Outlander (Serie de TV)

Aún cuando soy latino, siempre me sorprendió la historia escocesa desde que ví Brave Heart, luego, empecé a tomar whisky y me interesó más, es una historia entretenida, cruda y casi brutal, pero de arraigos y amor por las tradiciones. Viendo Outlander se disfruta de eso precisamente, de la historia, de una cultura milenaria como la de los HIghlanders, hombres y mujeres aguerridos que aman su tierra, que no la poseen sino que se dejan poseer de ella. El argumento fantástico envuelve una tragedia muy bien contada, con actuaciones interesantes, fotografías perfectas y guiones memorables.

El amor y la historia son protagonistas, en unos mágicos escenarios que prestan atención a los detalles para un viaje increíble entre la ida y la vuelta por el tiempo y las emociones.

Un hit, seguirla es un placer.

Acabo de ver el final de la segunda temporada y ha sido lo mejor que he visto nunca, un capitulo final para emocionarse, rendirse, y quedarse perplejo delante del televisor varios minutos despues de que acabara.

No he leido los libros ni los leere nunca, pero la serie va de menos a mas disparada hacia una derroche de emociones continuo.

La historia de amor entre Claire i James es increible y te daja sin aliento.

Repito el ultimo capitulo de la segunda temporada es de lo mejor que he visto nunca...asi lo siento.

Ahora toca esperar la tercera temporada para septiembre.

La recomiendo absolutamente por la 1 y 2 temporada.

Hasta hace poco desconocía la serie y la saga de libros en que se basa. Una noche que estaba aburrida la puse para echarle un vistazo. Tenía ganas de ver algo que no fuera dramático ni enrevesado y liviano sin ser sitcom. Rara vez termino una serie larga, por eso me tiraba para atrás un capítulo de 1 hora aprox y 5 temporadas por delante. Además la trama no me parecía tan interesante tampoco.

Mi idea era verla un rato antes de dormir y como mucho dedicarle unos 30 min, pues eran como las 2 am. Al final terminé viendo 2 capítulos seguidos y la T1 en 2 días. Después seguí con las demás y terminé las 5 temporadas.

La primera temporada me enamoró hasta casi la obsesión. Es que es una maravilla en todos los sentidos.

La ambientación y las locaciones son magníficas. El vestuario admirable. Los paisajes una maravilla. Los diferentes acentos escoceses me encantan. Creo que si no sales amando Escocia y sus highlanders con esto con nada más lo vas a hacer.

Encuentro que la vestimenta y el maquillaje están bien logrados y a menudo suman mucha autenticidad. Por fin guerreros de esos que se ven desaseados, con ropa sucia, botas con barro, pelo grasiento, uñas con mugre tal como uno espera para las condiciones y la época. No de esas recreaciones con personajes antiguos metrosexuales que andan con ropa casi nueva, pelo reluciente y manos cuidadas la mayor parte del tiempo. The Last Kingdom por ejemplo. Vi un muy buen primer capítulo, pero es que aún no me creo que corresponda al año 800 y los personajes anden con ropa que se ve nueva y tan aseados que parecen salidos de una barbería.

Una de las cosas que me llamó la atención desde el comienzo (aparte de la belleza indescriptible de un Sam Heughan pelirrojo paseándose en kilt y de sus ojos azules impresionantes que te dejan sin habla), es la apariencia de ropa desgastada de algunos personajes, sobre todo de los rebeldes escoceses y que la hacen parecer real, como si llevaran usándola mucho tiempo. Luego leí que el vestuario de la serie pasa por un proceso final para darle ese aspecto de desgastado por el uso. Eso me habla del nivel de detalle y cuidado de la primera temporada, que para mí es cercana a ser perfecta.

Las actuaciones principales son más que destacables. Caitriona Balfe aporta fuerza y dramatismo. Tobias Menzies está enorme con su villano. Sam Heughan tampoco se queda tan atrás. Me sorprendió bastante. Aunque no lo parezca, interpreta un personaje de un espectro muy amplio de características y está más que convincente.

Mención aparte son los últimos capítulos entre Sam y Tobias que es de lo más arriesgado, entregado y valiente que he visto últimamente. Los dos con un compromiso a otro nivel. Tobias sobre todo enorme en su papel, indescriptible lo suyo. A Tobias ya lo conocía de un par de películas y me había gustado bastante, ahora le pongo un altar.

Si bien considero que la calidad sigue estando hasta el final de la T5, encuentro que a partir de la segunda mitad de la T3 sobre todo la serie pierde personalidad y esa magia inicial que la caracterizaba. Cambian las locaciones, los personajes, la forma de usar la cámara, la forma de editar, el ritmo, hay situaciones que son algo absurdas, la serie se vuelve plana, la historia de amor a ratos aburre, no pasa mucho y cuando pasa tampoco engancha tanto. Escocia pasa a ser Jamaica y EE.UU, los kilts pasan a ser pantalones y el gaélico casi desaparece. Aún no lo supero.

En su mayoría, los personajes a partir de la T3 no me parecen tan atractivos. Al villano no lo encuentro creíble del todo y casi siempre siento que está actuando y hay otro personaje por ahí que es bastante plano. La T4 me pareció un aburrimiento total y si llegué hasta el final de la serie fue sólo porque leí que la T5 mejoraba. Y sí, la T5 mejora bastante.

Pero bueno, así y todo con sus bajos, la amé al comienzo. Por eso, si alguien la quiere ver, por supuesto que la recomiendo y en su versión original. Vale muchísimo la pena la T1 y T2. Seguirla viendo después es cosa de gustos.

