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Mamá cumple 100 años

Comedia. Drama La abuela está a punto de cumplir cien años y todos los miembros de la familia se trasladan a la finca para felicitarla. A la vieja casa llegan los dos hijos, Fernando y Juan, sus respectivas esposas y sus tres hijas. También llega Ana, la antigua institutriz y su marido argentino. A la cita sólo falta José, el más pequeño de los hijos, que murió hace unos años. Todos los hijos esperan que la anciana muera para parcelar la finca, ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
10 de febrero de 2006
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva película de Saura que sorprende por su frescura, ingenio y naturalidad en las representaciones de los principales protagonistas, que son casi todos de primera fila, pese a que los personajes han de hacer frente a situaciones bastante desorbitadas, lejanas de la común realidad, configurando una divertida e interesante comedia, aunque teñida de un amargo regusto dramático: la buena mamá va a cumplir cien años efectivamente, pero el ambiente familiar que le rodea no rebosa precisamente desinteresado amor. Espérpentica en ese papel la veteranísima Rafaela Aparicio, junto a un Fernando-Fernán Gómez al que de nuevo le vuelven a encasillar como personaje estrafalario. Muy bien Amparo Muñoz, con su pertubadora belleza y más flojilla Geraldine Chaplin, con ese aire de foránea que no abandona nunca, pese a su dilatada estancia en tierra española.
ANTOINE
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14 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mamá cumple 100 años de Carlos Saura es una comedia dramática basada en una extraña familia que se traslada a la finca de la madre para celebrar su centenario cumpleaños, en la cual esperan todos sus hijos que la madre muera para parcelar la finca cada uno a su antojo. Dirigida con un ritmo activo y con un estilo personal y propio del director aunque con más notas de humor que su registro más habitual, es una obra que tiene componentes para dramatizar y hacer reír al público con una trama de lo más peculiar y atractiva, manteniendo al espectador atento de un film que es de los más conocidos del director aunque no es de los mejores de su filmografía, concluyendo un digno pero no brillante film del que entre sus virtudes no está la de ser imprescindible.
La fotografía es lumínica y está repleta de matices bien trabajados que logran una competente y apropiada labor para lo que se ofrece en la historia. La música es folklórica y rítmica, usando también sonidos de ópera que solo son usados en las escenas oportunas para no desviar la atención del público. Los planos y movimientos de cámara consuman una labor propia y personal del director mediante el uso de la cámara en mano, subjetivos, generales, seguimiento, panorámicos y reconocimientos bien elaborados para sacar lo mejor de la historia y las interpretaciones.
Las actuaciones son notables y están bien trabajadas. Como protagonistas Geraldine Chaplin está sensible y sentida en su labor, Fernando Fernán Gómez trabaja con calado psicológico y Rafaela Aparicio está apropiada en su línea habitual, contando también con las buenas interpretaciones de Amparo Muñoz, Norman Brisky, Caro Soriano y José Vivo. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones variados según su personaje y edad en una buena labor que junto con los decorados de interiores y exteriores te transportan in situ.
El guion, escrito por el director y basado en un argumento suyo junto con Elías Querejeta, mezcla con acierto pero sin brillo el humor y el drama con una insólita trama que descoloca al público dentro de su disparatada historia sin demasiado sentido que no tiene todo el rato al espectador atento al film, siendo por tanto una de las películas más conocidas del director aunque sin duda está algo sobrevalorada. Esto se lleva a cabo con una narrativa profunda y variada según el personaje y su forma de ser, usando también unos diálogos ingeniosos y ocurrentes que producen alguna que otra risa.
Concluyendo, la considero un film inolvidable en varios aspectos e insustituible en todo lo que ofrece aunque extraña y no brilla en ningún momento como es capaz de hacer el director, siendo por tanto un film insólito y arriesgado en lo que expone que además intenta lucir un tema que no está dentro del mejor género del director como por ejemplo el drama psicológico. Recomendable por su dirección, actuaciones, fotografía, montaje, planos, movimientos de cámara y narrativa que vuelven a Mamá cumple 100 años, en un film distinto y osado que se recuerda pero no por su calidad sino por su extraña trama.
Elcinederamon
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17 de septiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mamá cumple 100 años (1979) me parece la obra maestra de Carlos Saura, una peli surrealista totalmente y un poco la secuela de Ana y los lobos. Rafaela Aparicio obtuvo el Goya a mejor actriz protagonista, premio que despues se vería aumentado con su segundo Goya honorifico. Nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa y una de las mejores películas del cine español.
En todo momento se pensó en Rafaela para el papel de la madre del clan pero ella no estaba muy de acuerdo porque tenia que decir muchas palabrotas y claro eso ella no lo veía muy bien. Hasta que Fernán Gomez le explico que iba a estar muy bien porque su personaje era una señora que había perdido la cabeza y por eso hablaba de esa manera, ella al oír la explicación de Fernando Fernán Gomez aceptó el papel y resulto ser el papel mas importante de su vida. La película como digo es surrealista y a veces un poco absurda pero tiene un trasfondo tan realista y gris que hace que adores esta peli.
Dorian
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28 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
98/33(26/03/21) Iconoclasta película dirigida por el oscense Carlos Saura, que junto con Rafael Azcona escribió el guion, film esperpento para lo bueno y malo, que es la secuela de “Ana y los lobos” que Saura había dirigido en 1973. Los personajes son los mismos, que se reúnen en la hacienda de la primigenia para celebrar el centenario de la matriarca del clan, la carismática Madre (Rafaela Aparicio), la nuera y dos de los hijos (el tercero eliminado del guión, tras la muerte del actor José Mª Prada, aparece en un fragmento sacado de “Ana y los lobos”), las tres nietas, y por último la institutriz (Ana, la que daba título al film primero). Al igual que la primera estrenada en el ocaso del franquismo esta lanzada en el fresco aun post-franquismo resulta una alegoría de los tiempos, donde la casona es España y la matriarca puede ser el antiguo régimen aun coleando, y donde los hijos son unos carroñeros deseando acabar con el viejo gobierno par aprovecharse con los nuevos tiempos representado esto en los sueños urbanísticos. Ello radiografiando la represión sexual, el fanatismo religioso, el cainismo hispano, enmarcado en una comedia bizarra, donde el humor resulta caustico. Resultándome en su conjunto una mezcla atropellada entre buñueliana (difícil no ver en la casona la de “El ángel Exterminador”) y berlanguiana por como deconstruye con a la burguesía con humor mordaz, pero faltándole la mala leche del de Calanda e ingenio de humor negro del cineasta valenciano, aun con el aptetismo de los personajes, adolece de la empatía que sabía crear el creador de “El verdugo”. Film nominada por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood al Premio Oscar a la mejor película extranjera. Fue Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de San Sebastián en 1979.

