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Antes del anochecer

Romance. Drama La tercera parte de la trilogía se desarrolla en Grecia. Nueve años después de su segundo encuentro romántico, el destino vuelve a unir las vidas de Celine (Julie Delpy) y Jesse (Ethan Hawke). (FILMAFFINITY)
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Críticas 167
Críticas ordenadas por utilidad
13 de junio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes del anochecer es el cierre a la excepcional trilogía de Richard Linklater. Una película que aborda un tema pocas veces visto en el cine: la relación amorosa en su punto intermedio, la rutina.

Minutos después de acabar Antes del anochecer (Before Midnight, 2013) uno no termina de creerse que no volverá a ver a Jesse y Céline otra vez. Guardo en mi interior la esperanza de que Richard Linklater solo esté esperando a que, como entre las tres que componen la saga, pasen los años justos para poder contar una nueva fase, la de la vejez, quizá. Aun con ese deseo interior, permanece la sensación de que esta última es la más perfecta de la trilogía. La más real, veraz y terrenal, alejada del idealismo y romanticismo de la primera; no así tanto de la segunda; pero este cierre, aunque se trata de un duro golpe que deja un sabor amargo, siendo sin duda la más agridulce de todas, genera el regusto más positivo y esperanzador.

Estamos acostumbrados a ver en la gran pantalla historias románticas pasionales y emocionantes, llenas de vaivenes y desenfreno, hasta el punto de comparar en ocasiones lo que uno ve con lo que uno tiene. Por eso pocas veces el cine ha sido fiel reflejo de lo que es la vida en una pareja estable. Sí ha retratado sin embargo los procesos de enamoramiento y de ruptura. Ahora, tras 9 años juntos y un par de gemelas de por medio, Jesse y Céline se encuentran en su momento más maduro, en el que la pasión hace tiempo que abandonó el nido y donde la rutina se ha adueñado de sus vidas. Se les ve más cómplices que nunca, pero la convivencia hace mella y saca a veces lo peor de ellos y, en consecuencia, los errores del pasado, con los que se ven obligados a lidiar en el último tercio de la cinta. Aun así, y recalcando la idea de que se trata de la película más positiva, profundiza en la amistad intrínseca de la pareja y en la idea de que el amor evoluciona en algo mucho más complejo e ininteligible. No mejor ni peor, sino diferente.

El guion, la dirección y las actuaciones nos llevan a todo ello. Tres secuencias copan el metraje, las tres con marcadas intenciones: plantar la semilla del conflicto, prender la mecha del drama y dejar que la bomba explote. Hasta que esos momentos llegan el diálogo fluye con una naturalidad pasmosa gracias a la excelencia actoral de Ethan Hawke y Julie Delpy, de quienes uno puede llegar a extrañarse de que no sean pareja en la vida real, ya que tienen una química, una naturalidad abrumadoras. Se bastan de una mirada o una sonrisa para hacerse entender, y se nota. Por otro lado, los interminables planos de Linklater aportan una fluidez y una inmersión brutal. Uno pierde la cuenta de cuánto dura ese viaje en coche por la carretera, casi sin cortes... Como dije en la anterior crítica, parece casi un documental.

De nuevo surge el dilema de si es una película difícil de ver. Creo que tiene mayor carga dramática y los conflictos son mucho más palpables, así que aunque su duración sea levemente superior a sus predecesoras creo que sin embargo es la más entretenida.

Y al año siguiente estrenaría Boyhood...
esbec critics
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15 de abril de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera era el descubrimiento. La segunda era el divertimento. La tercera es el paso del tiempo, la rutina, la madurez, la nostalgia, el mirar atrás, el drama. El dolor. Todas las experiencias, todo lo que se arrastra, todos los años, todo lo que ha pasado nos ha llevado a esto. Es una película impresionante, al nivel de las anteriores y en su tercio final es la mejor de las tres. Un tercio final que parece poner un punto y final real y bello. Es decir, agridulce.
JanetSalanderValentini
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22 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más de una y de dos son las veces que he visto esta trilogía; y en diferentes momentos de mi vida, deja un poso casi idéntico...La inimaginable compleja dimensión de las relaciones erótico-amorosas es casi imposible de descifrar. Cada uno hablará bajo su particular óptica (lógico y nada reprochable); y aún así nadie se acercaría a entender el engranaje en su totalidad.

Alguna vez nos hemos acercado a la chica del tren (tal vez metafóricamente). Le hemos abordado con ganas de mostrarle todo ese universo que llevamos dentro. A veces, también, ese encuentro no ha trascendido más allá de una noche fugaz, pero el recuerdo ha perdurado durante mucho tiempo. Tal vez demasiado.

A veces, incluso, nos hemos reencontrado con personas f-u-n-d-a-m-e-n-t-a-l-e-s de nuestro pasado, y por ende, fundamentales en la construcción de nuestro propio ser, que nos hacen temblar los cimientos sobre los que creemos estar construyendo nuestra delicada existencia.

A veces, hasta tenemos la fortuna de darles cabida en nuestra vida real, la de verdad, sin idealizar. La vida de los 365 días en un año, y no de encuentros incendiarios y furtivos en nuestro ser de una noche. A veces pasamos de amante a su mujer casada, y lo vemos todo desde los 2 lados. O no interpretamos esos 2 papeles y nos quedamos con la duda del “y si..”

