La conquista del Oeste

Contar la historia de los Estados Unidos a lo largo del siglo XIX en tan sólo dos horas y media fue la ambiciosa pretensión de los productores de la Metro con este film, La Conquista del Oeste (1962). Un aparatoso proyecto en el que no escatimaron en gastos y esfuerzos: un enorme reparto con las mejores estrellas de Hollywood, como James Stewart, Gregory Peck o George Peppard, suntuosos decorados, vestuario de lujo y las más bellas postales del paisaje norteamericano, es decir, las grandes praderas, el río Ohio, el Missisippi, los desiertos, la cordillera de los Apalaches... Para tal fin, contaron con un nuevo método para rodar con tres cámaras simultáneas, el Cinerama, con el que buscaban sacar mayor partido a los espectaculares paisajes.

El intento de dotar de una columna vertebral a esta película de tan grandes dimensiones se basaba en el paso de varias generaciones de una misma familia y en su presencia en los acontecimientos más relevantes del siglo. Los personajes y sus propias circunstancias poco importan, apenas se encuentran definidos, siendo imprecisos y poco profundos, con muchas prisas para la próxima aparición de la estrella de turno que, como Henry Fonda, John Wayne o Lee van Cleef, pasan sin pena ni gloria, pues son meras excusas para mostrarnos un verdadero compendio de tópicos del Far West : los pioneros y primeros colonos, la fiebre del oro, la llegada del ferrocarril y el telégrafo, las manadas de bisontes, los grandes ríos, la Guerra Civil, las Guerras Indias... en lo que pretende ser la verdadera historia de los Estados Unidos o, incluso, el mejor western de la historia, quedándose en un resultado atropellado a pesar de su duración, al pasar de puntillas por muchas temas sin pisar ninguno (véase la parte de la Guerra Civil, rodada por John Ford), y quedando una sensación de hastío ante tanto exceso que no conduce a mucho.

A pesar de ello, tiene alguna que otra escena que merece la pena, como la de los rápidos y las balsas de los pioneros o la de la estampida de los bisontes, y de la música, compuesta por Alfred Newman, poco que decir sobre el tema principal, brillante.

Acabo de ver La conquista del Oeste en bluray, y puedo decir que he visto un auténtico peliculón.
En primer lugar, decir que la versión en bluray es una auténtica gozada y la calidad de imagen es impresionante para un película de los 60. Tambien hay la opción de verla en smile box imitando a lo que el cinerama queria conseguir.
Si bien hay westerns más memorables, se puede decir que las tres partes del metraje estan muy bien hechas, con muy buenos actores y excelentes paisajes.
Lo mejor y sin ninguna duda, es la banda sonora. Con música como esta, la película te llega al corazón.
Hoy en dia ver películas como esta, y con esta calidad gracias al bluray, es un auténtico lujo y más después de ver como está el panorama actual en el mundo cinematográfico.
Una excelente película que no debe faltar para los aficionados al western.

Lo que a lo largo de los tiempos se nos ha transmitido como Historia, no es más que una serie de acontecimientos contados, parcial e inexactamente, pues, los llamados historiadores, han validado en cada narración, de manera consciente o inconsciente, inevitable o descaradamente, toda suerte de percepciones, desinformaciones, tergiversaciones, especulaciones, suposiciones… y acomodaciones de toda índole. Les ha servido el recuerdo tangencial, la opinión dañina o tendenciosa, el concepto exagerado, la anécdota maquillada… y así, la totalidad de la historia humana, tiene tanto de realidad como de inevitable ficción.

Por esto, con harta frecuencia es vano discutir, si una película se “ajusta a los hechos reales” o los modifica, cuando lo cierto es que, cuente lo que cuente, tan sólo se basa en hechos que nadie sabe cómo y porqué sucedieron exactamente.

