El gran Lebowski

Pues así es, no soy el único que odié esta película en su primer visionado, le convenció un poco en el segundo pero no le pillo el punto, y le entusiasmó en el tercero. Y es que hay que ver esta película con la misma filosofía que nuestro protagonista, sin prisas, sin pretensiones, disfrutando del viaje sin importar el destino, taking a break.

Un guion no es solo una trama, también esta la caracterización de personajes, y esa es la clave de la película junto con los diálogos. Todos los personajes derrochan carisma aunque salgan 2 minutos.

The Dude: Un personaje que crea escuela, que hasta tiene una propia religión (Dudeism). Los niños antes querían ser gangsters o cowboys, ahora deberían querer ser como The Dude, dejar de comprar ropa de marca y pillar el primer jersey que pillen de 2ª mano, olvidarse del dinero, las ambiciones y el sueño Americano, y relajarse un poco, con un Ruso blanco en una mano y un buen porro en la otra.
Esta claro que la peli te gusta aun mas si tu mismo eres un pasota o un vago de cojones.
No me extrañaría nada que la costumbre de Julian, de Trailer Park Boys, de llevar un cubata en la mano haga lo que haga, hubiera sido influencia de esta película.

Sobchak: Buenísima no solo su obsesión con Vietnam, también su obsesión por querer ser judío a toda costa.
- "Tu ya sabes que tiene problemas emocionales.."
- "Ademas... de lo del pacifismo?"

La artista conceptual: Seguramente la mas pirada de todos los personajes, que ya es decir. El personaje es una burla/parodia de los típicos snobs que van de artistas.

Jesus Quintana: Nobody fucks with the Jesus. Impagable su cámara lenta.

Los nihilistas: Los Coen dan un paso mas allá, y se cachondean de absolutamente todo.

Philip Seymour Hoffman: Otro personaje bastante mofa, en plan Smithers. Igual que Stormare, Turturro, Buscemi y otros tantos, Hoffman es un fenómeno por aceptar un rol tan pequeño y por saberse reír de si mismo, dentro de varias décadas esta película sera aun mas de culto que ahora y ellos serán justamente recordados por ello.


La trama no tiene importancia. Y el resto es bueno o brillante: Dirección, banda sonora, interpretaciones.. (impresionante conexión Bridges-Goodman, como si fueran colegas de toda la vida).

La película empezó bien: diálogos brillantes y unos personajes sin desperdicio, unos auténticos frikis blasfemos que me hacían estar pendiente de todo lo que saliera por sus disparatadas bocas. Además de unos personajes tan cuidados, las actuaciones están a la altura. Otros puntos a favor son las imágenes y planos de la película, y también las originales escenas oníricas y musicales.

Lo mejor son algunas situaciones y frases que son realmente graciosas, arrancando fácilmente la carcajada. Sin embargo, pasada la primera media hora la película empezó, para mi gusto, a decaer: la trama se estaba liando, y lo que en principio pretendía ser surrealista acabó resultándome bastante absurdo, configurando una película bastante irregular... y no había ningún final esclarecedor a la vista.

Y por mucho que me habían gustado los comentarios de los protagonistas (y la paciencia de El Nota con su amigo ex-combatiente de Vietnam), me encuentro con un discurso final de presuntuosa profundidad que me dejó bastante insatisfecho y enfadado: lo mismo que me pasó con el final de "No es país para viejos", también de los Coen. Está claro que tienen un peculiar estilo que cuenta con muchos seguidores, pero no me encuentro entre ellos.

"El nota" es un cuarentón, del palo español que se queda viviendo con sus padres y viviendo la vida; con la diferencia de que éste vive sólo y anda en bata siempre. Tiene una actitud muy tranquila ante la vida; se levanta cuando le sale de las narices, llama a su amigo Walter y van a jugar a bolos. Si hay tiempo, conduce un rato; y si ve la más mínima posibilidad de que le extiendan un cheque, lo pide sin remilgos.

Un (mal) día, dos matones le confunden con el millonario Lebowski y le instan a que les dé "el dinero" que les debe su mujer. Viendo la gran preocupación del Nota, se mean en su alfombra. Al día siguiente, el Nota (su Excelentísima Notariedad, el Notarino, etc) se lo cuenta a su amigo Walter, quien se las apaña para relacionarlo con Vietnam (tiene una obsesión con Vietnam y las peleas... Me parece el personaje más divertido de la película, más que el Nota), y convencerlo de que tiene que ir a reclamar al millonario con el que le confundieron, para conseguir su alfombra ("Joder, Nota, ¡era tu puta alfombra!")

