Lola Versus

Probablemente lo más interesante de esta película si no se es veinteañero, es ¿qué hace una señora dama de la interpretación como Debra Winger en ella?.
De acuerdo que se retiró a menos que le ofrecieran proyectos de calidad pero esta comedia indie con pretensiones solo le ofrece un escueto cameo. En fin, planteado el misterio, Greta Gerwig añade más méritos en su currículum "off" a la espera de que no se le pase el arroz esperando. La chica vale.
Otra cosa es la empanadilla mental de su personaje, esta chica "modelna" a la que se le echan encima los treinta sin vender una escoba y entre risitas de maría y pucheros con amigas "ways" descubre que puede caminar por si misma sin necesidad de etiquetas, ni sucedáneos Todo ello contado sin pena ni gloria y sin tomar suficiente distancia cualitativa con las cadenas de montaje de comedias de las majors.
Lola en su lucha versus el público ni pierde ni gana si no todo lo contrario.

Lola, (Greta Gerwig) tiene 29 años, se podría decir, que la vida le sonríe, tiene prometido, mejores amigos, está terminando su tesis y en breve se casará, pero si no fuese porque Lola comenta que cree en la astrología y lo que le dice que le pasará. Nos hace imaginar de lo que podría ir ocurriendo en la trama y pese al estar en lo cierto, conforme iba viendo la película, iba viendo cómo Lola, podía ser una de nosotras.

Y a mí me lo ha hecho, señores, me ha hecho ser Lola Versus, durante hora y media que dura, a mi me ha hecho recordar a mi misma y eso que aún no cuento con esos 29 años, pero Lola puede ser cualquiera de nosotras que pensemos de la misma manera que ella, con su humor dulce, su característica de que suele ser buena y nadie se merece ser abandonada, cómo bien me dijeron, todo el mundo se merece a alguien. Y que esta Lola, VERSUS el mundo, VERSUS el amor. VERSUS todo, nos hace entender que si luchas por lo que realmente quieres, lo puedes conseguir y más si cuentas con la gente que realmente le importes, te quiera y tu sobretodo, te sientas querida, porque así, ese VERSUS, te asegura la victoria.

Lola Versus se presenta con el sello indie americano. Y tiene de todo menos de indie.
Daryl Wein nos plantea una propuesta muy manoseada, poco atractiva, pesada y muy alejada de lo que debería ser cine indie. El guión, firmado por el realizador y la actriz Zoe Lister Jones, es más una acumulación de chistes ramplones y situaciones sin interés que otra cosa.
Los personajes son tan arquetípicos, tan cercanos al tópico más irritante, que dejan de interesar desde muy pronto. Lo que quiere ser normalidad se convierte en tostón, la falta de profundidad en las psicologías de los personajes hace imposible cualquier posibilidad de empatía con ellos; la música se inserta por las buenas para que aquello parezca una película independiente y moderna, pero no termina de funcionar bien (mejor escuchar un disco y te libras del paquete).
Lola Versus intenta narrar la separación de una pareja y cómo afecta esto a la vida de los implicados, que son él, ella y los amigos de ambos. Lógicamente, esto es algo que nos han contado un millón de veces y hace falta una gran dosis de originalidad en el punto de vista para conseguir algo nuevo. Lola Versus carece de originalidad. Además, absolutamente. Todo son clichés, situaciones conocidas y causas más que suficientes para el rechazo.
Greta Gerwig es Lola. Una acriz con pinta encantadora y que está por descubrir. El día que le den un papel importante sabremos si es verdad o no que tiene el potencial que se intuye. Zoe Lister Jones hace de amiga de Lola. Se supone que es la graciosa. Por esa razón la actriz se quedaría con el papel en el reparto. Pero resulta ridícula, histriónica y estereotipada. Los chicos, Joel Kinnaman y Hamish Linklater, meros acompañantes sin espíritu.
Prescindible. Muy prescindible. Tal vez los adolescentes se puedan divertir con alguna escena. Por pura empatía, no porque sean tontos. Por lo que me temo que no será así.
inventodeldemonio.es/blog

