The Rocky Horror Picture Show

¿Por qué?

Es una locura de musical. Canciones geniales (ojito con algunas letras jeje), actores estupendos y una rarísima historia que ondea como bandera el placer por el placer (en ocasiones parece que estás viendo porno jaja). ¿Hay fallos argumentales? si, pero créeme, acaba dando absolutamente igual.

Largometraje (1975) basado en la obra de teatro del mismo nombre, de Richard O’Brien (quien interpreta al mayordomo jorobado en el film) tenemos esa historia sin sentido alguno (absurdo guion), homenaje y parodia a la vez de películas ciencia ficción y/o terror con referencias a Drácula, La Momia, Frankenstein, Científicos locos con aparatos que hacen maravillas, Alienígenas de otro planeta, rayos laser y más; con muchas referencias sexuales, homosexuales, travestismo, infidelidad, orgias y demás; que por si fuera poco resulta ser un musical de música rock (nada pesado, muy ligero y comercial).

Película de culto, que a pesar de sus múltiples defectos merece ser vista una, varias o mil veces. Debo reconocer que cada vez que la veo no dejo de sonreír durante los casi 100 minutos de metraje. Obligada para cualquier aspirante a cinéfilo. Sus fanáticos, que se hacen llamar a sí mismos “Horroristas”, llaman a quienes no la han visto “vírgenes”.

Tim Curry, protagonista, le da lecciones a quien quiera tomarlas de dominio de escenario ante las cámaras, mostrando un excelente control de voz y de expresión facial, robándose todos y cada uno de los fotogramas donde aparece. Imposible dejar de verlo y escucharlo.

Susan Sarandon prueba que es posible reivindicarse tras una película como ésta y ganar un Oscar. Desconocida, joven y para mi gusto, muy bella, sorprende con su voz y su baile. Toda una joya.

No es para recomendar a nadie, pero una vez que la veas no podrás dejar de hablar de ella.

Las canciones de The Rocky Horror Picture Show son deudoras de un estilo musical muy vigente a mediados de los 70 como era el glam rock. Nos encontramos con canciones rockeras de estructura sencilla, pegadizas, que en muchos casos beben del rock & roll clásico de los 50, con el añadido de la estética musical glam de moda en los 70: exceso de maquillaje, botas con plataformas; y mucha ambigüedad y provocación. Estas características están llevadas al límite en el personaje principal de la historia: el Dr Frank N. Furter, interpretado por un inspiradísimo Tim Curry.

El Dr Frank N. Furter, al igual que el Frankenstein de la novela de Mary Shelley, pretende jugar a ser Dios pero no para conseguir un avance sin precedentes en el mundo de la ciencia, sino por la mera excusa hedonista de crear al hombre perfecto para su propio disfrute y placer. El resultado no es otro que Rocky Horror, de cuerpo perfecto pero pocas luces.

La película que adaptaba la obra teatral creada por Richard O’Brien, Riff Raff en la cinta, es un homenaje marciano a Frankestein, Drácula (hasta hay un personaje que puede recordar a Van Helsing: el Dr. Everett Scott) y películas de ciencia ficción de serie B, todo ello con una estética decadente y provocadora. Y es que hay algunos temas musicales que inevitablemente se quedan grabados en el cerebro como por ejemplo: el Science Fiction Double Feature del inicio, entonada por esos sensuales labios; el Time Warp con su peculiar coreografía; o Sweet Transvestite que supone la petarda aparición de Frank N. Furter en pantalla.

Susan Sarandon, en uno de sus primeros papeles, da vida a Janet, una jóven recién casada que junto con Brad, su marido, van a parar, debido a una avería en el coche, a la mansión de Frank N. Furter… Allí la pareja se irá dejando llevar poco a poco por la orgía de placer que les ofrece el doctor, hasta el punto de que Janet suplicará ser poseída por la criatura de la noche en Touch-a Touch-a Touch me, quizá el momento estelar de la actriz en la película. Acompañan también Frank N. Furter y Riff Raff, Magenta y Columbia, sin olvidar a Eddie, el novio canalla de Columbia, de la mano del genial Meatloaf.

En definitiva, un musical que me encanta, en gran parte, por la magnífica banda sonora que descubrí antes incluso que la propia película. Me resulta sobre todo muy divertida y me encantaría asistir, al menos una vez en mi vida, a una de esas proyecciones interactivas que se siguen haciendo de la misma.

Visionada por un servidor varios decenios después de su estreno, momento en el cual la presente cinta tenía mucho más sentido,cabe destacar que esta es una de las pocas obras musicales de Broadway que, en su adaptación al celuloide, cosechen un éxito mayor. Es ese el caso de este filme de culto, categoría que marida de un modo extraño con esta película.

Efectivamente, la película enamora a cualquiera, y la posibilidad de olvidarla es inviable. Los números musicales son icónicos, así como su estética y sus particulares personajes. Probablemente sea una de las cintas que mejor haya reflejado la liberación sexual de los setenta, presentándose de un modo innovador la transexualidad en el cine mediante el personaje de Curry, carismático protagonista-antagonista y mayor activo de la cinta, así como crear un imaginario nuevo mediante la unión del terror clásico con la cultura pop: castillo transilvaniano en permanente fiesta pop y un mazas rubio como nuevo Frankenstein.

De todos modos, no deja de ser un guión absurdo y unas interpretaciones caricaturescas (uno de las papeles que dio a conocer a Susan Sarandon) donde se unen múltiples referencias de modo irregular. En el apartado técnico, podríamos considerarla serie B. Pero, al ser un musical, adquiere sentido y se justifican los defectos.

A todo amante del cine sin complejos y de la diversión irreverente, no debe perdérsela.

La primera canción nos habla de toda la peli, y si bien eso no tiene porque ser bueno, ayuda a entenderla. Mucha gente odia esta peli, pero como no si es la definición de peli de culto. La ejecución es excelente. los bailes y la música cautivadores, y si ves el mundo LGBT con curiosidad, esta peli va a encantar a estos espectadores. Vale la pena solo por la banda sonora.