El territorio de la bestia

Una cinta entretenida, que al principio presenta una impronta realista donde todos los detalles resultan sobrios y no se alejan del sentido común, para luego sí derivar en el típico producto comercial donde se exageran algunas circunstancias para redituar en emociones.

Es un producto efectivo, logra atrapar al espectador en tres frentes:
1. En su aspecto visual, con un comienzo que cautiva con sus escenarios naturales como si de un documental se tratase. Así la cinta nos pasea por algunos territorios salvajes australianos que son una delicia para los ojos, “eyes candy” como suelen decir los norteamericanos.
2. En el dramatismo y el realismo, los cuales están muy bien trabajados en la primera parte de la cinta. Se nota que esta película en esos pasajes busca alejarse de los tópicos del cine de terror en cuanto a supervivencia de animales peligrosos se refiere, para dar una imagen más formal y contenida. Así podemos sentir el miedo de un grupo turístico que queda a merced de un enorme cocodrilo que siente invadido su territorio, la sensación de asfixia por el peligro amenazante de ser devorados, la conmoción por estar desprotegidos y aislados de cualquier posibilidad de ayuda externa, la desesperación por pensar apresuradamente en vías de escape para la supervivencia, la paralización ante la fobia de ver cómo las posibilidades de vivir se alejan, etc.
3. En el frenesí de su media hora final, cuando la cinta se aleja de su carácter circunspecto para dar rienda suelta a alternativas un tanto licenciosas pero que hacen ganar al filme en intensidad y estímulos. En esta parte la cinta se convierte en una pieza un tanto más convencional, pero es disfrutable en sus sobresaltos tanto como en la crudeza natural de la primera parte.

Por lo demás es un filme muy llamativo desde lo visual gracias a los escenarios salvajes e isleños, con una buena representación del diseño del cocodrilo “extra large” mediante los gráficos por ordenador, con sólidas y convincentes interpretaciones tanto desde lo dramático como desde lo físico, una sólida dirección con sugerente manejo de ángulos de cámaras y un pulso narrativo que no decae nunca, y algunas tomas panorámicas que dejan traslucir la preciosista fotografía de un filme muy bien emperifollado desde su corteza.

En fin, una cinta que conjuga y mezcla muy bien cine equilibrado a base de desarrollo de personajes en su primera parte con cine de evasión en su último tramo. Deja satisfechos a todos, a aquellos que buscan algo distinto y a los que quieren cine entretenimiento con exageraciones.

Una pena que haya faltado riesgo desde el guión en la suerte de algunos personajes, quizás sea un tanto previsible y un pelín edulcorada.

Palabras claves: fauna, cocodrilos, supervivencia, vegetación exuberante, dramatismo y realismo, evasión, logrado diseño estético.

(cualquier aporte o sugerencia a esta crítica serán bien recibidas en el espacio de comentarios de mi blog personal)

Quizás con el título original, Rogue, la hubiese visto antes, pero el nombre en español, El territorio de la bestia, me hizo pensar en otra peliculita más de bestias y se me hacia cuesta arriba. Después de la malísima Cocodrilo, se me habían quitado las ganas de tener otra experiencia similar. Pero Rogue no es esta clase de filme, me ha sorprendido gratamente. Muy bien interpretada por todos los actores incluido el perro. La presencia de la guapa Radha Mitchel rivaliza con las bellas imágenes del paisaje australiano que nos ofrece la cinta. Suspense y emoción garantizados. La película no te aburre ni un solo momento y las escenas de la bestia son inmejorables. Este filme es como La Aventura del Poseidón pero en versión cocodrilo. Es la segunda película del director australiano Greg Mclean, igual de interesante que la primera y espero que no sea la última.

Descubro, contra lo que me esperaba, que las críticas no se portan mal con esta película.
Y estoy de acuerdo porque en principio es la típica película a la que todo el mundo pondría a parir. Y la verdad es que no sería muy justo.
La película no es gran cosa, sencillamente creo que ha acertado de la siguiente forma:

-No se eterniza. No se hace larga.
-La chica rubia no se quita la gorra roja. Es importante ese dato. En los Supervivientes de la edición actual, una de las concursantes enseña una teta accidentalmente. Grave percance porque distrae la atención sobre la prueba. Si la rubia de la película se hubiera quitado la gorra, el cocodrilo igual al no verla, se habría marchado.
-Los personajes son muy creíbles. Las mujeres están tan asustadas como estaba Tony Genil metido en un tonel de barro hasta el cuello a punto de ahogarse.
-Se masca la tragedia. Alguno de los personajes debe morir en las fauces del cocodrilo. Igual que en Supervivientes ya fuera Kiko Pantoja o la cuñada de la Jurado o ambos deberían ser atacados por el gran cocodrilo, para jolgorio de Aída Nizar. Que luego sería el postre.

Empezaré valorando lo que muchos tildan de taquillero y espectáculo inverosimil haciendo referencia a la parte final de la película donde se crea el mejor suspense de la cinta junto a un espectacular escenario como es el escondite del cocodrilo, vale que sale a lucir el papel de heroe y que en cierta manera se sale del tono de moderación narrativa que hasta ese momento transcurría sin olvidarnos que también hasta entonces algunos de los presentes habian intentado heroicidades y actos temerarios sin verse ni por asomo con el agua tan al cuello. Que espectáculo no es sinónimo de vulgaridad y que por lo demás no pasa de ser una discreta aventura involuntaria que no aporta nada al género con unos personajes que muestran su naturalidad de manera bastante limitada, faltando una historia que dé más pie a lo que acontece siendo inverosímil que al principio de la película se hace saber un hecho que está aún presente pero que parecen obviar las gentes del lugar sin tener en cuenta este peligro al que no se le da ningún protagonismo igual que a la amenaza de la que se trata que a diferencia de otras películas hasta el final no tiene la que se merece.

Rogue es la típica película de animalito feroz en la selva que ataca a los humanos. Creo que positivamente hablando lo mejor es que no se está con rodeos y va directamente al turrón, o sea que ya des del principio nos sitúa el escenario, los personajes y la acción sin más pretensión que pasar un rato entretenido viendo al cocodrilo atacando a los turistas.
Cine palomitero sencillo, bien hecho y que consigue a la perfección su objetivo: entretener al personal.