El lápiz del carpintero

No sé cuantas películas sobre la Guerra Civil existen en el cine español, pero de verdad que deben ser miles. Es una temática que a nuestro cine le encanta usar, y sinceramente unas veces funciona y otras no; debido a que uno tiene la enorme sensación de que la trama ya la ha visto muchas veces.
En esta ocasión el director gallego Antón Reixa adapta la famosa novela del escritor Manuel Rivas que lleva el mismo título. Además, tira de un reparto también gallego para que resulte mucho más veraz una trama que ocurre en La Coruña en la triste época bélica que vivió nuestro país en el siglo XX.
Tengo que ser sincero, la historia me ha resultado aburrida y no me ha convencido nada. Vi la película hace años y recordaba que no me gustó mucho. Es más, no me acordaba de su trama; y eso es un factor muy importante ya que significa que no me llamó nada la atención.
Años después he decidido verla nuevamente y he descubierto que me ha parecido bastante floja y nada atrayente, haciendo que su hora y media resulte bastante eterna. Y es que su historia está muy trillada, y uno siente estar viendo algo bastante repetitivo.
Además, tengo que reconocer que la dirección de Antón Reixa tampoco es acertada. Todo está enfocado desde un punto de vista que busca la lágrima fácil, pero desde una perspectiva un poco cutre. Y es que uno no encuentra mucha calidad, y todo parece que está dirigido por un principiante.
Con respecto a las interpretaciones tengo que reconocer que me duele decirlo; pero me han parecido horribles todas en general. Todos ellos realizan un trabajo forzado y falso que no transmiten absolutamente nada, ofreciendo unos personajes planos en intenciones y pasiones.
No soy para nada un admirador de Tristán Ulloa, ya que no recuerdo un trabajo suyo que me haya convencido. Pero en esta ocasión su interpretación se lleva la palma, y resulta nefasta.
Luis Tosar es un grandísimo actor, pero su papel de guardia civil no convence y resulta bastante insoportable en cada una de sus escenas. Al igual que el resto de actores secundarios como María Adánez, Nancho Novo o María Pujalte. Intérpretes de gran nivel que en esta ocasión no cumplen con lo que se espera de ellos, y hacen que la calidad de la cinta se hunda aún más.
Si a ello añadimos que entre el reparto uno puede ver el infumable trabajo de Carlos Sobera y Anne Igartiburu, pues no tengo mucho más que decir. Dos presentadores de televisión que han decidido ponerse frente a las cámaras para dar vida a un fascista y a una monja. No tengo palabras.
En fin, "El lápiz del carpintero" es una película más sobre la Guerra Civil que deja mucho que desear. No sé como estará el famoso libro que se adapta ya que no lo he leído; pero el film es aburrido, insulso y bastante decepcionante haciendo que uno esté deseando que acabe cuanto antes.

Pues sí, es una mala película, por las actuaciones, por el guión ridículo... Hay muchas películas ambientadas en la Guerra civil, y muchas pueden ser acusadas de maniqueas, porque muestran a los golpistas como represores iletrados y sedientos de sangre. Pero lo eran, en buena parte. ¿Que había buena gente en el bando golpista? Claro, pero de la buena gente de "mejor no ver ni oir" o de, en caso de ver u oir, pensar "algo habrá hecho".

También había buena gente en la Alemania nazi, o en la URSS de Stalin. ¿O debería quejarme si en una película sobre el régimen estalinista muestran a todos los miembros del partido como malvados?

O si no, ¿cómo se explica que Herbal (Luis Tosar) se pase tres cuartas partes de la película con el lápiz puesto detrás de la oreja, además sin ningún motivo, ni razón? Dicho esto, su personaje es de largo lo único interesante en esta película que aunque empieza más o menos bien acaba siendo bastante aburrida e insustancial y lo que es peor, un mero ejercicio de propaganda, a veces fina, otras veces ridícula, pero siempre machaconamente constante. El catálogo de tópicos absolutamente maniqueos que despliega Antón Reixa en esta versión cinematográfica de la novela homónima de Manuel Rivas es de vergüenza ajena. A ver, si yo fuera de izquierdas me sentiría ofendido por este retrato caricaturesco y monstruoso de mis rivales y la idealización más pueril de los míos. En este caso, me pregunto que ya es casualidad que con los miles de asesinatos que cometieron los republicanos, siempre salgan que son poetas, músicos, maestros o médicos, de los que nunca han hecho daño a nadie y que sólo son perseguidos "por sus ideas". Estoy esperando que el "héroe" sea por una vez un chequista, un comisario político, un terrorista o un partidario de la "dictadura del proletariado".

Me toca bastante las narices ese megalómano ejercicio de mentira, propaganda y descaro con el que se adornan las izquierdas setenta años más tarde. Por ejemplo, esos coristas que mezclan ser libertario y humanista o el comunismo y el amor dan tanta rabia como pena. Estos falsarios se creen sus propios embustes. Nada hay más antitético que mezclar esas ideologías políticas con cualquier clase de sentimentalismo. Sólo los muy sectarios pueden tragarse semejante bola. Dicho esto, el resto de clichés casi que resultan casi indiferentes: los falangistas muy malos, el franquista maltratador, la hija del ricachón enamorada del revolucionario, etc. Ahora bien, uno sí que es más curioso: el de los progres con pasta. Y si al principio es pobre, se hace rico mediante un buen braguetazo. De hecho el falangista llega a denunciar a los señoritos como de izquierdas y a reclamar una verdadera revolución social que acabe con su dominio ancestral, cosa que deberían predicar los más progresistas. Lo que pasa es que por hipocresía, cobardía y pérdida de fe en el marxismo estos se han convertido en firmes defensores del dinero y la burgesía.

Lo cierto es que me esperaba tal vez un poquito más de la película, pero tampoco demasiado. En general está bastante bien contada, pero tiene algunas escenas poco creíbles, y algunas otras muy previsibles.
Habla de la Guerra Civil, y de una nueva versión de Romeo y Julieta, en la que esta vez, no podrán verse debido al encarcelamiento de "Romeo", debido a sus ideales políticos, los cuales durante toda la película le cuestan más de un disgusto.

Un libro demasiado bueno para esta película. Mejor leerlo, no le doy mala puntuación pero supongo que influenciado por la calidad del libro, al que le doy un diez. No creo que Manuel Rivas haya quedado contento al ver la película.