Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de esbec critics
1 2 3 4 5 >>
Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
6
13 de mayo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de que Prometheus fuera un aviso de lo erróneo que resultaba resucitar la saga Alien por aquellos derroteros, más cercanos a la filosofía y al mundo de lo trascendente que al terror más primitivo, Alien: Covenant, su secuela, nace con la misión de (re)relanzar de nuevo la saga corrigiendo errores y ofreciendo más sangre y tensión, volviendo al origen, pero aun así tropezando en el intento.

La entrada de los dioses en el Valhalla y El oro del Rin, de Wagner, el soneto Ozymandias, referencias a Dios y su creación… para acabar contando un slasher. La saga Alien sigue obstinada en creerse más de lo que es y en apuntar a ser demasiado intelectual, demasiado trascendente, cuando lo que el espectador quiere ver es un tenso y terrorífico relato de terror y angustia rodado con nervio y mala leche. La sencillez de Alien: El octavo pasajero era la clave de su éxito, a pesar de que a estas alturas sea una película sobrevalorada, y entendía que su esencia radicaba en el duelo bestia-mujer en pasillos oscuros y estrechos. Si por algo se diferencia Alien del resto de subproductos de asesino en serie y pandilla de adolescentes es por su poderosa factura y realización, no por otros motivos.

Es cierto que Alien: Covenant corrige multitud de errores y se vuelca más en la acción y el entretenimiento puro, pero no puede evitar tropezar dos veces en la misma piedra con referencias que quedan muy lejos de su naturaleza y repitiendo errores del pasado que entran directamente en el desarrollo de la historia. El primero es la estupidez innata de sus personajes. Unos que vuelven a cometer errores impropios de científicos cualificados, que toman decisiones inesperadas en una persona de su formación y cargo, y que se muestran tremendamente ingenuos ante los obvios peligros del planeta que acaban pisando; pero más allá de su inconsciencia molesta más la incoherencia o ininteligibilidad de sus motivaciones personales, tomando en algunos momentos decisiones sinsentido y actuando como pollos sin cabeza camino del matadero.

El guion se antoja como la parte más floja del conjunto por su incapacidad para generar tensión. No todo es culpa de unos tráilers machacones destinados a destripar por completo todos y cada uno de los asesinatos del xenomorfo, sino que pasa olímpicamente de jugar con la anticipación y recurre a todos los tópicos habituales del género para dar fatal desenlace a los personajes. Todo es obvio, y el único par de giros no solo no sorprenden, sino que el espectador es capaz de anticipar con mucho tiempo de antelación. Desde el principio se echa de menos un objetivo, una misión más allá que la de salir vivos en la que el Alien juegue el perfecto papel de villano erigiéndose en principal y temible obstáculo para conseguirlo. El xenomorfo no es molesto, no es cargante y no tememos su aparición porque los protagonistas no buscan nada salvo sobrevivir.

Así, pues, solo nos queda la firme dirección de Ridley Scott como esperanza, puesto que ya ha declarado que habrá al menos dos películas de Alien más. El veterano realizador sigue sabiendo cómo mantener el pulso, y la película, a pesar de todos sus errores, se pasa volando y entretiene lo suficiente como para llegar al desenlace con ganas y no con desidia, pero uno acude únicamente por la curiosidad de saber cómo será la rampa final de la montaña rusa.

Twitter: @feresbec
esbec critics
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
13 de junio de 2018
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de Star Wars siempre es difícil. Se trata de una saga que ha arraigado tan profundamente en el interior de cada uno de nosotros que resulta complicado dejar a un lado nuestra vertiente más fanática para afrontar un análisis razonado y crítico que haga justicia a un evento de tamañas proporciones como es el estreno de una nueva entrega.

Las redes sociales lo han hecho patente, pero cada vez que una película de Star Wars ha llegado a las salas de cine, los fans se han enfrentado en una especie de guerra estúpida por ver quien tenía la razón: si los que la tildan de decepción, o los que la elevan como nueva obra cumbre de la saga. Habitualmente son los primeros los que hacen más ruido, pero no hemos de dejarnos llevar por nuestros instintos más primitivos, sino recapacitar sobre todas las nuevas ideas que van surgiendo y disfrutar en la medida de lo posible de estas historias ligeras de puro entretenimiento, que es en definitiva lo que son.

