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España España · Los Urrutias
Críticas de Meisser
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
9
16 de noviembre de 2023
35 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termino de ver esta película en el cine y no sé dónde tengo el estómago, la rabia, la desazón, el miedo a ir a un pueblo remoto, la pena por el maltrato a los animales. O que, aún tirando de clichés, me ha revuelto como hacía tiempo que ninguna lo hacía.

Saliendo de la sala el primer comentario al respecto de la película que ha llegado a mis oídos por parte de alguien, que podría ser cualquiera, yo, incluso tú, ha sido corto, conciso y claro: me he sentido identificada con ella, inmersa en esa relación de dependencia. Pero la dependencia (mal gestionada y llevada un poco al extremo tan habitual en esta sociedad neurótica), no viene de la nada. Tiene un origen. Surge de algo: la carencia.

Nos relacionamos con el mundo según las carencias con las que partimos. Y que vamos sumando en nuestra mochila. Con las carencias incluso hacemos "negocio", pues yo sacio las tuyas y tú las mías. Aunque sea un ratito. Un contrato implícito que muchos llaman relación (y hasta traen nuevas vidas a este mundo, abanderados desde ese amor). Te doy huevos a cambio de verduras. Pero llevado al ámbito más personal; aquí no se trata de alimentar el cuerpo. Sino el alma. Y paliar la soledad. Esa, que tanto nos mata.

Y no solo Natalia viene con su kit de carencias. No no. Andreas lo dice varias veces, no juzgues tanto cuando no sabes la historia del otro. Y él, también muestra sus carencias. Hasta llora! Hablando de la historia de su madre, y que no solo Nat lo ha pasado mal. (Gran reflexión lanza él, cuando cuestiona su drama, de abandonar un trabajo por no poder soportar el dolor del prójimo... Ella sí podía elegir irse de aquello). Él también tenía carencias y se ofreció arreglar las goteras para solucionarlas ;) . Aunque una relación muy asimétrica, dónde rápidamente se ve quién puede prescindir del otro antes. Y es que un orangután insensible lo va a seguir siendo siempre. No lo vas a cambiar por mucho que le cantes en francés.

Por muy predecibles que sean los personajes secundarios, no deja de dolerte el pellizco de realidad que sientes cuando perpetúan lo que de su rol se espera. Pocos aparecen (no habría muchos más en un pueblo) pero Coixet los muestra estupendamente. El cuñao sabelotodo, que trata de encandilar a la nueva habitante. El repugnante casero que no sabes en qué momento se va a echar encima y su sola presencia te parece vomitiva. El matrimonio de la ciudad con aires de superioridad que te mira por encima del hombro cuando, muy probablemente, caen en las mismas historias de siempre; cuidado a quién le echas el ojo, marido. Ejem , ejem. Y no podía faltar la jovencita del pueblo que si no sube el listón se la llevará cualquier mendrugo.

Gracias Laia, gracias Helsinki, Hugo Silva... Gracias Isabel Coixet, espero no torturarme demasiado cuando quiera descifrar cuánto hay de carencia y cuánto hay de verdad, en las relaciones que me vaya encontrando
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meisser
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10
14 de enero de 2017
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De qué nos sirve la vida?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meisser
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7
15 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué hace la guerra en nosotros?


Muchos minutos de tiroteos que no aportan nada más allá que el deleite de los más, quizá, sádicos. Buena puesta en escena, gama cromática típica de Clin Eastwood pero que no atisba nada de moralidad por parte del protagonista; “tengo que salvar a mis hombres frente a cualquier cosa que se ponga delante”, sin duda, que son cuerpos de élite; no todos valemos para vaciarnos así por dentro, a ritmo de cargador.

Atormentadas las mujeres que esperan a esos “héroes” nacionales, pero ausentes padres, ausentes esposos, en su vida normal. Me resulta sobrecogedor pensar en las personas que se quedan “al otro lado”, cuando hay un despliegue. No creo que jamás pueda imaginarme lo que sienten esas personas durante tanto tiempo.
¿Cómo conseguirán dormir ellas?
¿Cuántos de ellos vuelven pero su mente jamás se recuperará?
¿Cuántas familias rotas a pesar de que sigan unidos?
¿Qué infierno habrán pasado todos ellos?
¿Qué papel deberían jugar las fuerzas armadas en ocuparse de la salud y especialmente la salud mental de todos aquellos que una vez formaron parte de cualquier cuerpo entregado a su país?
Y muchas preguntas más me surgen tras ver esta película pero sobre todo... ¿qué valor tiene una vida?

Mucho americanismo, pero poca profundización en el aspecto del TEPT (ya hacia el final del metraje), las situaciones morales, el matrimonio fantasma. En muchos momentos y tras muchas y escuetas respuestas del protagonista, me lleva a aquella situación en los juicios del famoso “Heichmann en Jerusalém”, (un señor de las altas esferas dentro del nazismo) cuando la filósofa judía Hannah Arendt acuñó un término que me da escalofríos solo pensar el acierto que tuvo, y a la vez lo desagarrador que entraña tras su significado “la banalidad del mal”, donde, en resumidas cuentas, los nazis llevaban a cabo muchas de las órdenes que recibían de sus superiores, como si fuera un proceso meramente administrativo (“me decían: haz X gestión”) sin siquiera detenerse a reflexionar el alcance de sus atroces actos.

Así que, qué hace la guerra en nosotros, me atrevería a decir que aquellas personas que atraviesan por largos o cortos períodos de exigencia en el campo de batalla, que ven, o que incluso perpetúan asesinatos, acaban por normalizar la muerte: le quitan valor a la vida. Y por supuesto, la vida de todo aquel que no sea de los “suyos”: no vale nada...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meisser
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10
22 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más de una y de dos son las veces que he visto esta trilogía; y en diferentes momentos de mi vida, deja un poso casi idéntico...La inimaginable compleja dimensión de las relaciones erótico-amorosas es casi imposible de descifrar. Cada uno hablará bajo su particular óptica (lógico y nada reprochable); y aún así nadie se acercaría a entender el engranaje en su totalidad.

Alguna vez nos hemos acercado a la chica del tren (tal vez metafóricamente). Le hemos abordado con ganas de mostrarle todo ese universo que llevamos dentro. A veces, también, ese encuentro no ha trascendido más allá de una noche fugaz, pero el recuerdo ha perdurado durante mucho tiempo. Tal vez demasiado.

A veces, incluso, nos hemos reencontrado con personas f-u-n-d-a-m-e-n-t-a-l-e-s de nuestro pasado, y por ende, fundamentales en la construcción de nuestro propio ser, que nos hacen temblar los cimientos sobre los que creemos estar construyendo nuestra delicada existencia.

A veces, hasta tenemos la fortuna de darles cabida en nuestra vida real, la de verdad, sin idealizar. La vida de los 365 días en un año, y no de encuentros incendiarios y furtivos en nuestro ser de una noche. A veces pasamos de amante a su mujer casada, y lo vemos todo desde los 2 lados. O no interpretamos esos 2 papeles y nos quedamos con la duda del “y si..”

Sea como sea, no me atrevería a hablar de la relación de 2 personas que nada tiene que ver conmigo; solo ellos saben su camino, sus historias, conocen el lenguaje que entre los 2 han ideado. Solo ellos sienten y les duele, a lo que han tenido que renunciar “por el otro”, solo a ellos les pertenece aprender a vivir con las consecuencias de las decisiones que toman. Esta película me parece una maravillosa obra de arte, donde te pone delante, 2 seres que en algún momento de su inminente adultez coinciden y conectan, y quedan marcados por esa conexión. Finalmente, emprenden una vida juntos, y lejos de ser ídilico, es realidad en estado puro. Es cansancio con y por el otro, es no recordarse muy bien lo que se era sin ser madre y su agotador papel, es el complicado trabajo de ser tantos roles a la vez en una misma persona, como madre, amante, amiga, pareja, administradora de un hogar y activista, que es imposible que alguno de ellos no cojee.

Siempre me produjo curiosidad en qué nos vamos convirtiendo tras muchos años de relación con alguien, cuál es nuestro molde tras compartir con alguien tanto de nuestra vida, qué queda de nuestra individualidad, dónde se ubican todos aquellos deseos y anhelos de cuando éramos jóvenes y “libres” y soñábamos con comernos el mundo. Ser adulto, vivir, en pareja, comprometerse con alguien es muy diferente de lo que cuentan en la mayoría de las películas, sin embargo, otras como ésta, te lo muestran con tanta dosis de realidad que es imposible no emocionarse... La vida.
Meisser
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7
12 de abril de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Esta es una película de los que hacen un alto en el camino-en este caso su deplorable y vacía existencia-, o al menos la creencia de ello.
-Esta es una película de los que se toman el fin de semana- más bien algunas horas, sin contar la resaca- para olvidarse de lo que son, de lo que no son, de lo que no pueden ser, de lo que no le gusta ser..
-Es una película, dura; dureza que recae sobre el sentimiento que despertará o despierta en la mayoría de nosotros- me da igual la edad-. Nos sentimos indentificados, no hay más. Y eso es suficiente para que nos retuerza de crudeza hasta las entrañas.

Es una película que debemos ver.

Porque todos hemos sido en algún momento el casado abatido por la vida que sin saber cómo, se ha montado una realidad de la que sólo desea escapar, que se empequeñece en casa, que no tiene una relación conyugal cómo seguro había imaginado, que su papel de padre no sabe cómo afrontarlo - como si alguien supiera cómo hacerlo..-. Y que camina día tras día- o bueno, va en coche- con un eco interno porque no hay nada que pueda deterner el vació tras esos ojos hundidos.
También seguro hemos sido la chica caótica emocionalmente, con una libertad y miedo al compromiso importantes, con un rompecabezas imposible de armar- y porqué no también, de amar-
E incluso hemos sido aquel o aquella con cierta situación economico-laboral que nos permite hacer lo que nos de la gana. para simplemente darnos más cuenta de que el dinero no es todo, un traje no es todo, y sexo vacio no lleva a nada.

Todos suplican amor, todos están perdidos, ninguno quiere la vida que tiene, todos transmiten una desesperanza que a mi personalmente me desgarra, todos hemos sido alguna vez alguno de ellos, e incluso los 3, en distintos momentos de nuestra vida, todos evadimos nuestra frustrante existencia de alguna manera u otra, las drogas sexo y alcohol son un ejemplo.
Pero todos miramos hacia otro lado, creyendo por un momento ignorar nuestro papel y nuestra vida, las responsabilidades y coherencia, dando paso al desenfreno.

¿Podríamos culparles a ellos de elegir esa forma de soportar su realidad, cuando cada persona escapamos de la nuestra de la manera que podemos -o nos dejan-?
Meisser
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