El cine independiente suele tener productos de diferentes facturas: algunas obras son diferentes, otras son de culto y unas pasan sin pena ni gloria por el firmamento cinematográfico de la historia de Estados Unidos. En el caso de Lola Versus, puede encuadrarse en la tercera categoría. Si bien tiene una actriz que es interesante y de calidad como Greta Gerwig (Mujeres del Siglo XX), la historia es anodina y no sabe jugar con el espectador pare hacerlo cómplice de sus acciones. Y eso que las tiene, pero a veces son tan repentinas o inconexas, que realmente puede llegar a causar cierta antipatía hacia su protagonista (que lo hace bien, que conste) porque no logra conectar con el público por culpa de un guión que quiere ser diferente a la hora de hacer una toma de contacto con el desamor y el daño que éste puede producir en una joven llena de futuro. Bajo esta premisa gira la historia de Lola, que como dice el título está contra todo pero no sabe la forma de encararlo. Así, el guionista y director Daryl Wein (Mozart in the Jungle) trata de hacer una comedia romántica diferente pero fracasa en la toma de decisiones, crea un par de diálogos divertidos, pero muchos de ellos son manidamente escatológicos y sexuales queriendo dar cierto toque de frescura para alejarese de lo convencional, aunque en este caso resulta fallido.
Mencionar que en el reparto aparecen los veteranos Bill Pullman (Casper) y Debra Winger (Tierras de Penumbra) como padre y madre, respectivamente, de Lola. Por lo demás, no hay mucho que reseñar para una cinta indy que no logra atrapar al público pese a la frescura de su protagonista.

Recuerdo que la sensación predominante tras ver esta “Lola versus” (hace casi diez años) fue de extrañeza. No tanto por su contenido, los vaivenes sentimentales de una chica a punto de cumplir los treinta en formato de drama romántico con pinceladas de humor; sino por su tono divulgativo y condescendiente (en plan «chicas, tomad nota que esto no os lo ha explicado nadie: os voy a resumir los cuatro o cinco clichés más recurrentes en el mundo de los desengaños amorosos que os ahorrarán más de un disgusto») para llegar a unas conclusiones que, sinceramente, creo que resultan obvias para cualquiera que haya hecho la EGB.

La parte que más me gusta de la película es que la historia de Lola sí viene a reflejar el viaje a la madurez emocional de una chica estándar que, tras un desencuentro con su novio, trata de recomponer su vida de la forma lógica que es buscar lo mismo en otra parte y, a base de traspiés, con un aprendizaje plagado de errores, termina por entender que hasta que no se sienta bien con ella misma, no sepa lo que realmente quiere y no identifique claramente quién forma parte de su núcleo emocional y quién es accesorio, no sabrá edificar una vida sólida. Con bastante florituras y más idas de olla de las estrictamente necesarias, creo que se acerca a una historia que podríamos protagonizar nosotros mismos o que quizás ya hayamos visto en conocidos reales.

Pero también hay cosas que no me gustan y cosas que no me cuadran. Sobre lo segundo, la película es de 2012 y la chica va a cumplir treinta años, por lo que es razonable pensar que ha nacido en los ochenta y, año arriba o abajo, es de mi quinta… así que no veo que Lola represente a su generación. Su forma de ver y afrontar la vida la podría entender en una veinteañera con muchos pájaros en la cabeza y que, por falta de mundo, aún tiene una excesiva dependencia de su primer novio o en una treintañera de las de ahora. Y ahí enlazamos con lo que decía de las cosas que no me gustaban. “Lola versus” parece proyectar en su protagonista, usos y costumbres mucho más modernos de lo que establece su cronología, una imagen de juventud desaprovechada y taponada por boomers que acaparan los puestos de trabajo a los que tienen derecho (si existiera un derecho a trabajar en lo que te gusta). Una juventud juventud sobradamente preparada en lo profesional, intensa e insegura en lo emocional, pero oprimida por unos mercados laborales que no valoran grados en Estudios de Género o Fundamentos de la Filología Biblioteconomía.

Vamos, que Lola viene a ser una treintañera de antes con la edad emocional de una veinteañera de ahora. Y todo impregnado de ese humor tan intelectual (y tan indetectable) del cine independiente, esa ironía para listos y ese sarcasmo despectivo hacia la vida de esa gente que se ha vendido a un trabajo de oficina, en lugar de pelear por hacer de la sociedad un lugar que necesite más licenciados en Ciencias de la Sociología. Ah, y mucha vida social en terrazas cuquis al lado del mar o del río, con lucectas y jardines verticales y pisos en barrios de clase media, supertranquilos y supergrandes, que no sé cómo pagan.

Me puede gustar la historia, pero no con lo que han hecho con ella. Me identifico con su mensaje, pero no con los personajes, su comportamiento o su entorno.