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La ventana indiscreta

Intriga Un reportero fotográfico (Stewart) se ve obligado a permanecer en reposo con una pierna escayolada. A pesar de la compañía de su novia (Kelly) y de su enfermera (Ritter), procura escapar al tedio observando desde la ventana de su apartamento con unos prismáticos lo que ocurre en las viviendas de enfrente. Debido a una serie de extrañas circunstancias empieza a sospechar de un vecino cuya mujer ha desaparecido. (FILMAFFINITY)
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Críticas 199
Críticas ordenadas por utilidad
13 de mayo de 2006
86 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerda:

Mientras la pantalla de los sueños siga siendo irreal, no habrá problemas.

Tu mente estará a salvo de la peligrosa influencia de los mundos creados.

Pero si decides romper la delgada línea de la conciencia, los monstruos de la caverna dejarán la imagen, e irán a por ti.

Su presencia abandonará la pictórica apariencia de la representación mítica...

y serán tan reales como el AIRE de tu apartamento.
Tomine
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25 de enero de 2011
62 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé perfectamente que esta crítica, a quien tenga la paciencia y el valor de leerla, le va a levantar ampollas. Y sé perfectamente que a los admiradores del maestro Hitchcock esto les puede sentar como una patada en la espinilla, pero a ver, opiniones tiene que haber para todos los gustos. Y sin discutir las calidades obvias de la película ya ampliamente comentadas por todo el mundo, voy a pasar a explicar por qué me parece fallida. Que no cunda el pánico, son sólo 3 puntos, pero definitivos

1. El personaje de Grace Kelly. Reconozco que es una aversión personal mía, pero me parece uno de los personajes femeninos más abominables de la historia del cine. No la soporto, es la mujer felpudo por antonomasia. Mira que el fotógrafo mirón la pone verde, de pija, tonta y superficial para arriba, pero ella como si nada, dispuesta a cazarlo como sea, ahora te preparo una cenita guay, ahora te hago ojitos, ahora me cuelo por la ventana en la casa del vecino para impresionarte... Bueno, el colmo del patetismo es la escena del camisón. Juro que cada vez que la veo me ruborizo de vergüenza ajena. Es superior a mí, no puedorrrrrr.

2. El actor principal. Juro que me encanta James Stewart, pero este papel no le va ni con pegamento. El carapardillo Stewart haciendo de fotógrafo aventurero borde, donjuán y castigapijas simplemente no es creíble, es totalmente inverosímil. El peor papel de su vida, sin duda. Siempre he pensado que ese papel era ideal para Cary Grant. Y si no estaba disponible, igual hubiera valido un Mitchum, o un Bogart, que probablemente lo hubiera bordado. O Gable mismamente. No sé, cualquiera menos el bueno de Jimmy. Lo siento, pero no.

3. El desenlace, chapucero a más no poder. Te molestas en hacer una obra maestra, con un suspense de morirse, y luego vas y la cagas en el final. En fin, espoileo y lo explico mejor, por si alguien aún no la ha visto.

Tranquilos, tranquilos, no hace falta que me cortéis la cabeza. Ya yo misma me autoguillotino, me he traído todo el aparataje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Talía666
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16 de junio de 2009
44 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Abordar una peli como “La ventana indiscreta” desde una perspectiva eminentemente analítica es una labor compleja. Extremadamente compleja. No sólo por la riqueza de sus componentes (códigos, personajes, acción, representación espaciotemporal...) sino -fundamentalmente- por ese maldito límite de 3.000 caracteres impuesto por los gerifaltes de esta página. Y aunque siempre he considerado que este tipo de sincretismo literario es una verdadera putada para el desbordante talento de las plumas más insignes de esta página, me consuela pensar que dicha restricción no es más que un legítimo instrumento para impedir que pelmazos como yo puedan dar la brasa explicando la Biblia en verso. Aún así, yo sigo en mis trece y, si bien es cierto que esos 3.000 caracteres son más que suficientes para comentar cualquier peli de ocho estrellitas para abajo, también es cierto que para poder explayarse a fondo sobre obras maestras como ésta dicho límite representa un acto de crueldad intolerable. Sobre todo para comentaristas como el menda, absolutamente incapaces de edificar un castillo en una plaza de parking. Algo que, por cierto, solo está al alcance de ‘monstruos’ como Miquel y pocos más.

