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Chuka

Western Chuka, un veterano pistolero (Rod Taylor), y las dos pasajeras de una diligencia, Verónica, una joven y hermosa viuda, y su sobrina Elena, llegan a un fuerte del que no podrán salir debido al inminente ataque de los indios arapahoes. Tanto los soldados como los oficiales que componen la guarnición han sido destinados allí tras ser sometidos a consejo de guerra. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
23 de junio de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de esas películas donde todas la historias la, principal y la de los personajes segundarios tienen un inicio y un final, Chuka no solo nos explica la situación de unos personajes como la del hombre que se hace pistolero para huir de una historia de amor, o la de un capitán que está obsesionado con demostrase así mismo el grado de valentía, o la de la fidelidad del sargento con su capitán, y finalmente la del jefe indio que impulsado por el hambre tiene que asaltar el fuerte para conseguir los alimentos para su pueblo.
Chuka no es solo un western, sino un drama en el cual los personajes son empujados por sus circunstancias a una terrible situación.
Tavi
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19 de diciembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando conviene tomar lecciones de cine como “Chuka”. Al margen de sus problemas de producción y del tributo que todo film debe a la época en que fue rodado, este western firmado por un Gordon Douglas ya en retirada debería ser de visión obligada. Una penitencia sincera para esos directores que saturan de planos sus películas sólo porque tienen cámaras de sobra y la hipertrofia digital lo permite. También para el público palomitero que celebra a gritos el encadenado de secuencias disparatadas, sin más sustancia que el dinero. No hay en su metraje una sola toma, un solo movimiento de cámara, que no tenga una finalidad expresiva. Douglas siempre destacó por su contundencia, por una sencillez artesanal capaz de extraer oro de estereotipos y convenciones, y aquí lo demuestra. En su carrera rodó películas mejores y peores, pero en casi todos los géneros dejó una obra maestra y muchos de sus títulos de los sesenta destilan una sabiduría entrañable. Este western extraño y reconcentrado atesora muchas de sus virtudes y se convierte en un filme gema, una joya perdida en una época en la que todo comenzaba a cambiar. No se le puede encasillar en la onda telúrica y desmitificadora del oeste que se acaba, tampoco en la abstracción modernista de un Monte Hellman; ni siquiera en el costumbrismo sucio y renovador, propio de otros filmes del oeste a caballo entre el homenaje y la puesta al día. Es, en su cerrado y circular conjunto, un destilado del género. Una esencia oscura y trágica, que empieza con el olor a descomposición de la muerte y concluye con la imagen de una tumba.

