad tanto técnica como emocional que tienen las películas que he visto de este dúo dinámico, ahora tiene que añadírsele una fuerza de rigor histórico penetrante y abrumador que recorre las más de dos horas y media de la película. Los directores encaran el trasfondo de su proyecto con el más ideal de los escenarios a la hora de plantear cine histórico. Observan, desde el seno de un conflicto como fue la II Guerra Mundial, los daños ocasionados por más de 50 años de guerras y estudian las causas que preceden algo como la contienda estipulada. El estudio de la historia, siempre he pensado, va bien para la construcción del cuerpo de aquello que sucedió, pero el cuerpo permanece inexpresivo y, por tanto, carente de vida. El arte de una época, haga o no acopio de las circunstancias históricas que la circundan, es el encargado de insuflarle a ese cuerpo inerte el ápice de vida necesario como para que lo que veamos pase a formar parte de nuestro cuadro mental particular sobre una circunstancia histórica concreta. Las novelas, los poemas, los cuadros, las esculturas, la música y, más recientemente, el cine le aportan vísceras a algo que, dejado a sí mismo como es la historia, no es más que cerebro.

The Archers parecen haber canalizado ese tipo de energía para otorgarle a "The Life and Death of Colonel Blimp" el empuje emotivo que requería una sociedad que tenía la cara de cierto bigotudo pasado de vueltas demasiado cerca de la suya. Sea como fuere, la película les ha salido fetén y se mantiene fresca, interesante y original a pesar de los casi 80 años que separan nuestras posiciones.
Innisfree
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4 de febrero de 2024
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26/26(28/01/24) Sugerente drama británico, marcado por estar realizado en plena vorágine de la WWII. La he visto con motivo de su reciente 80 aniversario del estreno (10/Junio/1943). Escrita, producida y dirigida por el equipo cinematográfico británico de Michael Powell y Emeric Pressburger, siendo protagonizada por Roger Livesey, Deborah Kerr y Anton Walbrook. Título derivado de la tira cómica satírica Colonel Blimp de David Low, pero la historia es original. Película sutilmente ridiculiza el pan-imperialismo inglés, y con ello adentrándose en los cambios que sufrió la nación de la Pérfida Albión. Ello jugando con la ambigüedad, no sé si adrede o sin pretenderlo, hay carga de profundidad en estos elementos vistos hoy día como ataques al pan-colonialismo etnocentrista, como esa sala de trofeos etnocentristas.

El binomio de directores hacen en modo racconto un recorrido por cuatro tiempos del SXX, desde el 1939 en los prolegómenos de la WWII, al flashback que se inicia en 1902, salto a final de la Gran Guerra Mundial, y otro para situarse en el presente de 1943. Con ello el guion hace ágil radiografía sobre los cambios en tiempos convulsos, desde la caballerosidad ancestral de principios de S.XX, el cambio radical que supuso la Gran Guerra, y el vuelco de las consecuencias de una guerra mal cicatrizada que dio pie al nazismo. Con ello se hace una semblanza sobre el paso lapidario del tiempo, se habla del ardor de la juventud, de los errores de la vida que nos persiguen, de ilusiones, del idealismo que con los años se hace débil ante nuevas amenazas. Obra que ingeniosamente es humanista al no caricaturizar a los malos y buenos, deja las circunstancias marquen a unos y a otros, y con los protagonistas evolucionando por acontecimientos. Ello regado de humor, con romanticismo, diálogos sustanciosos, discursos aleccionadores, gracias en gran medida a unos personajes bien construidos, con hondura dramática, y como no, tratándose de estos directores despliegan gran carga estética.