España es la fina y el caserón, los cepos (que ya estaban en la primera parte, y también atrapa a Ana, aunque con resultado diferente) como visión de lo claustrofóbico de un país ensimismado en sus virtudes y falencias, donde es complicado escapar a ellas (así, sin anestesia!). Donde la supuesta visión objetiva de la institutriz, no por casualidad extranjera (y pareja del director) termina en medio de conspiraciones matricidas, dando pie a un enfoque de los españoles somos lobos para los españoles, dispuestos a devorar a nuestros padres, en esa visión darwinista de que las nuevas generaciones deben acabar con las anteriores (o sea la Madre) para poder continuar. La centenaria Mama (gran Rafaela Aparicio) puede llegar a representar al franquismo, ese que lo oye todo, y se entera de lo que pasa a su alrededor, que incluso tras estar muerta resucita en muchas gentes en su espíritu. Es un cuasi-ente etéreo que sobrevuela todo el panorama, reflejado claramente en el tramo final que desciende de una especie de altar florido de las alturas.

Fernando (desaprovechado Fernando Fernán Gómez), el otrora anacoreta de la primera parte levitar que buscaba a través de la oración que representaba el Cristianismo radical, ha pasado aquí a ser un inseguro hombre alejado de la religión que sueña con volar (en un ala delta), cual alegoría de soñar con huir de la hacienda (España), pero fracasando, que cada uno saque sus conclusiones. También es empujado por su madre a intentar enamorar a Ana, la inseguridad de una España queriendo seducir al extranjero; Juan (perverso José Vivó), que había ‘huido’ de la casa, abandonando a su mujer para emparejarse con una ricachona, ha vuelto a través de la ‘fe’ de Fernando, aunque en realidad alberga espurios motivaciones. Refleja la hipocresía y las falsas apariencias mojigatas en su voyeurismo; Luchi (buena Rosario «Charo» Soriano Urbano) es la nuera que toma el relevo marcial del conservadurismo (claramente remanente del franquismo) que hacía gala Don José (José María Prada, que parece aquí en una escena de extraída de la primera parte). Es el autoritarismo, lo retrógrado, las ansias de acabar con el pasado para que en realidad todo siga igual (cual mantra lampedusiano), en consonancia con su hija Carlota (Ángeles Torres), que ha heredado sus genes de rigidez castrense; Natalia (gran y hermosa Amparo Muñoz) es la hija rebelde de Luchi, la lujuriosa y libertina, es el reflejo de los tiempos de libertad, el fin de la represión sexual, esto ejemplificado en la batalla por un vestido de encaje que deja al descubierto mucho de Natalia, es los aires nuevos pujantes de la juventud; Antonio (buen Norman Briski) es el nuevo en la casa, la pareja de Ana, extrañado por el turbador ambiente, cae bajo el influjo de la núbil Natalia. Mantiene un duelo extraño en una escena con Ana por la sábana para taparse en la cama (¿?); Y Ana (correcta Geraldine Chaplin), que ha vuelto al lugar del crimen (y nunca mejor dicho, pues el final de la primera parte pareced no ocurrió por lo visto aquí), es más un personaje observador que en la primigenia, ‘solo’ tiene para afectarle el juego de seducción de Natalia con su Antonio (que la hace volver como en “Ana y los lobos” a la cueva del anacoreta donde parece tener una epifanía), resto queda un tanto como pluma movida por el aire.

La película se filmó en Torrelodones, municipio de Madrid. Y como Ana y los lobos la finca que sale en la película es el Pendolero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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12 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnifica secuela de Ana y los lobos; para mi esta película es mejor que su antecesora ya que la supera casi en todo desde historia y argumento, fotografía, hasta actuaciones. En esta ocasión el filme se torna un poco más cómico y la mayoría del elenco de la primera parte regresa y nuevos actores se unen también; me encanto que esta cinta manejara mas el tono fantástico.
Jesús
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