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Prozac Nation

Drama Durante el primer curso en la prestigiosa universidad de Harward, una joven (Christina Ricci) tiene que enfrentarse a una profunda depresión. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
23 de marzo de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prozac Nation, me ha ayudado a entender parte de un proceso por el cual he ido pasando yo misma. pero hasta no verlo en el espejo no me he podido reflejar y verlo.
Aunque yo creo que la protagonista no solo tiene un depresión.. sino más un trastorno de personalidad y de los obsesivos.
LauraBloodMoon
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18 de diciembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principal defecto, para mi, es la falta de cohesión. A veces parece que hay como episodios sueltos, no del todo relacionados y te preguntas cuánto tiempo ha pasado exactamente en los últimos veinte minutos de metraje. Para lo complicado que es el tema a tratar a uno tampoco la queda la sensación de que la película explique mucho o se detenga en tratar de dar un contexto racional a lo que va sucediendo, por lo que resulta realmente complicado de penetrar en ella. No hay continuidad, ni desarrollo pautado, ni en realidad, escenas. La gran mayoría de ellas cortas, no soy muy fan de que una película se componga de apenas cuatro o cinco secuencias, como por ejemplo pasa en 'Pozos de Ambición', pero si me cuesta sacar a relucir algo destacable de alguna será por algo. Como defectos más identificables, por ejemplo, lo desaprovechados que están los encuentros con la psicóloga (Anne Heche), la banda sonora, repulsiva y persistente, y el tono general, que le da a la película una apariencia apagada, gris y fría. ¿Que qué esperaba de una película que trata acerca de la depresión y del abuso de fármacos?, preguntaréis. Pues no sabría muy bien que contestar, a decir verdad tampoco he leído el libro y no puedo dar una opinión más versada. Quizás solo concluir que me gustan las películas con una mayor enjundia narrativa, y con protagonistas, que por muy mala situación que atraviesan, con los que pueda empatizar y poder entender mejor. Porque tampoco se determina la razón concreta por qué Christina Ricci adopta esa actitud, si se trata estrictamente de dificultades sociales en la adolescencia, cosa que la crea un grave complejo, o si hablamos de un trastorno más difícil de identificar.
El Extranjero
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27 de abril de 2019
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Prozac nation, desde que me percaté de su existencia hace años, fue siempre una película que captó portentosamente mi atención. Desde su título sugerente, su reparto (incluyendo al mismísimo Lou Reed), su premisa prometedora de alto nivel dramático me hicieron tenerla en especial consideración dentro de la eternamente creciente lista de espera, propia de cualquier aficionado al cine. Sin embargo, mala valoración generalizada me empujó a mantener su postergación por varios años. Hasta ayer.

Y es que por sobre todos los otros elementos que constituyen el atractivo Prozac Nation, emerge preponderante su tópico que crece en contingencia año a año, tanto en EEUU como cualquier país émulo o aspiracional en cuanto a la exigencia desarrollista para con sus sociedades, en donde el siempre voraz deseo de alta optimización del rendimiento recae especialmente en el sistema de educación superior. Los suicidios, a veces de forma epidémica, lo que se conoce como 'suicidio contagioso' o efecto werther, en los campus de Estados Unidos son ocurrencias de cada año, y en ese mismo país, según un estudio nacional realizado expertos de la Universidad de Pittsburgh de 1994 a 2006 (cinco años después del estreno de la película) aumentó de un 7% a un 23% la cantidad de estudiantes consumiendo medicación psiquiátrica. Hoy la cifra a todas luces debe ser mayor, y eso es extrapolable a muchos otros países. El estar dentro de una universidad, especialmente una esclavizada al prestigio de la excelencia, acarrea usualmente la vivencia de crisis identitarias que hacen, y así fue en mi caso, lacerante y atingente la pregunta fundamental de la película: ¿hasta qué punto se puede valorar la extremación del rendimiento si en su reverso se revela un sujeto prosternado a su propio aniquilamiento?

Lo que podría constituir el aspecto más controversial de Prozac Nation está lejos de ser la puesta en escena de la autodestrucción física y mental de su protagonista, cristalizado en los usuales tropos de abuso de sustancias y erosión de la afectividad, sino su propuesta de llevar su delicado tópico hacia una instancia de consumo más bien 'pop', ligera. Pero yo creo que eso, hasta cierto punto, constituye el inicio y el tope más bien de una incipiente valentía (y virtud) y el principal error está precisamente el no llevar su original atrevimiento a la exploración de lleno en el tema que le compete y le da su razón de ser, que como hemos sugerido, el contexto actual la justifica, y necesita, plenamente. Su error no es tratar un tema sensible de forma controversial, es el no haber asumido en toda su extensión que ese era en efecto el espíritu que la animaba.

