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La ladrona, su padre y el taxista

Comedia Paolo conduce en su taxi a la encantadora Lina y a sus tres amigos a la playa, pero se da cuenta de que lo que ellos pretenden es robarle su vehículo. Ella le enreda con explicaciones confusas y le lleva a conocer a Sopriano, su padre. Paolo piensa que se trata de una familia honrada, hasta que descubre que la pitillera de oro que ella le ha dado había sido sustraída, que Sopriano se ha apropiado de una maleta en la estación y que padre ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
10 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La playa. El baño. Generación caduca. Dura fatiga. No se amilane, acémila. La isla. Presidio y depósito. Qué mundo. El beso.
Italia, ese glorioso trío, qué gusto verles tan juntos, compartiendo planos, Alberto Moravia de fondo, Roma, ama, comedia santa, todo es bueno, me gusta con locura la propuesta, toda esa simpática y amoral picaresca, esa tremenda ligereza y de vivir mucha alegría, esa calma chicha, nunca pasa nada, tanto no importa, todo está controlado, la están peinando.
Aunque la película sea muy floja, muy poca cosa, muy obvia, muy tonta. Muy repetitiva, el zoquete de Marcello es engañado o estafado, lo descubre, le cuesta, se enfada, mucho, como un niño pequeño, el champán se descorcha, se calma, la quiere/desea, es otra vez toreado, se entera, coge un berrinche, ella le tranquiliza, juega con sus ganas locas, es nuevamente, por tercera ocasión consecutiva, sin que sirva de precedente, objeto de pitorreo y escarnio, se.... y la noria gira eternamente, de su sagrado sitio ni un centímetro se mueve, don erre que erre, así de camino a la perdición, a esa comisaría eterna que es una fantasmagoría muy realista, con su indispensable servicio de cafetería las veinticuatro horas del día abierta.
Cómo se contonea ella, esas carnes morenas que tanto aprietan, que no le caben, que se le salen por todas partes, como el río y su imparable crecida, va sobrada, cómo sabe la cabrona; qué cháchara tiene/se gasta siempre el bueno de Vittorio, el más grande de entre todos, y qué guapo está Marcello, cómo le quedan esas camisas, qué buen muchacho, en ciernes un santo.
La vida es una inmensa broma, el mundo está muy loco.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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19 de noviembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
167/06(07/11/14) Divertida comedia italiana de Alessandro Blasetti sin más pretensión que hacerte pasar un rato ameno, sin afán ni moralizante, ni de filosofar sobre tema alguno, un divertimento que te dejará buen sabor de boca. Ha pasado a la historia por ser el primer encuentro entre la mítica pareja Sophia Loren-Marcello Mastroiani, de las 15 veces que trabajaron juntos, demostrando ye en este film la química explosiva que les haría Iconos del Séptimo Arte. La cinta ahonda en el choque entre un inocentón y bonachón taxista frente a una chica-torbellino, una pícara ladrona que no duda en usar su despampanante belleza para conseguir dinero, ella jugará con él a su capricho, manejándolo como a una marioneta gracias a su simpatía, hermosura y sensualidad.

El escenario es la Roma de los años 50, allí ejerce de taxista, Paulo (gran Marcello Mastroiani), un joven honesto y de noble corazón, un día recoge a un trío de mudos muchachos y una bella chica, Lina (impresionante Sophia Loren), para que los lleven a la playa, mientras la hermosa muchacha engatusa al taxista para que se bañe con él, los dos jóvenes intentan robarle el auto, Paulo se da cuenta e impide el latrocinio, no sin antes quedar en la lucha el coche aboyado en el guardabarros. Los dos escapan y Paulo acusa a Lina de cómplice y la lleva en su taxi a la comisaria, ella le dice que no conocía a los dos, en Roma Paulo es parado por la policía para una infracción, momento que aprovecha Lina para escapar. Paulo intentará en días posteriores dar con los ladrones, hasta que un día por azar da con Lina, la coge y lleva a su casa para decirle a sus padres que se junta con malas compañías, en su piso encuentra al profesor Stroppiani (gran Vittorio de Sica), un sofisticado y elegante tipo, en realidad un ladrón de profesión, especialista en hurtos de maletas en estaciones, y poco a poco Paulo quedará enredado en las redes de esta singular familia.

