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Cuento de otoño

Romance. Drama Isabelle y Magali son dos amigas que viven en un valle de la Provenza. Isabelle se ha empeñado en casar a Magali, que está viuda y se ha quedado sola tras la marcha de sus hijos, razón por la cual recurre a los anuncios por palabras. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
12 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra película de Rohmer que parece sencilla pero que te llega. Es otra película de enredos amorosos, pero las localizaciones que son una delicia (esa casa de campo) y sobre todo las actrices (Beatrice Romand es la carta que se guarda en la manga Rohmer) son lo que marcan la diferencia para terminar destacando.

Todo lo que veo me resulta agradable y adorable, sobre todo la protagonista. Me encanta lo que veo, no quiero perderme cómo va progresando la cosa y quiero que todo termine bien, Rohmer ha conseguido que me interese el personaje protagonista.
También salen actrices buenísimas como Alexia Portal o Marie Riviere que también se lucen.
Que películas era capaz de hacer Rohmer, era un fenómeno.
real life
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4 de octubre de 2020
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Un eternamente joven Éric Rohmer —contaba a la sazón 78 añitos de nada— nos regala una hermosa comedia romántica protagonizada, contra lo que suele ser de uso —en el género y en el cine mismo de Rohmer—, por unos personajes en el otoño de sus vidas; de ahí que el título de la película resulte especialmente pertinente.
En efecto, el veteranísimo cineasta sustituye a las ninfas en bikini —afición que le viene costando no pocos venablos de parte de ciertos individuos aquejados de una pulsión moralizadora rayana en lo victoriano— por un par de estupendas señoras de mediana edad que, además, se comportan como tales, y no como los perennes post-adolescentes promovidos por el cretinismo de nuestros días. No se me ocurre “motto” más imbécil que ese de “los X son los nuevos Y”. Los cuarenta los nuevos treinta, los cincuenta los nuevos cuarenta y un largo y vergonzante etcétera. Ya puestos, ¿por qué no los noventa los nuevos quince? Las constantes referencias al saber envejecer, vía metáfora vitivinícola, o bien directamente y sin paños calientes, parecen una denuncia “avant la lettre” de tales ocurrencias nefastas, obra, supongo, del Mr. Wonderful de guardia.
Salvo en dicho aspecto, “Cuento de otoño” constituye un corolario ilustrativo del peculiar “dasein” rohmeriano, y que se me perdone el atrevimiento léxico. O sea: sencillez naturalista en un entorno idílico. Me pregunto si en la Provenza saben lo que es el stress; seguramente sí, pero sólo de oídas, y se reirán de quien lo padezca, pobres parisinos amargados. Aunque la trama se antoja algo inverosímil, la fluidez casi zen —y diría que sin el casi— con que ésta se desarrolla invita a obviar los imposibles no ya lógicos, sino hasta existenciales, así como el puñado de excesos retóricos que salpican los diálogos, eso sí, enunciados siempre con encantadora frescura. En suma, ver cualquier película de Rohmer resulta más relajante que un bocadillo de váliums, y “Cuento de otoño” no iba a ser una excepción.
Carorpar
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5 de enero de 2024
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En esta ocasión son tres mujeres y dos hombres. Una vez más, el escenario en donde transcurre la acción está muy bien escogido, nada menos que el Valle del Ródano, en donde hay tan buenos viñedos (sólo afea la vista esas chimeneas de una central nuclear). Es, tal vez, el cuento más natural de los cuatro. Desde el comienzo, todo fluye, como el agua cantarina de un río cristalino. Rohmer nos mete en la historia enseguida, y ya estamos atrapados, embelesados incluso. Qué tres actrices maravillosas: Béatrice Romand como Magali, la protagonista; Marie Rivière como Isabelle, la amiga; y Alexia Portal, como la jovencita, Rosine, la novia del hijo de Magali, que se ha hecho muy amiga de ésta. Tanto una como otra tratan de encontrarle un buen partido a la pobre mujer, que se ha quedado sola, viuda. La mujer no es que sea muy guapa, pero tiene su aquél. La gracia de la peli está en ese tira y afloja, en la oposición libertad de movimientos, y cálculo y “manipulación”, en el festivo terreno del amor…

Todo discurre maravillosamente, estamos ante una de las mejores cintas del francés, por detrás de Mi noche con Maud (obra maestra absoluta) y El rayo verde (obra maestra). La cámara, que parece invisible, como si rodara un documental de la vida misma de cada uno de nosotros, apenas se inmiscuye. La música da sus toques, aquí y allá, pero deja que escuchemos el viento, si hace falta. Los diálogos son limpios, naturales, podrían salir de cualquier casa de campo. Todo en esta cinta destila naturalidad y buen hacer. Parece mentira, que un hombre de 77 años ya, tuviese esa capacidad para retratar situaciones de personas mucho más jóvenes. Aquí, como bien indica la estación, los personajes son ya algo mayores, están en la mediana edad, y el único juego tonto entre jovencita / hombre mayor es el que protagonizan Rosine y Étienne, su antiguo profesor de filosofía (pero son secuencias breves y secundarias). Por fin Rohmer parece centrarse en el amor maduro, un hombre, una mujer, cuarentaytantos, cincuenta y pocos. ¡Lo que habría disfrutado el francés en esta época de las plataformas de citas online! Aquí, Isabelle ha de recurrir a los anuncios por palabras de los periódicos de entonces. Hoy en día, hubiese sido Meetic o eDarling, el medio elegido…

¿Por qué Rohmer es tan bueno, por qué nos hace pasar tan buenos ratos? Esta peli es la prueba de ello. Con un guión brillante (premiado en Venecia), consigue crear una impresión de vida, por las dos horas en las que nos sumergimos en esta encantadora historia. Benditas las actrices que intervinieron en estas cintas, porque se acordarán del maestro todos los días de sus vidas. Marie Rivière ya no volvió a hacer ninguna peli buena, ni Alexia Portal, que será recordada por esta cinta. Y qué decir de Béatrice Romand… Ya sabemos que el amor no es un juego, y que tratar de encontrar el amor de forma forzada, es el más difícil todavía. Pero quién sabe. Siempre hay la posibilidad de que dos almas en pena, que no soportan la soledad, se encuentren al fin. Las secuencias del “coqueteo” Isabelle-Gérald son tan deliciosas, ¡tan realistas! Todo lo que pasa en la secuencia de la fiesta tras la boda, es tan maravilloso y “real”, a la vez que teatral, que uno no tiene ganas de marcharse nunca de esa fiesta.
Lukas
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5 de mayo de 2011
8 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si es porque todo el mundo me había hablado muy bien de ella. Pero... menuda decepción.
El argumento es bastante infantil: mujeres casamenteras que le "ofrecen" candidatos a una señora cuarentona que se hace la difícil para que no se note que está desesperada por tener a un hombre a su lado.
El doblaje es penoso (parecen voces salidas del porno).
Menudo chasco.
Magnolia
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25 de octubre de 2011
7 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema quizá en otras manos hubiera dado como resultado una deliciosa comedia sobre el amor, como por ejemplo: "Mucho ruido y pocas nueces". Pero aquí la búsqueda del amor por parte de unas aburridas señoras que se encuentran en los cuarenta y tantos con hijos mayores está construida con diálogos insulsos y actuaciones aburridas. Cuando comprendes que nada más va a suceder en la película y al acabar lo confirmas la sensación es catastrófica. Tu idea del cine es otra cosa y te parece que Rohmer es tan simple como demuestran sus guiones.
Perséfone
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