La próxima piel

Una historia desdibujada, sosa, poco entendible, que no evoluciona. Un argumento que hace aguas por cada uno de sus agujeros. Frases vacías, construcción visual antigua... Cada uno de los personajes mantiene su
identidad, sin nada que contar al resto fuera de la propia historia. Al final se presenta como una sucesión de cortos que se hubiesen hilvanado frente a un hilo común, profundamente desmadejado.

El Goya a Emma Suárez no lo entiendo. El panorama de secundarias debía ser bien flojito ese año... La actriz se limita a poner la misma cara que ha puesto en cada una de sus interpretaciones. Aquí se adecua un poco más a su papel, es cierto, a causa de haber envejecido. La huellas del tiempo conceden, siempre, cierto dramatismo. Pero su caracterización es tan plana como la primera vez que la vi en pantalla... no ha sufrido evolución en estas décadas.

UN 3

Muy ambiguo thriller dramático que ganó los premios de mejor director, actriz y montaje, además del premio especial de jurado, en la última edición del Festival de cine de Málaga y que logra la proeza de permanecer en la cabeza del espectador durante mucho tiempo después de verla.

Los directores, muy bien apoyados por las notables interpretaciones de Emma Suárez y Àlex Monner que bordan sus respectivos papeles, consiguen impregnar al relato de un ambiente tenso que crea un constante aire de desconfianza e inquietud entre el público que desconoce en todo momento lo que va a pasar a continuación.

Una muestra más de la excelente calidad del thriller español serio, oscuro y adulto. No os la perdáis.

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Se podría calificar, sin pecar de originalidad, como thriller memorioso. Por la forma y el fondo. Utiliza el andamiaje narrativo de una historia de investigación, como de policías y ladrones o de detectives, misterios e intrigas (casi, salvando todas las infinitas y bizarras distancias, al estilo Joe Ezterhas, guionista famoso de los noventa, "Instinto básico" como caso máximo; ese sí pero no de las apariencias eternamente retorcidas). Y tiene el contenido de la memoria, "Memento". Si entendemos esta como un atributo de la imaginación o una segregación de la experiencia; una creación constante, como el artista trabaja con la ficción para inventar mundos, nuestro cerebro utiliza el pasado para crear relatos que nos puedan servir de muletas en la vida; una historia que nos dé sentido, orden, claridad, progresión dramática y cierta finalidad. Pero esta novela que llevamos siempre encima o a cuestas está en permanente construcción, abierta a continuos cambios y retoques en función de la nueva información que va llegando, de los deseos, las mentiras o las nuevas necesidades.
Y nos quedamos cortos. Porque esta película contiene muchas más cosas dentro, es como un polvorín, un cajón de sastre, una leonera o un puzle que hay que montar para poder por fin algo entender.
Hablamos, por ejemplo, de la (¿posible?, ese es el juego) usurpación de identidad. En el contexto de un pueblo pequeño (infierno grande) y en el marco más reducido de las pasiones atávico familiares. Pues todo eso bien mezclado forma este cuento de apariencia clásica y de intención compleja y vidriosa.
Se desgrana con crudeza y dificultad, de manera tensa y crispada. Pero finalmente se entiende.
Se puede hablar de muchas películas que tendrían lazos de sangre más o menos cercanos con esta, desde "El regreso de Martin Guerre" ("Sommersby"), a "La ardilla roja" o incluso al gran personaje Don Draper de "Mad Men", por decir solo unos pocos ejemplos, quizás más llamativos y relativamente recientes. En verdad, son asuntos muy queridos por el cine.
Tal vez sea algo tosca y transparente por momentos, le cuesta trascender su premisa y es también ruda y bruta a veces, pero en su tramo final especialmente* sí que consigue cierta grandeza que eleva la propuesta más allá de lo obviamente previsible y que te deja mejor sabor de boca a pesar de la turbiedad de lo contado.

Hay un estilo muy arraigado entre algunos cineastas españoles de prestigio (los serios, vamos) que combina con generosidad el impacto visual con un lenguaje narrativo críptico. Siempre me ha parecido una técnica cinematográfica artificial y tramposa, de la que se echa mano cuando no hay habilidades para enfrentar de cara y con franqueza una historia y lo que subyace en ella. Quien pierde es la honestidad al contar la historia.