Dicho y hecho, el Nota le visita, sin demasiados resultados. Unos días más tarde, le llama el asistente del millonario para ofrecerle una misión: rescatar a la mujer del millonario, Bunny. Y... A partir de ahí se puede ver la trayectoria que sigue el Nota, los personajes con los que se encuentra, algunas situaciones bastante disparatadas...

Se puede ver sin aburrirte, y hay momentos en los que te ríes con las paridas del Nota... Sin embargo no engancha lo suficiente, parece un cúmulo de situaciones más o menos graciosas, unidas con clips.

Lo mejor: Walter; los intentos, por parte del Nota, de argumentar sus acciones ante el millonario; el flipao pederasta de la bolera, Jesús ("Nota... Niños de ocho años"); los cassettes del Nota ("Campeonato de Bolos", "El canto de las Ballenas", etc)

Lo peor: La ausencia de un hilo lo suficientemente fuerte como para que tu mente se interese por saber qué pasa a continuación, y no sólo seguir mirando por inercia.

Jeff Bridges, "El nota", firma uno de los personajes más carismáticos de la historia del cine en esta cumbre de la comedia negra que firman los hermanos Cohen con "El gran Lebowski".
"El nota aguanta" es toda una filosofía de la vida resumida en tres palabras.
Vive y deja vivir, se decía en los sesenta, pero, luego, se ha visto que la vida no funciona así.
Tú intentas dejar vivir, pero a tí te incordian continuamente con impuestos, pagos, burocracia, cabreos, tonterías...así que lo mejor es aguantar el chaparrón y sobrevivir con el menor desgaste posible.
Si además tienes dos colegas como los que tiene "el nota", aún mejor, pero sobre todo...
"El nota" aguanta....

¡Magnánima! Crema en la extraordinaria carrera de los hermanos Coen. Una película gamberra, canalla y cabrona donde las haya. Siempre que me doy el placer de verla se me pone una cara de felicidad extasiada desde el minuto uno hasta el final de los títulos de crédito. Joel y Ethan nos cuentan una historia a partir de un malentendido y una cochambrosa alfombra de la mano de su dúo protagonista que parecen estar tocados por una barita: Jeff Bridges y John Goodman.

El cine de los Coen se caracteriza por algo muy especial y en lo que sin duda son unos auténticos maestros: se tratan temas dramáticos en donde hay engaños, dolor, sufrimiento y habitualmente muerte, pero con un toque de mofa, ridiculizando las situaciones y los personajes y preguntándote muchas veces si lo que acabas de ver te lo puedes tomar a broma o no. Es cierto que películas como No es país para viejos, Sangre fácil o Fargo tienen un corte más definido en su rama trágica que películas más risibles como Arizona baby, Ladykillers o la que nos ocupa. Pero sin duda, todas cumplen en su fondo con esta particularidad que se menciona.

La película posee unos pasajes-musicales surrealistas dignos de recordar y ciertas escenas con unos diálogos sublimes que sólo por ellas ya merece la pena ser vista. La corta pero genial interpretación de John Turturro en la bolera es simplemente buenísima; el pobre Steve Buscemi y su peinado a lo San Antonio cuya parte de guión lo debía tener escrito en un papel de fumar; Julianne Moore y su desequilibrado estado y afición a una especie de arte moderno semi-erótico y cosas así. Y por supuesto el tranquilo, vago e incomprendido Jeff Bridges como El Nota y su inseparable colega John Goodman como Walter con un carácter más temperamental, seco, agrio y al que las bromas… las justas. Ambos se las arreglarán para involucrarse en secuestros, intercambios de dinero, peleas, persecuciones, conflictos morales y todo ello… ¡en plena liga de bolos!

Lo dicho, una gozada que anima a repetir su visionado las veces que uno quiera y pasar un rato formidable en compañía de unos personajes cuanto menos peculiares. Aunque esto tampoco es nada nuevo pues es el inconfundible sello Coen. Gracias a esos dos hermanos y su inmensa creatividad a la hora de crear historias y personajes con un estilo tan personal y desconcertante como cuidado y adictivo.