Convicto (Starred Up)

La violencia corta la respiración en la cárcel. Cada mirada, cada palabra, cada gesto entre los reclusos y los funcionarios de prisiones esconde un odio superfluo que amenaza con estallar a la más mínima. Con esa tensión, los presos pasan las horas, los días y las semanas encontrando un modo de vida con el que salir adelante por medio del trapicheo -unos- o buscando cierta complicidad y un por qué a su situación personal -otros-.

Este conglomerado de emociones compone Convicto (Starred Up), un drama carcelario angustioso, gris y prácticamente rodado entre las celdas de una prisión claustrofóbica. El director David Mackenzie y el guionista Jonathan Asser beben de obras de belleza innegable, como o Un condenado a muerte se ha escapado (1956) o Fuga de Alcatraz (1979), para proponer de un modo secuencia y cronológico un viaje al interior de esa cárcel y de los protagonistas, que esconden en sí mismos una serie de problemas internos que les han hecho acabar con sus huesos entre rejas. Aunque en esta ocasión la evasión que se pretende no es la física de los muros si no la propiamente espiritual y personal.

De ahí que la violencia de los actores y el ambiente en el se desenvuelve la trama sea la tónica que se respira en cada secuencia. Escenas cargadas de dolor, sufrimiento e ira que se concentran en diálogos y actitudes agresivas. Una denuncia al sistema carcelario británico, donde impera la ley del más fuerte y el hombre es reducido a una bestia. Así Mackenzie y Asser ponen en duda las intenciones del sistema y la cárcel para reconducir la vida de los presos, planteando un debate interesante entre la reeducación y el castigo.

Pero a parte de eso, Convicto (Starred Up) formula otras reflexiones como la relación entre padre e hijo, quizá la parte más emotiva de la película que se plantea acertadamente sin caer en el melodrama paternalista. Aquí se llevan el protagonismo O'Connell y Mendelsohn. El joven actor derrocha madurez a medida que su personaje en la ficción crece en lo personal gracias a la ayuda del terapeuta y el enfrentamiento con su progenitor. Este, por su parte, tiene entre sus manos cambiar el destino de su hijo, que a pasos agigantados amenaza con convertirse en un ser sin escrúpulos y sin remedio alguno.

En este punto, director y guionista apuestan por la humanidad dentro de un mundo violento y oscuro. Con sus métodos particulares, varios de los personajes consiguen ver una luz entre las tinieblas de la prisión, donde muchas almas se han perdido. Y así se termina construyendo un drama carcelario que, bien es cierto, le cuesta arrancar y donde los silencios -muy acusados- lastran los buenos momentos de un reparto al servicio de una historia que logra remover la conciencia.

Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/

Lo habitual en el género carcelario es el uso del tono "realista". La secuencia inicial de esta peli nos muestra el ingreso en prisión de un joven, poco más que un adolescente, con la aparente objetividad de un documental. Es un punto de partida lógico para estas historias y otras películas subrayan más lo humillante del procedimiento (estaba esperando escuchar un "Tose" en un momento muy determinado). Como no hay un diálogo significativo y la escena se alarga, tu empiezas a pensar :"¿Que habrá hecho este chaval para venir a parar aquí?" y empieza a fluir una suave corriente de empatía. Cuando por fin se queda sólo en la celda y tu ya estas pensando: "La que se te viene encima, chaval", porque ya ha empezado a darte un poco de pena, va el angelito, se fabrica un arma letal con sus enseres de aseo y le encuentra un escondite perfecto. Ahora es cuando piensas: "Joder, que peligro tiene el chaval" y las secuencias siguientes te confirmarán que sí, que el chaval tiene mucho, pero mucho, peligro y que hay tantas posibilidades de empatizar con él como de tener una serpiente de cascabel como mascota.
Entonces piensas: "Vale, si el chaval es tan rebelde será porque el mundo le hizo así, porque nadie le ha tratado con amor, porque nadie le ha querido nunca oir" y entonces es cuando aparece su padre, que no viene de visita, sino que es inquilino del mismo establecimiento, otro sociópata contumaz, y llegas a la conclusión de que de casta le viene al galgo tener las orejas largas. Además, el padre tiene mucha mano en la institución, pues es el lugarteniente de otro otro recluso que es el que realmente controla lo que sucede en el interior de la prisión por no se sabe que extraño acuerdo con los funcionarios.
Ahora es cuando quieren que pienses: "Jo!, que corrompido está el sistema carcelario", pero tu ya estás un poco renuente, porque, a pesar de tanto "realismo", has empezado a creerte unas cosas más y otras menos (más menos que más). Al final hay una especie de redención, tanto para el padre como para el hijo, no por la vía terapeútica, que no llega a nigún sitio y que no pasan de ser situaciones añadidas para completar metraje, sino por la más difícil (de creer). La película está bien realizada e interpretada, pero no le encuentro más alcance que el del simple entretenimiento. Le sobra "realismo" y le falta autenticidad.

Da la casualidad, que años después de verla por primera vez, estoy revisionando actualmente la genial "Oz", un brutal drama carcelario de HBO con un acercamiento a los presos y un análisis psicológico del lado más oscuro del ser humano, que ninguna producción ha podido igualar. Muchas películas y series se han hecho sobre cárceles y lo que pasa en ellas, sea para contarnos la vida de alguien que por error o merecimiento acaba allí, por las típicas luchas entre clanes en una batalla por el dominio del lugar, la planificación de una fuga o similar. La que nos ocupa, evidentemente pierde en las comparaciones con "Oz" (como le pasaría a cualquiera) pero resulta muy interesante y va más allá de los tópicos del género.

"Convicto (Starred Up)" aparte de situarnos en un polvorín de clanes, reencuentros, corrupción y vendettas, profundiza en la psicología humana y en los impulsos más básicos, centrándose en el control de la ira, algo que parece imposible sobre todo para el protagonista, un sobresaliente Jack O'Connell que ya destacó en "This is England" y que sigue acaba de pasar por la cartelera, protagonizando, la por muchos aclamada, "71". Al igual que pasaba en "Oz", un idealista funcionario (Rupert Friend, ("Homeland")) , alguien con sus propios traumas y fantasmas, quiere probar un método diferente al habitual, para hacer que prisioneros peligrosos puedan lidiar con sus demonios e incluso acabar siendo parte de la sociedad, cuando la mayoría de sus colegas lo ven como una pérdida de tiempo y que los reclusos, son animales incorregibles y como tales deben ser tratados.

La película abarca muchos frentes, y aunque en algunos puede dar la sensación que no se profundiza lo suficiente o que incluso aparca de repente de forma brusca, en general exprime un metraje que pasa en un suspiro y deja detalles y reflexiones interesantes, con una tensión lograda y constante, acompañada en muchos momentos de secuencias tan brutales como violentas, ensalzadas y reforzadas por un reparto de lujo que luce a gran nivel, empezando por su ya mencionado protagonista.

Nota: 6'7

http://www.elseptimoarte.net/foro/index.php?topic=31686.msg787882#msg787882

Poderosa, arriesgada, polémica, violenta, notable, intensa, nerviosa, contundente, arrebatadora, directa, magnética, rabiosa, incómoda, desgarradora y apasionante producción centrada en el tradicional drama carcelario, en la que se presenta la historia de un adolescente problemático que va a parar a la misma cárcel que su progenitor, haciendo que compartan sufrimientos y aprendizajes personales.
Notable y apasionante producción británica que no deja indiferente y cuyos responsables apuestan por no dejar espacio para las sensiblerías, dando paso a toda una historia de violencia, traiciones y rencores que encontrarán soluciones desde lo que puede ser un grupo de ayuda que aleje a los protagonistas de tanto dolor y violencia.
Convicto, queda como una arriesgada y apasionante producción carcelaria que destaca por el atrevimiento de sus responsables a la hora de plasmar la violencia que se puede respirar en prisión.

Cuando una película se ubica o tiene como telón de fondo una cárcel me llama la atención. Es un tema que, bien hecho, da mucho juego. Sin necesidad de grandes escenarios, todo lo contrario, consigue más que otras y es algo que me gusta. La película que hoy nos ocupa, lejos de ser de estreno, me ofreció justo lo que esperaba cuando leí su sinopsis. Es un drama al uso entre presos.

La historia se centra en un joven de 19 años que lo trasladan a una prisión de adultos, donde se encuentra con problemas de todo tipo. La premisa parece simple, y lo es, pero es en el desarrollo y el buen hacer donde reside su mayor virtud. El ritmo es pausado, sin dormirse, pero tomándose su tiempo para empatizar con los personajes. La tensión se corta en el ambiente donde, con poco, logra un efecto de alto nivel.

Las interpretaciones son buenas, pero destacan por encima de todos Jack O'Connell y Ben Mendelsohn. Ambos tiran del carro y ofrecen unos roles de mucho peso. Dejan al resto en la estacada, para entenderse, dando como resultado un trabajo bien hecho. Ambos lo logran, pero el chico consigue trascender a su personaje, dotándole de un realismo y credibilidad muy altos.

Me sorprende que la película no haya calado tan hondo en su momento, sin publicidad o anuncios que yo haya visto. Quizás me coincidiese mal, todo es posible, pero no la conocía. Hasta que anoche, buscando entre docenas de títulos, me la encontré de casualidad. La suerte, supongo.

En resumen ''Convicto'' es una película con un alto componente dramático, sin llegar a atosigar, pero funcionando como un reloj. Ofrece justo lo que se espera de ella. Si os gusta la temática tenéis que darle la oportunidad, porque no es la típica de fugas y cosas del estilo. La recomendaría.

Lo mejor: Es entretenida, O'Connell y Mendelsohn, el ritmo y lo que transmite.
Lo peor: Nada importante.

* Un 7 *