Hace un par de años leí "La viajera del tiempo" una novela malísima en la que una joven y dinámica supermujer, era transportada por arte de magia al oeste americano... Me pareció una novela espantosa, el viaje en el tiempo era tan solo una excusa sin el menor interés para la autora, que daba pié a ese romanticismo barato, que hoy en día tanto critican los lobbies feministas. Después de empezar con esta serie, todo cobró sentido, era una burda copia de esto.
Poco puedo decir del argumento, muy loco e incoherente. Caitriona se mueve como un objeto fuera de tiempo en una concatenación de escenas a veces absurdas, repentinamente trágicas, e hilarantes, mostrando cacho con tal frecuencia que no entiendo como no muere de hipotermia.
El galan, es un musculoso escoces del s.XVIII que además es increíblemente, valeroso, tierno, ingenuo y muy moderno (el único que no la quiere violar, que eso siempre suma puntos). Casi parece que el tambien llegó a Escocia a través de otro portal del tiempo desde el s.XXV.
Sin poner en duda la veracidad histórica del contexto, los personajes no son muy realistas en su conducta, ni si quiera coherentes, ni creo que realmente se pretenda que sea así. Se pretende viajar entre lo dramático, lo cómico y lo histórico en un poupourri a veces sonrojante, pero que en realidad es de género.
La ambientación es decente. Los actores están bien en general, creo que el mejor es Menzies que juega con dos papeles contrapuestos con éxito, y el ciclotímico Graham McTavish aporta ese tono rudo de machote del norte.
Ni si quiera creo que sea posible achacar algo al guión, lo que hace más floja a la serie es la propia historia, pero por otra parte es lo esperable en un género ligero, para pasar el rato, ver cacho, tener buenos, malos etc... No es para mi, pero creo que hay mucha gente que la disfrutará si le va este estilo romanticón de libro de bolsillo.

Outlander

Déjense llevar, abandónense por completo, mézanse en el vivificante oleaje de la inventiva que en ocasiones confluye en el inaprehensible universo de lo inverosímil; no importa, porque son tantos los aciertos y virtudes de “Outlander” que estas libertades están más que justificadas y cuentan con el beneplácito de este cronista. Y porque, además, parecidos recursos han sido frecuentemente incorporados con éxito -y sin merma de su excelencia- en la literatura, el teatro o el cine y son tan viejos como el subterfugio del “ex machina” del que hacían uso los antiguos griegos en la representación de sus famosas tragedias.
“Outlander” está basada en la saga homónima de seis relatos publicadas en 1991 por la escritora estadounidense Diana Gabaldon. La serie me retrotrae a las novelas de aventuras que me acompañaron en mis primeras lecturas de la infancia y se agiganta a medida que los capítulos se suceden en este vertiginoso carrusel de emociones. Algunos no dudarán en calificarla de folletín - o “culebrón” si les es más familiar- pero ¿acaso no lo eran aquellas apasionantes historias del s. XIX cuyos autores, hoy reverenciados, publicaban por entregas en los semanarios de la época antes de ser recopilados en novelas? Grandes escritores, como Defoe, Stevenson, Verne, Dumas, Scott, Salgari, Dickens, o Twain, que alimentaron mi insaciable avidez de niño, morirían sin sospechar que décadas después los seriales radiofónicos darían voz a sus narraciones y posteriormente el cine -“Robinson Crusoe”, “La isla del tesoro”, “Miguel Strogoff”, “El conde de Montecristo”, “Ivanhoe”, “El corsario negro”, “Oliver Twist” o “Las aventuras de Tom Sawyer”- transformaría en imágenes y sonido el fabuloso fruto de su imaginación.
En “Outlander” desfilan personajes buenos y malos, héroes y villanos, muy bien diferenciados, sin ambigüedades, como en la literatura y el cine clásicos. En esta espléndida serie de época admiraremos los paisajes más bellos de las Tierras Altas escocesas y seremos testigos del esplendor en la corte de Versalles durante el reinado de Luis XV a mediados del s. XVIII. Presenciaremos espectaculares cabalgadas, batallas sin cuartel, emboscadas, traiciones y venganzas, duelos a muerte, intrigas palaciegas, pasiones desatadas, secretos, mentiras e infidelidades, amor y celos y, como trubuto a la modernidad, no nos ahorra escenas escabrosas, sangre y vísceras, descuartizamientos, torturas y ejecuciones, crueles violaciones y hasta actos de sodomía en toda su repugnante crudeza, lo cual no hace sino añadir un plus de veracidad que la fortalece y la aproxima a la realidad histórica.
La modelo y actriz dublinesa Caitriona Balfe, estrella rutilante de esta inabarcable epopeya, insufla vida a Claire Randall, una mujer atrapada y obligada a sobrevivir en un mundo que no es el suyo y del que le separan 200 años. Me enamora desde la primera escena, la sigo hipnotizado, me asombra su naturalidad, su serena belleza, elegancia y prodigiosa versatilidad para conferir a cada secuencia la exacta dimensión que requiere.
Si el cine, como alguien dijo, es una fábrica de sueños, “Outlander” es digno ejemplo de esta portentosa factoría. Y cuando finaliza, me asalta la sensación de haber retrocedido en el tiempo para evocar mi infancia y asistir, con la misma ingenuidad y asombro de entonces, a un espectáculo providencialmente renacido.

Emilio Castelló Barreneche