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Por trece razones (Serie de TV)

Serie de TV. Drama. Intriga Serie de TV (2017-2020). 4 temporadas. 49 episodios. El adolescente Clay Jensen (Dylan Minnette) vuelve un día a casa después del colegio y encuentra una misteriosa caja con su nombre. Dentro descubre una cinta grabada por Hannah Baker (Katherine Langford), una compañera de clase por la que sentía algo especial y que se suicidó tan solo dos semanas atrás. En la cinta, Hannah cuenta que hay trece razones por las que ha decidido quitarse ... [+]
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Críticas 164
Críticas ordenadas por utilidad
23 de abril de 2017
108 de 174 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el primer minuto la falta de empatía con la narradora es descomunal. ¿Qué tan psicópata hay que ser para, fría y calculadamente, grabar 13 horas de cintas culpando a una serie de personas por un acto que uno mismo va a cometer? Se podría argumentar que se trata de «un recurso narrativo ingenioso», pero el hecho de que sea un recurso narrativo no lo exime de la carga descomunal que conlleva: realmente es ella, la narradora-protagonista, la que fríamente está contando eso minutos antes de suicidarse.

Más allá de eso, todos los hechos que le ocurren a la protagonista (salvo uno) son verdaderas estupideces. No, claro que no son momentos agradables, pero ¿razones para suicidarse? Al final uno parece estar viendo una serie que, más que tratar el tema del bullying, es una apología del suicidio. ¿Te ha salido algo mal en la vida? Ya tienes una razón para suicidarte. ¿Te han salido dos cosas mal? Dos razones. Y así hasta 13. Genial. Ah, y por supuesto TODO es culpa de los demás: házselo saber antes de cortarte las venas.
francisygabi
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31 de marzo de 2017
77 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
El instituto, a fin de cuentas, es solo una fase.
"Solo" es un largo proceso de construir la propia identidad, una búsqueda del propio lugar en el mundo, la época en la que se abren todas las posibilidades. Y, como todo en la vida, acaba pasando.
La mayoría sobrevivimos a ello, sin demasiadas heridas de guerra, quizá con alguna molesta cicatriz, pero nunca se nos ocurriría contarle a un hijo que no lo pasamos bien, nunca le enseñaríamos nuestras viejas fotos del anuario sin recalcar lo felices que éramos en realidad.

Pero eso es porque la distancia temporal ha borrado de nuestra cabeza todos esos momentos de crisis existencial, en los que aún estábamos a medio camino de romper la crisálida de nuestras propias inseguridades.
Hubo buenos momentos, desde luego. Pero los malos eran peores, porque nadie nos enseñaba a lidiar con ellos.

'Por Trece Razones' es justo la visión de esa adolescencia, cruda y desnuda, en un instituto americano cualquiera, forzada a enfrentarse a una dura realidad contra la que no vale la habitual capa de indiferencia.
Hannah Baker ha muerto. Un día se suicidó, marcando a todos sus compañeros, a los mejores y peores, a los que la conocían y a los que fingían conocerla.
Pero sobre todo deja marcado a su compañero Clay Jensen, alguien que se consideraba residual en su vida, apenas un secundario de la cuarta fila, que no puede comprender por qué "una chica así" pudiera suicidarse.
"Una chica así"... siempre es curioso que esas favorables opiniones de alguien nunca las decimos directamente, y nos las guardamos hasta que un día es tarde.

Por un segundo, parece que esa chica seguirá siendo el misterio que siempre pareció ser. Pero entonces llegan unas cintas, grabadas por ella misma, relatando con admirable ironía y sangre fría la historia de los que serían sus últimos días.
Y Clay agradece la oportunidad caída del cielo de volver a rememorar los pasos de alguien que, de haber salido todo bien, solo habría sido otra oportunidad desperdiciada, de las miles que encierra la secundaria. Pero es el hecho de que todo ha salido mal lo que le hace querer darle un sentido, un significado, a esa chica que muchos enterraron bajo falsos cotilleos, y aún ahora buscan borrar de la historia con un "tío, supéralo" que nunca le hará justicia.
Nos montamos entonces en la bicicleta de Clay, con los auriculares en los oídos, con la promesa de resolver un misterio. (Apenas podemos diferenciar los momentos temporales, si no fuera por esa herida en la frente de Clay, señal externa de su dilema interno). Y empezamos a seguir la voz de Hannah, como un dulce fantasma que no pide nuestro perdón o aprobación, solo nuestra comprensión.

