El hombre invisible

Tras el brutal batacazo del Dark Universe con La Momia (Alex Kurtzman, 2017), Universal le pasa el testigo de los monstruos clásicos a la solvente productora Blumhouse, la cual utiliza uno de sus hombres de confianza para la primera película de tan míticos personajes, siendo el director de la gran Ilimitado (2018), o la correcta Insidious: Capítulo 3 (2015), además de guionista de sagas como Insidious y Saw. En este caso, la película está protagonizada por la efectiva Elisabeth Moss (El Cuento de la Criada).

Cecilia (Elisabeth Moss) rehace su vida tras recibir la noticia de que su exnovio, un maltratador empedernido, ha fallecido. Sin embargo, su cordura comienza a tambalearse cuando empieza tener la certeza de que en realidad sigue vivo.

Esta película parte de una premisa que consigue adaptar el personaje del hombre invisible a los nuevos tiempos de una forma muy inteligente, mezclando ciencia ficción y terror en una historia que mantiene la tensión durante sus dos horas de metraje, y aunque se podría haber contado la misma historia con algo menos, una excelente Elisabeth Moss y el pulso y sadismo de Whannell consiguen mantener al espectador tenso en todo momento. El principal problema de la trama radica en que ya sabemos de antemano prácticamente todos los entresijos que va a tener la película, y aún así consiguen añadir alguna sorpresa que consigue pillar desprevenido aunque no sea de vital importancia.

El Hombre Invisible es una buena película de terror de un director que es cada vez más garantía de calidad, y además, parece el inicio de lo que esperemos que sea una nueva reformulación de los monstruos clásicos sin salirse del terror como parecía que iba a ser, muy recomendable.

Nota personal 7/10

"El hombre invisible" no es exactamente una adaptación de la obra homónima de Herbert George Welles publicada en 1897.

Ni siquiera un remake del entretenido film de James Whale de 1933, que originaría una saga a la sombra de los mitos del terror de la Universal en los años 30 y 40 del siglo pasado.

Al igual que hizo Paul Verhoeven en su "Hombre sin sombra" (Hollow Man, 2000), Leigh Whannell se aparta del argumento original de Welles, si bien mantiene la visión de la progresiva enajenación del científico y los posibles efectos nocivos de sus avances al no actuar bajo los principios de la ética y la moral que deberían regir las relaciones humanas.

Esta ambición personalista, ausente de ética, es la que faculta al Dr. Peter Griffin, protagonista de la obra original, a figurar en cualquier galería de los científicos locos "mad doctors" que pretendieron emular a Dios, como el Dr. Frankenstein y su criatura, el Dr. Jekyll y su doble, el Dr. Moreau y sus bestias antropomorfizadas, o los terribles experimentos del Dr. Phibes, Dr. Caligari o Dr. Mabuse.

La novedad de esta versión consiste en quitarle al hombre invisible todo su protagonismo para centrarse en la evolución de su víctima, una excelente Elisabeth Moss en una interpretación arrebatadora, cargada de matices, que refleja la apasionante evolución de su personaje desde la absoluta indefensión hasta el emocionante y sorprendente final.

Técnicamente destaca por su concepción de la imagen y de los movimientos de cámara para crear en grandes espacios iluminados, sensaciones de aislamiento, vulnerabilidad y terror, tanto en las escenas de soledad en las que se percibe una amenaza latente, como en las de acoso de la víctima por parte de su torturador, pero sobre todo, en las escenas que reflejan la incredulidad y rechazo con que la sociedad responde a la aparente paranoia de la protagonista, que resultan tanto o más terroríficas que las propias escenas de tensión.

El filme también puede contemplarse como metáfora de la indefensión que puede sufrir una mujer ante la amenaza tangible y real de un acosador, que resulta invisible para su entorno, porque se oculta en una malsana relación de pareja, lo que permite dar a la obra centenaria de Welles una lectura que, lamentablemente, resulta de una absoluta y terrible actualidad.

Leigh Whannell, se hace acompañar de cierta sustancia en el guión que elevaba el tono medio del cine de entretenimiento. Existe un sentido a todo lo que sucede que te deja con la sensación de ser un poco más inteligente al poder abarcar una trama dentro de la cual se desarrolla el personaje.

La mayor parte de películas de terror psicológico ofrecen eso, miedo puro que gestiona nuestra adrenalina para confundir los problemas cotidianos.

En esta se han alejado del tradicional cine de género, donde lo que importa son los instantes terroríficos, realizando una magnífica película que se mueve en esta ocasión por terrenos menos clásicos.
Abarca la tensión y está bien realizada.

No tiene mala dirección, para nada mala fotografía o montaje, y tiene una actuación, la de Moss, que soporta todo el peso dramático de la película.
Pero falta una historia, una historia creíble que haga entender el mensaje que subyace más allá del obvio de la propia cinta. El mensaje sobre la violencia de género, que en ningún momento se llega a concretar por la cantidad de fallos de guión existentes. Empecemos:

Esta cinta aprovecha la idea del hombre invisible, una idea que se ha intentado llevar al cine con poco éxito la verdad hasta la fecha que yo recuerde, y la entremezcla de manera muy acertada con un tema candente actualmente la violencia de género.

La invisibilidad es, aquí, una escusa que vale como hilo argumental a una cinta sobre la violencia de género, no es que trate, realmente, este filme sobre "el hombre invisible" es solo la excusa que se plantea para mostrar elementos de la violencia de genero y efectos sobre las victimas que no pueden ser ni explicados ni, a veces, son entendidos por aquellos a quien intentan pedir ayuda.

La película puede tacharse por unos de oportunista, o en su caso, otros dirán, que cuenta algo de candente actualidad a través de una película y que en cualquier caso esta muy bien hecha.

Las interpretaciones centradas en la actriz principal son muy buenas. La fotografía también esta muy bien, y se producen un par de giros argumentales que son los que mantienen la tensión y te descolocan y por los cuales esta película puede considerarse, a mi juicio, una buena película además de una cinta de buen entremetimiento.