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Convoy

Acción Un grupo de camioneros forman una larga caravana para protestar contra un despótico y arbitrario sheriff que ha arrestado a uno de los suyos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
21 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Camioneros que, con la policía pisándoles los talones intentan escapar del estado a través del desierto de Arizona; polvo en el parabrisas, bocinazos y nombres del estilo Pato de Goma, Pocilga, Águila Calva o Araña.

Todo esto por una multa de tráfico. Y lo mejor de todo será que se les sumarán cuantos camioneros se encuentren a su paso. Y claro "¿como vamos a viajar sin llamar la atención?"

Aquí flecha del Misisipi al habla: "¡ En la vida lo que cuentan son los camiones rápidos, las mujeres rápidas y la comida rápida!"

Americanada 100% con un estilo algo naive; la verdad que esperaba encontrarme una película violenta al mas puro estilo Peckinpah, pero nada. Convoy fue un exitazo de taquilla. Yo creo que fue todo gracias al cartel, que puta pasada!!!!
eraserheadboy
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13 de junio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película bastante entretenida y muy de la cultura estadounidense. Un producto totalmente “Made in USA”, que cumple con su objetivo principal.
Traslada los códigos del western a las carreteras, aunque presenta ciertas incongruencias y varias escenas con actos inverosímiles, que podemos soslayar en aras de la diversión a toda velocidad, a toda máquina, a toda destrucción y a toda cámara lenta. Es de Peckinpah.

Entonces ¿Es un tipo de western urbano, cambiando caballos y diligencias por camiones y autos? En cierta forma sí, podríamos hacer la analogía.
Mantiene al sheriff, aunque aquí claramente corrupto y con un sentido de la “ley y la justicia” particular e interesado. Muy diferente al espíritu “impoluto o modélico” de los sheriffs del western clásico. Mantiene a los vaqueros que se saltan y agreden a quienes representan la ley y tienen su espíritu de libertad, sus propias "normas" y su forma de arreglar los problemas (los camioneros). Incluso, aparece el salvataje desde la cárcel de uno de los compinches del líder. Mantiene el saloon (el bar) y las peleas por motivos baladíes y los escenarios naturales, obviamente modernizados acorde con la trama. Aparece nuevamente México como "la tierra prometida". Mantiene el trato a las mujeres (bueno, en esto último, me refiero principalmente a Peckinpah).

La historia es muy simple y mucho se señala en las críticas (especializadas y no), que se basa en la letra de una canción country muy de moda en los ’70. Eso a estas alturas es anecdótico.
Yo veo que no tiene una trama seria ni menos contundente. Por el contrario, es una historia muy básica.
Si queremos encontrar algún motivo o justificación para la abundante acción, persecuciones de vehículos policiales y disparos múltiples, excelentes imágenes de los camiones en carretera, autos saltando y chocando por todas partes, destrucciones varias (propio de las películas y series de TV de la época), remontémonos al inicio de la película.
Vemos el pequeño grupo de camioneros que reclaman contra el bajo límite de velocidad en carreteras que se ha impuesto, lo que consideran algo obsoleto y perjudicial para sus intereses como transportistas. Y empiezan a hartarse y reclamar por las presiones y la persecución que el despótico sheriff realiza hacia ellos. Hasta ahí el nudo simple y elemental de todo.
Pero después se van uniendo más y más camiones por el solo hecho de viajar en caravana (“es más divertido” dicen) sin reivindicaciones claras, salvo el límite de velocidad en algunos casos explícitos, y posteriormente, liberar a uno de los suyos. Así hasta formar un largo convoy de casi 2 kilómetros de largo.
Es ahí cuando son descubiertos por la prensa y por los políticos de turno (en vísperas de elecciones) para utilizar el aparente “movimiento social” en beneficio propio. Y llegar al Senado como representantes de sus demandas sindicales, presentando incluso ante la Casa Blanca dichas supuestas reivindicaciones.

