Haz click aquí para copiar la URL

Trono de sangre

Drama Japón feudal, siglo XVI. Adaptación del "Macbeth" de William Shakespeare. Cuando los generales Taketori Washizu y Yoshaki Miki regresan de una victoriosa batalla, se encuentran en el camino con una extraña anciana, que profetiza que Washizu llegará a ser el señor del Castillo del Norte. A partir de ese momento, su esposa lo instigará hasta convencerlo de que debe cumplir su destino. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 10 13 >>
Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
29 de marzo de 2010
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
No creo que deba ser precisamente yo, pobre de mí, el que juzgue como buena, mala o regular esta libre y personalísima adaptación de “Macbeth” por parte del maestro Kurosawa. Entre otras cosas porque jamás he leído la obra de Shakespeare (sólo conozco la trama argumental muy por encima) y porque tampoco he tenido oportunidad de visionar otras versiones cinematográficas de este insigne drama. Ni tan sólo la de Welles.

Aún así, atendiendo al intrínseco e inalienable valor que cualquier obra adaptada posee o debería poseer por sí misma, no estimo descabellado afirmar con toda la contundencia y rotundidad posible que “Trono de sangre” es una OBRA MAESTRA ABSOLUTA. Y recalco lo de absoluta por dos sencillas razones. En primer lugar, porque lo es. Y en segundo lugar, porque sé de algunos a los que rematar o subrayar ese trilladísimo calificativo con una redundancia tan absurda les da mucho por saco. Sí, lo sé, soy un puñetero. Pero no puedo evitarlo. ;)

Coñas aparte, si considero que “Trono de sangre” es una obra maestra (absoluta o no) es porque, fundamentalmente, contiene numerosas secuencias de buen cine. De cine que raya a una gran altura. Yo destacaría tres: el fabuloso travelling que nos muestra a los generales Washizu y Miki avanzando con paso firme entre las antorchas, la cegadora y fantasmagórica aparición de la bruja del bosque y, por último, la extraordinaria lluvia de flechas con la que finaliza la peli. Tres secuencias de poderosísimo impacto visual que certifican el innegable talento plástico de Kurosawa y que constituyen, a mi juicio, las tres puntas de lanza de un drama muy bien interpretado (Mifune, como siempre, está espléndido) y que respeta (y enriquece, si cabe) el componente trágico y el discurso universal (en este caso el que hace referencia a la ambición) de la obra de Shakespeare.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6 de octubre de 2009
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Historia nos habla sin cesar acerca de los grandes generales estrategas y de los bravos guerreros de todos los sitios y de todas las épocas.
Pero se olvidan de una parte no poco trascendental que apenas figura en las crónicas.
Olvidan que, detrás de muchos de aquellos señores y oficiales condecorados, había mujeres tanto o más hábiles, astutas, previsoras y ambiciosas que sus hombres.
No marchaban al campo de batalla, no vestían armaduras, no portaban armas, se dejaban ver poco y casi nadie se fijaba en ellas. Permanecían en los dominios del marido como sombras insidiosas, fraguando intrigas, anticipando los pasos del enemigo, imaginando (quizás no equivocadamente) conspiraciones por todas partes. Silenciosas como susurros, perfectamente decorosas, manteniendo su compostura impenetrable. Vestidas con suntuosos ropajes de seda, el larguísimo cabello cayendo por la espalda, el rostro blanquísimo de expresión inescrutable. Midiendo cada palabra, cada gesto. Son perfectas actrices. El teatro kabuki saldría ganando con creces si las reclutara.
Su porte delicado, sus andares de muñeca rota, sus voces suaves y respetuosas y su sumisión son sólo disfraces que esconden a verdaderas felinas armadas de traicioneros colmillos y garras, de púas venenosas, y de cerebros que se alimentan de pura ambición.
Sus esposos se quedan en pañales comparados con ellas, las aparentes mujercitas florero.
Poseen un don de clarividencia que no está al alcance de las cortas miras de sus hombres. Son como un espejo curvo en el que se amplifican enormemente las cualidades (¿o defectos?) de sus congéneres masculinos. Si ellos tienen algún impreciso deseo oculto, ellas lo reflejarán en su espejo y lo transformarán en un acuciante y obsesivo apremio. Si ellos tienen alguna pequeña maldad, ellas la reflejarán hasta que un monstruoso odio fluya como un torrente inundado. Si ellos vacilan y dudan, ellas se encargarán de que esas vacilaciones pasen a ser férreas certezas.
Existen evidencias de que muchas mujeres, muchas más de las que los libros mencionan, han sido más que pasivas y dóciles mujercitas de su casa. Detrás de famosas figuras masculinas ha habido con mucha frecuencia figuras femeninas que han cortado el pastel.
En este imperecedero argumento shakespeariano, ¿predomina la admiración hacia la históricamente subestimada inteligencia femenina? ¿O más bien una muestra más de la misoginia igualmente atávica, que sitúa a las mujeres en el lamentable papel de las viperinas provocadoras y malvadas por naturaleza? ¿Ridiculización de los roles masculinos? ¿Condena de las descabelladas ambiciones personales, fustigadas, cómo no, por el arquetipo de la mujer-arpía?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
27 de abril de 2009
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación libre (y magnífica) del Macbeth shakesperiano. Los elementos fantásticos de la obra original calzan como un guante con la creencia espiritual de Japón. Mifune compone en esta película uno de sus personajes más logrados como el atormentado Washizu, que no puede escapar ni del remordimiento ni de su manipuladora esposa, interpretada no menos magistralmente por Isuzu Yamada (solo en Ran Kurosawa compuso un papel femenino con tanta fuerza).

