Por un puñado de besos

Ay, pobre Jordi Sierra i Fabra. El catalán es un muy buen autor, y no solo escribe para adolescentes, por cierto, pero esta adaptación es terrible.
Por un puñado de besos es ante todo una película aburrida, lacrimógena (supuestamente), cursi, relamida y bastante plana en su retrato de amor y enfermedad. Los personajes son estereotipos (la chica perdida llena de ángel y encanto, el chico supuestamente perdido y de pocas palabras ensimismado en ella), las situaciones no son creíbles ni harto de vino el espectador (¿han visto la maravillosa Stockholm? pues sin tener nada que ver en fondo y forma, el "romance" entre Javier Pereira y Aura Garrido resultaba infinitamente más real) y los diálogos a veces dan vergüenza ajena de lo forzadas que resultan las frases.
Martiño Rivas y Ana de Armas son guapísimos, qué duda cabe, y quedan estupendos en pantalla el uno con el otro, pero recitan sus diálogos como si estuvieran leyendo de un papel clavado en la papel y no vieran bien las letras. Recitan como María Valverde en Los Borgia, vaya, sin ninguna naturalidad, y así no hay nadie que hacer.
Menos mal que aparecen por allí Marina Salas, Megan Montaner y Andrea Duro para aportar algo de carisma y buen rollo a una propuesta anodina, aburrida, mil veces vista y nada estimulante.

Lo mejor: Las actrices secundarias
Lo peor: Lo poco creíble que resulta, las frases de galleta china de la suerte y la falta de naturalidad de la pareja protagonista

Puedo imaginarme el porqué de tan malas críticas hacia esta película. Tiene un argumento lineal y algo previsible. Pero yo no la suspendería, ni tampoco la definiría como "la película española más vergonzosa del año" como han hecho en algunos medios. El director David Menkes sabe contar una bonita historia, a camino entre el drama amoroso y el drama social, con dos actores protagonistas atractivos y que encajan al dedillo en su papel como son Ana de Armas y Martiño Rivas. Inspira y, para mí, ya es mucho en una película. Claro, que se trata de una adaptación de la novela Un poco de abril, algo de mayo, todo septiembre de Jordi Sierra i Fabra y la esencia del mensaje literario se encuentra patente. La música es otro detalle a valorarle. Muchos artistas y estilos distintos. En definitiva, es una película interesante, entretenida y cercana. Tampoco pretende ser una gran obra maestra. Simplemente cumple su función, que no es otra que la de explicar una historia.

No acabo de entender las críticas tan duras y negativas que se hacen de esta película. Ciertamente no se trata de una obra maestra sino simplemente de un entretenimiento. ¡Pero acaso no es eso lo que se pretende al ver una película! Al parecer está mal visto el cine que solamente busca entretener al espectador durante algo más de 90 minutos. ¿Todas y cada una de las películas que vemos ha de ser una obra de arte para que aceptemos su existencia? No creo que esa sea la función fundamental del cine. Desde luego hay películas que son pequeñas o grandes joyas y cuyo recuerdo nos acompaña toda la vida. Hay películas que nos marcan. Hay películas que señalan un antes y un después para los que las disfrutan. Sin embargo, el cine como mero entretenimiento también resulta válido.

Esta película es eso: una historia de amor entretenida con un tema de fondo muy serio: el SIDA. Pero no es una película sobre el SIDA. Ni esta enfermedad es hoy lo que era en los ochenta del siglo pasado. Creo que aporta una visión sin falso dramatismo sobre una relación que se establece entre dos personas que presuntamente son portadoras del VIH.

Sobre esta premisa se desarrolla la historia de dos soledades. La de él marcada por el fracaso de una relación anterior. La de ella determinada por un amor de juventud que le dejó como recuerdo indeleble la infección con el VIH. Existe algo más de fondo que no se oculta sino que se descubre desde el principio, pero que no comentaremos aquí porque podría considerarse como "spoiler".

Ella es una mujer preciosa, con una belleza que viene de dentro y se extiende a su alrededor; es radicalmente vital, ama la vida por encima de todo y a pesar de todo conserva casi intacta la inocencia. Como le dice él, es una mujer de la que cualquier hombre se enamoraría porque es el AMOR con mayúsculas.

Él es un hombre un tanto taciturno, algo distante, con una pena interior que no le deja avanzar. Sin embargo, la vitalidad y la inocencia de ella son arrolladoras y le arrastran más allá de lo que podía esperar al embarcarse en el proyecto que le ha llevado a conocerla.

Es una historia sencilla, sin profundidades psicológicas, sin falsos dramas. Solo es una HISTORIA DE AMOR y como tal hay que contemplarla. Una historia de amor que deja un buen sabor de boca desde la primera escena hasta la última. Yo, que he amado mucho y a muchas mujeres, desearía haber conocido alguna que fuera como ella. Tal vez así no me habría divorciado dos veces y no estaría tan solo.

Siendo una obra menor, sin lugar a dudas, me ha mantenido entretenido durante todo su metraje y, en algunos momentos, incluso me ha hecho feliz. Transmite esperanza en un futuro mejor, incluso para aquellos que tal vez deberían de haberla perdido. Por todo ello, le doy un 6 y ... espero verla de nuevo cada vez que me sienta deprimido.

Una última observación: si a alguien le parecen risibles los sentimientos que se expresan en esta película, desde la perspectiva que me dan la edad y la experiencia, no puedo por menos que sentir pesadumbre por esas personas. ¡Afortunadamente, la juventud y la inexperiencia son enfermedades que se curan con los años!

Alguien debería haberle dicho a Menkes que mezclar un romance de corte adolescente con conversaciones existenciales sobre el SIDA no iba a dar buenos frutos, mucho menos si su pareja protagonista no destaca precisamente por sus buenas interpretaciones.

El error de Menkes. Es no saber llevar la historia. Contarla mal y desarrollarla peor. Sabe manejar la cámara y llevar la cámara. Pero no tiene en cuenta a los actores. Ambos están insulsos sin alma. Parecen más muertos vivientes que actores. Son jóvenes sí. Eso no es excusa para no hacerlo mejor. Martiño Rivas parece que siempre hace el mismo papel. Ana De Armas está sosa. Pero lo peor está por llegar. Marina Salas no puede hacerlo peor. Pero no me llega la historia en ningún momento. Una chica seropositiva pone un anuncio. Lo que contesta un periodista que no le dice la verdad y la hace pensar que también tiene el sida. La historia deambula entre una historia para adolescentes y una historia de amor tonta.