El club de los poetas muertos

El día 5 de octubre se conmemora el Día Mundial de los Docentes y la primera película en la que todos pensamos por su trama y por su reparto fue “El Club de los Poetas Muertos” (1989), con el reciente fallecimiento de Robin Williams ninguno quería perder la oportunidad de dedicarle, ya pasado el shock inicial de la noticia, un momento en nuestra agenda.

Esta película dirigida por Peter Weir, encargado de la dirección de otros títulos como “Master and Commanders: The Far Side of the World” (2003) o “The Truman Show” (1998), aborda una temática que a nadie deja indiferente: la educación de los jóvenes. Trata el tema desde un punto de partida que invita al debate: educar para la vida o para el trabajo.

Robin Williams interpreta el papel de John Keating, un profesor que empieza a impartir clases en una academia elitista sólo para chicos de Estados Unidos. Con esa fuerza y energía características de aquellos movidos por su vocación, Keating intenta enseñar a un grupo de chicos cuyas vidas desde temprana edad están enfocadas a un gran futuro laboral, a pensar por sí mismos, a cuestionarse lo establecido, retándoles a seguir a su corazón por encima de esas grandes metas.

“Me he subido a mi mesa para recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba.”

-John Keating.

Estos pensamientos, vistos como revolucionarios en su contexto de rigidez institucional, acaban por calar hondo en sus jóvenes mentes, llevando a Neil Perry (Robert S. Leonard, el cual será muy familiar para los seguidores de la serie de EEUU “House”) a retomar una vieja costumbre que Keating, ex alumno del centro, tenía cuando era joven. Esa costumbre, lejos de dañar a nadie, abría sus mentes y les animaba a ser algo más que profesionales de exquisita formación, así se vuelve a reunir el Club de los Poetas Muertos, lugar de reunión para recitar a grandes clásicos y compartir la belleza de la poesía.

De la mano de los estimulantes nuevos métodos de Keating y el desarrollo de las reuniones del club, algo empieza a crecer dentro de ellos, el joven Todd Andersen (Ethan Hawke) va saliendo de su caparazón de timidez y miedo, y Neil, aún sin el apoyo de su padre, da el paso de acercarse al mundo del teatro para cumplir su sueño de ser actor. Como si de una obra de Shakespeare se tratara, los hechos van llevando a la catástrofe.

El debate está abierto en muchos sentidos, ¿en qué deben formarse nuestros jóvenes, en ser personas o en ser técnicos bien preparados? ¿Cómo padre, has de dejar que tu hijo crezca y el mismo elija o has de guiarlo en el camino que “más le conviene”?

“Que tú estás aquí, que existe la vida y la identidad, que prosigue el poderoso drama y tú puedes contribuir con un verso.”

-John Keating

La actuación de Robbin Williams es de las que llega hondo, es fácil sentirse identificado con esos jóvenes y soñar con tener un profesor como él, alguien que apueste por ti y se interese por enseñarte cómo usar tu libre pensamiento. Para nuestro gusto, es una de sus interpretaciones para la posteridad, ya que aunque nunca haya sido en realidad nuestro profesor, siempre será nuestro

“Oh capitán, mi capitán”. Descanse en paz.

Las interpretaciones de los alumnos, sobre todo la de Neil Perry, emocionan al espectador, no es complicado encontrarnos con personas sometidas a su misma presión. Quizás su tragedia debería hacernos pensar un poco más en hasta qué punto un padre sabe lo que le conviene a su hijo. Tal y como dice Keating, las ciencias y la técnica dignifican al ser humano, pero la belleza, lo que le da sentido a la vida son la poesía y sus grandes temas como el romanticismo o la reflexión vital. Buscar el bienestar económico de un hijo o de aquellos a los que quieres no es un hecho deshonroso, no me malinterpreten, pero ¿hasta qué punto el coste de prescindir de una parte de nosotros mismos es peor que una vida humilde?

Ha sido un placer dedicar esta tarde de domingo a volver a ver un clásico que forma parte de nuestra infancia, y sobre todo poder reunir todos los pensamientos que evoca y compartirlos aquí con vosotros. Dejamos muchos interrogantes y debates abiertos, porque queremos saber vuestra opinión, ver qué es lo que a vosotros os ha tocado “la fibra sensible”, qué aspectos compartís con nosotros y cuáles no.dead poets society

“No olviden que a pesar de todo lo que les digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo (…). Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería, son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son cosas que nos mantienen vivos.”

