El redentor

Tras cosechar éxito de crítica y público en su país de origen con la brutal ‘El hombre sin pasado‘ (2010), Lee Beong tardó cuatro años en realizar su siguiente película (y hasta el momento, última). Para ello, contó casi con los mismos “ingredientes”, pero en una historia todavía más dramática que la de ‘El hombre sin pasado’.

En 'El redentor' podemos apreciar un trasfondo más dramático y mucho más deprimente... no hay más que ver a sus personajes principales: ese asesino arrepentido que es incapaz de derramar una sola lágrima y esa mujer que ha perdido lo único que quería en este mundo, su hija. Ahora bien, el cineasta da cierta luminosidad en este camino de redención iniciado por Gon, al intentar pagar esa deuda protegiendo a la mujer de sus antiguos compañeros de armas.

Este film no es aquel recital de thriller dramático/actioner que era ‘El hombre sin pasado’. Beong no alcanza las mismas cotas de emoción… eso sí, hay un par de momentos potentes. Lo que sucede es que el libreto de esta película no alcanza el pulso de la anterior. No obstante, este film puede presumir de ser un actioner sumamente competente, con set-pieces brutales y, sobre todo, con un clímax de casi 30-40 minutos de una explosión de violencia súbita. En este aspecto, la pericia técnica de Beong, tanto en montaje como en fotografía, vuelve a ser sublime. Ahí es cuando la emoción del ‘El hombre sin pasado’ entra en escena también en este film.

En definitiva: 'El redentor' es una cinta con la que Corea vuelve a demostrar su talento en el cine comercial y Beong vuelve a destacar como un director de acción potente y un sólido narrador dramático.

-Lo mejor: Las escenas de acción. El clímax de 30-40 minutos que es pura y dura sangría.

-Lo peor: Teniendo la historia que tenía no alcanza las cotas de emoción y pasión que se vieron en ‘El hombre sin pasado’.

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Serán cosas mías, pero a los nuevos thrillers de acción coreanos, como este “El redentor” les veo un cierto punto de reinvención shakesperiana que, para mí, les da un atractivo bastante potente. Así, aparte de su habitual exotismo, su buen hacer técnico y su elegante violencia, sus historias de asesinos enfrentados a su talón de aquiles emocionales (un daño colateral, un amor intempestivo o una elección entre honor y deber) suelen terminar en conmovedores finales tan poéticos como lacrimógenos. Y lo mejor es que, aunque las películas terminen siendo mejores o peores, están siempre hechas con una cuidada seriedad que invita a verlas y valorarlas con la misma sobriedad.

“El redentor” cumple y está a un nivel muy alto durante gran parte de su metraje. Una acción contenida, pero espectacular, y mucha importancia a la parte emocional que la hacen interesante y disfrutable. Desgraciadamente, se adorna demasiado en varios clímax finales enlazados y recursivos que le hacen caer en una espiral melodramática propia de telenovela que echa por tierra mucho del buen hacer de una historia bien contada y unos personajes atractivos. Es lo que tienen los thrillers coreanos, que a veces sale cara y a veces, cruz. Pero incluso cuando sale cruz, tampoco te hacen perder el tiempo.

Después del éxito en 2010 con El Hombre sin pasado, su director coreano Lee Jeong-beom, vuelve con otra cinta de thriller-acción género con el que parece sentirse muy cómodo.
Gon, es un asesino a sueldo que comete un fallo en su último trabajo ya que sin pretenderlo mata a una niña. Su padre estaba metido en una peligrosa red de conspiración que complica la vida de Gong, al que le ordenan matar a la madre de la niña. Afligido por la culpa y después de conocer la vida atormentada que consume a la madre por la muerte de su hijita revertirá la orden de su jefe y se enfrentará a un grupo de peligrosos mafiosos.
Aunque no llega a la impronta que causó con El Hombre sin pasado contamos con una historia dramática, dura y violenta. Su última media hora es todo un recital de como se hace una película de acción. Bien es cierto que ésta acción aunque tarda en llegar no por ello dejará indiferente a nadie.
Su fuerza reside en sus actores Jang Dong-Gun, como el asesino redentor y en contraposición tenemos a Kin Min-Hee como la madre atormentada por la muerte de su hija. Filmada con un montaje y fotografía sublime redondean los puntos fuertes de la película.
Una vez más el cine coreano demuestra su calidad y el talento que posee en sus directores y guiones.