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La calumnia

Drama Karen (Audrey Hepburn) y Martha (Shirley MacLaine) son las directoras de una exclusiva escuela para niñas. Una alumna maliciosa y vengativa, despechada por un castigo que ha recibido, oye por casualidad un comentario y lo utiliza, distorsionándolo, para acusar a sus profesoras de una conducta reprobable. Los escandalosos rumores se extienden velozmente por la comunidad escolar, con repercusiones inmediatas y devastadoras. (FILMAFFINITY)
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Críticas 90
Críticas ordenadas por utilidad
6 de octubre de 2009
29 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevo años largos, y cortos también, queriendo ver esta película. Recuerdo haber escuchado voces (que ahora parecen antojarseme como lejanas o susurros) que sugerían que "La Calumnia" debería ocupar un lugar en mi miniconocimiento cinematográfico. No conocía exactamente de qué iba, pero se podía oler que no decepcionaría. Un drama de tensión psicológica que transciende al plano visual con personajes de esos que te dejan huella por lo fuertes que son, sin olvidarnos de ese "deleite terrorífico" que puede inspirar una criatura de la mano de dios.

Esa niña de mirada de búfalo con su lengua viperina ocupa puesto de honor entre todos aquellos pequeños mozos que son más malos que la tiña. Porque esa niña es mala, pero mala mala. Más mala que un dolor. Lo malo es que la jodía también es lista. ¿Por qué será que normalmente los malos puros son listos? Bueno, ese es otro tema. Lo que nos importa aquí es la relación subterránea que tienen dos mujeres que viven juntas, a la vez que dirigen un colegio de "buenas niñas". La calumnia llegará presente de mano del minidiablo para ponernos frente a frente, no sólo con una sociedad de reglas y moralidad hermética, sino frente a la peor barrera que se puede encontrar: la aceptación de nosotros mismos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nanci_nanci
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11 de abril de 2009
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiero comenzar diciendo que es la segunda película "viejuna" que veo en mi vida y por tanto no estoy muy acostumbrada a su estilo. De todos modos en ningún momento eché de menos los efectos especiales, las obviedades en el guión y en la historia, el humor moderno, la velocidad actual...de hecho no extrañé ni el color. Con un formato similar al del teatro (el cine de hoy en dia nos tiene acostumbrados, salvo honrosas excepciones, a un par de explosiones/helicópteros/catástrofes naturales cada noventa minutos aunque estemos viendo un documental de sepias albinas) , un argumento bien perfilado y exquisito y unos actores colosales me olvidé de todo lo demás sumergiéndome en una de las mejores películas que he visto.

Aunque no sirva de mucho con mi irrisorio bagaje de cine clásico hacer generalizaciones, no me molesta para nada que exista cierta sobreactuación en el cine antiguo, dotándolo así de tintes teatrales, ya que entiendo que con el recatamiento de la época y sin tanto atrezzo como ahora sirve para matizar y dramatizar aun más las escenas.

No me he caído de un guindo pero hasta ahora conocía a Audrey Hepburn como un icono, nunca antes había visto una película suya y he de decir que hasta yo he captado ese halo mágico que desprende y conforme vaya viendo más películas supongo que entenderé porqué ha alcanzado la categoría de mito. Pero en esta película y a pesar de parecerme que los actores principales hacen auténticos papelones yo me quedo con Shirley McLaine. El diálogo final entre Martha y Karen es sobrecogedor, y aunque no soy muy refranera en este caso una imagen vale más que mil palabras, por eso basta con ver las miradas que se intercambian durante toda la película para disfrutar de algo que no se da mucho en el cine actual, el final abierto y los cabos sueltos, como dicen los ingleses "food for thought".

Respecto al argumento tengo que decir que lo ideal para que la película
te sorprenda y te "aterre" es verla con la mentalidad de la época, intentando dejar atrás los avances sociales actuales y extrapolando el escándalo que en ella acaece a ese momento. Sólo así se pueden entender los miedos, el aislamiento, la repulsa que se refleja en el film. De todos modos no hay que irse muy lejos ya que desgraciadamente aun existe mucha gente a la que no le gustaría que el personal que forma a sus hijos sea homosexual. Aun deben pasar un par de décadas para que al visionar esta gran película su argumento nos parezca absurdo.
miss_takanawa
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15 de septiembre de 2015
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que tengo que decir sobre esta película es manifestar mi más rendido homenaje hacia sus dos actrices protagonistas. Mira que soy acérrima de Audrey Hepburn y Shirley MacLaine, pero aquí están sencillamente sublimes. Yo, que también soy muy fan de los calendarios anuales que publica la revista Fotogramas, no me explico cómo es que nunca he visto un solo fotograma de “La calumnia” entre ellos. Hay escenas impresionantes, primeros planos de Hepburn y MacLaine que deberían figurar para siempre en todas las antologías del cine y frases memorables que harían estremecer de emoción a una piedra pómez.

Y una vez hecha esta premisa necesaria, voy al fondo de la cuestión, que no es otro que el tema de la película. Para mí ésta no es una historia sobre la homosexualidad y los prejuicios sobre ella, aunque en todas las críticas ése sea el concepto que más se destaque de ella. Para mí ése es un tema completamente secundario; el mismo efecto hubiese hecho cualquier otro tema tabú de la época o de cualquier otra época. No sé, las drogas, la pederastia, los malos tratos… El hecho de que la calumnia de la que son víctimas las protagonistas sea una relación lésbica en todo caso dota a la película de un cierto morbillo pero nada más. Esto no va de ese tema; esto va de la maldad y de cómo un rumor, un bulo, una mentira, pueden destruir las vidas de las personas y socavar los cimientos de toda su existencia, incluso hacer temblar lo que parecía más sólido y resistente.

