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España España · Dos Hermanas
Voto de adrigarfield:
3
Comedia Amigos desde la facultad y sobradamente preparados, Pedro, Arturo y Eligio son tres profesores universitarios a los que la crisis ha dejado sin trabajo. Cansados y sin blanca, encuentran accidentalmente la solución a sus problemas en el proyecto de investigación en el que Pedro lleva años trabajando: un complejo vitamínico que ofrece, para su sorpresa, desfase a tope sin efectos secundarios. Los tres profesores, con el apoyo de Anabel, ... [+]
21 de julio de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español nos lo está dejando claro. La comedia simplona con alardes de gamberrismo se ha convertido en un producto rentable en nuestro país, casos como el de "Fuga de cerebros", "Que se mueran los feos", "Villaviciosa de al lado" o "Toc Toc" lo demuestran. Por algo cada vez más y más productoras hispánicas se lanzan hacia este tipo de propuesta, llegando incluso a hacer de ella una apuesta anual.

"Lo dejo cuando quiera" es un sólido reflejo de lo peor del panorama en la comedia española actual. Este excéntrico remake de la película italiana "Smetto quando voglio" nos cuenta la historia de un grupo de licenciados cualificados, cuyos estudios no les ha permitido más que malvivir del paro o trabajos precarios, todo cambiará cuando uno de ellos cree por accidente un fármaco con un potente efecto de éxtasis (más le gustaría a Walter White esa suerte); dicha sustancia será la vía de escape del trío protagonista para ganar dinero a costa de empastillar sin pudor a jóvenes descerebrados. Sobre el papel, esta trama argumental puede parecer la excusa perfecta para el libre albedrío, el desmadre y la sátira con intención crítica, pero este es uno de esos casos en los que del dicho al hecho hay un trecho.

Tristemente, la comedia está bastante lejos de la obra repleta de humor negro y bromas insolentes que nos vendían los comerciales. Nos encontramos con una película repleta de gags manidos, chistes escatológicos que pueden llegar a resultar execrables hasta para el público adolescente, y bromas visuales propias del más simple de los "slapstick". Lo trasgresor de la cinta se resume en mostrar algún que otro genital de más y llevar a cabo una representación demasiado explícita de la realidad en escenas como la del atropello o la del poni disfrazado de unicornio.

La película quiere aflorar una pequeña crítica hacia el estado de la sociedad española, el abuso de poder de los empresarios y la poca equidad que existe con el sector más preparado académicamente de nuestro país. Esa apreciación no llega a calar en el espectador, su implementación tan superflua e insustancial llega a ser más redundante que otra cosa (la frase de "antes hacía lo que estaba bien y todo me salía mal, ahora hago lo que está mal y todo me sale bien" parece más un sencillo trabalenguas que algo que invite a la reflexión), es tal esa inconsistencia que el final se olvida de cualquier concepción que haya habido anteriormente y se reduce al banal enfrentamiento de malos contra buenos.

El aspecto técnico es seguramente el más salvable, sin llegar a ser tampoco una prominencia: el ambiente callejero está bien logrado, la iluminación llena de neones envuelve la obra de un tono subcultural y los montajes al compás de una música estridente propulsan el ritmo del filme. Visualmente cumple a lo que el libreto pide, tanto es así, que el abuso que se hace del plano contraplano parece más una cuestión del dicharachero guión que de un rodaje descuidado.

Los actores hacen lo más que pueden para sostener desemejante material; David Verdaguer, Ernesto Sevilla (haciendo de él mismo), Ernesto Alterio, Cristina Castaño o Miren Ibarguren logran sacar adelante hasta lo más inverosímil de sus personajes. Por el contrario, otras interpretaciones como la de Amaia Salamanca, Mero González o Carlos Santos sucumben a lo más superficial de su figura.

Todo hace indicar que su éxito comercial se debe más a las ubicuas campañas de marketing que a otra cosa. La película de Carlos Therón es un vulgar intento de entretenimiento que queda alejado de los buenos y efectivos estándares de diversión. Es una prueba inequívoca de que comedia española sigue dentro de la sombra que dejaron los éxitos televisivos de "Aída" o "La que se avecina". La cinta no sabe a dónde va pero lo que hace saber al público es que la inversión realizada por la entrada ha resultado un desperdicio. La repesca que tendrá en el cine televisivo quizás le caiga en gracia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
adrigarfield
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