A ratos lírica, a ratos fantasmal, a ratos violenta, siempre magistral. El final, de extrema violencia, es uno de los mejores de la historia del cine. Maestro Kurosawa, mil gracias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
toshiro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de febrero de 2008
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación del "Macbeth" shakesperiano por Kurosawa, quien lo traslada al Japón feudal de las sangrientas luchas por el poder. Kurosawa lleva a cabo una puesta en escena esencialmente teatral pero que a la vez busca exprimir toda la amplitud del medio cinematográfico. Existe en "Trono de sangre" una preocupación por la debida conjunción de parcelas técnicas: la fotografía, la música de Masaru Sato, la dirección artística y todos los aspectos complementarios que engrandecen (o pudieran) una película. De tono épico, es una película hierática y tensa, nerviosa y vigorosa, una reflexión sobre la terrible y cegadora luz del Poder y la trágica violencia que acarrea, sobre la Traición y la tradición (la predicción de la fantasmal bruja del bosque), en la que la mujer no queda precisamente bien parada (la de Mifune es la principal encizañadora para que éste traicione a su señor e inicie una carrera mortal hacia el trono).
Sin embargo, la propia interpretación de Mifune no está lograda: su estupendo personaje de hombre que quiere ser Dios y acaba endemoniado, lo lleva con sobreactuación y envilecimiento, en un registro excesivamente tenso que paradojicamente, no logra la intensidad real, sino forzada.
Está considerada una de las mejores películas de Kurosawa, pero yo no estoy de acuerdo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kafka
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de octubre de 2013
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película comienza con una espesa niebla y entre esa misma niebla termina. La niebla sirve de marco a una historia de ambición humana: un intento frustrado de un pobre diablo codicioso que no comprende que la misma naturaleza de sus deseos será la que acabe por devorarlos.

En Macbeth, Shakespeare dice que la vida no es más que una sombra andante. Quien dice sombra, dice niebla. Kurosawa extrae la esencia del texto (cómo en la gigantez del tiempo quedan diluidas las pequeñeces del hombre) y aporta unas claves visuales equiparables a la textura intelectual de la obra original. O sea, crea todo un universo de nieblas humanas: más oscuras, más claras... todas desaparecen con la primera luz del sol: todas las aspiraciones se volatilizan ante la luminosa verdad de lo limitado que es el tiempo que se nos ha dado para pasar por el mundo.

Yo también me descubro ante la serena violencia del tramo final.

Gracias.
Nuño
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 13 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow