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Otra ronda

Drama Cuatro profesores de instituto se embarcan en un experimento sociológico en el que cada uno de ellos deberá mantener la tasa de alcohol en su cuerpo al mismo nivel, durante su vida diaria, intentando demostrar de esa manera que pueden mejorar en todos los aspectos de su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 147
Críticas ordenadas por utilidad
15 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thomas Vinterberg es un buen director, conmovedor y profundo que ofrece una mirada compasiva a unos personajes vulnerables.
Con su undécimo largometraje, el cineasta danés Thomas Vinterberg se basa en sus propias experiencias personales para crear un retrato conmovedor de un grupo de amigos con los problemas del dia a dia.
La historia trata de humanizar las experiencias de un grupo de alcoholicos.
Utilizando una cinematografía "VERITÉ", Vinterberg atrae a los espectadores a las vidas delirantes de cuatro amigos que llevan a cabo un arriesgado experimento con el alcohol.
Vinterberg filma la película con cámaras de mano y funciona bien.
Le da una sensación de intimidad a la película, haciendo que los espectadores se sientan como si estuvieran en el pellejo de los personajes.
Vinterberg muestra ser un artesano del diseño de producción, la edición y la banda sonora conmovedora, utilizando estos elementos para crear una experiencia inmersiva.
El guión de Vinterberg también es bueno y evoca empatía por los sus alcohólicos personajes a través de una perspectiva sin prejuicios. Es difícil no admirar las buenas actuaciones del elenco.
Mads Mikkelsen ofrece una de las mejores actuaciones de su carrera como Martin transmitiendo la desesperación, el dolor y la imperfección de un maestro de secundaria que lucha por superar sus problemas personales con el alcohol.
El elenco de reparto es digno de reconocimiento.
Aunque esta película es sin lugar a dudas un poderoso drama, en última instancia, no es impecable.
Hay inconvenientes en la película, sufre de algunos altibajos en su conjunto.
Pero los fanáticos de las películas de Thomas Vinterberg disfrutarán de "Another Round" y también lo harán los cinéfilos que buscan algo que les haga reflexionar.
Uno solo espera que las películas de hoy en día den una lección humanidad.
camegcat
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23 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin es un profesor aburrido para los demás y para él mismo, imposibilitado de encontrar el encantamiento de un mundo que se le aleja incluyendo a su propia pareja que busca esa esperanza de seducción por afuera, recibiendo quejas de los alumnos por la falta de entusiasmo que pone en peligro sus posibilidades de promoción, hasta que fortuitamente – como no podía ser de otra manera – en su reunión de amigos profesores surge un dato inesperado para la recuperación de Martín – cuyos síntomas, aunque con más evidencia, no están muy alejados de los de sus compañeros – proveniente de un psiquiatra llamado Finn Skarderud (aquí, una pequeña digresión: el verdadero psiquiatra desmintió este consejo, haciéndonos ver como lo falso también se incluye en la cadena de producción de la realidad), que aconseja mantener una dosificación de 0.5 de alcohol en sangre para contra-balancear un déficit que los humanos sufrimos desde nuestro nacimiento, dando lugar a que los amigos decidan una investigación pseudo-científica, con reportes diarios, en los que se reflejan los asombrosos cambios: a través de un control contínuo de aquel dosaje que regula la ingesta permanente de alcohol, Martín recupera la alegría, a su pareja y a sus alumnos, su entorno comienza a fluir de manera inesperada, lo mismo para Tommy, que rescata del bloqueo por bullying a un niño de anteojos que ahora es respetado por sus compañeros, y para Peter, cuyas lecciones de música se convierten en éxtasis compartidos, todos efectos reflejados en el cuaderno de Nikolaj, hasta que el exceso se hace presente y Martín se desvanece en frente de sus hijos, su pareja lo abandona, y todo parece perdido nuevamente pero, por alguna razón, el exceso da lugar a un reflujo que coloca nuevamente las cosas en ese lugar de fascinación que Martín epitomiza cuando, en medio de la fiesta de los jóvenes graduados, nos regala esa espontaneidad que cuanto más buscamos más se aleja, en ese baile integrado a la música, a las montañas y a las nubes.
Celeste Mar
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27 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya ha pasado un tiempo desde que Mads Mikkelsen nos deleitara con ‘Ártico’ y ‘Polar’, dos películas de producción decente y entretenimiento de nivel, aunque unas actuaciones por parte del actor que no lograban deleitar lo suficiente a los que nos quedamos maravillados con ‘Hannibal’.

Y siendo honestos Mikkelsen encabeza una buena serie de películas de bajo nivel, pero cuando se pone en manos de directores como Nicolas Winding Refn, Thomas Vinterberg o incluso Hideo Kojima (‘Death Stranding‘), el actor logra dar lo mejor de sí y desempeñar lo mejor de él.

Precisamente ha sido su regreso a los mandos de Thomas Vinterberg que Mikkelsen ha vuelto a brillar con su mejor estrella. Un reencuentro que no se daba desde que actor y director nos deleitaran con ‘La caza’ en 2012 para dejarnos otro drama puro lleno de soberbia y moral.