Por una vez, y ojalá sirviera de precedente, el título de la versión española me parece mucho más acertado que el original, que es “The children’s hour”, título gilipollesco donde los haya porque esto no puede tener mejor nombre que lo que es toda la película, la denuncia de una calumnia como la copa de un pino. El proceso público al que son sometidas las dos maestras denunciadas soterradamente por una alumna malvada, vengativa y malcriada es tan espeluznante que una no puede evitar las comparaciones con otros juicios públicos sobradamente conocidos de los que somos testigos a diario en nuestra decadente sociedad. Y ya el punto de enjuiciamiento exprés al que hemos llegado con las redes sociales y los desbarres que en ellas se producen sería el mejor ejemplo de hasta dónde se puede llegar con una simple infamia que se suelte acerca de una persona.

Como ya dije antes, la película tiene momentos realmente impactantes, cinematográficamente magistrales: la cara de Hepburn cuando corre hacia la casa, la escena en el cementerio pasando con el gesto altivo y majestuoso ante los calumniadores, la confesión de MacLaine… Por diossss, qué dos tías más guapas y qué pedazo de actrices!

Es verdad que hay momentos en los que a Wyler se le pasa un pelín la mano con el melodrama, pero en general procura mantener una contención argumental poco frecuente en los dramones de la época. Sólo hay una escena que para mí es un puro desbarre, que inevitablemente estropea bastante el conjunto y que paso a contar en espoiler para que el que no quiera leerla se la salte.
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Talía666
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12 de octubre de 2011
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La Calumnia” es una película de factura impecable (no cabría esperar algo distinto, dada la acostumbrada minuciosidad de su director) y de temática bien arriesgada teniendo en cuenta el momento en que se rodó. Wyler aborda la cuestión rozando los límites restrictivos propios de la época, y nos regala, previo recorte de la tijera censora (curiosa analogía, en este caso, si se me permite la broma…), una obra rotunda. Pese a lo anterior, y sin estar exenta de una cierta ambigüedad que comentaré en el spoiler, consigue dar en el clavo para mostrarnos, sin concesiones, lo dañino de las actitudes excluyentes e hirientes de una sociedad timorata que, por miedo ante lo supuestamente “antinatural”, se apunta rápido al carro de dar por ciertos los rumores y castigar sin compasión a quienes son el centro de éstos. Por ello, considero que si en la película hay un reproche hacia la sociedad, éste se da a dos niveles: por un lado, el de la difamación; por otro, el de la homofobia (término que, digo yo, por aquel entonces ni siquiera existiría).

Las interpretaciones de Hepburn y MacLaine son espectaculares, del todo incontestables. ¡Qué soberbio trabajo el de ambas! Los secundarios están muy correctos, destacando Fay Bainter (que consiguió una nominación al Oscar por su papel). Karen Balkin, sin embargo, me exaspera, ya sea porque da vida a un personaje odioso, ya sea porque esa forma de abrir los ojos como platos me invita a odiarla aún más.
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Angie Banshee
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9 de junio de 2009
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Calificada como drama psicológico, está basada en la obra teatral “The children´s hour” de 1934, de Lillian Hellman (1).
William Wyler convenció a Audrey Hepburn para interpretar a Karen, rompiendo su imagen “glamourosa” tras “Desayuno con diamantes” (aunque hacía de chica de vida fácil) y demostrando que era una actriz polifacética, además de medirse con una estrella en ciernes como Shirley Maclaine que venía de rodar “El apartamento”.
Wyler, temeroso ante la posible censura del Código Hays, eliminó varias escenas que mostraban a Martha (Maclaine) enamorada de Karen, tales como cepillarle el cabello o lavarle la ropa. Esto quizá hubiera añadido un plus muy enriquecedor al desenlace de la historia. Con todo, el guión de John Michael Hayes, que ya había trabajado con Hitchcock, va de más a menos.
La película no fue muy bien recibida por crítica ni público, lo que provocó que la protagonista de “Historia de una monja” recapacitara en aceptar papeles de riesgo en los años inmediatamente posteriores.

Las actuaciones son espléndidas. Una contenida y conmovedora Audrey, demostrando su madurez como actriz y mujer. También una espléndida,magnífica y radiante Shirley Mclaine (vista hace poco en “Coco Chanel tv”). Mary, la niña, es tan veraz que resulta repulsiva a ojos del espectador y artífice de toda la problemática posterior. James Garner, algo más flojo, aporta cierta ambigüedad, que no le viene mal a su personaje. Acertadísimo casting.

La dirección del maestro Wyler es exquisita. Si bien el principio es un poco más lento, quizá influído por una puesta en escena muy teatral, conforme avanza va mejorando hasta el final, que es toda una lección de cine, donde nos vuelve a regalar (tras “Vacaciones en Roma”) unos planos de Audrey magníficos.
La película puede tener varias lecturas: en primer lugar, cómo puede repercutir una mentira, en general, y en particular, en el contexto de los años sesenta, en una comunidad puritana. En segundo lugar, cómo se pueden llegar a encajar las consecuencias en un estado de ánimo y en un contexto de enorme presión con todo en contra.
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Gabriel Ufa
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