La historia se convierte entonces, como ya sucedía en su equivalente literario, en un intento de despedirse de alguien, cuando ya es imposible la despedida.
Todas las cosas que nunca se dijeron, todas las experiencias que nunca se contaron, mueren con la persona que se va. Nunca ha habido suficiente tiempo.
Y a menudo recordar nunca es lo mismo, porque todos los pequeños detalles ya no le pertenecen a la fallecida. Le pertenecen a todos los que la rodeaban en vida, que los hicieron suyos, quizá no de las mejores maneras.
Y duele. Duele muchísimo recordarla a nuestro lado, con sus extrovertidas maneras, como si nunca se hubiera ido, cuando ni siquiera podemos pedirle un mísero "perdón".

Clay se acaba dando cuenta de que no conocía a Hannah Baker, y que, de hecho, nadie más la conocía.
Toda la gente se repite "de haber sabido que necesitaba ayuda...", pero incluso entonces no habrían prestado esa ayuda, estarían demasiado ocupados para algo emocional, algo verdadero y puro, algo que les obligara a tomar partido e involucrarse, algo más allá de la frivolidad adolescente y adulta, las cuales juzgan que no hay nada importante más allá de sus narices.
Quizá eso era lo que la hacía especial, lo que Clay veía en ella todos los días: la sensación de que ella podría ser cualquier cosa, pero desde luego sería una cosa buena.
Por eso importan momentos como el de ambos observando la luna en el tejado del cine local, porque dejan huella, porque hacen pensar a Hannah y Clay que no están tan solos y perdidos en su angustia adolescente; son momentos que a la mañana siguiente del instituto apenas se pueden mencionar porque sería banalizarlos, robarles esa magia incierta que les dice que hay vida más allá de todos los problemas que te puedan surgir a tus 17 y pico.

Pero claro, cuesta ver eso, agarrarse a esos momentos, cuando se vive a esa edad en un torbellino emocional constante, que la televisión y el cine raramente representan tan fielmente como aquí: amistades de toda una vida que se rompen en dos tardes, cruces de miradas que se pierden en la marea de lo que nunca se dijo, o inútiles competiciones por demostrar que se es fuerte, en una edad en la que nadie realmente lo ha sido.
Igualmente a nadie debería extrañarle que sea una época de fragilidad emocional: a las discusiones, a las cosas importantes, se las pierde fácilmente el respeto con desprecios o vaciles, y por eso es normal responder a los amigos, los padres, los profesores, los posibles amores... con evasivas, de uñas, en el fondo asustados porque la gente tiene un don para joder lo que nos parece importante con opiniones de mierda que nadie les ha pedido, pero que insisten en proclamar bien alto, hasta que parece que debes avergonzarte por querer las pequeñas cosas que te hacen ser quien eres.
Y entonces, un buen (o mal) día, las expectativas sobre lo que te vas a encontrar son tan bajas... que como Clay, o como cualquiera de los que se menciona en las cintas, eliges bajar el listón, malinterpretar intenciones y hacer lo que te dé la gana, por muy incorrecto que sea, porque "a quién le importa".

(Sigo en Spoiler, sin revelar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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4 de mayo de 2017
49 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de muchas, pero que muchas personas recomendándome lo maravillosa que era esta serie y demás decidí dar el paso (de estas veces que vas a ver algo obligado y sin muchas expectativas porque la gente es demasiado pesada) y me puse a ver 13 Reasons Why.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sovietiko
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16 de abril de 2017
32 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primavera de 2017 nos ha venida cargada con nuevas y atractivas series. Entre ellas, qué duda cabe, destaca "13 Reasons Why", producida por Netflix bajo el auspicio de la cantante Selena Gómez. Su acogida en el público ha sido digna de la misma reacción polarizada que recibiera el libro de origen de Jay Asher. En esta reseña haré mención de algunas de estas posiciones al mismo tiempo que emitiré mi veredicto personal.

Del lado positivo, merece la pena mencionar la excelente fotografía y brillante actuación de todos los actores (entre los que brilla con luz propia la joven pareja protagonista Dylan Minnette y Katherine Langford, pero que extiende sobradamente sus méritos en todo el elenco). Son estos dos primeros factores los que atrapan al espectador en una historia que ya conocemos trágica. Nada podría ser menos atractivo que una crónica de suicidio anunciada y, sin embargo, así es. A mi forma de ver, mucho de ello tiene que ver la atención al detalle banal pero significativo que surge en muchos momentos, en especial entre los personajes de Hannah y Clay. Su adolescente torpeza resulta carismática y entrañable. No menos portentosos son los retratos psicológicos que nos dan los actores que interpretan a Justin, Jessica, Tyler y Alex.

También del lado positivo cabe situar otros dos aspectos importantes: una representación natural de la diversidad americana (chicos y chicas de diversas razas, orientaciones sexuales) y una conciencia crítica lúcida sobre el impacto del abuso y las microagresiones en la vida de otros. Ambos factores surgen sin aparente esfuerzo y ejercen un doble y loable servicio social, al mostrarnos con naturalidad un espacio social diverso y al obligarnos a hacer un diagnóstico moral sobre nuestra complicidad en el sufrimiento del prójimo.

Hasta aquí llegan los méritos, pues otros factores entran en contradicción con aquellos, disolviendo el vino en agua.

Un repaso a los sustanciales cambios operados sobre el libro de origen nos permite entender mejor las limitaciones, a mi juicio, de la serie. El primer elemento que salta la vista es la modificación del lapso temporal en que suceden los hechos. Mientras la novela los hechos en un tiempo muy breve (prácticamente una noche), la serie extiende la audición de Clay de las cintas por días y días. He aquí que lo que se gana de un lado se pierde de otro. Mientras que la novela prácticamente aportaba una visión vaga, lejana y afantasmada del fondo social de Hannah en la serie la dilación permite una mejor caracterización de secundarios. El problema radica en que la suspensión de incredulidad necesaria que ya era necesaria para aceptar la premisa argumental de la obra (que una chica grabe una serie de cintas de cassette relatando pormenorizadamente los factores que condujeron hasta su suicidio) llega a hacerse tan inverosímil como realmente frustrante durante 13 largos episodios. No hay modo de visualizar la serie sin que que el espectador se desespere ante una dilación sin verdadera recompensa. La serie hubiera salido mejor parada de haber concentrado los hechos tanto en su estructura temporal como en el número de episodios.

Otro cambio significativo atañe a la caracterización de Hannah que llega a ser verdaderamente antipática en el libro, como no es en la serie. La decisión del autor no era gratuita. Obviamente, Asher nos presenta el retrato de una chica tanto en conflicto consigo misma como en conflicto con los otros. El diseño de su metódica venganza tiene sentido en un personaje moralmente complejo y ambivalente, en muchos casos francamente antipática. Esto mismo no puede ser dicho del personaje en la serie, cuya vulnerabilidad y genuina falta de método contradice el cálculo que presupone la premisa argumental de todo el show.

Más allá de la comparación con la novela surgen otros factores que dejan un sinsabor en espectadores como quien les escribe.

En respuesta al supuesto verismo de la serie, yo discrepo. Como muchos compañeros mencionan en esta plataforma, "13 Reasons Why", aunque ofrece un retrato carismático de los adolescentes, gracias a la labor de sus actores, recae en muchos de los clichés telenovelescos de programas semejantes (¿recuerdan aquel "Al salir de clase"?): las fiestas, la polaridad entre chicos populares y "nerds", etc. La historia se nutre de los cansinos materiales de siempre, las ansiedades juveniles, la inflación sexual y sobredramatizada de conflictos que afortunadamente no forman parte de la experiencia común y que precisan de un oído especialmente empático y perdonador. Es precisamente esa falta de realismo lo que consigna la serie en el rincón de lo retratos olvidables.

Más complicada es la reflexión que nos propone la serie en relación a la violencia sexual y el suicidio. Ambos elementos actúan como cima climática de la serie y son por ello motivo de un enorme debate en la red. Dejando a un lado dimes y diretes morales sobre la posibilidad de que la serie legitime o embellezca el suicidio, juzgo que ambos hechos no están bien encauzados en la serie. La crudeza con que se nos transmite es meramente sensacionalista: se queda corta en crudeza y se queda larga en melodrama. En ese justo medio que ni alienta la náusea ni elide con elegancia su sobrecogedora importancia queda la representación de algunos de los momentos más duros de la serie. La carta de la violación y el suicidio se queda en un recurso más tramposo que honesto, menos denunciatorio que explotador.

Con todo es la insatisfactoria conclusión de la primera temporada lo que más lastima la serie. No era necesario plantar cliffhangers para el futuro. Como espectador esperaba alguna forma de cierre, un broche final para Hannah. Su escamoteo intencional (con visos de una segunda temporada) termina sintiéndose como una estafa.
Lucien
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11 de junio de 2018
25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puedo comprender el impacto que ha tenido la serie por abordar muchos temas de interés. Es más, gracias a una ficción es más fácil para un padre entablar una conversación con su hijo o hija sobre el acoso o el suicidio, refiriéndonos al comportamiento de ciertos personajes de la serie. Por eso no la puedo suspender, aunque considere la serie bastante fallida. Además, el trabajo de los jóvenes actores me parece más que correcto y ciertos efectos en la dirección son eficaces. Técnicamente está muy bien.

Pero los fallos de guion se acumulan y me ha ido decepcionando poco a poco. En el spoiler repaso los defectos más mencionados. Ante temas tan profundos como los que se tratan, me agrada el haber leído textos de gran calidad y sensibilidad, además de acertados comentarios con sentido del humor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feng Lanzhí
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