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Lo dejo cuando quiera

Comedia Amigos desde la facultad y sobradamente preparados, Pedro, Arturo y Eligio son tres profesores universitarios a los que la crisis ha dejado sin trabajo. Cansados y sin blanca, encuentran accidentalmente la solución a sus problemas en el proyecto de investigación en el que Pedro lleva años trabajando: un complejo vitamínico que ofrece, para su sorpresa, desfase a tope sin efectos secundarios. Los tres profesores, con el apoyo de Anabel, ... [+]
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Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
23 de abril de 2019
26 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera regla de una comedia: ser divertida. Segundo precepto: hacernos sonreír. Tercera obligación: despertar – como mínimo – nuestra simpatía (o indulgencia). Cuarto mandato: tomarse en serio el intento de obsequiar al público con alguna secuencia hilarante. Quinto cometido: hacernos creer que al menos los actores se lo pasaron de fábula haciendo el ganso y participaron en esta sandez de buena fe y con ganas de reivindicar su oficio de comediantes. Y me detengo aquí porque si no podría llegar a ser tan pesado y aburrido como asistir, de nuevo, a la proyección de este insufrible engendro carente de gracia, ayuno de chispa, desprovisto de ingenio y falto de vergüenza. Pocas veces he presenciado a toda una sala de cine congelada en sus butacas ante la incredulidad de estar presenciando una infame bufonada tan esaboría como soporífera.

Si había numeroso público era porque tanto Telecinco como Mediaset realizan ubicuas y eficaces campañas de marketing con las que promocionar sus pestiños. Tanto menospreciar y criticar a Hollywood por su habilidad para vendernos cualquier cinta por infumable e indigna que sea, cuando en España contamos con una maquinaria tan bien engrasada y potente como su denostado modelo norteamericano. A las pruebas me remito. La manía de ver la paja en el ojo ajeno y negar la viga en el propio nos convierte en iracundos censores de todo lo foráneo y mansos exegetas de todo lo nacional. Triste consuelo corroborar que lo podemos hacer igual de mal (o peor) que el vilipendiado molde y pretender que al elevar la cuota de pantalla del ‘cine español’ se está – además de engordando las ganancias de las compañías antedichas – realizando una magnífica labor cultural. Menuda patraña.

No he visto la película italiana ‘Smetto quando voglio’ (2014) de la que es una reelaboración patria. Pero o bien el humor y las ocurrencias se perdieron por el camino o bien todo el empeño se reduce a querer hacer caja, con independencia de que tenga interés o sentido. Quizás el único consuelo sea que al menos ha dado de comer a algunos técnicos y actores españoles… Aunque no sé si a David Verdaguer se le debiera considerar mejor una ejemplar contribución ‘internacional’ de la República Catalana, a Ernesto Sevilla un excelso hidalgo del gracejo de La Mancha, a Carlos Santos un excepcional representante del Reino de Murcia o a Ernesto Alterio – excelente – un insigne, integrado y jubiloso inmigrante rioplatense. ¡Quién sabe! Ahora que España es una nacioncilla de Naciones no quiero ultrajar a nadie utilizando el despreciable y deshonroso adjetivo: español.

Sólo me queda concluir que es una lástima que se acometa semejante alabanza al sinsentido en nombre del entretenimiento y hacerla pasar por sublime.
antonalva
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10 de abril de 2019
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres amigos, profesores universitarios, descubren una pastilla que provoca un subidón temporal. Inexpertos en el mundo de las fiestas, deciden sacarla a la venta entre los jóvenes. ¿Qué puede salirles mal? Con este argumento, Carlos Therón adapta al cine español la película italiana Smetto quando voglio.

Una trama así y David Verdaguer, Ernesto Sevilla y Carlos Santos como protagonistas, pueden predecir una comedia muy alocada. Sus papeles les permiten interpretarse a sí mismos y están acompañados por un convincente trabajo de las actrices. Sin embargo, lo más destacable es la aparición de Ernesto Alterio como Tacho, un mafioso propietario de los mejores clubs nocturnos. El actor despunta entre el reparto con graciosas intervenciones en su personaje de millonario feliciano.

El largometraje no se libra de lo que parece ser la marca característica “made in Spain”: exceso de golpes, torpes porrazos, conversaciones vulgares y escenas desagradables. Todo ello exagerado de manera improductiva. De todas maneras, el director lo combina acertadamente con una retahíla de chistes y algún cameo de famosas películas como El club de los poetas muertos.

Además, la comedia no es meramente un producto para hacer reír sino que critica una realidad social actual. De manera irónica, la historia refleja el esfuerzo que emplean los jóvenes en conseguir títulos universitarios para luego acabar sin trabajo o con un empleo precario. También menciona la falta de fondos para la investigación y la situación en la que se encuentra el personal educativo.

Luces de colores, música a todo volumen, un juicio a la inversión en educación y bromas en abundancia provocarán carcajadas entre el público. Lo dejo cuando quiera es una propuesta que no decepciona como entretenimiento.

www.contrste.info
Revista Contraste
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21 de julio de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español nos lo está dejando claro. La comedia simplona con alardes de gamberrismo se ha convertido en un producto rentable en nuestro país, casos como el de "Fuga de cerebros", "Que se mueran los feos", "Villaviciosa de al lado" o "Toc Toc" lo demuestran. Por algo cada vez más y más productoras hispánicas se lanzan hacia este tipo de propuesta, llegando incluso a hacer de ella una apuesta anual.