Sea como sea, no me atrevería a hablar de la relación de 2 personas que nada tiene que ver conmigo; solo ellos saben su camino, sus historias, conocen el lenguaje que entre los 2 han ideado. Solo ellos sienten y les duele, a lo que han tenido que renunciar “por el otro”, solo a ellos les pertenece aprender a vivir con las consecuencias de las decisiones que toman. Esta película me parece una maravillosa obra de arte, donde te pone delante, 2 seres que en algún momento de su inminente adultez coinciden y conectan, y quedan marcados por esa conexión. Finalmente, emprenden una vida juntos, y lejos de ser ídilico, es realidad en estado puro. Es cansancio con y por el otro, es no recordarse muy bien lo que se era sin ser madre y su agotador papel, es el complicado trabajo de ser tantos roles a la vez en una misma persona, como madre, amante, amiga, pareja, administradora de un hogar y activista, que es imposible que alguno de ellos no cojee.

Siempre me produjo curiosidad en qué nos vamos convirtiendo tras muchos años de relación con alguien, cuál es nuestro molde tras compartir con alguien tanto de nuestra vida, qué queda de nuestra individualidad, dónde se ubican todos aquellos deseos y anhelos de cuando éramos jóvenes y “libres” y soñábamos con comernos el mundo. Ser adulto, vivir, en pareja, comprometerse con alguien es muy diferente de lo que cuentan en la mayoría de las películas, sin embargo, otras como ésta, te lo muestran con tanta dosis de realidad que es imposible no emocionarse... La vida.
Meisser
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16 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película estilo Woodyniano, pero más certera, más realista. Es una película distinta. OJO! NO tiene una trama como tal, no esperes ver una película al uso, con su principio y su final. Muestra la cara más cotidiana de los matrimonios y parejas. El principio de la película es un constante fluir de opiniones de distintas parejas en distintas circunstancias (una pareja joven, 2 viudos y 2 parejas de cuarenta años) sobre el amor, y su visión sobre el mismo. También debaten sobre otros temas existenciales. Son conversaciones muy interesantes y muy amenas, que a mí personalmente me representan, porque todos en algún momento hemos estado en las situaciones que describen. Las 3/4 partes restantes de la película es una conversación de pareja sobre todo lo que les ha concernido desde que empezaron. Discuten sobre sus ex-yo futuros de no haber estado juntos, las principales frustraciones que han tenido ambos durante la relación, etc. etc. Al final se torna en una discusión sobre los problemas específicos que acucian a ambos de la pareja, pero aún así está tan bien defendida por Ethan Hawke y Julie Delpy, que muchos matrimonios (incluido el mío) se sentirán representados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Judas
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22 de noviembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante la tercera entrega (Y esperemos que no sea la última) de esta saga y, viéndolo en perspectiva, uno podría pensar que lo fácil es que esta peli hubiese sido algo sin ningún riesgo. Porque no había ninguna necesidad. El director y los guionistas podrían haberse limitado a entregarnos "una celebración" del amor y seguir por el mismo camino de todo lo conseguido en las otras dos pelis. Siendo algo más acorde con la comedia romántica típica y menos a algo más alineado con un drama realista y las luces y sombras implícitas en ese tipo de propuesta.

Pero, cómo bien dijo alguien, el mundo es de las personas valientes. Y, en esta tercera entrega, en lugar de ser continuistas han decido arriesgar aún más y traernos la que es, para mí, la mejor entrega de la saga (Aunque a mí particularmente no es la que más me gusta). Volviendo a demostrar que esta trilogía se caracteriza por ser muy distinta a lo que se esperaba de ella.

Volviendo al argumento, las vidas de Celine Y Jesse han vuelto a cambiar y con este salto de nueve años nos encontramos que ahora ya no están en esa fase tan definida por el romanticismo y conocerse, sino que necesitan su propio espacio. Necesitan ese hueco cómo personas individuales y no tanto cómo parte de un dúo que ya han vivido y que ya hemos visto.
Por eso, si nos fijamos, el inicio de la cinta tiene una parte dónde les vemos a cada uno por su cuenta relacionarse con otras personas. Algo que no había ocurrido en las anteriores entregas. Esto es, creo yo, porque el guion quiere que les veamos cómo interactúan al estar con otra gente. Y que no les veamos siempre pasados por el filtro de su relación de cariño mutuo que tienen. Y que, de esta forma, podamos conocerlos mejor cómo personas. Entenderles por separado. Sinceramente pienso que esta decisión es un acierto y, al menos a mí, me ha aportado un prisma distinto desde el que mirar.

Después de eso, arranca un tramo de peli más del tipo que conocíamos de sus predecesoras, aunque cambiando muchísimo el tono.
La cinta vuelve a moverse por esos lugares menos conocidos de la localización en cuestión (En este caso Grecia) y a volver a esas conversaciones largas, muchas en plano secuencia, sobre la vida, el amor y la madurez. El tema diferencial es que no se hace tanto desde ese vínculo romántico (aunque realista) sino que se mueve mucho más en las sombras de una relación. En las discrepancias, discusiones dolorosas y confrontación de opiniones y reproches.
En esta ocasión nos sumergimos en esas partes más oscuras que no nos gusta ver pero que existen y están ahí (Todo recuerda un poco a Bergman, dicho sea de paso). Y la cinta nos entrega un tercio final absolutamente impresionante y demoledor en muchísimos aspectos.

En ese tercio final es, además, dónde más se nota el talento de los actores. Que vuelven a estar en su salsa y demostrar lo bien que conocen a sus personajes. Destaca, en esta ocasión, más Julie Delpy que está maravillosa.

Poco más que decir, considero esta otra obra maestra del género. Una peli arriesgada, super valiente, atrevida y sincera que no tiene miedo en situar la cámara dónde debe y mostrar lo que el momento vital de los personajes necesita a pesar de que, quizás, no es lo que el público esperaba encontrarse aquí después de nueve años de espera. Una maravilla.
Quique Martín
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