Pero bueno, ya que he despilfarrado un buen puñado de caracteres en absurdas lamentaciones y ya que me siento incapaz de construir ese castillo al que antes aludía, deberé conformarme -al menos- en procurar erigir un modesto contrafuerte que permita centrar mi exposición en uno de los aspectos más interesantes que plantea Hitchcock a través de “La ventana indiscreta”: los límites de la imagen.

De todos es sabido que la imagen cinematográfica (como la pictórica o la fotográfica) comporta la inclusión de una porción limitada de espacio y, por consiguiente, la exclusión de todo cuanto permanece más allá de los bordes del encuadre (fueracampo). Seis segmentos tridimensionales (derecha, izquierda, arriba, abajo, delante y detrás) intrínsecamente relacionados con aquello que vemos en el encuadre (campo) y que, en un momento dado, podemos desconocer, imaginar o reconstruir. Pues bien, “La ventana indiscreta” es uno de los mejores paradigmas que la historia del cine nos ha dado al respecto. Extrapolemos los bordes del encuadre a los bordes de la ventana y observemos que ocurre cuando los vecinos de Jeff (James Stewart) se mantienen fuera del alcance de su mirada. ¿Sentís curiosidad? ¿Ansiedad? ¿Impotencia? ¿Congoja? No os asustéis. Ocurre que, sin comerlo ni beberlo, os habéis metido en la piel de Jeff. A partir de este momento vais a vivir en vuestras propias carnes ese efecto opresivo al que aludía Godard en una célebre frase: “Todas las imágenes de los encuadres nacen iguales y libres: el film no es más que la historia de esa opresión”. Una opresión -o presión, quizás- parecida a la que ejercen las aguas de un pantano contra sus diques (Cassetti y Di Chio, “Como analizar un film”).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Taylor
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31 de enero de 2006
42 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se dice que Hitchcock es el rey del suspense, no se dice por casualidad. Con elementos mínimos es capaz de crear una tensión que cualquier otro solo podría soñar.
Al revisar estas películas te das cuenta de lo pobre que resulta en general el cine actual de suspense. Hoy día para crear una décima parte de dicha tensión, hubiesen tenido que meter extraterrestres, psicópatas mucho mas inteligentes que el mismísimo Einstein y una buena cantidad de fenómenos paranormales. A Hitchcock solo le basto con un marido pusilánime harto de su mujer y un vecino convaleciente y aburrido que mata el tiempo observando ese pequeño microcosmos formado por sus vecinos. Una historia en la que acompañamos a James Stewart en su convalecencia ya que la cámara no abandona en ningún momento la habitación (Ejercicio que ya realizo en “La Soga”).
En toda la película solo ves su habitación y el patio visto desde su habitación... para que más, le sobraba con eso para crear una obra maestra del suspense.

P.D.: Grace Kelly... expectacular.
Atticus Finch
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2 de diciembre de 2008
37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en 1954. No tienes, por tanto, ordenador, ni DVD, ni canal digital.
Te acabas de romper una pierna, por lo que estás en silla de ruedas encerrado en casa y te aburres.
Eres fotógrafo, lo que te tiene acostumbrado a perseguir imágenes, escenas... y además te posibilita poseer un zoom de flipar (para lo que es la tecnología de la época)
¿TÚ QUÉ HARÍAS?...

Harías lo mismo que yo, que cualquiera, que el personaje de James Stewart...

Y si de tanto fisgar a los vecinos empezases a tener sospechas siniestras sobre alguno... Tu incapacidad del momento te obligaría a involucrar a los de tu alrededor... poco a poco, hasta que ellos tampoco pudiesen pasar sin esa historia.

Creo que es la película que he visto más veces en mi vida. Y no me importa volver a verla, una y otra vez, porque siempre me sorprende, está viva.
Hitchcock poseía la maestría increíble de dotar a sus películas de ese tipo de escenas que, aunque ya te sepas de memoria, te dejan pegado al asiento por el suspense que desprenden (la escena de Grace Kelly en el piso del vecino sospechoso, ante la atenta mirada de su impotente novio) -lo de impotente no tiene conmotación sexual, eh?, que la peli no profundiza en esas cosas-
Con un excelente reparto, en el que brilla sobre todos la estupenda Thelma Ritter y los modelitos de la Kelly.
Y con un final perfecto, a juego con el inicio y el desarrollo.

Desde la primera vez que la ví, hace como veinte años, he sido incapaz de evitar mirar hacia las ventanas encendidas cada vez que voy por la calle.
VALDEMAR
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