Nada más lejos de la realidad. Esos camioneros no tienen esa conciencia política ni de clases. Sólo quieren la libertad de tránsito a la mayor velocidad posible, para efectuar la mayor cantidad de viajes factible. El pseudo líder Duck (y su icónico pato de goma), un buen Kristofferson en su mejor papel en manos de Peckinpah), no es representante de nada. Sólo de sí mismo, pero el resto empieza a seguirlo. Ni él se asume como cabecilla; los hechos lo van empujando. Hasta su desquiciamiento total. Su aparente lugarteniente, un opaco y secundario Burt Young, que apenas habla, solo sigue a su “jefe”.
Ali Mac Graw, con un look diferente, pero siempre atractiva y sensual, que con motivos fútiles se sube a la máquina de Duck, poco aporta a la historia. Pudo haber sido un interesante contrapunto o incluso una especie de consejera para él, pero nada de eso. El director, eso sí, se solaza mostrando las esbeltas piernas de Ali, y nos regala esa magnífica escena inicial llena de sex appeal, que más parece un spot comercial de los buenos.
Un logrado papel de Ernest Borgnine, como el rudo, irascible y barrigón sheriff que acosa a los camioneros, los presiona, los humilla, exige sobornos, los va desquiciando paulatinamente, empezando por su líder. Secundarios correctos, pero nadie de ellos queda para el recuerdo.

Pareciera que Perckinpah con este producto quiso mofarse de ciertos convencionalismos estadounidenses (y cuestionarlos). Del mundo de las carreteras y los camioneros (como potencial grupo de presión), los códigos de la política, los medios de comunicación de masas y el show de la TV, hasta de los evangélicos. En cuanto a la policía, tema aparte. Los representantes de la ley se ven inoperantes y ridiculizados por los camioneros, quienes son hasta vitoreados por el público.
La película tiene un tono de broma permanente, muy acorde con la ligera y simpática música. La cinta en general, no se puede tomar muy en serio. No hay temas de fondo (pudiendo haberlos), no hay conflictos trascendentes (pudiendo haberlos). Sólo individualismo, un aire de libertad en las carreteras, un “hago lo que quiero, nadie me detiene”, y un aparente espíritu de cuerpo en estos transportistas.
Fíjense en la pelea del bar. Creo que todos los actores y extras ahí lo pasaron fenomenal. Lo inverosímil de las acciones era lo de menos. Es la diversión y los mamporros lo que importa.

La película tiene algunos estupendos planos generales, y en resumen, es todo un divertimento y una gran risotada. Esto se confirma en el cierre, con la carcajada de Bornigne, que no puede creer lo que ve (véase spoiler). Este cierre me parece un símbolo del espíritu de la película.
"Convoy" entretiene y se entiende que fue la más taquillera en la trayectoria del director californiano. Fines de la década de los ’70, al parecer anticipó cierto tipo de cine que venía. Y que llegó.