Quizá sea acertado comenzar así, haciendo hincapié en la vertiente que han decidido seguir desde Disney con el estreno de Star Wars: El depertar de la Fuerza. Alejados de toda posible profundidad argumental, pudiendo incidir en el devenir de la galaxia a nivel político después de la caída del Imperio, nos encontramos con una trilogía y una película volcadas enteramente en su aspecto más lúdico. Se abandona el trasfondo para centrarse en la peripecia, compensándolo con un mayor desarrollo dramático de los personajes. Una decisión respetable (que no comparto del todo) pero que en cambio es ejecutada de una manera brillante, puesto que tanto los fuegos de artificio como los arcos dramáticos son excelentes y logran cotas de calidad muy elevadas en esta nueva entrega, Star Wars: Los últimos Jedi.

Si la política desaparece, abandonando el espíritu de las precuelas, es simple y llanamente por la intención de ganar nuevos adeptos entre el público más joven. Star Wars siempre ha sido una saga para niños y adolescentes, incluso para aquellos que viven dentro de cuerpos adultos, y eso no se ha de olvidar al analizar esta película. Por eso nunca veremos una especie de El caballero oscuro ni nada por el estilo con la saga, por mucho que los aficionados más mayores deseemos mayor profundidad y carga dramática. Esto es cine de palomitas y así hemos de comprenderlo.

Esa ligereza de la que hizo gala Star Wars: El despertar de la Fuerza se repite en Star Wars: Los últimos Jedi, pero el tono más oscuro está presente en la complejidad que se ha añadido a la personalidad de los personajes principales y algunos secundarios. Se trata de la película más rica de la saga en ese sentido, ofreciendo muchos matices grises tanto a los presuntos buenos y malos, haciendo mucho más intensa la relación entre los mismos. Es, paradójicamente, una película de personajes más que de trama que tiene multitud de momentos épicos, emocionantes y emotivos gracias a la buena construcción de los mismos.

Así encontramos a un Luke Skywalker estelar, cargado de conflicto al que da gusto escuchar, y a un Kylo Ren brillante, lleno de dudas, que hace suya la película por momentos. Rey completa el trío de ases haciéndose grande y erigiéndose en verdadera heroína e icono de la nueva trilogía. En ese sentido, los tres actores están colosales: Mark Hamill nunca ha estado mejor en su papel, Adam Driver muestra los múltiples matices que es capaz de ofrecer, y Daisy Ridley es capaz de adoptar todos los rasgos que se le presuponen a una heroína de su talla. Sin duda un modelo perfecto de personaje feminista en una película cargada de personajes femeninos importantes. Todo esto es fruto de un gran guion con algunos de los mejores diálogos de la saga.

Hasta el Poe Dameron de Oscar Isaac tiene un arco propio en esta película tan coral donde incluso hay más personajes de los que da tiempo a desarrollar. Los peor parados son Finn y Rose, la nueva incorporación, lastrados por el propio devenir de su trama. Leia, a pesar de protagonizar el momento más crítico de la película, también tiene su espacio, como otros personajes nuevos que en el cómputo global hacen la película mejor.

La estructura es muy similar a la planteada en Star Wars: El Imperio contraataca: el entrenamiento jedi de Rey/ Luke y la huida de la Resistencia/ Han Solo de las naves de la Primera Orden/ Imperio. En este caso hay una tercera vía protagonizada por Finn y Rose, mencionada más arriba, que sirve de peripecia para contrarrestar los momentos más sosegados de la trama maestro-aprendiz, pero que no termina por resultar tan efectiva como se pudiera esperar. Aun así sirve de contrapunto y ofrece buenos momentos, incluida una sorprendente visión muy crítica con el sistema capitalista —quién lo diría de una película de Disney, la empresa más poderosa del mundo del entretenimiento—.

A nivel visual y de dirección, Star Wars: Los últimos Jedi está entre lo mejor de la saga. Hay momentos que quedan grabados en la retina, como el entrenamiento de Rey en Ach-To, la segunda escena en el salón del trono de Snoke y una batalla final —cercana incluso al cine bélico— que evoca directamente al planeta Hoth de El Imperio contraataca. La acción está rodada de manera magistral y no hemos de pasarlo por alto por mucho que se trate de un blockbuster con muchos millones detrás, puesto que en estos casos rara vez se ve la huella de un autor, y en esta ocasión sí que se percibe la mano de Rian Johnson tras las cámaras.