"Lo dejo cuando quiera" es un sólido reflejo de lo peor del panorama en la comedia española actual. Este excéntrico remake de la película italiana "Smetto quando voglio" nos cuenta la historia de un grupo de licenciados cualificados, cuyos estudios no les ha permitido más que malvivir del paro o trabajos precarios, todo cambiará cuando uno de ellos cree por accidente un fármaco con un potente efecto de éxtasis (más le gustaría a Walter White esa suerte); dicha sustancia será la vía de escape del trío protagonista para ganar dinero a costa de empastillar sin pudor a jóvenes descerebrados. Sobre el papel, esta trama argumental puede parecer la excusa perfecta para el libre albedrío, el desmadre y la sátira con intención crítica, pero este es uno de esos casos en los que del dicho al hecho hay un trecho.

Tristemente, la comedia está bastante lejos de la obra repleta de humor negro y bromas insolentes que nos vendían los comerciales. Nos encontramos con una película repleta de gags manidos, chistes escatológicos que pueden llegar a resultar execrables hasta para el público adolescente, y bromas visuales propias del más simple de los "slapstick". Lo trasgresor de la cinta se resume en mostrar algún que otro genital de más y llevar a cabo una representación demasiado explícita de la realidad en escenas como la del atropello o la del poni disfrazado de unicornio.

La película quiere aflorar una pequeña crítica hacia el estado de la sociedad española, el abuso de poder de los empresarios y la poca equidad que existe con el sector más preparado académicamente de nuestro país. Esa apreciación no llega a calar en el espectador, su implementación tan superflua e insustancial llega a ser más redundante que otra cosa (la frase de "antes hacía lo que estaba bien y todo me salía mal, ahora hago lo que está mal y todo me sale bien" parece más un sencillo trabalenguas que algo que invite a la reflexión), es tal esa inconsistencia que el final se olvida de cualquier concepción que haya habido anteriormente y se reduce al banal enfrentamiento de malos contra buenos.

El aspecto técnico es seguramente el más salvable, sin llegar a ser tampoco una prominencia: el ambiente callejero está bien logrado, la iluminación llena de neones envuelve la obra de un tono subcultural y los montajes al compás de una música estridente propulsan el ritmo del filme. Visualmente cumple a lo que el libreto pide, tanto es así, que el abuso que se hace del plano contraplano parece más una cuestión del dicharachero guión que de un rodaje descuidado.

Los actores hacen lo más que pueden para sostener desemejante material; David Verdaguer, Ernesto Sevilla (haciendo de él mismo), Ernesto Alterio, Cristina Castaño o Miren Ibarguren logran sacar adelante hasta lo más inverosímil de sus personajes. Por el contrario, otras interpretaciones como la de Amaia Salamanca, Mero González o Carlos Santos sucumben a lo más superficial de su figura.

Todo hace indicar que su éxito comercial se debe más a las ubicuas campañas de marketing que a otra cosa. La película de Carlos Therón es un vulgar intento de entretenimiento que queda alejado de los buenos y efectivos estándares de diversión. Es una prueba inequívoca de que comedia española sigue dentro de la sombra que dejaron los éxitos televisivos de "Aída" o "La que se avecina". La cinta no sabe a dónde va pero lo que hace saber al público es que la inversión realizada por la entrada ha resultado un desperdicio. La repesca que tendrá en el cine televisivo quizás le caiga en gracia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
adrigarfield
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6 de junio de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante lo nuevo de Carlos Therón, un cineasta español dedicado al género de comedia, que hemos podido ver que ha trabajado en obras como " Es por tu bien" o " Fuga de cerebros 2 ",contando además con una serie de actores bastante conocido en el género de la comedia española, como Ernesto Sevilla o Cristina Cataño conocidos por su papeles en "La que se avecina" o Amaia Salamanca.

Esta película nos van a contar la situación de tres profesores universitarios que debido a la crisis española y a la falta de puestos de empleo, se verán optando por recurrir a la venta de una nueva droga que ellos han creado para solucionar todos sus problemas.

En cuanto a los aspectos positivos, logra provocar en muchos momentos que te saque una sonrisa por las bromas que pasan, cumpliendo con sus objetivos, al igual que en ciertos momentos cuando deja el aspecto del humor, hace una buena crítica social de la situación de España tanto de los problemas del desempleo, la falta de financiación en las universidades como también la costumbre de motivación estudiantil.

Lo malo, es que en cuanto a guión tiene una serie de incongruencias o situaciones sin ningún sentido, provocando que algunas veces te logre sacar de la pantalla, como también falta de una buena banda sonora y una trama bastante predecible y simple.

Por lo que si quieres ver una película para pasar un buen rato y reirte, sin tener que pensar, puede ser que disfrutes de esta obra, si lo que buscas es más algo serio, mejor no la veas. Saludos
pedro20
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5 de mayo de 2019
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película simplona, sin gracia, aburrida, con un guión gris plomizo, sin fuerza, ni pegada, como un cava sin burbujas.
Personajes que se ve a la legua que son de cartón piedra.
Una trama absurda que podría tener gracia, pero ya se encarga el guionista con las sucesivas escenas de "humor" de arruinar casi toda la película.
ChurdiAna
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