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The Selfish Giant

Drama La película se centra en dos adolescentes, Arbor y Swifty, y en la relación de explotación que les une a Kitten, el propietario de una chatarrarería local. A Arbor y Swifty los expulsaron de la escuela y, en esos días de incertidumbre, ambos empiezan a recoger (y robar) cobre y chatarra que luego venden a Kitten. En paralelo, la película retrata una costumbre local: las sulkys, es decir, las carreras de pequeños carruajes tirados por ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
18 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído tantas veces que esta película estaba basada en un cuento del mismo nombre de Oscar Wilde que me decidí por leer dicho relato. Hay que echarle mucha imaginación, ser generoso y amplio de miras para encontrar las coincidencias o similitudes de ambas historias pero..., todos dicen que ¡está basado en él!, tampoco me voy a molestar en rebatirlo, haz tu mismo la prueba.
Película de gran dureza emocional con un final que desgarra el alma sobre la supervivencia de dos chavales cuya eterna amistad es su razón de ser, lo único bueno que poseen en un ambiente hostil, severo y deprimente donde cada día es una lucha continua de subsistencia, de riesgo y de no caer en el peor de los infiernos.
Pobreza, mugre, necesidades, desastrosas relaciones familiares, abandono escolar, desgana, aburrimiento, falta de perspectivas, agresiones verbales, encontronazos físicos, humillaciones, abusos y deslealtad, todo un compendio de factores y elementos para retratar los bajos mundos ingleses, los barrios del robo, la picaresca, las carreras ilegales, el hambre, la suciedad, la miseria..., sólo que ver a estos dos jóvenes con sus problemas de crecimiento, aprendizaje y salud ir de correría en correría, de bofetón en bofetón, buscarse la vida de lío en lío viviendo del cariño. apoyo y soporte mutuo incondicional que se ofrecen ante la falta de simpatía y afecto de sus mayores, no atrapa firmemente tu interés ni es motivo seguro de atención seguida.
Los personajes están en stand by, en parada muerta pues no evolucionan ni crecen hacia ningún lugar o destino, magnificas interpretaciones, diálogos feroces, una autodefensa natural, veracidad en la representación, fotografía urbana acorde y sentimientos de lástima, suplicio y pesar por lo desesperante y horrible de la situación, por la crueldad y maltrato de sus vidas pero, no se avanza ni progresa hasta ese último final impactante y doloroso que intenta compensar el tedio de sus escenas anteriores, equilibrar la visión de una rutina que no aporta mayor aliciente que observar su desgracia, sinsabores y amarguras y las emociones de desconsuelo y desdicha que le acompañan.
El único propósito perceptible, objetivo a la vista de Clio Barnard en su primer filme parece ser el de observar la adversidad y el infortunio, vivir de la pesadumbre,eso sí, con enorme y excelente realismo y naturalidad pero sin más, sin dirección o motivación añadida que mencionar, argumento estático con guión que conmociona y aflige pero lejos de la seducción y atractivo de otros filmes similares -Ken Loach es un experto en este tipo de relatos despiadados, por ejemplo- pues hasta la fatalidad e indigencia de Oliver Twist ¡iba a algún lado!