Curiosamente, la pobre producción, los interiores y la iluminación volcada en ocultar carencias, acentúan la sensación de pieza de cámara. Una mirada fúnebre al mundo del ejército, las fidelidades y el honor que parece extraída del teatro. También al amor, aquí shakesperiano y revelador de la condición humana, nos retrotrae a la representación de la amargura. Los actores, encabezados por un Rod Taylor al que, como a Heston en “Major Dundee” hay que atribuirle el capricho de este logro, casan moral y físicamente con sus respectivos personajes. Todos están tallados de una pieza, pero no son simples o planos, sino que cosen con su presencia cada plano al siguiente, hasta que el celuloide deja de girar y nada sobra, nada se echa en falta. Un ejemplo para esa gran mayoría de directores y productores aficionados al confeti de planos, a los fuegos artificiales que amortizan el precio de una entrada y desaparecen enseguida de la memoria.
Simsolo
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4 de abril de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Usted no es ni oficial ni caballero". Así le espeta Stuart Valois (Mills), un atildado coronel de origen británico que está al frente del Fuente Clendennon, a uno de sus subordinados. Como tampoco el pistolero Chuka (Taylor) tiene absolutamente nada que ver con Richard Gere en "Oficial y caballero" (Hackford, 1982).
Y sin embargo estamos ante una excelente película. Para muchos críticos adolece de modestia de medios. Efectivamente resulta un poco pobretona, hasta el punto de solo ofrecernos un pequeño rincón del fuerte donde se desarrolla casi toda la acción. Por no haber no hay ni siquiera alguna pequeña muestra de paisajes, y eso que se trata de un western. Pues bien, ha sido precisamente esta pobreza la que nos ha animado a dar la máxima puntuación a la cinta, porque con unos pocos mimbres han compuesto lo que para nosotros es una obra maestra. Ni más ni menos.
Como si se tratara de un escenario teatral, tal como señalamos en spoiler, vamos conociendo la personalidad de cada uno de los protagonistas. En este sentido destaca la cena de gala en casa del coronel quien, in vino veritas, saca a relucir la podredumbre moral de sus oficiales, "Somos la basura del Ejército de los EEUU". Más tarde conoceremos también las suyas. Educado en la milicia inglesa, "Quisiera disponer de un regimiento británico, en lugar de esta pandilla", es amigo del protocolo y de la galantería, "Será verdaderamente delicioso cenar en lugar de alimentarse en una región como esta, disfrutando de la conversación de auténticas damas".
Magnífico asimismo es el duelo dialéctico entre el coronel y el pistolero: "¿De dónde es usted? -Del lugar donde me encuentro". Chuka defiende a los indios y advierte del hambre que padecen, pero sus palabras chocan con el orgullo castrense: "Para un salvaje la amabilidad significa debilidad".
Al médico del cuartel lo acusará el coronel de cobarde por dejar morir sin atender a 36 soldados mientras dormía, aunque el doctor lo justificará por los cuatro días que llevaba sin dormir por los ataques de los sioux.
La rotunda y bien desarrollada personalidad de todos los personajes, incluidos secundarios como el cocinero Slim o el explorador Lou Trent (Whitmore), se manifiesta como vemos en los diálogos, "Está bien que se remoje un poco en tequila, pero no que se bañe", o "¿Cuál es el alcance de ese cañón? -De una pulgada a treinta metros". También entre los antiguos enamorados: "Puesto que no me dejaron subir a un nivel como el suyo, tuve que obligar a los demás a bajar al mío. -¿Con su pistola? -Con mi pistola". Luego se rendirá el pistolero a la dama: "Todo lo que pudiera hacer por mí, lo ha superado con su ofrecimiento".
Impecable el guion y la realización, en la que abundan primeros planos, picados o escalonados, así como los juegos de sombras, de espejos o las tomas a través de los peldaños de las escaleras. Si los paisajes o los grandes escenarios brillan por su ausencia, la música acompaña perfectamente la acción, una acción constante con una elevadísima tensión dramática, "Despiérteme cuando llegue el momento de morir".
Digna asimismo es la imagen que se traslada de los indios, cuyo levantamiento obedece simplemente al hambre que padecen. Por lo demás se muestran valientes e inteligentes en el combate. También generosos con quienes los han ayudado como Chuka.
Pero de nada hubiera servido el dramatismo del argumento de no haber contado con un elenco a su altura. Magníficos todos, aunque debemos destacar los tres primeros del cartel pero por este orden: Borgnine, Taylor y Mills.
Una excelente película que evaluábamos entre un nueve y un diez. Lo dicho antes nos ha inclinado a la generosidad. Un día es un día.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lafuente Estefanía
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30 de julio de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No albergo dudas sobre la calidad de este western fatalista y teatral, desarrollado casi exclusivamente en el interior del fuerte Clandennon. Se trata de una buena película, bien narrada, aunque cinematográficamente denote una cierta falta de personalidad. Resulta interesante por su descripción de un tóxico microcosmos con un corrupto coronel, un fiel y cruel sargento, un pistolero de oscuro pasado, un explorador borrachín o un oficial estuprador de indias, entre amores imposibles, pasados, en medio de un inminente ataque de los arapahoes. Tiene, eso sí, algunos perniciosos latiguillos de influencia televisiva –las ilustraciones musicales en los cambios de escena, por ejemplo- y una cierta superficialidad, al no ahondar en la mitología del héroe -“un hombre desconocido y solitario”- que arrastra un difícil pasado, pero cuenta con la más que eficaz actuación de Rod Taylor –que también la produjo- y el papel un poco envarado de John Mills, desubicado fuera de su “british land” como el inflexible pero débil coronel Valois. Me recuerda un poco a otro western turbador y original “Fort Massacre” (1958) de Joseph M. Newman, y en algunos momentos le viene a uno a la cabeza ramalazos de “Beau Geste” (1939) de William Wellman o Fort Apache (1948) de John Ford sin que logre acercarse a la gran calidad de ninguna de ellas. Pese a todas esas advertencias es un western muy interesante realizado por el buen artesano Gordon Douglas que merece una buena revisión.
Gould
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5 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gordon Douglas ha realizado westerns apreciables, cabe recordar Emboscada o Río Conchos, todos caracterizados por esa lucha para sobrevivir, llevados con muy buen pulso.

El enfrentamiento de las distintas actuaciones ante los autóctonos americanos - los indios- es palpable en esta cinta.

Desde el principio, nos presentan a Chuka, que no es indiferente a los sufrimientos de los indios, como un aventurero que pertenece al sitio en el que está.

El fuerte aislado en un desierto, sus pobladores están ahí, no por gusto sino como castigo por su comportamiento. Rodeados por indios que necesitan y piden ayuda.

Los personajes quedan perfectamente descritos y sus actuaciones son consecuentes a su forma de ser.
Especial mención es el coronel y sus relación con el sargento. La relación del sargento y Chuka no tiene desperdicio, con una muy buena actuación de ambos actores. El explorador es todo un hallazgo, socarrón e interesado por informarse de todo. El conductor de la diligencia con su arcabuz y sus frases: "Una mirada laaarga"o "No le llame nunca vagabundo", conocedor del medio en que habita y vive.

La relación de Verónica y Chuka , se nos va mostrando conforme avanza la cinta, relación que nos la creemos totalmente.

Lo fuerte de esta cinta es la violencia y el querer sobrevivir por parte de todos los componentes de la narración.

Nos resulta creíble e impactante, con una narración con mucha fuerza.

Hacía veinte años que vi esta cinta, y gracias a un matinal en televisión la volví a ver, y sigo disfrutando de nuevo de su visionado, no ha perdido nada de su interés. Personajes y aventura poderosos que los disfruté hasta el final, quedando en el recuerdo una aventura de otro tiempo y lugar, y comportamiento consecuente ante unos hechos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Filmutopía
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