Tiene arrollador inicio cuando el general ordena ejercicios de entrenamiento militar y anuncia: "La guerra comienza a medianoche". Desemboca todo en una pelea entre un anciano Roger Livesey y un advenedizo soldado: "Te ríes de mi gran barriga pero no sabes cómo la conseguí! Te ríes de mi bigote, pero no sabes por qué me lo dejé!" Golpea al joven teniente, lo arroja a una pileta y luego, en un flashback de grácil elipsis la cámara pasa por el agua y en el otro lado de la piscina emerge un joven Clive Candy, delgado y sin bigote, estamos en 1902.

En el primer bloque, tras el prólogo. Un joven idealista y visceral protagonista Clive decide por su cuenta viajar a Alemania a ajustar cuentas con un antiguo espía (Kaunitz), con romántico objetivo de limpiar el nombre de Inglaterra. Tras rifirrafe en un restaurante desemboca en un duelo. Escena importante la del duelo en el gimnasio del cuartel germano, entre el protagonista y un oficial alemán elegido por sorteo, Clive y Theo Kretschmar-Schuldorff, todo muy ceremonial, con rituales decadentes de nobles, todo reglado, desde el tamaño y grosor de la espada, padrinos, forma de moverse, con árbitro sueco que se mueve como cangrejo entre los combatientes. Juego de aristocracia cargado de protocolos, hasta la vestimenta está reglamentada. Elegantemente en los prolegómenos del entente la cámara se eleva y hace una sofisticada elipsis, desligándose de la épica duelística, pasamos a una nevada exterior (metáfora del Invierno de un estilo de vida llega a su fin) en un hospital donde está el prota herido levemente. Surge aquí la amistad entre los dos duelistas, tendrá vértice en una bella mujer, Edith hunter (Deborah Kerr).

El segundo bloque es en la Gran Guerra Mundial. Clive ahora es General, mantiene sus formas de flema en el conflicto. Conoce a Barbara Wynne (también Deborah Kerr), enfermera inglesa voluntaria presta sus servicios en el frente francés, es un calco de Edith Hunter, con la que Clive terminará casándose. Aquí tendrá otro encuentro con su antiguo rival de duelo Theo. Ahora en suelo inglés, charla de muy de marcado tinte político tras el armisticio, chocarán el romanticismo inglés queriendo que de la derrota nibelunga resurja una gran Alemania, de lo que ácidamente, Theo amargado y curtido tras la derrota, se ríe Theo, por el buenismo anglo, que ve un mundo mejor tras ser humillada en el tratado su nación. Exponiendo con incisivo tono una crítica a la forma de acabar la Guerra que hubo en la Gran Guerra.

Y el último bloque en el presente del 43 en Inglaterra en plena WWII. El protagonista ahora en la vejez, viudo, con bigotón de manubrio, calva y barrigón. Es Clive un tipo escéptico, su antiguo idealismo se ha ajado, su nobleza colisiona con las nuevas formas de batallar, lejos de ser honorables, dice desear la derrota antes que su país utilice métodos como los de su enemigo nazi. En este segmento está por supuesto Theo, ahora viudo ha huido de Alemania por el nazismo, pretende le den asilo, habiendo para ello una esclarecedora entrevista con un funcionario, este le reprocha haber tardado mucho en darse cuenta de quien Hitler, a lo que este ingeniosamente le espeta que Inglaterra tardó seis años en darse cuenta, en lo que subyace (entiendo yo) una puntiaguda crítica al Pacto de Múnich, firmado entre otros por Inglaterra, dando vía libre a el afán expansionista Hitleriano. Es aquí donde Theo da un vigoroso soliloquio, filmado en un solo plano, explicando con enorme sentido lírico-conmovedor porque ha escogido Inglaterra para huir de Alemania. Luego Theo mantendrá una aleccionadora charla política-guerrista con Clive para intentar abrirle los ojos ante los modos nazis de guerra salvaje. También en esta parte se deja constancia de los fantasmas interiores de Clive, su búsqueda infinita del amor que no supo ver en su juventud con Edith, y desde entonces busca su clon por todas partes, de ahí el ver a una conductora militar con el rostro de ella (Otra vez la Kerr).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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