Entre lo mejor de la película está también, una vez más, la música de John Williams, ofreciendo nuevos temas y modificando los anteriores para ofrecer una partitura intensa pero a la vez muy de Star Wars a pesar de las novedades.

Continúa en Zona spoiler SIN SPOILERS:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
esbec critics
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
5 de agosto de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película no tarda en arrancar. En los primeros cinco minutos, en pleno corazón de Filadelfia, la familia Lane ya se ve envuelta en plena crisis mundial. Desde ese momento, el film no será más que una sucesión de capítulos débilmente unidos en los que un omnipresente Brad Pitt trata de salvar el tipo mientras persigue una solución a la epidemia. Funciona mejor como película de acción que como una de terror, ya que el hecho de ser para todos los públicos y no mostrar una gota de sangre elimina cualquier conato de tensión en el espectador. Tampoco funciona como película de pandemias, pues hay demasiado ruido y muy poco interés en los personajes como para que temamos por sus vidas, quedando muy reducida por esta razón la sensación de histeria y caos global.

Aún así, el ritmo es trepidante, lo suficiente como para que podamos centrarnos en una acción muy bien conseguida a base de buena técnica y abundantes efectos especiales, pero cuanto más exagerado es todo menos sensación de angustia siente el espectador. Sólo al final, en un último tercio inesperado -por las formas y el contraste con el resto del largometraje-, la sutileza consigue pegarnos a la butaca, eso sí, con un desenlace sin sabor que queda abierto a, posiblemente, nuevas entregas.

@MMAudiovisuales y @feresbec
esbec critics
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
26 de noviembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se trata en sí de una excusa, y digo esto porque quizás el maestro neoyorkino tenía una historia, pero lo que él quería realmente era filmar la ciudad, pintar su propio París. Esta intención se muestra nada más comenzar la cinta, donde se suceden decenas de imágenes, postales, cuadros en definitiva, de los rincones más bellos de "la ciudad de la luz".
La película trata sobre el amor. El amor hacia el arte. El amor hacia una ciudad y una forma de vida. El amor que Gil le profesa a París. La ciudad es la verdadera protagonista y la que guía a Gil a través de sus calles hasta llegar a un punto de encuentro con el pasado que él tanto ama. Es en ese momento cuando Gil se deja llevar y se queda prendado, a la par que el espectador, de aquellos tiempos en los que los Hemingway, Picasso, Dalí y muchos más creaban sus obras, y se convertirá ese en su presente, la época en la que siempre quiso vivir.
La película está impregnada de pinceladas de color. Allen utiliza unos tonos cálidos que resaltan mucho más el sol y el día de la ciudad parisina, así como también la noche a través de las velas y las luces que inundan la ciudad. En cuanto a las actuaciones, Owen Wilson, que no es santo de mi devoción por aparecer en tantísimas comedias románticas que aborrezco, cumple a las mil maravillas con el papel de escritor bohemio y enamorado del arte. Cabe destacar a Marion Cotillard, una de las actrices más bellas del momento, que, por culpa de su inevitable acento francés, siempre se queda relegada al papel de mujer francesa, pero que no por ello dejará de ser una gran actriz.
Dicho esto, Midnight in Paris es una gran película. Es un soplo de aire fresco, un soplo de aire parisino que nos hace olvidar en apenas hora y media de duración las horas bajas que sufre la industria americana hoy en día. Supongo que siempre nos quedarás tu, Woody, supongo que siempre nos quedará París.
esbec critics
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
13 de junio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces se necesita tiempo para madurar y tener una opinión clara sobre una película. Sobre todo si esa cinta en cuestión llega a los cines tras una elefantiásica e invasiva campaña de publicidad que ha elevado las expectativas a unas cotas altísimas. En este caso, la película es Vengadores: Infinity War, pero bien podría aplicarse a la inmensa mayoría de superproducciones que llegan a las salas cada año.