-John Keating.

https://cinemasticas.wordpress.com/2014/10/05/las-ideas-y-las-palabras-pueden-cambiar-el-mundo-el-club-de-los-poetas-muertos/

Una mancha de color blanco llega a una escuela teñida de un negro intelectual abundante. John Keating (Robin Williams) muestra el valor de perseguir las propias ideas y metas sin importar la tendencia social del momento.
Es tal vez una de las mejores películas que trata sobre el pensamiento libre, la idea de dar color a una vida compuesta por una triste escala de grises.
Peter Weir nos lleva a una fantástica historia donde nos descubre que el camino menos transitado será el más emocionante de todos y nos sumerge en un mundo apasionado que a pocos dejará indiferentes.

Los críticos a veces lo flipamos un montón. Por ejemplo, hablando grandezas de pelis como Casablanca, diciendo que Humphrey Bogart era buen actor o diciendo que en "el club de los poetas muertos" Robin Williams hace uno de sus mejores papeles. No creo que haya hecho un mal trabajo, para nada. Simplemente creo que no es un trabajo de sobresaliente. Se queda en un bien. Robin simplemente es un catalizador.

Pelicula de drama adolescente. Grupo de niños pijos en un colegio mayor privado. Un nuevo profesor de literatura. Un antiguo club de poesía llamado "el club de los poetas muertos" renace gracias a la relación entre varios alumnos y este nuevo profesor.

Aunque la primera media hora parece una historia snob y vacía de unos "niños pera" que descubren las artes, la película va ganando peso hacia el final, con una crítica profunda a los colegios privados tradicionales y a los viejos sistemas educativos que coartan la creatividad y fomentan la disciplina y el orden.
Robin Williams muy correcto, interpretando a un profesor realmente entrañable. Trabajazo el de Robert Sean Leonard, que interpretando al líder del club, debió haberse llevado algún reconocimiento mas.

Buenos trabajos en cuestiones técnicas, como vestuario o decorados. Gran banda sonora.

Si consigues mantener la atención y superas los primeros 45 minutos os encontraréis con una joyita de calidad.

Si te apasiona la literatura y te enloquece emocionarte esta es tu película. Sin duda, una perfecta y calibrada recopilación de enseñanzas marcadas por el optimismo, el ansia de superación y la lucha por la liberación vocacional. Te despierta de cualquier aletargamiento y te hace recordar que hay que dejar en el mundo una verdad, nuestra verdad, cumpliendo con lo que soñamos, amando y equivocándonos.
La recomiendo completamente porque a parte de disfrutar te muestra en qué consiste el verdadero placer del vivir. Inolvidable.

He de decir que el señor Williams no es santo de mi devoción pero reconozco que ésta es su película. Todo lo que hace lo hace bien y nos regala un papel para la historia; un profesor de literatura encargado de espolear a sus alumnos. Hubiera sido muy fácil caer en el ridículo pero la película mantiene el tono y todo gracias a un guion inspirado y a unas interpretaciones también muy inspiradas. El film es intenso, redondo e inolvidable; todo cuaja a la perfección sin que podamos sacarnos la historia de la cabeza. El argumento atrapa y nos invita a soñar gracias a un insuperable desarrollo y también porque los personajes evolucionan de un modo tan natural que parecen de la familia. Nos alegramos con sus triunfos y lloramos con sus penas. Soñar es gratis y en este caso el sueño merece la pena. No se trata de aprender literatura sino de aprender a vivir.

El Club de los Poetas Muertos pulsa las teclas exactas para conmover contando una historia de verdad creíble y emotiva con las dosis justas para enamorar al espectador. ¿Quién no ha deseado encontrarse con un profesor así? ¿Una persona capaz de elevar nuestras almas por encima de lo común? El tono emotivo del film no molesta y no resulta ofensivo, todo lo contrario, nos conmueve hasta la médula porque trata temas existenciales que conectan de lleno con la juventud. El bien, la esperanza, el honor, la amistad, la lealtad, etc. Todo un cóctel de sentimientos exaltados y bien hilvanados. Por eso la película se queda en nuestra retina sin que podamos apartar la vista ni mirar hacia otro lado. El peor de los temores no es el miedo a la muerte sino el miedo a la vida.

No le he puesto más nota porque es claustrofóbica y relamida y porque a pesar de conectar con nuestros ideales lo hace de forma un tanto manipuladora. Reconozco que he disfrutado mucho viéndola y que yo incluso una vez tuve un profesor así, pero hay tramos de la película que se me hacen un poco cuesta arriba. Por todo esto creo que no merece más de un siete. ¡Bienvenidos al club!