El territorio de la bestia

Desde que el cine australiano disfrutara de su etapa dorada a principios de los 80, el talento de su cine ha ido llegándonos por cuentagotas y con pocas excepciones sobresalientes. Si embargo de vez en cuando se nos presenta alguna sorpresa inesperada como este magnífico trabajo de Malean, que bajo la apariencia de puro cine de evasión, nos encontramos un solidísimo trabajo en la dirección que se suma a un guión bien construido para conseguir uno de los mejores films adherido al género de monstruos de los últimos años (dejo fuera de esta descripción a la genial The Host porque los géneros se le quedan pequeños). Lo logra con un planteamiento humilde que no abandona en ningún momento pero del que se vale para dar una lección de concreción en el guión, en el que los personajes quedan perfectamente definidos sin apenas palabras, logrando que el espectador pronto empiecen a sentirse interesado por ellos. Y lo mismo puede decirse de la dirección de McLean que demuestra una notable solidez narrativa, aportando mucha información solo con la imagen y creando el clima apropiado sin necesidad de trucos manidos del género. Por ejemplo se muestra especialmente acertado en la dosificación de las intervenciones del cocodrilo, en las que no hay sangre, lo que tiene su merito tratándose de un tema tan trillado como este. La película se pasa en un suspiro en su primera hora, lo que por desgracia no sucede en su última parte, toda la escena de la cueva, inverosímil y de clara tendencia a lo comercial, sin duda innecesaria, aunque incluso en esta parte saca un par de ideas interesantes. Los actores están correctos y creíbles, los efectos especiales bien realizados, aunque hasta casi el final no son casi necesarios y es la parte en la que mas se nota el trabajo digital, y la música cumple sobradamente con su cometido, aunque es la fotografía el elemento técnico mas destacado en un trabajo ciertamente notable que brilla en los espectaculares planos generales, pero también en interiores y exteriores, de día y en escenas nocturnas. Un film de lo más interesante que a pesar de pertenecer a un género menor merece la pena echarle un vistazo, porque esa primera hora enseña mas de cómo hacer cine que la mayoría de lo que nos estrenan en cine normalmente.

La acabo de ver y opino igual que casi todos, la peli ofrece lo que promete, os lo aseguro.

• Lo mejor:

- Vale que esté llena de tópicos, pero ¿y cuántas veces habremos visto en una peli de animalejos de éstos al y a la prota guaperas, la típica familia feliz, el típico freak (este caso de la fotografía), la típica amargada-cagona, etc...? Los personajes se amoldan muy bien a su papel.
- Entretenida y sin rodeos. Lo más importante.
- Tiene unos paisajes muy guapos. Además la ambientación nocturna está lograda.
- La bestia (véase cocodrilo) da tensión en todo momento. Lástima que no hubiera más y que durase tan poco la peli (apenas una hora y veinte minutos)


• Lo peor:

- Los últimos 25 minutos son muy poco creíbles, empezando porque... (*Spoiler*).


Para pasar la tarde vale.

Típica película de terror basada en cocodrilos extragrandes, no aporta nada original, es completamente previsible, repleta de situaciones absurdas y nada creíbles y con un final digno de las mejores comedias, incluida la musiquita final con su letra. Si estás acostumbrado a ver cine de terror en abundancia y además eres exigente con el género, ni se te ocurra ver esta patatilla de peli, pues no te pierdes absolutamente nada. Si deseas contemplar los mismos efectismos de siempre, actores mediocres, un guión 10000000000 de veces repetido en el cine y que mi sobrino de 5 años lo haría mejor y un final patético entonces te recomiendo este film. En definitiva, olvidable peli, un saludo.

La verdad, una sorpresa en mayúsculas. No es que sea el peliculón del año, pero viendo la portada te esperas la tipicona película de cocodrilos gigantes cutre y barata.
La temática es diferente a lo que parece (obviamente si que hay cocodrilos).

Aconsejo a los escépticos como yo a que la vean, sobre todo cuando ya estan desencantados de verse mierdas de películas de monstruos (me encanta este genero, pero ya, de 100 se salva 1).

Pete es un periodista americano encargado de hacer un reportaje en el norte de Australia sobre los hoteles y los servicios especialmente destinados a los turistas. Para llevar a cabo un primer reconocimiento de la zona, se embarca en un crucero que recorre un parque natural. Lo que al principio se parecía un viaje del todo placentero, acabará convirtiéndose en un auténtico infierno cuando los pobres viajantes sean atacados sin piedad por un cocodrilo gigantesco.

Lo sé, el argumento no da pie a ninguna buena vibración. Lo sé, es una película que ya habremos visto mil veces antes, como mínimo. Lo sé, tiene todos los números para acabar convirtiéndose en uno de los filmes más tontos del año. En parte todo eso es cierto (no vamos a engañar a nadie), pero siendo justos, ‘El territorio de la bestia’ acaba dando lo que promete. Y qué promete? Simplemente una hora y media durante la cual podamos desconectar del mundo exterior. Un objetivo que aunque no demasiado ambicioso, desafortunadas experiencias pasadas (de cuyo nombre prefiero no acordarme) nos han demostrado que no siempre es fácil de alcanzar.

Y cómo alcanza este objetivo? Curiosamente las mejores armas de las que dispone el director y guionista Greg Mclean son la introducción “pre-bestia” y la presentación de los personajes. Buena prueba es el muy excelente ambiente que se respira en el bar de la primera escena. Algunos personajes hacen gala de una complejidad -palabra que en estos casos siempre debe cogerse con extremada delicadeza- difícil de encontrar en estas películas. Por ejemplo, el hombre que va al crucero para echar las cenizas de su mujer al río. En apariencia parece que no esté tramando nada bueno, pero como se ve más adelante, está allí por motivos del todo románticos. En esta misma línea, es acertada la evolución de los principales protagonistas, sobretodo cuando las condiciones más precarias hacen que salga a relucir su mejor o peor cara.

Contrariamente a lo que se podría esperar, las entradas en escena de la bestia son de lo más flojillo del conjunto. Salvando la primera aparición y las agobiantes situaciones en el islote, lo que supone todo el enfrentamiento final acaba convirtiéndose en un completo despropósito. Aburrido, desproporcionadamente largo, demasiado previsible y facilón. Un final que en absoluto hace justicia a lo visto hasta entonces. A pesar de ello, como se ha dicho antes, ‘El territorio de la bestia’ ofrece un buen rato de entretenimiento. Sin más pretensiones, lo cual la convierte en una película fácil de digerir, honesta y sobretodo, cumplidora.