- Amigos, alcohol, y un experimento social

Mikkelsen se pone en la piel de Martin, un profesor de instituto con una vida monótona, aburrida y carente de emoción. Después de que en una reunión de padres y alumnos todos escatimaran contra él por su mal rendimiento y las bajas notas que pone, presionando por tres de sus compañeros de profesión los cuatro se embarcan en un experimento sociológico inspirado en una teoría del psiquiatra Finn Skårderud: mantener una tasa de alcohol en sangre del 0.5 te hace ser más creativo y estar relajado.

Vinterberg logra acompañarnos en su travesía social como si formáramos parte del experimento que nos propone: la película empieza lenta, pero una vez el grupo encauza su apasionado proyecto el interés por las vivencias de estos cuatro se dispara y consigue cautivarnos, manteniéndonos enganchados en todo momento. Y nos engaña, y tanto que lo hace. ‘Otra ronda’ está inteligentemente diseñada para hacernos creer en ella del mismo modo que Martin y sus amigos creen en ellos mismos, pero en el fondo no deja de ser todo una mentira piadosa con un destino evidente. O no tan evidente.

No son pocas las películas que intentan contarnos el drama tras el alcoholismo, los problemas que acarrean y todo lo malo que conlleva el exceso de alcohol. ‘Otra ronda’ en cambio rompe con lo estipulado y quiere ofrecernos una visión distinta sobre el consumo de alcohol desde un prisma más humano, natural, y centrado en la amistad como eje principal de todo. Por supuesto la cinta no olvida en ningún momento el deber moral y nos recuerda enfáticamente el daño que puede provocar la bebida. Pero sin olvidar tampoco las cosas buenas de la vida.

Otra capa más a añadir en el drama y que suele pasar desapercibida para el espectador es que también nos habla de una crisis, la crisis de la mediana edad, de hombres vacíos e invisibles en sus propias familias que intentan reconectar con su juventud a través de la embriaguez y el autoengaño.

Estamos por lo tanto ante un drama atípico que trata sobre el alcoholismo, la amistad y la vida universitaria, pero de un modo que no hayamos visto antes en ninguna otra cinta. El tono de humor apenas lo tiene y casi podríamos decir que a la película no acompaña la etiqueta «comedia» por ningún lado, pero la ausencia del mismo no la convierte de por sí en una película trágica y deprimente, más bien al contrario: las claves de humor las encontraremos en el estado de ánimo de los protagonistas de forma muy eficiente.

Pasando al apartado técnico, la construcción de los planos y de los escenarios es maravillosa, con un movimiento y desenfoque de la cámara que logra ser decisivo. Vinterberg expone una cinta de autor exquisita y que poco tiene que envidiar al cine comercial, y Mikkelsen nos deja un tesoro de actuación con un papel que le va como anillo al dedo.

Más reseñas en:
https://www.desophict.com/cine-y-tv/reviews/
Adrián
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1 de octubre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sentí atraído por el Título desafiante, pero resultó ser un guión ficción/drama?/comedia? que espero no represente a dicha nación, dejándola muy mal representada y a su pueblo sumido en una incapacidad de actuar bajo conductas más maduras.

Si bien está probado que una o dos copas generan liberación y/o desinhibición la historia está repleta de ejemplos de efectos no deseados que en este film pudo haber sido manejado por T. Vintemberg con menos ingenuidad y con más apego a la realidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Patricio Donoso
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15 de octubre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La edad hace mella y las dinámicas de la adultez nos hacen perder la perspectiva de lo que nos pasa hasta que ya es tarde. Un grupo de profesores maduros deciden hacer el absurdo experimento de mantener un permanente porcentaje de alcohol en sangre. La idea es que ese puntillo que se alcanza y que tan bien sienta llegue para quedarse mientras dura la experiencia.

Y a ver si así sus tristes y estancadas vidas recuperan algo del ardor juvenil perdido. De eso va esta película, de la madurez aplastándote como un trolebús sin siquiera saber como demonios has llegado a este punto de aburrimiento, hastío y desgana. Parece que nos están vendiendo el alcohol como una válvula de escape válida, casi una apología de su consumo bajo la coartada del experimento científico. No creo que esa sea la idea. Es más bien el recurso que el director utiliza para hablarnos de almas fláccidas, de espíritus vencidos, de voluntades torcidas.

Y de como lo que muchas veces se considera objetivo y refugio al final se convierte en una trampa de la que uno ya no puede escapar. Porque es lo bien visto, lo convenido socialmente, lo que los demás esperan de nosotros. Hasta que una vez alcanzada esa meta nos damos cuenta de que estamos encadenados por las consecuencias de dar marcha atrás. Y ahí, continuar no es avanzar, es huir hacia adelante. Por eso, un experimento absurdo es una mera excusa para recuperar lo perdido, el vigor juvenil, el goce de la vida, la ausencia de ataduras, el no pensar en el mañana.

Y en ese extasis sobrevenido, de pronto, hacen valer su peso las cadenas, las consecuencias. Por salirte del sendero marcado y por atreverte a intentar dejar de ser un muerto en vida. Ni por asomo el alcohol es lo único que puede conseguir esos momentos de plenitud vital, pero es un recurso que cualquiera que haya sido joven entiende. Conseguir ese puntillo y mantenerlo a perpetuidad, que fácil parece y que difícil es.
KlingonCome
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