Registro auténtico, duro y legítimo que se queda en mera postal contemplativa, aporte de mirar sin implicación o afinidad más allá de la recurrida pena, empatía que no progresa de la explotada tristeza y cuyo deje intenso vive únicamente de su abrupto final, explosivo recurso que intenta aliviar la letanía previa y, hasta lo medio consigue por su amargo, desarmado y fiero sabor de ese último mordisco que no oculta la evidencia de una velada compuesta por un único plato repetitivo, invariable y degustado con anterioridad.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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19 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine británico siempre fue de cortarse un poco solo. A comienzos de la segunda mitad del siglo XX coincidió un poco con los movimientos de post-guerra que iban surgiendo en Europa (el neorrealismo en Italia, la Nouvel Vague en Francia, la nueva ola checoslovaca) y abrió su propia escuela. La del Free Cinema. A partir de entonces, su cine es un cine con gran tradición realista y a diferencia de las otras olas nombradas, Gran Bretaña siguió -y sigue- abrazando esa corriente con fuerza. Mike Leigh y Ken Loach son dos nombres que se vienen rápidamente a la mente pensando en el eslabón que une el Free Cinema con el cine contemporáneo. Obviamente estoy siendo tremendamente generalista y morfándome un buen puñado de años y de nombres en el medio. Pero a lo que voy es que la fuerza del cine/tv británico reside principalmente en el realismo sucio, la denuncia social y por otro lado en la potencia humorística que surge de la sátira. Pero esa es otra historia.
A comienzos del siglo XXI tuvimos una película-escuela de realismo inglés de la mano de This is England, dirigida por Shane Meadows. La joven Clio Bernanrd se aferra, también, a esta corriente, y nos entrega una crónica maravillosa de la brutalidad reinterpretando un clásico de Oscar Wilde.
El surfimiento embrutece. No hay nobleza ni dignidad en el dolor. No hay honradez en la pobreza. No hay magia en la miseria. El sufrimiento embrutece y punto. Y Clio Bernard lo sabe. No necesita adornar su cinta con reflexiones maravillosas ni buscar luz donde no la hay. Y esa es la diferencia entre un gran director con uno mediocre. La misma que hay entre un gran escritor y uno del montón. El saber lo que hay que decir, pero principalmente, en saber lo que hay que callar.
En The Selfish Giant no hay -no puede haber- una moraleja. Es una fábula seca y agria que a cambio nos ofrece un abrazo. Apenas un consuelo.
Lo discursivo del relato de Clio Bernard no busca ser edificante, y esa ausencia de supremacía moral se le agradece. A la altura de sus personajes, el relato de Clio Bernard no nos mira directo a los ojos. Sucede por fuera de nuestro consentimiento, de nuestro deseo e incluso de nuestra empatía. El trabajo actoral de la joven pareja protagonista es descomunal, y a ellos se debe gran parte de la brillantes de la película.
A todo esto se le suma una devastadora fotografía cercana al blanco y negro con planos generalísimos que se enfrentan con estoicismo a la niebla impenetrable. Hay un par de imágenes colosales. Algunos planos fijos que nos congelan las pupilas, algunos diálogos que nos hielan la sangre.
El resultado es una obra maestra difícil de digerir que le vendría muy bien a unos cuantos directores que gustan regodearse en la miseria sin ensuciarse.
AllThatChernobyl
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11 de abril de 2014
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Basada en un relato de Oscar Wilde, The Selfish Giant es, en cierto modo, una fábula moral que toca muchos temas: la aceptación de la familia, la precariedad, la amistad, el respeto a los que nos rodean y, por encima de ellos, el dilema del robo. ¿Es robar un pecado? La práctica totalidad respondería que sí. En cambio, si alargamos la pregunta a: ¿Es robar un pecado cuando nuestra familia no tiene dinero ni para pagar la luz y el agua? Las respuestas seguramente cambiarán, y aunque sigamos condenando el arrebatar a una persona algo que es de su propiedad, la situación extrema en la que se encuentra el ladrón podría eximirle del pecado moral, aunque no del legal.

