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St. Vincent

Comedia. Drama Maggie (Melissa McCarthy) es una madre separada que se muda a Brooklyn con su hijo de 12 años, Oliver (Jaeden Lieberher). Al tener que trabajar muchas horas, no le queda más opción que dejar a Oliver al cargo de su nuevo vecino, Vincent (Bill Murray), un jubilado cascarrabias aficionado al alcohol y a las apuestas. Pronto, una peculiar amistad florece entre ellos. Junto a una stripper embarazada llamada Daka (Naomi Watts), Vincent ... [+]
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Críticas 75
Críticas ordenadas por utilidad
12 de diciembre de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juntemos a un niño adorable con un viejo refunfuñón y obtendremos enseguida el filme sensiblero perfecto. Si encima lo aderezamos con una exótica prostituta y una madre en apuros, la fórmula se convertirá en infalible. Es el secreto que pregona a voces St. Vincent, una película que en ningún momento disimula su voluntad de tocar la fibra sensible y ante la que únicamente caben dos actitudes: el escepticismo o la entrega absoluta a la causa lacrimógena. Evidentemente, para garantizar una experiencia plena y satisfactoria se recomienda encarecidamente dejarse arrastrar por todos y cada uno de sus trucos. Saldrán de la sala totalmente renovados.

La historia se repite. Un jubilado antisocial y solitario se ve forzado a convivir con personas de bien, que irrumpen en su vida sin previo aviso y trastocan los cimientos de su desestructurada existencia. En este caso es una madre separada y su hijo de catálogo, tan avispado, sensible y educado que sólo podía estar destinado a un bullying de campeonato. El cuarteto se completa con una prostituta rusa, fantástica Naomi Watts en el papel más zafio y sorprendente de su carrera. Cóctel de personajes antagónicos obligados a extraer su buen fondo.

Porque en películas como St. Vincent no hay lugar para la maldad. Hasta el ser más execrable esconde un motivo que justifica su odio hacia el universo. Y desde el primer minuto del metraje sabemos que de un ser abominable como el que protagoniza Bill Murray terminaremos extrayendo las mejores intenciones. Lo vivimos con el Melvin de Jack Nicholson en Mejor… imposible (el entrañable perro se sustituye aquí por un lindo gatito) y más recientemente con Max von Sydow en Tan fuerte, tan cerca. Sabemos que terminaremos encariñándonos con el viejo cascarrabias. Y probablemente por ese pacto implícito entre el guionista y el espectador la pócima sigue funcionando sin fisuras.

Murray se entrega en cuerpo y alma. Quizá no llegue a la brillantez de Nicholson pero a su favor cuenta con el mérito de otorgar la máxima credibilidad a un personaje mucho más arquetípico, que roza e incluso traspasa por momentos lo caricaturesco. Si existe un manual del perfecto antihéroe de ficción, Vincent lo cumple a rajatabla. El niño antagonista tampoco se queda corto, hasta el punto que uno se pregunta dónde narices encuentran a pequeños actores tan convincentes (por favor, que alguien le pase referencias al cine español). Un elenco de altura para una ópera prima que probablemente no sobreviviría a otro plantel.

En todo caso, y obviando la estratagema de la cinta para activar nuestras glándulas lagrimales, St. Vincent funciona con suma eficacia en su afán de entretener y emocionar. Que seamos capaces de vaticinar con suma precisión el desenlace no la hace menos disfrutable. Justo lo contrario. A veces, la magia del cine consiste en arrastrarnos a un mundo utópico en el que todo el mundo tiene derecho a la redención y a las segundas oportunidades. Tan falso y cursi como las navidades, ante las que siempre vale más entrar al trapo que cargarse de amarga incredulidad.
polvidal
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16 de diciembre de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tener la oportunidad de poder ver películas en versión original casi siempre es un gran privilegio, pero ese privilegio en ocasiones se convierte en regalo, y esa es la mejor manera de definir la interpretación de Bill Murray.
Esta película te atrapa desde un primer momento a través de un buen guión, pero por encima de todo te acaba de enganchar por sus grandes interpretaciones con un maestro de ceremonias omnipresente que es Bill Murray, que sirve de pieza central para poder encajar todas las piezas de este gran puzzle llamado St. Vincent.
En definitiva estamos hablando de una película que te llega y sobretodo al final te llena.
Con este film, podemos decir que este gran actor ha podido lograr su particular trilogía interpretativa, con tres registros tan distintos y tan maravillosos a la vez: Atrapado en el tiempo, Lost in Translation y este St. Vincent.
Bendito sea este "santo".
PAULGB
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19 de diciembre de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que los tipos cascarrabias tienen un encanto especial cuando son retratados en el cine (en la vida real me da que no tanto...). Al menos, siempre que se les dedica una película, el resultado suele ser de lo más tierno, entretenido y, aunque pueda parecer mentira, emotivo. Pasó,por citar un ejemplo muy conocido, con aquel Melvin al que dio vida magistralmente Jack Nicholson en Mejor...imposible y vuelve a pasar con el personaje de Bill Murray en St. Vincent.
St. Vincent es una comedia divertida que nunca cae en el chiste fácil y un drama que no necesita de momentos lacrimógenos o terribles desgracias para resultar emocionante. Estamos de acuerdo todos en que no inventa la pólvora. Al contrario, es un conjunto andante de todos los tópicos que normalmente pueblan esta clase de producciones: hombre maduro desastroso, malhablado, pasota, maniático, egocéntrico y mil cosas más; niño encantador que entiende mejor al hombre que todos los adultos; madre con problemas; cierto nivel de tragedia... todo se ha visto ya antes, sin duda. Pero Theodore Melfi sirve la comida en bandeja de plata, en forma de tragicomedia, o comedia dramática, que inspira sonrisas y desprende encanto por sus cuatro costados. Se le puede reprochar el ligero traspié de ritmo del primer tercio o lo poco que aprovecha el libreto la parte más puramente trágica de la historia, pero las frases que recitan los personajes son tan maduras, chispeantes e inteligentes que hay que rendirse ante el talento que rezuma. Y hay momentos que pondrán el nudo en la garganta a más de uno (el final, principalmente).
Por supuesto, la película no sería lo que es sin Bill Murray. El de Illinois ha encontrado pareja para su magistral creación de Lost in translation. En un tour de force d elos que ya no se ven, Murray regala otra interpretación de antología en la piel de este particular "santo" que es Vincent, ofreciend un arco cómico y dramático (incluso en los créditos) que merece premios y reconocimiento para él como uno de los mejores actores del mundo, que es lo que es. No podemos olvidar tampoco a una inédita y maravillosa Naomi Watts, casi irreconocible y realizando un trabajo cómico y vocal inmenso, o a una voluntariosa Melissa McCarthy a quien sin embargo le cuesta encontrar el sitio entre el desbordante talento de Murray y Watts. el pequeño Jaeden Lieberher, por su parte, es el perfecto compañero de aventuras del protagonista de Los cazafantasmas.
En definitiva, una más que notable película que roza el sobresaliente y se va de cabeza a la lista de lo más satisfactorio y buenrollista del año.

Lo mejor: Bill Murray, apoteósico de principio a fin, y lo tierna que resulta sin necesidad de exagerar
Lo peor: Le cuesta un poco arrancar y la parte dramática está poco explotada
Sibila de Delfos
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13 de diciembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuve el placer de asistir al preestreno sin expectativa alguna ya que apenas me informé de la cinta y al final acabé sorprendido. Bill Murray siempre me ha parecido un actorazo en cuanto a comedia se refiere y pese a que tuvo este año ese descalabro llamado Monuments Men lo ha compensado con una buena película con un atractivo mensaje, las virtudes siempre por delante de los defectos por muchos que haya y evitar los prejuicios.
Bill Murray interpreta un papel complejo aunque quizás poco original. Un viejo borracho y cascarrabias a la vez que egoísta y sarcástico con mucho humor negro al igual que valiente. Un Walt Kowalski de Gran Torino en toda regla, donde se nos presenta a un niño que puede ser el futuro de Hollywood. No comparto el éxito inmerecido de Melissa McCarthy pero estando más contenida y dramática ha hecho que me sorprenda, actuación al contrario que Naomi Watts que cambiando de registro me ha decepcionado salvo un par de momentos puntuales graciosos.
El director debuta dejando esa huella de ingenio sacando lo mejor de cada actor, tanto que le ha valido dos nominaciones a los globos de oro a mejor comedia y actor.
Quizás la cinta sea previsible y tenga algunos tópicos y estupideces como el compañero de escuela de Jaeden Lieberher pasando de peor enemigo a mejor amigo, situación mil veces vista en una película. Quizás no sea la mejor comedia y más divertida del año pero se combina con el drama a la perfección y logra un agradable y atractivo film de tragicomedia que casi me hace llorar en su acto final.
Melfi debuta con una buena película y puede estar orgulloso aunque desgraciadamente está pasando desapercibida al menos en España. Espero que gane reconocimiento con el paso del tiempo. Buena.
StarNine27
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15 de diciembre de 2014
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
St Vincent. es un jubilado de vuelta de todo antipático y solitario hasta que acoge al hijo de una vecina al que enseña a ganar dinero fácil apostando a los caballos y a pegar hostias como panes para arreglar los problemas y entonces se descubre que no, que el tipo es un "Santo" porque ademas de sus dotes educacionales fue un soldado condecorado en Vietnam por salvar a unos camaradas (de matar no dicen nada..) y de tener a su señora enferma de Alzheimer en una clínica privada carisisisima que se ve putas para pagar. Y quién argumenta todo esto? Pues un crío de diez años que estudia en un colegio de curas cuyo tutor le ha encargado como trabajo de fin de curso encontrar un moderno ejemplo de santidad ( tutor por cierto que interpreta en otra película a una víctima de abusos sexuales por parte del clero...) Y eso es todo, en la última escena la madre del crío tapa el pecho con un trapo a una madre, puta de profesión y rusa de ascendencia que esta dando de amamantar a su hijo delante del suyo y se acabó. Bueno, en los títulos de crédito aparece Bill Murray cantando una canción de Bob Dylan y regando una bandera (sic)
A lo mejor es conspiranoia, pero yo creo que estos guiones los escribe la C.I.A
De todas formas Bill Murray mola.
hermann haddock
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