Alguien voló sobre el nido del cuco

Son gente insoportable. Te sobrevienen siempre cuando menos te lo esperas, te hacen saltar todas las alarmas y te dejan la vida hecha un desastre. A veces, también el corazón. Son incomprensibles, infantiles y caprichosos. A pesar de ser totalmente inofensivos, son capaces de hurgar en ciertos recovecos del alma para sacar lo mejor y lo peor de las personas. Un gran poder que, por supuesto, no saben controlar.

Por supuesto, son extremadamente inconvenientes e inoportunos. Nueve de cada diez veces la cagan y te hacen desear no haberlos conocido nunca. Lo malo es que esa tonta e insignificante vez que no la cagan te hacen sentir vivo de verdad, y creer de nuevo, por un momento, que eres capaz de levantar una montaña, escapar del manicomio y volar.

Cada uno tiene al suyo por ahí, volando sobre el nido del cuco o perdido por algún lugar en la cabeza, en el mundo, en sus sueños. Aguardando el momento para escapar de la sala de enfermos agudos y volver a hacer de las suyas.

El otro dia vi a un par de ellos por ahí, riendo por la calle. Uno sabe reconocer a estos personajes de inmediato. Se metieron en el metro. Se intuía que estaban haciendo algo que se suponía que no debían estar haciendo, y ella le llamaba a él cansino històrico. Y él le tocaba el culo y probablemente también pensaba que ella era una cansina histórica, o una incontinencia suma. No sé si eran conscientes de ello, pero ese par de locos eran las dos personas más cuerdas de la ciudad aquella noche.

Por fin una cinta donde Nicholson pudo sacarle provecho a su desaliñada cabellera y a su repertorio de muecas... alocadas. Bromas a aparte, estamos ante una gran película en la que destacan los fríos ojos de Louise Fletcher dentro de una historia por ratos divertida, por ratos angustiosa, a veces abrumadora, a veces esperanzadora, y siempre demoledora. Donde se tratan, de pasada, las enfermedades mentales, pero que ante todo trata sobre el poder, sobre el control y el dominio de la sala de un psiquiátrico, entre la enfermera jefe, y un desinhibido, elemento antisocial, que jamás se someterá… voluntariamente. Y entre electroshock, partidas de póker con cigarrillos y terapias de grupo, cada vez más hostiles, se perfila un variopinto grupo de personajes que invitan al lucimiento de los actores que los representan, ocasión que éstos no desaprovecharon. Pero aunque Milos Forman sea de origen checo, y que el relato, por su temática, se pudiese deslizar hacia tintes kafkianos, no fue así, y la película se hace siempre totalmente comprensible, aunque por momentos terriblemente dura. Por la que sobrevoló el espíritu de un hombre para quien, como el cuco, cualquier nido; fue su nido.

No creo que diga nada nuevo, pero aún así quiero opinar sobre esta excelente película que acabo de ver. Para mí era la típica famosísima que no había visto todavía y los demás sí, menos mal que le he puesto remedio. Me lo he pasado como una enana viéndola, menudo guión y menudas interpretaciones, desde los protagonistas hasta los secundarios hacen que te metas de lleno en ese mundo de locos, o no tan locos. Da mucho en qué pensar, con esa rigidez de las instituciones, esa obligación permanente de socialización de unos inadaptados, esa reclusión voluntaria de la mayoría... Aparte tiene momentos brillantes y divertidísimos como las partidas de cartas, los intentos de partidos de baloncesto, la pesca, la fiesta, para dar paso después al drama de una manera muy efectiva. Y el jefe es genial.

Por una parte Randle P. McMurphy (Jack Nicholson), un desvergonzado e impresentable espíritu libre antisistema, ingresa en el hospital psiquiátrico del estado fingiendo locura, del otro la odiosa y castradora enfermera Ratched, magistralmente personificada por Louise Fletcher.
Se iniciará como era de esperar una amenazante guerra entre estos dos bandos mientras McMurphy se gana la confianza y el aprecio de sus chiflados camaradas que merecen sin duda el reconocimiento por dar junto con Nicholson vida a esta magnifica película (destacaré por supuesto al entrañable “Gran Jefe”).

El carismático protagonista nos enseñará que “lo malo” no lo es tanto y que “lo bueno” no siempre es así. Gran película que te sumerge de forma exquisita en un manicomio de los 70’. Triste, conmovedora pero entusiasta y divertida.

La suerte de cada paciente está en juego

Ya tienen todos su medicación??

... no tiene rival. Es el mejor, hay que admitirlo. Es posible que siempre haga de neurótico... pero... ¿y lo bien que lo hace?
No hay duda de que es su mejor película.
LA MEJOR QUE HE VISTO EN MUCHOS AÑOS
(si pudiera darle un 12 lo haría)
Además es curioso ver los papeles de Christopher Lloyd y de Danny DeVito.