El guión es de los grandes Suso Cechi D’Amico (“El ladrón de bicicletas”, “Rocco y sus hermanos” o “El Gatopardo”) y Ennio Flaiano (“La Dolce Vita”, “Fellini 8 y medio” o “La noche”), que adaptan una historia corta, “Il fanatico”, de Alberto Moravia (“El desprecio” o “Dos mujeres”), perteneciente la colección de “Cuentos romanos”, desarrollan una muy entretenida comedia salpicada de situaciones chorreantes de humor, con diálogos ingeniosos, con una formidable construcción de personajes, que en su patetismo resultan entrañables, haciéndonos a la vez una radiografía del momento y de Roma, sacando partido a la belleza de la capital italiana, en un microcosmos poblado de pícaros y de sus presas. Blasetti le imprime un ritmo fluido, que hacen que su metraje pase rápido, todo en un ambiente simpático y de buen rollo. El film puede entenderse como una especie de screwball transalpino, cercano al espíritu de “La fiera de mi niña”, donde una alocada y extrovertida mujer pone patas arriba el cotidiano mundo de un cándido tipo, derivando en situaciones rocambolescas en que la mujer lo manipula a su antojo. Blasettti aprovecha para homenajear un estimado film de Samuel Fuller, “Manos peligrosas”.

La puesta en escena resulta notable, con un diseño de producción notable de Mario Garbuglia (“Rocco y sus hermanos”, “El Gatopardo” o “Waterloo”) y de Mario Chiari (“Los inútiles”, “Luis II de Baviera” o “King Kong” de 1976), paseándonos por varios niveles de Roma, la Imperial, alguna estación, su calles, sus barrios marginales, además de llevarnos a la bonita playa.

Sophia Loren está como un cañón a sus 20 primaveras, tintada de rubia resulta un volcán de sensualidad, de encanto, de ricura, con una forma de contonearse que hace babear, con unos trajes ceñidos que la hacen seductora, divina en traje de baño, desparramando picardía, frescura, una chica traviesa que nos enamora, me ha llamado la atención una escena en que Sohia habla por teléfono, lleva un vestido sin mangas, levanta el brazo y el sobaco se le ve un puñado de vello, no sé si esto se le pasó al director o es que en esa época no se depilaban esta parte del cuerpo, el caso es que da grima. A su lado un Marcello Mastroiani espléndido desbordante de candidez, de inocencia, de ingenuidad, transmitiendo estar flechado por ella, y a la vez angustia por no poder controlar sus sentimientos, con una gestualidad primorosa que nos hacen ver lo nervioso que le pone Lina, y entre los dos una fenomenal compenetración que con el tiempo se ha hecho legendaria. Vittorio de Sica exhibe majestuosidad, caballerosidad, sofisticación, un ladrón de enorme elegancia y de modales muy educados, maravilloso.

Momentos recordables: El baño que se da Lina en la playa, un tsunami de sensualidad; El momento comisaria, donde Vittorio de Sica apabulla por su carisma y dominación de la escena, un Titán, capaz de darle la vuelta a todo con su labia y poniendo contra las cuerdas a Paulo; La visita que el profesor Stroppiani hace al maharajá hindú, con el niño de por medio, y con el profesor intentando sacarle dinero al hindú, grácil; Cuando Lina visita a Paulo en la pensión, hilarante el modo en que mueve los hilos invisibles de la marioneta-Paulo; Y está su final un tanto políticamente incorrecto, no creo hoy en día se hubiera permitido (spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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