Pasadas dos semanas desde su estreno y con dos visionados a las espaldas, es momento para analizar una película que supone un antes y un después para el cine de superhéroes en general y para Marvel en particular. El de la casa de las ideas es un proyecto con 10 años de trayectoria que parece culminar –al menos esta etapa– en esta película y su irremediable secuela, que llegará el año que viene, y lo hace con una reunión de superhéroes nunca antes vista.

El reto se antojaba complicado. Introducir tantísimos personajes en una sola película parecía más un problema que un punto a favor, pero los guionistas Christopher Markus y Stephen McFeely han sabido encontrar el equilibrio perfecto para que todos tengan su espacio y su unificación resulte orgánica. En segundo lugar, la acumulación de tantos superhéroes debía estar justificada por un motivo potente, y Marvel ha encontrado en el villano Thanos a su imán perfecto para atraer a todos estos personajes en un acontecimiento sin parangón dentro del género superheroico.

Aun así, esta anunciadísima reunión no deja de ser un poco trampa, puesto que la mayor parte del tiempo nos lo pasamos contemplando a los personajes divididos en pequeños grupos –estupendamente elegidos, eso sí–. La estructura paralela, casi como de serial, ayuda a mantener altas las cotas de un entretenimiento que casi nunca decae, y estas nuevas asociaciones nos brindan interesantes relaciones que no son sino otro motivo más para permanecer atentos a lo que ocurre en pantalla. De todas formas, esta conglomeración resulta en ocasiones negativa para algunos de los personajes, que aunque han tenido desarrollo en sus respectivas películas, pierden un poco de poso dramático ante la evidente falta de espacio.

Pero no solo de los superhéroes vive la película, sino sobre todo de su villano. Thanos es el personaje con mayor desarrollo de Vengadores: Infinity War; también, aquel con el conflicto más definido; y, por supuesto, el que más minutos tiene en pantalla. Esto no significa que sea un villano perfecto, pero quizá sí el "malo" que necesitaba Marvel en este preciso momento. A nivel personal no termino de empatizar con él, y algunas de sus decisiones, causantes de los momentos más dramáticos de la película, no las encuentro del todo justificadas, pero a pesar de todo, aprecio los esfuerzos por intentar construir un villano a la altura de lo que se demandaba. Uno que tiene una excelente presentación, que por fin impone, y que supone un riesgo real para la vida de los protagonistas.

Quizá los mayores méritos de Vengadores: Infinity War sean su ritmo trepidante y el acierto en el enfoque tonal. En ella tienen cabida personajes solemnes como el Capitán América (Chris Evans), Pantera Negra (Chadwick Boseman) o el mismo Thanos; y personajes mucho más cómicos como Star-Lord (Chris Pratt), Spider-Man (Tom Holland) o Drax (Dave Bautista), pero la mezcla se antoja natural y el humor está muy bien dosificado. Personalmente, prefiero la diversión asentada en el tono y los choques entre personajes antes que en chascarrillos o situaciones que en ocasiones resultan hasta anticlimáticas, pero son las menos.

Otro elemento destacable es la épica bien entendida. No se siente en grandes batallas cargadas de explosiones y efectos digitales, sino en momentos donde un personaje, con una profunda construcción previa –fruto del trabajo realizado con el paso de los años– realiza una aparición espectacular donde se combinan puesta en escena y desarrollo dramático. Estos grandes momentos se los llevan de calle Steve Rogers y Thor, pero no tengo ninguna duda de que será en la inevitable secuela donde todos los arcos abiertos hasta ahora se cerrarán en una secuencia que nos pondrá los pelos de punta.

En lo referente al desenlace, poco se puede comentar sin destripar la trama. Solo que la propia idiosincrasia de la firma Marvel impide en cierto modo llegar a sentir de verdad ese evidente drama que son esos últimos agónicos minutos. En todo caso, es un cierre sorprendente, valiente, que plantea muchas preguntas y ofrece muy pocas respuestas. Depende de cada uno decidir si esto es positivo o negativo. Lo que sí es, con toda certeza, es un hito dentro del cine de entretenimiento. Pocas veces he sentido en una sala de cine latir los corazones al unísono como en esta Vengadores: Infinity War, emocionándose y quedando sin aliento en los mismos momentos y dejando la sensación de haber asistido juntos a algo muy grande que nos involucra a todos los amantes del cine.
esbec critics
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow