Mi gran aventura sexual

Resulta curioso ver a un protagonista con tan poca fuerza como el de esta peli. Transmite una debilidad apabullante, realmente lo ves y lo sientes y dices, no, este tío, no podrá. Dale un problema serio, y ni siquiera, entre manos y no podrá. Se derrumbará como cachorro desamparado.

Juicios de valor aparte. Lo cierto es que cumple con creces su impresión de debilucho venido a menos. La mirada externa ayuda: el entorno que lo rodea lo desprecia (las miradas hacia él son tan fugaces como fulminantes), su novia lo desprecia. Por momentos parece que hasta la cámara que todo lo filma pareciera despreciarlo. Hasta llegada a su primera mitad, estamos ante una peli inusitadamente cruel y poco empática con su protagonista.

De a poco, él sale del closet, pero no en el sentido común pseudo homofóbico de la frase. Más bien va trocando sus identidades (sexuales o no) en una serie de escenas bien conocidas dentro del género. Las situaciones no aportan mucho, se regodean demasiado en las extravagancias o en gags baratos, pero las vivencias del personaje parecen sinceras.

Y sobre el final, ya no es el mismo. Se cumple, previsiblemente o no, lo que debía cumplirse. Ahora bien, ¿es efectiva My awkward Adventure? Por momentos, cuando se aleja de la situación per se y se enfoca en lo que cada experiencia vivida quiere decir, es redonda. Lástima que esté plagada de escenas de otras pelis que no le pertenecen, que no entran en sintonía con el ritmo personalísimo de la obra. Un ritmo que termina descuidándose de más.

Muchos verán en este historia todo un guiño a nuestro recién desaparecido Alfredo Landa y aquel maravilloso cine que tantos ratos divertidos nos hizo pasar; con la excepción de que, tanto nuestro actor español como ese espléndido género le daban mil vueltas a la versión actual de esta comedia canadiense que, igual que se infla de gags, clichés típicos y escenas más o menos osadas, pega un bajón y cae estrepitosamente. Y por supuesto, no entremos a valorar lo de "comedia del año, desternillante que no podrás olvidar" o parecido, porque de tan alto que volaba se estrelló de bruces con su propia sombra!!! La historia es simple, machacar y ridiculizar a un inexperto compañero varón mientras su novia se marcha de putilla buscando quien alivie su nunca encontrado clítoris, a la vez que nuestro maltratado novio busca profesora particular y amigo experto que le guien en el siempre fracasado mundo del sexo; amor cuya respuesta se encuentra en la experiencia de la cama. Con ideas atrevidas pero no llevadas a buen término -quiere ir de rompedora pero acaba siendo un clasicismo de los más típico- es fácilmente previsible, no tan divertida, dejando una sensación de deja vú que sabe a poco; tus expectativas eran, claramente, superiores a lo visionado.

Siendo mi primera crítica en esta web he intentado ser lo mas benevolente posible documentándome de forma poco sesgada, crítica en mano, con el fin de enfatizar en lo posible lo positivo del entrecomillado film y cuya conclusión derivada tras mi asombro por críticas exasperantemente positivas, posiblemente causadas por un eventual recelo generalizado por la materia expuesta que descubre entre algunos no hacedores un manifiesto anhelo por ocultar su carente vida sexual sin que su pedante entrelineado asome a ojos del lector un anhelo contrario. Intentando compensar la posible retraída privación de criterio no tengo más remedio que calificar a este algo soporífero cuyo interés dura menos que un telefilm bochevique en manos de un anarquista intransigente, con poco más argumento que la sinergia con la nada de la cuarta parte de su pretencioso título y con menor perspicacia erótica que un macaco extrábico rasurado, cuyas escenas fáciles, recursos espesos y repetidos, contenido absurdo, ornamento trivial, insulso, simpleza tristemente insultante hasta el extremo e incluso su detestable portada, reafirman una manifiesta carencia de una ínfima responsabilidad moral, nimia creatividad y una nula exigencia por algo más que no sea lo insustancial elevado a lo insípido.