Up

Estamos hechos de la materia de los sueños. Esperamos y esperamos cosas que necesitamos creer que están por llegar. Pero la vida da muchas vueltas y los sueños no siempre llegan en la forma que esperamos.
Raro es el que de pequeño no alimenta deseos de dar la vuelta al mundo, escalar montañas, visitar los parajes más exóticos, subir a la Torre Eiffel, pasear en góndola por Venecia, ver el Salto del Ángel, las cataratas del Iguazú o del Niágara, una pirámide azteca, perderse en la jungla de asfalto de Nueva York, pasear por la alfombra roja del teatro Kodak, admirar el Taj Mahal, internarse en la Ciudad Prohibida, sentirse pequeño ante la luminosidad vertical de Tokio, contemplar la puesta de sol tras la silueta de la Ópera de Sydney, bajo el Sydney Harbour Bridge. Delirios de esa inquietud existencial que se nos incrusta en el interior, la creencia de que uno no está completo si no corre al menos una gran aventura en su vida.
A veces tendemos a mirar muy alto y suspirar por esos delirios que de manera subrepticia se nos inculcan. Puede que los humanos, o una parte por lo menos, lleve en la sangre el ansia de explorar más allá de lo que está cerca. Como si, al no hacerlo, se perdiera una parte fundamental, como si uno fuese un fracasado por no haberse pasado una vida errante de emociones.
Las fantasías infantiles nos ayudan a crecer, a desarrollar la mente y prepararnos para cuando seamos mayores, no porque nos vayan a enseñar cosas prácticas (que para eso siempre hay tiempo, la realidad nos obliga), sino porque llegaremos a la adultez con más plenitud, habiendo pasado una infancia feliz en la que era posible tocar las estrellas alzando la mano.
Muchas veces creemos que no hemos cumplido aquellos sueños. Y en parte será cierto. Puede que sólo se cumpla uno entre cien, si se es afortunado. Pero en ocasiones, se readaptan a las circunstancias y maduran con nosotros. Y un día descubrimos que no necesitábamos arriesgar la vida en la selva del Amazonas o subir a lo alto del Empire State para sentirnos más plenos.
Porque nos damos cuenta de que cada día ha sido una pequeña aventura. Aquel día en que nos levantábamos y corríamos hacia el salón con el corazón batiendo, porque los regalos de Reyes estaban sobre la mesa del salón. Aquel otro día en que sacábamos una buena nota y la maestra nos felicitaba y, al llegar a casa, mamá sonreía y nos obsequiaba con nuestro plato favorito. Aquel otro día en que nos enamoramos y nos sentíamos flotar, mientras paseábamos cogidos de la mano, y lo que estaba alrededor era mejor que el Paraíso, porque era el escenario del amor. O aquel otro día en que miramos a esas personas con las que convivimos, que nos quieren contra viento y marea, y sabemos que no puede haber mayor maravilla que ésa.

Que pena, estaba seguro de darle un diez y marcarla como una de mis peliculas de animación favoritas...y con mi mejor buena voluntad apenas llego a un cuatro.
Es que no se puede conformar a todos todo el tiempo...Es que mantener la calidad de una película durante 90 minutos, es mas difícil que realizar esta fabulosa animación tridimensional?
¿Es que no hay otra posibilidad que entretener a los mas pequeños con los recursos de siempre?
No puedo creer que el plan haya sido:''vamos a hacer algo bueno para que disfruten los adultos de entrada...y los ochenta minutos restantes que se diviertan los chicos?''
Me imagino una situación donde en los cines a los diez minutos mas o menos se prenden las luces, se detiene la proyección y por los parlantes se oye decir: Por favor, se ruega a los mayores retirarse de la sala, porque a continuación la película es solo para menores.
Yo pensaba que aún conservaba dentro mío parte del niño que fuí...pero o no es así, o mi niño es mucho menos tonto que otros.
De todos modos, sigo esperando UP 2...puesto que si Toy Story 2, fué mejor que la primera, a lo mejor en la próxima Up 2...remonta vuelo y se mantiene en el nivel de calidad mucho mas tiempo.

Estamos ante un gran momento, el cine de animación no sólo se ha convertido en una alternativa para los más pequeños de la casa, ni tampoco para divertir a los más mayores en las aburridas tardes de domingo, con esta película, el cine de animación (y más concretamente el de Pixar) da un salto de gigante para ponerse a la altura de las películas más grandes que jamás se hayan filmado. Si ya consiguieron emocionarnos con Wall-e, ahora se han superado con Up. Esta película de calidad indiscutible e incuestionable se ha convertido en úna película universal, hecho que no ocurre todos los días, ni todos los años y me atrevería a decir que ni en todas las décadas. Normalmente cuando se dice que una película es apta para todos los públicos, siempre hay un resquicio de gente a la que dicha película pueda dejar de vacío, llámense críticos exigentes, gentes de corta edad o en su defecto gentes de demasiada edad. Con Up, este resquicio se supera, ya que es una película que es capaz de contentar a todo el mundo (al no ser que tengas un corazón de piedra) y con creces. Es capaz de contentar por igual tanto al niño más pequeño como al crítico más exigente debido a la profundidad que despierta esta película. Quien quiera ver lo superficial de Up, se quedará satisfecho, quien quiera ahondar en el mensaje de este maravilloso film, también quedará satisfecho, porque esta fascinante película tiene mensaje para tod@s.
Ni que decir tiene la calidad de los paisajes ni los personajes, todo diseñado milimétricamente como una gran obra maestra que merece ser nombrada esta película. Cuando vamos a un museo, somos capaces de asombrarnos con un gran cuadro viendo las pinceladas del autor o ahondando en el mensaje que el mismo ha querido dar a su obra, pues bien, creo que Up es como un gran cuadro que bien podría ser exhibido en el gran museo del cine como una de sus piezas principales.
Por hablar un poco de la película, me quedo con los primeros 11 minutos, que a mi parecer, es lo mejor que se ha hecho en décadas, y con diferencia. Habría que tirar de los grandes clásicos del cine para encontrar algo similar o mejor que estos minutos, los cuales son capaces de dejar fascinado y emocionado al más rudo ser humano.
No por elegir este pedacito de cinta voy a desprestigiar el resto de la película, todo lo contrario, sólo que si nos tuviéramos que quedar con un trozo de la capilla sixtina elegiríamos la creación del ser humano o en el caso de la Gioconda con la perfección de las manos.

Para finalizar estamos, sin duda alguna, ante la mejor película del año, posiblemente ante la mejor de la década y espero que la academia se de cuenta de la joya que nos ha brindado Pixar para rendir a esta película el homenaje que se merece.

Up es la enésima demostración de que el cine de animación ha dado un salto cualitativo muy importante, pasando de estar visto como "películas para niños" a unas producciones tan importantes y tan merecedoras de atención como aún no se ha dado dicho reconocimiento. Sin duda la coletilla "para todos los públicos" cobra una dimensión diferente, y mucho más acertada.

Porque Up no es una película para niños, pero sin embargo es capaz de hacer que te sientas como un niño viéndola. Up es sencilla y apela a todos los sentimientos que puedes llegar a esperar en cuanto ves a sus personajes. Es quizá ese su único defecto, el que todo se pueda predecir muy fácilmente desde el casi el primer segundo. Aun con todo esto, sin contar algo original, Up lo cuenta de una manera que parezca que te puedas emocionar como si nunca jamás hubieras visto algo así en el cine.

La animación es buena, pero queda en un segundo plano ante los recursos de lágrima fácil (muy bien llevados para que no parezca que están metidos con calzador como en otras grandes producciones) y la ilusión y magia que rodea a toda la película. Es preocupante que unos personajes de animación lleguen a transmitir más que la mayoría de actores de hoy en día.

Up está sabiamente estructurada, con una duración acorde con lo que exige y un desenlace que, si bien es predecible, no podría ser de otra manera. Por las salas correrán por igual sonrisas y lágrimas.

Tras un comienzo brillante, en mi opinión la película decae hasta hacerse bastante tediosa. Además de aburrida, no entiendo muy bien ciertos aspectos del guión (spoiler), principalmente, la necesidad de meter un malo a toda costa. No logro empatizar con ninguno de los personajes, tanto humanos como animales. Tampoco percibo un sentido del humor afinado y toda la parte de aventura no la vivo como tal, me parece descafeinada (para colmo, padezco de vértigo, por lo que ciertas escenas no me hacían mucha gracia, pero en fin, esto ya es cosa mía)
Por otra parte, no puedo evitar opinar sobre ciertos comentarios de la crítica. Remitir a “El mago de Oz” porque hay una casa que vuela, o al cine de Chaplin porque en “La quimera del oro” hay una choza al borde del abismo, me parece el colmo de la pedantería, porque no sé qué tiene que ver “Up” con lo anterior. Ya puestos, también podían hacer alusión al cine de Wilder por la similitud del nombre del dirigible con el de la avioneta de Charles Lindbergh en “El héroe solitario”.
Críticas aparte, veanla en cualquier caso para disfrutar de esa historia de amor sin palabras entre Carl y Ellie. Hay que reconocer que esos minutos son una joya, pero no puedo valorar un film por cinco minutos de inspiración.