Fuera de los persistentes errores en el raccord, reveladores quizá de un espíritu escurridizo de corrección estilísitca, se aprecia una propuesta, a ratos, sensorial en la aproximación formal de Prozac Nation, como en la inclusión de elementos como el dolly in zoom out. Buscar reflejar la vivencia desde la esfera sensorial es del todo pertinente para diseccionar a un personaje, y a la narrativa que gira en torno a ella, que se gatilla dramáticamente desde la sensación específica que genera el habitar un espacio con las características de Harvard. El error viene desde su problema de raíz, es decir, merma su propia búsqueda al delegar su motivo dramático real de trasfondo (no vemos salas de clases, profesores, tiempos agitados de desplazamiento en los salones, pasillos, escaleras, cúmulo de tareas apilándose monstruosamente, rodeando el espacio vital; todo lo que se podría esperar del suplicio en cuestión) como dato, y deja toda la representación del aniquilamiento del sujeto en un estrado genérico. Si no supiéramos, muchas veces por el recurso de la voz en off, o de los diálogos, que efectivamente todo transcurre en- y por- un espacio universitario, la tensión dramática y su dosificación visual bien podría ser causado por cualquier otro motivo o circunstancia. Y es más, la dimensión del trauma familiar debió haber ocupado la posición de trasfondo, en vez de disputar el corazón narrativo de la película, a pesar de los buenos momentos que se logran cada tanto. La sobredramatización de las interpretaciones, y el forzamiento de situaciones azarosas, buscan suplir la exploración que queda abandonada en un medio camino. Cuando quizá la intensidad dramática más fidedigna a su tema vendría del silencio, del tiempo muerto en el que la angustia crepita hasta clamar el despropósito absoluto y ensordecer la innata necesidad de creer en la vida.

Todo parece indicar que tal como yo, y mi generación, un gran influjo de personas seguirán siendo acarreadas a transitar por el mundo de la educación superior, con sus eventuales cualidades, ventajosas y perjudiciales. También las circunstancias citadas al principio nos llevan a esperar que la pregunta que anima la existencia de Prozac Nation, y de esta reseña, seguirá ocupando un lugar cada vez más gravitante, por lo que es justo seguir poniendo atención a aquellas películas, que como ésta, están intentando llevar ese difícil cuestionamiento (por más blandas, tentativas o tímidas que puedan ser sus respuestas) a la palestra de una sociedad que vive presa de las mistificaciones del esfuerzo, el éxito y el fracaso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Guason
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15 de septiembre de 2006
8 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni siquiera parece una película de verdad. En serio, más bien es un almibarado y poco convincente telefilme que he visto ahora en DVD y que no ha cumplido mis expectativas.

La Ricci se dedica a lo de siempre, a pasearse en pelota picada para que todos veamos lo buena que está y se acabó.

Con un punto de arranque bastante prometedor, el film va decayendo hasta llegar al bostezo absoluto, ya que lo que cuenta, (una chica joven que va a iniciar en Harvard sus estudios universitarios pronto cae en la cruda espiral de sexo y drogas varias), nunca trascende demasiado y se muestra progresivamente mediocre.

A destacar única y exclusivamente a Jessica Lange, en el atormentado papel de posesiva y sufrida madre de la protagonista.
Peter Nevado
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14 de septiembre de 2010
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El papel que realiza la Ricci está bastante bien. Realmente nos hace creer lo desequilibrada que está la pobre y que sus idas y venidas realmente son muy jodidas, y ciertamente profundas. Pero, aun así, a veces la he visto un poco inexpresiva( pero eso es algo más subjetivo).
Jessica Lange está muy bien en el papel de madre sufridora. No sabría decir quién lo pasa peor si la protagonista o su madre....
Y los actores secundarios, no están muy profundizados, pero me parece bien. La historia gira entorno a Ricci, y los demás sólo sirven para demostrar lo mal que está. Están de apoyo nada más.

PERO.... francamente la película, no vale demasiado. No llega al tedio, pero podrías pararla y largarte tranquilamente a la mitad de la película.
El final, en mi humilde opinión, es un fiasco, pero bueno, si fue así cómo pasó...


Sintetizando: La película me ha dejado bastante indiferente, no me ha llegado a emocionar, pero tampoco he terminado pensando en que había perdido una hora y media de mi vida.
Es más que aceptable. La puntuación le viene como anillo al dedo.
Chau
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