Sicko

Michael Moore es probablemente el cineasta más manipulador que existe en la actualidad. ¿Es ello malo? Trataré de explicar por qué no lo es. En primer lugar ejemplifica claramente la idiosincrasia de los estadounidenses (que no americanos, el tomar exclusivamente el término para definirse ya dice bastante de ellos) en los temas que trata. Su actitud en los documentales me parece lo más auténtico de ellos, lo digo porque yo he tenido la ocasión de trabajar allí y probablemente sea la gente más contradictoria del mundo. Si no, no se entiende que una sociedad supuestamente desarrollada siga a día de hoy careciendo de una sanidad pública universal y gratuíta.
En segundo lugar, creo que Moore hace documentales principalmente para los estadounidenses, y no para el resto, en un intento de concienciar a la población de que su realidad no es la que la televisión y la publicidad les venden, y que realmente, hay cosas que pueden cambiarse si se paran a pensar por qué el sistema está así. Esto lo digo porque también como experiencia personal, a un europeo como yo (y como tantos otros) nos choca la importancia y la influencia que los medios tienen en los ciudadanos. Una importancia que peligrosamente se está exportando a nuestro país, y si no, no tienen más que leer los periódicos o encender la caja tonta.
A Moore se le puede tachar de partidista, panfletario, demagogo, oportunista... pero lo que no se puede negar es que lo que expone en sus documentales es la cruda realidad: El dólar invade el derecho a la vida. Sus documentales son una forma de que valoremos algo que muchas veces se nos olvida, y es el privilegio de tener unos derechos sociales que se dan por hecho ya desde nuestro nacimiento.
Ahora bien, ello no es óbice para mostrarnos a Canadá y a Europa como paraísos del bienestar, pues esto sin duda es lo que lastra sus films, y este en particular cuando ejemplifica ese bienestar en un médico en Londres. También sobran imágenes sobre políticos monstruosos, que en realidad no son más que los sicarios de las multinacionales que recordemos, también pagan a Moore. De hecho, si su país es tan monstruosamente dañino, debería predicar con el ejemplo e irse a vivir a Canadá o venirse a Europa.
Quiero creer que el prefiere luchar desde dentro del sistema, para que quizá algún día alguien alce la voz e intente cambiar las cosas.

Michael Moore siempre ha sido un hombre entrañable en mi lista de personajes a admirar. Parece fácil llegar a tal conclusión si eres anti-republicano y te caen mal los Bush y compañía, pero el valor que demuestra en cada uno de sus proyectos no deja de sorprender al más escéptico. Un poco lenta en su desarrollo y algo desordenada, este documental al más puro estilo Moore es quizá más serio que los anteriores, y toca venas más sensibles aun. Con testimonios escalofriantes durante la totalidad del largo, Sicko entristece y te hace reflexionar qué tan útil puede ser gastar millones y millones de dólares en la guerra y tan poco en la Sanidad.

No dejen de acudir a las sales a admirar la valentía del que se sabe odiado en su tierra, porque urga en las entrañas de la norteamérica más peligrosa y monopolista, pero sobre todo porque Michael Moore es la conciencia de un país que cada día gana más enemigos.

Puifff, voy a intentar encontrar mi lugar entre los apasionados seguidores de Moore y los puristas amantes del objetivismo que tanto lo odian. Estoy de acuerdo con lo que piensa Moore, creo que tiene mérito el que sea capaz de llegar al gran público con documentales, sus montajes suelen ser ágiles y divertidos... pero sí, es cierto que es sensacionalista, maniqueo y manipulador. En Sicko trata de aparecer menos, pero no puede evitar seguir protagonizando demasiados momentos, sigue siendo el mismo Moore capaz de meter el dedo en la llaga, pero sigue haciendo un uso sesgado de contraejemplos idealizados que no aguantan el más mínimo contraste con la realidad (los sistemas británico, francés o canadiense son mejores que el americano, pero no tan perfectos como quiere hacerlos parecer, si no, ver las invasiones bárbaras). Por otra parte, creo que es absurdo criticar su mensaje político ya que la sanidad es un asunto político (no lo son los enfermos, pero sí el sistema que los trata). En fin, seguiré viendo los documentales de Moore con una sonrisa en los labios, y seguiré pensando que el que existan es bueno para la humanidad, e incluso para el cine... eso sí, cuando escuche que Moore es un sensacionalista y que sus documentales carecen de objetividad, mal que me pese, y en un ejercicio de objetividad personal, tendré que admitir que es cierto.

Otro buen documental del gordo Michael Moore, que no me extraña que ande preocupado por lo mal que funciona la sanidad social en su país EE.UU., pues viéndolo lo sobrado que anda en grasas y lo falto de agilidad en sus miembros (salvo en la mente que es de lo más flexible), no es de extrañar que pronto tenga que padecer el estado real e inevitable de caer bajo los médicos y su deprimente hospitalidad cuando sea ingresado a causa de cualquier tipo de enfermedad con las que se autoceban los obesos como él.