En lo que a mi respecta, lo único que busco en el cine -siempre ficción-, son historias que me hagan vibrar, que me lleguen al alma, y me sirvan de ejemplo para sacudir las sombras de mi existencia… historias con personajes a los que pueda querer y admirar porque tienen “vida” y fuertes sentimientos, porque poseen carácter y principios, y, por qué no, porque aleccionan con la eficacia de sus acciones.

“LA CONQUISTA DEL OESTE” es un filme con una infraestructura más que satisfactoria: Tres veteranos directores con gran experiencia en el western, un formato imponente y majestuoso, aunque imperfecto (el cinerama), un reparto lleno de estrellas MGM, una fotografía que resalta hasta la saciedad la vastedad de la paradisíaca tierra arrebatada a los mejicanos… y una banda sonora memorable.

Pero aquí termina todo, el resto es una historia tímida y desabrida, sin otro personaje más digno de recuerdo que la preciosa Carroll Baker, y sólo por su belleza. Stewart, Peck, Fonda, Wayne, pasan por la historia dejando constancia de lo más insulso de sus carreras. La narración de Tracy es arrancada de la más aburrida enciclopedia y la maratónica aventura se desvance momento a momento sin que ocurra nada que nos despabile con merecimiento.

No hay una sóla escena que emocione o que divierta, ni un personaje simpático (aunque Peppard casi se acerca), y sólo cuando suena la fascinante “Canción de la Pradera”, sentimos algo de vida, porque sus notas son embelesadoras.

En definitiva… esta es la clase de película que no me conquista.

Este film describe el cambio que sufrió Estados Unidos desde la llegada de los primeros pioneros al salvaje Oeste hasta su asentamiento en la zona. Fue filmada con una novedosa técnica llamada Cinerama que consiste en emitir por medio de tres proyectores lo cual da unos planos panoramicos espectaculares aunque como desventaja es estar viendo la "marca" que separa las proyecciones durante todo el film. A tener muy en cuenta es la banda sonora y el impresionante reparto. Una pelicula muy recomendable para cualquier aficionado al buen cine.

Acabo de volver a verla, creo que es la tercera vez en T. V. , pero como desgraciadamente no pude verla en una sala de cine, ahora es la primera vez, que la puedo disfrutar con la tecnología del “Blue Ray” y el sonido 5.1 Dolby Digital, en una pantalla de 40 pulgadas. Por supuesto que no es como en el cine, pero es lo más parecido en casa.
Son páginas de la historia de un país, recreadas en una maravillosa película, no voy a dar el argumento, para no aburrir, leer sinopsis en la web. Me encanta ver, como Hollywood se siente orgulloso de sus ancestros, y no reparan en gastos para crear esta superproducción, donde el espectáculo está asegurado, sin olvidar el mensaje. No estará entre las mejores de la historia del cine, pero yo la disfruto con mucha emoción. Pues desde que comienza a sonar la Obertura de su Banda Sonora, me traslada a otra dimensión.
Siento una envidia sana por ese pueblo, por esa unión de millones de personas que llegaron de Europa huyendo de la pobreza, para buscar un futuro mejor para sus hijos, en una tierra llena de oportunidades.
Siento una envidia sana por ese pueblo, crisol de culturas, que siente el orgullo de ser Americano, de lucir su bandera y de escuchar su himno con respeto, mientras su mano derecha cubre su corazón.
En cambio yo, ciudadano Español, siento tristeza de ver como mis compatriotas sienten vergüenza y temor de lucir su bandera constitucional (la que debería unirnos), cuando no temor de que el progre de turno, o el separatista radical le llame “Facha”, o “Fascista”.
Siento vergüenza, cuando se abuchea el himno nacional de mi país, en un espectáculo público por una masa de energúmenos enfervorecidos.
Deseo no haber ofendido a nadie, pero esa es mi opinión, y espero que haya servido de utilidad para el que vea esta película, pues los valores que defiende son los que hacen al hombre libre y digno.
“God Bless America”