Tasio

La vida en el campo debió ser así de dura, tal y como nos la muestra Armendáriz, en una Navarra rural repleta de tristeza en la que tiene lugar la historia de nuestro protagonista Tasio. Hablo de "campo" en términos generales, ajustando mejor las palabras debiera hablar de monte, que es ese espacio inmenso en el que ya desde niño este ser humano viene aprendiendo lo que se le puede ofrecer, lo que le proporciona y lo que le quita. Vive aferrado a la libertad que supone pertenecer al monte, con una soledad a la que acude sin reservas y con la idea clara de someterse a la dureza de esa existencia, lejos de la capital y de otro mundo que no quiere descubrir y que esquiva.

Tasio pertenece al monte, es carbonero esencialmente, caza furtivamente porque ha de comer, lo mismo el jabalí como la trucha, es alguien hecho desde niño así, con una idiosincrasia perfectamente definida, de palabras escasas, noble y recto. Tasio es envidiable porque no se vende, no dejará de ser quien es nunca y ninguna de las opciones de cambio que le plantea el tiempo le aparta del lugar en el que está integrado.

A Montxo Armedáriz le agradezco la sensibilidad que le pone en su película, le agradezco una fotografía exquisita (de otra manera no podría ser teniendo en cuenta el marco en el que se mueve) y la acertada decisión de no hacerle daño al espectador con un drama mayor, porque ya sabemos que la vida es dura en ese contexto, así que sin abandonar la tristeza tampoco cae en el error de hacer sangre. Lo que no se ajusta a mis gustos y es lo que esencialmente le protesto al director, es que la vida de Tasio, no sé decirlo de otra manera, aunque suene así de seco, no tiene demasiado valor cinematográfico. Vista en conjunto, la película puede que sí tenga mucho valor para quienes sienten un apego especial por el monte, pero para mí se queda corta globalmente.

Supongo que a muchos os habrá pasado, pero yo no he podido evitar imaginarme a mi padre, o mis abuelos, encarnando el papel de cualquiera de los protagonistas de Tasio. Y es que Tasio es la fotografía de una época, costumbres y forma de vivir, de la cual cada vez va quedando menos, y que espero no acabe por extinguirse.

En hora y media Montxo sabe plasmar prácticamente todos los detalles necesarios, hasta el más mínimo, para llevarnos de nuevo unas cuantas décadas atrás y meternos en la piel de un jóven Tasio, que va creciendo y luchando contra la vida y las adversidades de aquella época.

El lenguaje sobresale y destaca, ya que recién llegado el 2010, puede resultar demasiado rudo o exajerado; pero en el Norte de España, por la zona de Navarra, La Rioja y el País Vasco (que es lo que yo conozco), todavía en cualquier pueblo, se siguen utilizando expresiones parecidas.

El vestuario, la ambientación, y hasta los objetos que los personajes utilizan, son propios y característicos de aquellos años, y tan anhelados ahora, por melancólicos o coleccionistas.

La majestuosidad de la Sierra de Urbasa lo baña todo, y puede que sea porque me viene de familia, pero la magia de esos parajes, me han hecho saborear una película, que seguro recordaré como una de esas que tanto he disfrutado viendo, y que nunca me cansaré de ver.

Me atraen mucho este tipo de películas que cuentan la vida simple y hasta puede que "sosa" de Tasio y el resto de personajes que están cerca de él, los cuales orbitan alrededor de Tasio como si fueran satélites, ya que éste lleva totalmente el peso de la película.

Es la historia de un hombre simple, que destaca ante todo por su bondad, el cual quiere vivir del campo y con sus recursos, cosa que la hace realmente atractiva ya que observamos como tiene que salir adelante en todo momento y al menos a mí me hace reflexionar sobre lo dura que era la vida antes en este país, mis abuelos y mis padres también me lo recordaban por cierto.

Hay que agradecer tanto a la fotografía como a la banda sonora la gran ambientación realizada, que nos sumerge en la España profunda de comienzos a mediados (más o menos) del siglo pasado.

Precioso film de Montxo Armendáriz que recrea de una manera suave, sosegada, íntima y cercana los avatares de una profesión ya prácticamente desaparecida como son los carboneros navarros. Realizada en la década de los 80, supuso un agradable hallazgo que posteriormente llevó a Armendáriz a repetir en filmes con una estética de lo rural como "Secretos del Corazón". Lejos quedaba todavía las recalificaciones urbanísticas, la invasión del campo por las macrourbanizaciones con campos de golf y el surgimiento de las tribus urbanas adictas al adosado pero camufladas de neorurales
A destacar cómo los pocos actores profesionales que protagonizaron la película -el resto, casi la mayoría, eran los propios habitantes del pueblo- apenas tuvieron éxito posteriormente y desaparecieron de las pantallas de un modo un tanto injusto.

Ópera prima de Montxo Armendáriz, cineasta navarro de obra pausada y expresión serena con una interesante trayectoria cinematográfica, que tras su corto documental “Carboneros de Navarra”, donde conoció a Tasio (“Me llamó mucho la atención, su filosofía de vida"), afirmaba el cineasta, un carbonero que le causo tal impresión que decidió escribir el guión y hacer esta película. Tras tres años en búsqueda de productor, sería Elías Querejeta, uno de los más prestigiosos del cine español, el único que aceptó financiarla, consiguiendo un gran éxito y siendo muy premiada en los festivales de cine. “Tasio” es ante todo, un bello y sincero homenaje a la naturaleza y a la vida sencilla en esos maravillosos montes de Navarra.

El retrato de la vida de este héroe anónimo se articula en tres partes: 1- El tasio niño, un crio despierto, alegre, travieso y vivaz, capaz de trepar a los árboles para alcanzar los nidos y jugar con los pájaros; 2- Un Tasio adolescente, muy voluntarioso y sensible que quiere ayudar y aprender a valerse por sí solo; y 3- Un Tasio adulto, que ocupa la mayor parte de la cinta, un hombre que quiere trabajar para él y ve en el monte su hábitat natural, la forma de ganarse la vida en libertad. El cineasta para dar mayor veracidad al film, buscó actores desconocidos y la gran fotografía de José Luis Alcaine que nos regala una luz especial, recreando la atmósfera del monte, con panorámicas que pretende integrar al hombre en la naturaleza, sus planos son como bellos cuadros rurales.

Las películas de Armendáriz se caracterizan por tener personajes rebeldes, pero casi siempre de manera callada y silenciosa, se niegan a aceptar el rol social o familiar que se les asigna o se les pretende recluir. “Tasio” está impregnada de una poética muy peculiar, callada, sin estridencias, llena de sugerencias, pero sin ser enfática. El cineasta le concede al público, una mayor inteligencia, una mayor capacidad de comprensión y ha delegado en el uso de la elipsis buena parte de la función narrativa del film, agilizando conceptos y eludiendo cualquier exceso dramático. El resultado de acogerse a tal método es la consecución de un film de una belleza natural y sincera.