"Sicko" nos deja atónito, sobre todo a una parte de los europeos, que no asumimos lo bien que vivimos con los régimenes de seguridad social y universal que tenemos en nuestros países. Esta situación avanzada comparada con la que padecen los estadounidenses, ellos que se creen el ombligo del mundo en democracia, libertad de oportunidades y otros conceptos que sólo son meras palabras usadas por los nuevos amos del gran teatro del mundo (los políticos) para tratar a sus votantes como a auténticos pendejos más que como a soberanos.

Las críticas de esta película debía hacer de caer la cara de vergüenza a todos los ciudadanos americanos de USA y sobre todo a los políticos de esa nación.

Tremenda revelación la que hace Moore sobre los políticos incluidos los más demócratas como los Clinton, por ejemplo Hillary, la que siempre se ha presentado como abanderada de establecer en EE.UU. un sistema de Asistencia de Salud gratuita para todos los ciudadanos, al estilo de Canadá, GB, Francia o España; pero que como a todos los políticos, la han comprado dándole muchos millones de dólares para su campaña, las grandes corporaciones, en este caso las monstruosas Aseguradoras Médicas, de manera que la han silenciado y ahora la tal Hillary Clinton ya no resulta tan emprendedora y combativa a la hora de querer implantar un sistema social de salud más justo en su país. ¡Y veremos si a Obama, no le pasa un tanto de lo mismo!, porque claro está, ellos por sus bocas o palabras parecen muy demócratas, pero a la hora de la verdad, como resulta que están financiados políticamente por gigantescas corporaciones de intereses muy cuadriculadamente injustos, como por ej. los de médicos y farmacéuticos, pues resulta que cuando estos gestores políticos son elegidos para gestionar lo mejor posible los asuntos de su nación, están de entrada atados de pies de manos porque han de devolverle la ayuda a las corporaciones que les ayudaron a elevarse, actuando en favor de sus intereses o por lo menos no en su contra.

Todo esto y más puede verse en este documental abridor de ojos y generador de discernimiento, como todos los de M. Moore, intelectual crítico e irónico donde los halla, a quien las grandes corporaciones, políticos y mandamases de los chanchullos creados le tienen auténtico pánico no sea que vaya a dirigir sus críticas, ironías y revelaciones explosivas contra ellos.

Este documental me ha causado un gran impacto. Una vez más Michael Moore expone sin tapujos una realidad que nos abofetea la cara de pasmadotes que tenemos de ver y oír lo que nos quieren hacer ver y oír. Posiblemente no será tampoco tan malo como lo pinta Moore, pero se debe acercar de manera preocupante.

Verlo es mi recomendación, y no olvidar las conclusiones que saquemos de ello, una obligación.

Aspectos como la sanidad pública de calidad, la educación, las guarderías, las universidades, los agentes sociales que ayudan a personas mayores y madres, los derechos laborales y sociales de los trabajadores, el derecho a un sueldo digno, el acceso a una vivienda a un precio razonable, y más que debo dejarme, son aspectos clave de nuestra vida y de la de nuestros hijos, así que deberíamos tener muy presente que hay que trabajar para mantenerlos o mejorarlos, y que son intocables.

En la película se hace mención de la capacidad del pueblo francés para salir a la calle y manifestarse por aquello que creen merecer. Lo admiro sinceramente.
La única vez que he visto una movilización parecida en España, ha sido en las manifestaciones contra la guerra y contra ETA. Respecto a lo primero, el "señor" Aznar se las pasó por el forro y así nos fue luego en el 11M, y lo segundo, llena páginas de diarios y horas de telediario, y les sirve a los políticos para hablar y hablar durante meses sin solucionar nada; y lo que es peor, olvidando y dejando fuera de la escena pública los problemas que antes he mencionado.

Mi sensación de impotencia es tan grande tras ver este documental, que escribir esta crítica es mi única herramienta para sentirme un poco mejor. Quizá el tener 26 años influye en que este convencido de que aún se puede hacer algo, de que no todo ha de ser como hasta ahora y que no debemos esperar al cambio, sino luchar por el cambio. Espero que no sólo los jóvenes tengamos este sentimiento, la verdad.

Así que, aun no siendo quién para decirle a nadie lo que debe hacer, me gustaría hacer un llamamiento a la gente que quiera escucharlo: pensad qué es lo que realmente importa, analizad el país en que vivimos donde el salsa rosa y los vendedores de humo son los más escuchados, donde tenemos los sueldos mas bajos de Europa, donde la sanidad pública empieza a dejarse de la mano de Dios, donde las disputas entre catalanes-españoles, papeles de salamanca, independencia o las chorradas que sean, tienen mas presencia que todo lo demás y nos ocupa un tiempo precioso, pensad en que si ahora pinta mal, sin hacer nada va a ir a peor seguro. Exigid a la clase política que tome conciencia de ello, id a votar por el partido que apoye mas políticas sociales, hablad del tema con amigos y familiares, abrid los ojos a quienes aún quieran usarlos, en definitiva, sed proactivos respecto a los problemas a los que nos enfrentamos, si no, podemos llegar a donde nos muestra Michael Moore y su sueño americano vuelto en pesadilla.

Saludos!