Trama y Desarrollo = 7.0
Personajes principales = 8.0
Personajes secundarios = 5.0
Música = 7.0
Fotografía y ambientación = 8.0
PROMEDIO = 7.0
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KRIVO
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14 de agosto de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me confieso un asiduo revisor de películas de hace décadas, incluso descubridor de algunas que no había visto. Sobre las vistas, con los años se ven con otro bagaje personal, desde otras perspectivas. Algunas ya no me parecen tan buenas como yo recordaba (muchas sí), y otras tampoco me parecen ya tan malas como yo las recordaba. Estoy revisando los films de Peckinpah y vuelvo a ver esta tenida por "oveja negra" que paso a comentar brevemente:
Sobre la factura no hablaré, porque se trata de Peckinpah, que siempre trabajó con los mejores equipos y actores. Me referiré al contenido. Porque las películas, aparte de entretener y disfrutarlas visualmente, pueden tener contenidos sobre los que vale la pena meditar. El film tiene un cierto sabor libertario que podría juzgarse saludable, pero seamos realistas: en toda sociedad es indispensable un orden y una reglamentación aunque a veces sintamos que nos oprimen. Si todos fuéramos mentalmente sanos y respetuosos de los demás, no haría falta nada, ni reglas, ni casi gobierno. Pero no es el caso. Hay demasiada gente a la que los demás le importan un bledo, y los hay que actúan incluso sólo por maldad. Y esto está en la naturaleza humana. Si no hubiera reglas y un sistema que las hiciera cumplir, sería el imperio de los más fuertes, de los más chulos, de la peor canalla, hasta que también se destrozaran entre ellos y no quedara nadie. También es verdad que los sistemas de orden son deficientes y en muchos casos, o no llegan, o se pasan bastante. En el caso concreto de la película, podríamos imaginar las carreteras dominadas por rudos camioneros que pudieran correr a la velocidad que les viniera en gana y hacer lo que quisieran sin límite ni control. ¡Qué horror!
También se puede interpretar el film como el retrato de un carácter individualista (Pato) que no concibe límites a su libertad personal, aunque sea buena persona de fondo, y choca visceralmente contra cualquier tipo de reglamentación que le obligue por la fuerza. Pero también habría, como digo, otros como él pero que no serían buenas personas, y el caos estaría servido. El gran director Peckinpah partió aquí de una idea confusa y se perdió durante su realización. No obstante, lo que es la magia del cine, me la he visto hasta el final (no suelo hacerlo cuando algo no me provoca interés), y juraría que he disfrutado en varios puntos.
Daniel
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6 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Convoy (1978), de Sam Peckinpah, presenta la odisea delirante de un camionero que huye luego de enfrentarse con un sheriff en Arizona. Por momentos comedia, western, acción hasta cierto drama político y social, la película recorre frenéticamente distintos tonos que componen una obra que hoy parece bizarra.

Por Nicolás Bianchi

Mientras mantiene el tono liviano y absurdo, el viaje del camionero Rubber Duck (Kris Kristofferson) por las rutas del interior estadounidense fluye de manera cómica y disfrutable. Pero tanto los personajes como la película se empastan cuando la travesía se detiene y comienzan a aparecer las alusiones a la política, momento en el que el excéntrico Peckinpah realiza una suerte de loa al espíritu rebelde de los trabajadores que recorren los caminos profundos del país.

De la nada que rodea la ruta en Arizona surgen un camión, conducido por Rubber Duck, y un auto deportivo con Melissa (Ali McGraw) al volante. Rápidamente se ponen a la par, se miran, parecen gustarse. Ella es fotógrafa y comienza a retratar al camionero cuando un patrullero irrumpe y rompe la escena de aproximación romántica. El auto, más veloz, logra adelantarse mientras el policía detiene al camión. El camionero logra manipular al agente al decirle que la mujer que manejaba no llevaba ropa interior, lo que traslada el interés del oficial a perseguirla a ella. Rubber Duck puede seguir con su camino.

En la siguiente escena se presenta a los compañeros de ruta y al villano. Mientras Rubber Duck avanza velozmente en fila junto a Pig Pen (Burt Young, por siempre Paulie en Rocky) y Spider Mike (Franklyn Ajaye), el sheriff Dirty Lyle (Ernest Borgnine) intercepta sus comunicaciones por radio, entiende que van al límite de la velocidad permitida y les tiende una trampa para extorsionarlos y luego cobrarles un soborno. Con el poco dinero que les queda, recalan en un café que está al costado de la ruta, típico parador de camioneros.

Allí va también el policía que se ensaña particularmente con Spider Mike, que es negro y el que menos plata tiene de los tres, lo que da lugar a una pelea que podría pertenecer a una comedia de cine mudo o a un capítulo de los Tres Chiflados. Los camioneros, las camareras del lugar y Melissa, que también se encontraba allí, se alían contra Lyle y otros policías, a los que golpean y vencen mientras en el proceso destrozan por completo al café. La cámara lenta con la que Peckinpah toma las escenas resalta la ridiculez de los cuerpos que vuelan contra las botellas que están en la barra o las tazas y vasos que se encuentran en las mesas del lugar.

El convoy finalmente queda conformado. Rubber Duck y Melissa por un lado, y sus dos amigos junto con otros personajes que se suman luego de la pelea comienzan la huida. En principio el objetivo es llegar a la frontera estatal, para lo que toman un desvío por caminos de tierra muy blanda, lo que da lugar a una segunda secuencia de humor físico. Ahora los que hacen el ridículo, tomados por la misma cámara lenta, son los patrulleros de la policía que se quedan entrampados entre las lomadas de polvo y tierra. Incluso en un rapto ¿iconoclasta? uno de los vehículos policiales sigue de largo en una curva sobre un precipicio y atraviesa un cartel de una iglesia evangélica que llama a las familias a la oración.

El último dejo de comicidad está dado por los nombres de los demás camioneros que se suman a medida que el convoy avanza su procesión. Entre ellos se destacan Big Nasty y Sam el Séptico. Una vez que más que una huida Rubber Duck se encuentra involuntariamente liderando algo más parecido a un movimiento de protesta la película pierde cierta fluidez. Peckinpah construye a los camioneros como representantes de cierto espíritu libre, rebelde e indómito contra los policías que los quieren detener o los políticos que buscan cooptarlos.

En cuanto a cierta norma de calidad por la que en la actualidad se suele pasar a los filmes cabe decir que Convoy no es racista, sino más bien lo contrario, ya que la violencia que la policía ejerce contra el camionero negro está resaltada a modo de denuncia y desencadena el desenlace de la historia. Luego hay quienes pueden interpretar a la película como machista. Resulta interesante leer que en una crítica de la época en el New York Times se señala que el papel que interpreta McGraw está ‘desfeminizado’ porque la intérprete lleva el pelo muy corto. Hoy se podría hacer una lectura diametralmente opuesta, ya que ese tipo de cortes de cabello están más identificados con la emancipación que con el sojuzgamiento de la mujer. En cualquier caso, Peckinpah dista, por un continente, de ser feminista. El protagonista cumple con las características clásicas del protagonista masculino de acción, aunque también es cierto que el film no incurre en ningún exceso. Incluso podría haber cierto feminismo involuntario en un personaje secundario que es una mujer camionera negra. Lo más acertado, de todas maneras, seguramente sea no buscar lo que la película no ofrece.

Mientras la liviandad conduce el relato Convoy resulta en un entretenimiento cinematográfico que produce cierto asombroso por sus ribetes extraños, con bellas tomas en las que los camiones parecen animales que avanzan por una sabana. Cuando todo se vuelve más formal, cuando el drama político y la acción ocupan el lugar de la comedia, la película pierde el norte, toma la banquina hasta que llega a un final un tanto insípido.
El Golo Cine
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29 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film que según se cuenta el director aceptó por encargo y que desde luego no se caracteriza por ser una de sus mejores obras, ni tampoco es que sea uno de sus personales "más" personales proyectos, pero entretiene mucho, posee implícito el espíritu de libertad y un evidente mensaje de apoyo hacia los conductores de trailers y camiones no solo de EE.UU. sino del mundo entero.

La trama escrita por Bill L. Norton no es nada del otro mundo (muy curioso punto de partida eso si) pero "bloody Sam" lo lleva literalmente "hasta donde el camino lo permite" logrando algunas secuencias de acción muy bien ejecutadas y fieles a su estilo (a cámara lenta) en los momentos precisos. Además no trata de adornarla con nada de sub-textos ni demenciales explosiones de violencia durante la misma, solo hay un grupo de camioneros que siguen a un líder y forman un "convoy". Es eso lo que tenemos y punto.

Del reparto se dejan ver un solido Kris Kristofferson como el "rey de la carretera" junto a una sexy Ali MacGraw en los roles principales y de soporte aparecen Ernet Borgnine, Burt Young (mejor conocido como el cuñado de Rocky) Magda Sinclair, Franklyn Ajaye y Seymour Cassel.

Se deja ver.
darkman
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