En concreto, The Selfish Giant, dirigida y adaptada por la británica Clio Barnard, se sitúa en un barrio inglés donde habitan ciudadanos de nivel adquisitivo bajo. Allí, uno de los oficios principales es el de chatarrero, una profesión difícil y no demasiado bien remunerada, al menos para los que no son el jefe. Aquí se plantea la trama de la película: los jefes chatarreros, con el objetivo de aumentar sus ganancias sin verse inmiscuidos en problemas legales, pagan a menores de edad para que roben cobre y otros materiales a terceras personas. Unos menores que, sobra decirlo, están necesitados de dinero que llevar a sus hogares, por lo que acuden a clase muy espontáneamente y centran sus actividades mañaneras en la búsqueda y saqueo de chatarra que vender.

En general, se puede decir que el trabajo de todos los actores de la cinta es impecable. Mención especial sobre el resto para el protagonista Arbor, encarnado por un Conner Chapman que realiza una gran composición de su personaje: un niño rebelde, con principios violentos y muchas veces irritante, unos defectos que sin embargo podemos comprender sin demasiado esfuerzo, dada la pésima educación que ha recibido de su familia. Buen papel también de Shaun Thomas como Swifty, inseparable compañero de Arbon, con un carácter menos fuerte pero con unos problemas familiares incluso mayores. Ambos se verán con Kitten (Sean Gilder) un jefe chatarrero enérgico e hipócrita.

El ambiente de los bajos suburbios se respira en todo momento. Tacos, violencia, marginación, apuestas ilegales, escasez de elementos de primera y segunda necesidad… Gracias a ello, la inmersión en la película se consigue muy fácilmente, sin darnos cuenta ya estamos metidos en la trama. Buen trabajo de dirección también para recrear algunas escenas bastante complicadas de llevar a cabo, y en las que muchas veces se tiene a mover la cámara de manera exagerada (“efecto parkinson” le llaman algunos) para así disimular buena parte de lo que está pasando, cosa que por fortuna no sucede en la obra de Clio Barnard.

La carga dramática, finalmente, se acaba sobreponiendo a la crítica social de la obra. Lo que en principio iba bastante bien encaminado como un reflejo de la sociedad, es absorbido por el propio carácter cinematográfico de The Selfish Giant. En pocas palabras, al llegar la bifurcación entre el cine social y el drama puro, Barnard se decanta por la espectacularidad de la segunda y nos ofrece un buen tercio final de película, con un desenlace bastante correcto pero algo exagerado y sin seguir profundizando en el desarrollo de los personajes, lo que deja en el ser consciente un sabor amargo, la sensación de que la película no ha sido fiel a sí misma hasta el final. A pesar de ello, estamos ante una recomendable película, un poco en la línea del cine británico de los últimos años de ofrecer la cara menos amable de la convivencia entre ciudadanos (sin llegar a las cotas de, por ejemplo, Tyrannosaur) y cuyo interés por conocer cómo termina no decae en ningún momento.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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20 de mayo de 2017
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Ante todo, dejar bien claro que en mi comentario, no existe ninguna frase que no haya sido copiada, intercalada y ordenada a partir de las críticas que tan bien han expuesto sus autores. Muchas gracias a todos ellos.
La película dibuja un retrato sincero, conmovedor y debastador de la amistad entre dos adolescentes, Arbar y Swifty, enmarcada en una trama social que recuerda a la filmografía de Kean Loach. Una realidad deprimente, marginal, sórdida, de pobreza en el primer mundo, donde las familias desestructuradas y la falta de respuesta de las instituciones constituyen el paisaje donde se mueven sus personajes (los actores no parecen actuar, parecen ser personas reales). Te la crees de cruda que resulta, y sus protagonistas desparraman amateurismo y a la vez veracidad. El compañerismo de ambos frente a la desolación de sus vidas resulta conmovedor.
pacito
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4 de abril de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arbor y Swifty son dos amigos que van juntos a todos lados. El primero un potro desbocado y el segundo, el que lo calma y da equilibrio a una amistad que tienen en común dos hogares desestructurados y una comunidad bastante marginal. Ambos acaban expulsados del colegio y llevados por una mezcla de ayudar en su casa y ambición por el dinero de ganancia a priori fácil, se juntan con un chatarrero que usa a niños para encargos de más que dudosa moral y legalidad.

En una temática que se ha tratado mucho en el cine de forma más o menos similar, Clio Barnard ofrece una cinta sólida, con una atmósfera y tensión que va in crescendo (a la vez que la avaricia de algunos personajes) y te va atrapando. Con una secuencia especialmente dura que la marca sin duda pero sin dar la sensación de ser lo único reseñable, que se sostenga sobre eso o que sea un intento fácil de a modo de "giro" resaltar la película, sino que es parte de un conjunto bien trabajado con unos sucesos que le preceden y sobretodo que le siguen que la convierten en una película bien hecha y más que recomendable.
Turbolover1984
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