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En trance

Thriller Simon (James McAvoy), un empleado de una casa de subastas, se asocia con una banda criminal para robar una valiosa obra de arte. Pero, tras recibir un golpe en la cabeza durante el atraco, descubre, al despertarse, que no recuerda dónde ha escondido el cuadro. Cuando ni las amenazas ni la tortura física logran arrancarle respuesta alguna, el líder de la banda (Vincent Cassel) contrata a una hipnoterapeuta (Rosario Dawson) para que le ayude a recordar. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 134
Críticas ordenadas por utilidad
5 de mayo de 2013
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simon (James McAvoy) es un hombre que trabaja en la seguridad de una casa de subastas de pinturas, su función es obvia, tratar hasta donde le sea posible de evitar que se las roben. Por otro lado, Franck (Vincent Cassel) es el líder de una banda que precisamente se dedica a robar obras de arte, así ejecutan un plan para substraer en plena subasta la obra “Vuelo de Brujas” de Francisco de Goya.

Sin embargo, la pintura en medio del caos se pierde, ya que Simon quien se encargó de resguardarla olvida que la hizo tras recibir un golpe en la cabeza, debido a esto recurre a Elizabeth (Rosario Dawson), una hipnotista que intentará mediante varias sesiones que recuerde lo ocurrido el día del robo.

Así comienza una enorme maraña de situaciones, sorpresas van y vienen durante todo el relato, la dirección sobria y espectacular de Boyle logra envolvernos en ese mundo criminal citadino y hasta lujoso. Engalanando el transcurso con un conflicto amoroso sumamente interesante, que en un inicio pareciera de relleno, pero que luego nos damos cuenta que es muy importante.

El director británico logra nuevamente un emparejamiento asombroso entre la trama del film y el contexto en el que se desarrolla la historia, con las imágenes que va mostrando en cada secuencia. Cuestión que revisando su filmografía es muy recurrente, si no ver el trabajo en 127 Hours (2010) en los cañones de Utah o Slumdog Millionaire (2008) mostrando la diferenciación social existente en la India.

Si bien es cierto, la trama se hace poco creíble avanzado el metraje, en lo particular me parece que esta no pierde en ningún momento fuerza, Trance es de esos filmes que lo tienen a uno pensando sobre lo que está viendo para así ir develando cosas de la trama. Eso en lo particular me parece un punto muy a favor de esta película (y cualquiera que tenga esa premisa), puesto que es una forma de llamar -al menos- mi atención, por lo que de seguro puede que algunos espectadores la van a encontrar tediosa.

Por si fuera poco, la película se acompaña de excelentes actuaciones por parte de todo el elenco, con un Cassel y un McAvoy ya totalmente consolidados, y una laboriosa Dawson en un trabajo arriesgado pero de la que sale muy bien librada. Así mismo, otro de los tantos puntos altos es la música a cargo de Rick Smith, que siempre acompaña en gran forma las diferentes secuencias.

Finalmente decir que Trance es una obra excelente, que se desarrolla de muy buena forma, que va ganando interés con cada minuto que pasa, que tiene momentos sumamente tensos, que cuenta con una buena dosis de acción, pero que no se deja llevar solo por eso, que pone a pensar al espectador y que termina de consolidar a Boyle como uno de los mejores realizadores de la actualidad.
10P24H
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2 de octubre de 2017
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta semana me propuse ser cool-tural y entonces me vi unas pelis.
Entendámonos, el rollo peli metafísica, o de cine de autor, o de temática social-política comprometida, lo dejé hace años, un día en el que salí del cine, de ver un tostón de pelí (que dije que me había encantado) me fui a un bar, me pedí una cerveza y me dije a mí mismo: nunca más, nunca más, recuerda nunca más.

Era el sábado por la noche, y la cogí por los pelos porque iba a empezar en la tele. Cuando vi a uno de los protagonistas (el que hace de Xavier joven en X-men) me dije, uyyyyyy quédate que a ver si es una de los X-men que me perdí. Total, que me puse a verla y menudo peliculón! Una historia que si no me dicen que fue concebida por alguien "stonned" (lo pongo en inglés para no asustar, pero quiere decir: drogado pero muy mucho...esto de muy mucho lo añado yo) no me lo creo, porque tienes que estar muy ido de la olla y ser muy creativo o creativa para concebir algo así. Os la recomiendo, y es de las pocas que recomiendo. Y por qué lo hago? Pues vedla y me daréis la razón!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KXKX
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24 de junio de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que reconocer que me gusta el cine de Danny Boyle. Incluso en sus películas más flojitas este hombre siempre trata de ofrecer algo nuevo u original, o al menos de contar una historia no tan nueva de una forma novedosa, por eso incluso sus películas más flojas me parecen como poco interesantes.

Esta es de esas, es decir, no es de sus mejores películas, no cuenta la historia más original, porque la historia de un atraco o un robo (supuestamente) perfecto la hemos visto ya muchas veces en el cine, como el uso de los argumentos de la amnesia, hipnosis, y la mezcla de realidad, y de falsos recuerdos y los engaños de los personajes y al espectador también.

Aún así es una película interesante de ver.


La historia, como ya decía, la hemos visto muchas veces: James McAvoy (Simon) trabaja en una galería de subastas de Londres. Por sus manos pasan a diario obras de arte carisimas que van a parar a las manos de exclusivos coleccionistas de abultadas cuentas corrientes.

Hasta que un día, una banda de ladrones con un plan perfecto irrumpe en la sala durante una subasta de un cuadro de Goya: Vuelo de Brujas, cuadro que de hecho existe y está en El Prado (por cierto, una curiosidad, he leído una noticia que dice que lo que lo que si se ha subastado realmente es el recibo, de puño y letra de Goya, con el que el pintor firmó la venta de ese y otros cuadros suyos, por el que le pagaron 250 pesetas de la época).

Durante el protocolo que siguen los empleados de la sala para poner a salvo el cuadro en caso de robo, Frank (Vincent Cassel) el líder de la banda, logra interceptar a Simon y se lo arrebata… sólo para descubrir más tarde que le han dado gato por liebre, que se ha llevado un marco vacío, y que el bueno de Simon se ha quedado con el lienzo en sus narices.

Así que Frank decide ponerle remedio, e ir a por Simon a arrancarle (literalmente) el paradero del cuadro. El problema es que Simon ha recibido un golpe en la cabeza durante el robo, tiene amnesia temporal y ni él mismo recuerda donde lo ha puesto.

El arranque de la película es magnífico, toda la escena del atraco está muy bien rodada, con ritmo y con ese estilo videoclipero tan característico de las películas de Boyle, con la voz en off del protagonista hablándole directamente al espectador, como Trainspotting o en La Playa… A partir de aquí la película cambia bastante.

Simon recurre a una hipnoterapeuta, Rosario Dawson, que normalmente se dedica a ayudar a la gente a dejar de fumar o a dejar de comer, o en casos simples como tratar de encontrar las llaves, para intentar recordar, mediante hipnosis donde ha escondido el cuadro. Y ya tenemos montada la historia, con chica y triángulo amoroso incluídos.

A partir de aquí todo es un juego de espejos, donde se nos enseñan escenas reales mezcladas con recuerdos falsos, escenas que no están más que en la mente de Simon (sugestiones hipnóticas) mezclados con recuerdos verdaderos… ¿o es al revés? De forma que ni los personajes ni el espectador saben muy bien qué es real y qué no lo es… y cuando creen (crees) saberlo, te lo vuelven a cambiar porque el argumento da un giro, y otro, y otro más.

Y es aquí donde la película patina un poco: lamentablemente Danny Boyle no es Christopher Nolan, y este juego de “realidades” verdaderas y falsas no lo domina como hizo Nolan con Memento o con Inception. De hecho retuercen el argumento tanto que llega un punto en que sabes que lo que te están contando tampoco es verdad, y sólo esperas que al menos al final te lo aclaren todo y te lo cuenten… Y lo hacen, al final, al menos, le explican al espectador bien clarito que ha pasado de verdad, para que al menos no se vaya de la sala sin entender el argumento.

Además de un thriller psicológico, la película es casi un film noir, o neonoir o como se diga, ambientado en un Londres de pisos lujosos y clubes nocturnos de diseño que le va muy bien al estilo particular de Boyle. Me recuerda un poco a Tumba Abierta, su primera película, o incluso, por su temática a las películas del también británico Guy Ritchie, pero eso sí, sin ese sentido del humor negro que tienen Snatch o Lock & Stock.

De los actores me quedo con Cassel antes que con McAvoy. Aunque no me lo acabo de creer como villano, líder de la banda de atracadores. De hecho ni siquiera la banda de atracadores da mal rollito, y mucho menos él. Y luego está la exuberante Rosario Dawson, de la que el director nos regala un esplendoroso desnudo frontal integral, para alegrar la vista al personal. Por cierto, que bien mirado, y si prestas un poco de atención a la trama, la escena en la que Rosario Dawson aparece desnuda, es un spoiler en si misma.

Resumiendo. Es una película un poco fallida, no está a la altura de las mejores de Boyle, pero se deja ver y como yo particularmente tengo cierta debilidad por este tipo de historias y estas tramas enrevesadas, pues a mi, me entretuvo bastante.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/06/trance-lamentablemente-boyle-no-es-nolan.html
Seldon
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21 de junio de 2013
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Danny Boyle regresa con su antiguo guionista John Hodge en el cual nos muestra una nueva propuesta un thriller psicológico de acción con tantos giros que parece un laberinto. Boyle vuelve a demostrar su habilidad a la hora de traer al cine relatos que parecían “infilmables”, por lo cerca que estuvieron de ser irremediablemente tediosos.

En trance es un viaje a la mente de Simon (James McAvoy), quien durante un asalto a una casa de subastas recibe un golpe en la cabeza y olvida en dónde escondió el cuadro que sería sustraído. La obra de arte termina valiendo lo mismo que la vida de Simon y los métodos para recuperarla borran los límites entre la realidad y la ficción.

Rápida, impredecible y divertida, recuerda a las primeras cintas del director británico, aunque el guión es tan enredado por lo que es recomendable no perder de vista ningun detalle. Danny y John Hodge regresa con mucha mas estilo y audacia para seguirnos sorprendiendo con una cinta comprometida con un guion bastante original. Con un excelente soundtrack (a cargo de Rick Smith, de Underworld), Boyle regresa y marca el principio de lo que parece una nueva etapa experimental.
Tiler
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