Esta corriente estilística es genuinamente española, y debo decir que en general la crítica y el público la celebran. Yo soy prácticamente el único que parece darse cuenta de que nos toman el pelo. Andaré equivocado sin duda. Así que, para los que ya se os está torciendo el gesto, este es un buen momento para dejar de leer.

"La próxima piel" es un ejemplo notable de lo explicado. Debo decir que las interpretaciones son buenas, y sostienen la película. También hay un saber hacer visual que enfría la película lo suficiente para generar las inquietudes propias de la tragedia rural montañera. Aunque, en este punto, uno no deja de pensar que esta película tenía enormes posibilidades visuales que no se han aprovechado.

Dicho ésto, vamos al grano. No me gusta que me tomen el pelo. En el cine lo toleramos si nos lo toman bien tomado, si vemos que nos han manipulado a gusto para luego darnos el susto. Olé! Pero lo que no aguanto (empeora con los años), es que no sepa lo que me están haciendo, y que se disfrace luego esa incapacidad de una supuesta y elitista ambiguedad, de personajes complejos y atormentados. Son guiones tramposos hechos en una pizarra, cogidos con pinzas y alfileres. En mi opinión hay demasiadas obras de marquetería guionística y pocos guiones que tengan la valentía de dejarse conducir por los personajes, que es la única manera de alcanzar el propósito de construir una película verdaderamente honesta. Hay tantas sutilezas (tantas pinzas) en el guión de "La próxima piel" (sutilezas de escaso nivel creativo, por cierto), sutilezas que solo hacen que fastidiar a los personajes (y a los actores que deben encarnarlos) en lugar de enriquecerlos, que trasladadas a la pantalla sumen al espectador en la desorientación. Lo más fácil es darle un aire críptico a la historia, llenarla de zonas oscuras y de enojosas (para mí) elepsis, de mensajes contradictorios, azotado todo ello por el viento y la nieve. Y luego, soltarse con escenas de alta carga emocional, impacto puro, en muchas ocasiones desconcertantes ya que, lo cierto, es que desconocemos los que sienten los personajes y desconocemos porque reaccionan así. No hay complicidad entre la película y el espectador. Jamás en esta película he tenido la sensación de que sabía lo que sentían los personajes principales. Y eso es básico en el cine. Si no se consigue eso, el espectador se pierde, se desorienta. Y eso no es ambiguidad, la película te confunde incluso respecto a eso, te confunde respecto al enigma que debe ser toda historia.

Debo hacer mención especial de un aspecto de la película. Se introduce un ingrediente muy celebrado: la crónica costumbrista adolescente. El lenguaje de botellón, los pedos bajo un puente, el toqueteo cachondo flirteando con un polvo a tres bandas y otras transgresiones. Es un retrato bien compuesto, sin duda. La pregunta está en cuál es su utilidad. A dónde lleva y de dónde viene. En esta película hay demasiadas cosas que parece que marean la perdiz, pero le falta abalanzarse con un par de huevos sobre lo que de verdad importa o debería importar. Una vez más, lo superficial, el impacto, sustituye el drama. Pero nos engañan para que creamos que no es así.

Le pongo un cinco, y me siento generoso al hacerlo. El conjunto tiene unidad cromática, vale, hay escenas que seguramente veremos repetidas alguna vez, hay algun momento intenso, angustioso, los actores hacen un gran esfuerzo. Pero los personajes son unos extraños para mí, cualquiera que sea su resgistro cinematográfico, en cualquier estadio de la necesaria e inevitable complicidad que debe generar cualquier película para funcionar. En esta película no hay cómplices, sino encubridores.

LA PROXIMA PIEL es un oscuro y absorbente thriller sicologico dirigido y escrito por Isaki Lacuesta e Isa Campo. Con la duda de si el protagonista es realmente el chaval que desapareció nueve años atrás en las montañas en una cacería con su padre vivimos el reencuentro con su presunta madre, una radiante Emma Suarez y con su oscuro tío, Sergi Lopez. La dirección es magnifica, el guión muy bien dosificado para crear dudas continuamente y el papel frío y muy físico del protagonista lleno de misterios y de ambigüedades componen un clima asfixiante y misterioso . Una peli sobre la complejidad de los afectos, la creación de la identidad y las familias arrasadas por la violencia de genero. Vale mucho la pena